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¿Te encuentras bien Onodera? por AriXRUSK

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Notas del capitulo:

Escuchen... Este capítulo puede causar muchos mocos y lágrimas y que posiblemente quieran lanzarme tomates.

Tal vez las cosas no salgan tan bien, como pensaban :'v

Un besote y nos vemos, en la cajita de comentarios :'3

Capítulo 13.


Ritsu tuvo una semana tranquila, y a mediados de esta llamo a Takano para saber como se encontraba pero este último apenas tuvo tiempo de contestar, saludar y despedirse; por lo poco que le había contado el inclemente frío que se vivía ese otoño en Tokio trajo consigo la propagación de una implacable gripe que había sido detonante ese año en la empresa, ya que muchos editores y ejecutivos enfermaron con este virus, y al llegar del extranjero las agendas estaban llenas y los empleados desesperados, por lo cual ni siquiera tuvo tiempo de descasar apropiadamente en casa.
El panorama de Onodera se complicaba, por un lado quería decirle a Masamune acerca del embarazo de una vez por todas pero a la vez no quería preocuparle ahora que se encontraba con tanto trabajo y añadido también de que esa semana estaba más que ocupado, y su desempeño en la editorial podría ser el acto decisivo para la revista que sería sacada este mes, o si no, sería la quiebra definitiva, por eso Ritsu había decidido nuevamente posponer la noticia hasta nuevo aviso, así que para convencer a Takano, ya que no podía llegar a su casa con un vientre tan crecido, le había dicho que mientras estaba en Kioto su madre le llamo pidiéndole ayuda puesto que su padre se encontraba enfermo y ella se había contagiado la misma fuerte gripe así que no pudo negarse, la nueva mentira que había dicho a Masamune no había tenido problemas ya que este se lo creyó todo para el alivio de Ritsu. Así que ya era prácticamente un mes que no veía a Takano y en ese tiempo su vientre ya había crecido bastante: se encontraba en la semana veinte tres y pronto cumpliría los seis meses de gestación; ahora se sentía cada vez más fatigado por lo que descansaba gran parte del día, debido que estaba sufriendo dolor de piernas y de caderas atribuido, como los médicos habían dicho una vez, , su cuerpo no estaba lo suficientemente preparado para sufrir el cambio del embarazo así que sus molestias eran totalmente normal. Otro cambio era que su vientre había aumentado con creces el último tiempo provocando que su peso subiera un poco, algo que su madre no le permitía ya que no le dejaba comer a deshoras ni comer cualquier cosa para que no engordase abruptamente, así que su dieta estaba totalmente controlada hasta el momento haciendo que su embarazo se notase solo si se le veía de frente o de perfil. También, el tiempo que paso con sus padres le ayudo a acostumbrarse a la idea de que tendría un hijo, ya que estos pasaban la mayor parte de su tiempo hablando de que harían con su nieto.
Su madre por un lado había tejido varia ropa rosa para la que esperaba su “nieta” mientras que su padre enfurruñado con la actitud de la mujer por querer una nieta, se había ido un día de compras para obtener varias ropitas y accesorios solo para niños, Ritsu por su lado los miraba intentando no reir, regañándoles para que dejaran de discutir por ellos, pero lo cierto era que aquella actitud de sus padres le daba algo de gracias, nunca había pensado que se tomarían lo de su embarazo tan a la ligera, era un alivio así que esperaba que Masamune se lo tomara de la misma manera, pero algo le decía que no sería tan simple.
Este día Onodera se dirigía de vuelta a su hogar, había pasado en casa de sus padres más de lo pensado pero al parecer Takano ni se había percatado de ello ya que lo atribuía a que los padres de Ritsu estaban enfermos pero aun así, Onodera quiso adelantarse unos días para llegar a su casa ya que Takano le había comentado en su última conversación telefónica que no llegaba a casa cuando no tenía días libres así que no tendría libre en los próximos tres días, así que quería aprovechar esos días de tranquilidad en su hogar.
-Ricchan ¿Quieres que te acompañemos?–Decía su madre mientras bajaba la ventanilla del auto.
-Estoy bien mamá, no estaré solo de seguro Takano-San vuelve esta noche y hablaré con él–Tenía que dar algo de tranquilidad a sus padres sino, no le dejarían tranquilo.
-Mañana tienes consulta con el Dr. Madarame ¿Cierto? ¿Quieres que te acompañe?–Más que una pregunta, la mujer lo había dicho como una afirmación.
-No tienes de que preocuparte mamá, solamente iré yo–La respuesta fue bastante cortante.
-Pero es probable que te digan que será el bebé ya que en estos días cumplirás seis meses–Ritsu sabía lo que su madre se traía entre manos.
-Y así confirmamos que será un niño–Interrumpió el padre de Ritsu con un rostro de ilusión al que la mujer no le pareció para nada.
-No creo que sea posible ya que el Dr. Madarame me hubiese avisado si el control era para eso.– Ritsu cerró la puerta del auto con más fuerza de lo usual, dando a entender que ya era hora de que fuese–Y si ese fuera el caso, les avisaré cualquier cosa–Ritsu sacó las llaves del bolsillo de la chaqueta grande y suelta que traía puesta–Bueno nos vemos, los estaré llamando.- Onodera dio media vuelta, antes de que sus padres siguieran con el tema, y se dirigió a la casa.

Al entrar a la casa todo estaba igual que siempre, eso si que ahora sobre la mesa del comedor habían varios libros pero no les prestó mayor atención así que se dirigió hasta su habitación donde dejó el bolso y se cambió al pijama, la prenda que le hacía estar más cómodo en estos momentos, luego fue a la cocina donde preparó algo para comer. Mientras comía, se percató que los libros que habían sobre la mesa eran manuscritos anteriores que Ritsu perfectamente recordaba, venían directo de Esmeralda, que obviamente le pertenecieron a Takano años anteriores, tomó uno de ellos y comenzó a ojearlos por pura curiosidad y aburrimiento viendo en ellos tantos recuerdos de los primeros años que comenzó a convertirse en una “Doncella”; dejó los libros de lado al terminar la comida y lavar los platos. En ese momento Ritsu recordó las pequeñas imágenes que había visto en el consultorio de su ginecólogo, mostrando a recién nacidos pequeños y desvalidos, por lo que por instinto propio tomo su vientre con ambas manos.
-No quiero verte en esas circunstancias-Dijo con una voz que notaba su miedo–Yo-yo la verdad no se nada de cómo debo cuidarte una vez que nazcas pero no quiero hacerte daño con mi torpeza, lo único que quiero es tenerte seguro en mis brazos–Decía con nostalgia–Y espero también que estés seguro en los brazos de Takano-San–“Así como yo me siento seguro en sus fuertes brazos” Pensó.
Dejó los libros de lado, sino seguiría alimentando su angustia, y respectivamente recordó el regalo que le habían dicho “Las doncellas de Esmeralda” cuando fueron de visita al hospital: un libro pero no precisamente un libro de literatura sino que un libro de embarazo y de “Cómo ser padres primerizos”.
Onodera lo consideró una burla pero si lo veía bien objetivamente era el regalo ideal para él, que disfrutaba de la lectura y que además no sabía cómo hacerlo con su sorprendente embarazo y la inminente paternidad, sabía que él libro no le diría exactamente que debía hacer pero si le serviría con una guía o una introducción al mundo que se avecinaba a venir del cual él no sabía nada. Fue hasta su cuarto a buscar el libro en el bolso que traía consigo, lo sacó pero antes de salir de la habitación tomó una manta llevándola consigo para acomodarse en el sofá, donde previamente acomodó varios cojines para luego sentarse recostado en el sofá y cubrirse con la manta. Paso un buen tiempo mientras leía cuando de repente comenzó a sentir movimientos en su vientre, miro que hora era “17: 45. Mmm…es la hora” esto era rutina para Ritsu puesto que la última semana el bebé se había vuelto más activo por lo que lo sentía moverse a ciertas horas del día: por la mañana, en la tarde como ahora, por las noche y algunas veces en la madrugada provocando incluso que lo despertara por las continuas pataditas que le propinaba; al principio esto le preocupó pero los doctores señalaron que era totalmente normal y que incluso pasado los meses cuando el feto fuera más grande sentiría mayores movimientos, así que ahora Onodera no les prestaba mucha atención, solo posó una de sus manos sobre su vientre acariciándole, aun concentrado en su libro. Pasado algunos minutos se sintió cada vez más somnoliento, ni se concentraba en la lectura, así que ni se dio cuenta cuando ya cayó dormido.

****


“¿Dejé las luces encendidas?” Se preguntaba Takano al entrar a la casa “No recuerdo que las haya dejado encendidas, estoy seguro que dejé todo apagado y cerrado” Se adentró más en la casa, confundido por lo que había visto “Ritsu…”Se dijo con nostalgia “No creo que haya regresado sin avisarme, dijo que volvería en unos tres días cuando hablamos ayer”.
Frustrado por no poder ver a su Ritsu hace más de un mes dejó los dos bolsos que traía en una de las sillas del comedor, no tenía apetito ya que había comido en una cafetería antes de volver a casa, lo único que quería era aprovechar de descansar pues no lo hacía hace mucho después de volver del viaje se presentó inmediatamente en la empresa debido a el colapso que había en esta además lo habían solicitado en otras áreas a las que no pertenecía pero tenía cierto grado de experiencia, y luego de eso siguió con las arduas jornadas de trabajo por lo que no volvía a casa para descansar como se debía, así que lo único bueno era que los tres días de descanso que le fueron prometido se habían adelantado, lo que aceptó con mucho agrado ya que estaba al borde del colapso por tan ardua trabajo que había desempeñado.
Tenía la firme convicción de que el cansancio no sería tanto si al menos tuviese esos bellos ojos esmeralda en casa para verle a diario, aunque solo fuera para ver su rostro de pasada, pero no negaba la idea de que quería verlo para hacer otras “Cosas”; hasta la fecha recordaba claramente que no habían tenido sexo que desde esa vez que lo hicieron en la sala de juntas de Marukawa “¿Qué le habrá pasado esa vez? El empezó todo y me impresionó que fuera tan cooperativo” para Takano todavía era una incógnita que había desencadenado la actitud deseosa de Ritsu “Me gustaría que se volviese a repetir” Pensó con mala intención pero un pensamientos negativo se atravesó por su mente, interrumpiendo la fantasía “Pero…la última vez que le vi estaba tan raro, a pesar de los años, nunca me había rechazado de esa manera. Estoy seguro de que a ese tonto le ocurre algo, cuando vuelva le sacaré la verdad de cualquier forma y no dejaré que se escape de mis brazos”.
Masamune siguió para dirigirse a su habitación; inconscientemente miró hacia la sala viendo el sofá pero no le prestó importancia y siguió su camino pero luego de unos segundos reaccionó frenando en seco, dándose cuenta de lo “que” se encontraba en el sofá.
-Ritsu… - Dijo asombrado por lo que veía sus ojos: Onodera estaba durmiendo plácidamente sobre el sofá, cubierto con una manta, recostado sobre su lado izquierdo, mirando hacia dentro del sofá. Takano no podía creerlo, lo que había esperado ver tanto tiempo, ahora aparecía de la nada frente suyo.
Con cuidado para no despertarlo se acercó hasta el sofá donde Ritsu se encontraba durmiendo, se colocó de rodillas y con cuidado extendió una de sus manos para poder alcanzar el rostro de Onodera y acariciarlo, pero esta acción se vio frustrada rápidamente ya que el castaño se giró para quedar recostado sobre su espalda mientras refunfuñaba en sueños.
-…Mmm… No te muevas mucho… - Masamune sonrió, pensando que “su” lindo castaño soñaba con él. Ritsu volvió a murmurar - …No tan fuerte pequeño, quiero dormir… -La palabra “pequeño” dejó perplejo a Takano.
“¿A quién se refiere?” se preguntó. Era obvio que no a él, así que mil suposiciones se le cruzaron en la cabeza. Masamune se puso de pie, aun con la vista fija sobre Ritsu, quien en un movimiento inconsciente paso su mano por su vientre, apartando la manta y levantando levemente la ropa superior que traía puesta, luego dio unos golpecitos al lugar mientras al mismo tiempo murmuraba - …Quédate quieto… - Su mano aun acariciaba aquel lugar.
Takano no entendía que era lo que Onodera murmuraba, pero sí quedo impresionado cuando éste tocó su vientre mientras, que al parecer “le hablaba”. Pudo darse cuenta de cómo el vientre de Ritsu se veía abultado, fuera de lo normal, así que lo único que vino a la mente de Ritsu era que su ojiesmeralda se encontraba enfermo “Esto no es normal”. Preocupado, Masamune acercó sus manos al vientre de Ritsu para realizar un simple chequeo y ver que sería lo que tenía. Sus manos quedaron inmóviles a mitad de camino cuando Ritsu volvió nuevamente a hablar, aun tocando su vientre y dejándolo más a la vista.
-…Esta bien–Suspiró Onodera dándose por vencido-… Lograste despertarme por completo ¡¿Feliz?!– Ritsu abrió los ojos de sopetón para encontrar a su lado a Takano con una expresión perpleja mientras sus manos estaban en el aire sobre su vientre. Onodera, por el shock de encontrarse con Masamune tan abruptamente, no fue capaz de formular palabra solo murmuro con total nerviosismo–Ta-Ta-Taaaakano-San–Su voz temblaba.
Ambos hombres se quedaron mirando sin emitir palabra alguna. Por un lado Takano no sabía que pensar con las acciones que acababa de ver, pero también estaba preocupado por la salud de Onodera, quien abrumado por la aparición repentina de su pareja, no sabía que hacer o que decir además de que este estaba con sus manos a punto de tocar su vientre “¿Por qué? ¿Qué habrá visto? ¿Qué quiere hacer?” Preguntas como esas se pasaban por la mente de Ritsu por la acción y actitud en la que se encontraba el editor.
-Ritsu…-Murmuro por lo bajo Masamune, acercando sus manos al vientre de Onodera mientras al mismo tiempo decía– Tu vientre…no esta bien que se vea así, debes detener algo malo. Déjame revisar–Acto seguido Ritsu tomo la manta cubriéndose con ella mientras apartaba las manos de Takano con brusquedad, luego se incorporó para quedar sentado en el sofá.
-No es nada–Pronunció con voz cortante.
Takano, impresionado por la fría actitud de Ritsu, se posicionó quedando frente él impidiendo que este apartara su mirada o quisiera escapar, colocando sus fuertes manos sobre los hombros de Onodera que, impresionado por la brusca acción de Masamune nuevamente trato de apartarse, sin éxito.
-Suéltame Takano-San– Ritsu no notaba que su tono de voz era demasiado frio y cortante, pero el azabache lo percibía perfectamente y los supuestos de que a su Ritsu le ocurría algo, se consolidaban firmemente.
-No te soltaré. Se que te sucede algo, así que dímelo–Takano estaba firme, no doblegaría en ese momento más aún cuando volvía a ver a Onodera después de tanto tiempo–No te he visto hace más de un mes pero se que antes de eso te ocurría algo y puedo ver incluso ahora que algo tienes y no quieres decírmelo–Masamune estaba impaciente por la actitud de Ritsu y este último nervioso por no saber que decirle ni hacer.
El castaño corrió su mirada del rostro de Masamune pero este tomó su mentón obligándole a girarlo y mirarle. Ambos se miraron enfadados, más que uno con el otro, consigo mismos. Onodera sintió que sucumbía a al mirar aquellos profundos ojos avellana que eran su perdición; hubo un segundo que quiso decir las palabras “Takano-San…estoy embarazado, tendré un hijo tuyo” Pero algo le impedía hacerlo “No…no puedo”.
Sintió un dolor en su pecho: profundo, intenso, sentía que lo perdería por completo al decirle ello. Cerró los ojos fuertemente, escapando de esa mirada tan atrayente y envolvente pero ellos fue peor ya que le azotó de golpe un recuerdo doloroso del cual estaba escapando las últimas semanas: la maldita llamada que había hecho a Takano; pensar en ello era profundamente doloroso para Ritsu, estuvo huyendo de aquel tormentoso pensamiento con todas sus fuerzas y las consecuencias se veían ahora, que golpeo abruptamente y sin piedad. Tomó todas sus fuerzas para apartas las frías y adictivas manos de Masamune que estaban posadas sobre uno de sus hombros y en su mentón, apartándolas con total brusquedad.
-Déjame–Dijo en tono frio. Masamune cada vez más impresionado por la distante actitud de Ritsu no fue capaz de formular palabras, viendo como el menor se ponía de pie sin quitar la manta, cubriéndose–Iré a darme una ducha y luego iré a la cama. Buenas noches–Ritsu se paró bruscamente lo que le provocó un mareo, obligándole a sostenerse en el sofá–Maldición–Susurro Ritsu debido al inoportuno malestar. Takano dándose cuenta de lo que sucedía con Ritsu se puso de pie rápidamente para sostenerlo, colocando su mano en el codo de Onodera pero este último solamente esquivó el contacto.
-¡Ritsu!… -Dijo enojado Takano, sentía que por algún motivo Onodera sentía repulsión hacia él, eso no podía soportarlo era peor que este no le amara.
-Dije que tomaré un baño y luego me iré a la cama. Por favor déjame tranquilo– Ritsu siguió su camino.
Takano sin saber como actuar, siguió al ojiesmeralda, tomando bruscamente su muñeca.
–Voy contigo– Diciendo mientras realizaba la acción. Ritsu quedó paralizado, mirando como la mano de Masamune sostenía rudamente su muñeca, al punto de hacerle daño.
-¡Agh! Suéltame imbécil, me haces daño– Mientras trataba de liberarse- ¡Por qué no te vas a tu cuarto o mejor toma el baño tu y yo me iré a dormir!– Masamune aun no soltaba la mano de Ritsu pero si había disminuido la fuerza para no hacerle daño pero no lo suficiente para que este escapara.
-Dije que iría contigo, si vas a tomar un baño primero o vas a tu cuarto no importa, te acompañaré– Insistía Takano. Ritsu no sabía a que se debía tanta insistencia.
-¡¿Para qué quieres ir conmigo?! Si estás cansado, anda a tu propia cama y...- Masamune interrumpió el alegato de Ritsu.
-Obviamente para hacerte el amor Ritsu–Agregó con voz firme.
Onodera quedó pasmado, sin ser capaz de decir palabra alguna, lo que acababa de ir resonaba en su mente “Hacer el amor”, sonrió con ironía y dolor, Takano por su parte no entendía el porqué de la expresión, apartando con hostilidad su mano sostenida “Ahora le llama hacer el amor, a pesar de que lo hace con otro. Maldito idiota”.
Ritsu dio media vuelta para seguir su curso, pero al hacerlo dijo.
-Si quieres hacerlo, anda a cualquier parte porque acá no vas a conseguir nada o mejor por qué no vas a tu oficina– Las ultimas notaban el sarcasmo de la situación. Se dio cuenta de que Masamune no le seguía ya que este estaba inmenso en su propio shock por lo que Onodera había dicho.
En ese momento Masamune no conciliaba que pensar “¿Por qué dice eso? ¿Por qué de esa forma? ¿Qué es lo que sucedió para que haya cambiado tanto y ahora me deteste?” No quería quedar con su incertidumbre, así que se acercó lo más rápido posible donde estaba Ritsu, que se encontraba abriendo la puerta de su habitación pero la acción fue bruscamente frenada por la mano de Masamune que de un abrupto empujón cerro la puerta.
-¡¿Qué preten…-Onodera no terminó la frase ya que Takano rápidamente le dio la vuelta quedando aprisionado con la espalda contra la puerta mientras que a su frente estaba el cuerpo de Takano, con sus brazos estirados y sus manos al lado del rostro de Ritsu, haciendo esto una celda difícil de escapar.
-¿Por qué? ¿Qué sucedió? ¿Qué mierda paso para que me trates de esta forma?–Masamune insistía con sus demandas, necesitaba una explicación en ese momento sino se volvería loco por la confusión.
-Déjame–Decía mientras intentaba un inútil forcejeo, pero Takano no estaba dispuesto a oír sus protestas en ese momento, solo quería una respuesta de verdad que apartaras sus confusas suposiciones.
-¡Ya no quiero excusas, Onodera! ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué carajo no quieres que hagamos el amor? ¿Por qué no quieres que te haga mío, como lo he hecho miles de veces?– La voz de Takano, lejos del tono burlón e indirecto que se le acostumbraba a oír, notaba dolor y rabia: ya no sabía como reaccionara tan inusual conducta.
Ritsu continuaba con la lucha para liberarse de la prisión en la que se encontraba, solamente decía “Déjame, muévete, déjame tranquilo” No podía decir otra cosa, no era el momento para decir la verdad. La situación lo estaba colmando por completo y finas lágrimas comenzaron a recorrer su rostro: tanto tiempo esperando verlo y ahora todo terminaba con este molesto encuentro. Dejó de forcejear, irritado, ya no sabía que hacer pero tenía claro que no diría nada en esta situación. Takano por otro lado, ya exasperado por no saber que ocurría, ni obtener respuesta de Ritsu, tomó el rostro de este con algo de brusquedad para luego besarlo forzosamente dejando ver su irritación y deseo mezclados de manera igual; quería sentir aquellos labios, aquella lengua, como si importase nada nunca más. Onodera, no quería ese beso, era brusco, repulsivo: ese beso no era de Takano, ese no era SU Takano. Por fin el editor termino el contacto forzado sólo por falta de oxigeno.
-¿Por qué no quieres hacer el amor conmigo, si al final lo disfrutas tanto?– Las palabras de Masamune eran irónicas y tenían un alto grado de burla, provocando que fueran la última gota que rebalso el vaso de Onodera; con violencia, por fin apartó a Masamune, gritando entre sollozos.
-¡SI TIENES TANTAS GANAS DE TENER SEXO, POR QUÉ NO TE VAS A TU QUERIDA OFICINA Y TE REVUELCAS CON ESE ESTUPIDO SECRETARIO TUYO, COMO LO VIENES HACIENDO HACE QUIZÁ CUANTO TIEMPO!– La frustración que guardaba por aquel incidente que calló para si mismo por tanto tiempo, explotó con esas palabras.
Takano quedó choqueado, guardando silencio sepulcral por un momento que se hacía eterno mientras veía como Ritsu cubría su rostro a medias con una sus manos, mientras lloraba amargamente; ahora sabía el porqué de actitud de Onodera pero no sabía que era lo que la había causado, luego recordó la llamada de Ritsu cuando estaba de viaje, la cual Rui contesto, lo único que se le vino a la mente fue que Ritsu mal interpretó las palabras de su superior. Como pudo trató de acercarse a Onodera, estirando su mano para consolarle pero el movimiento fue parado en seco por una mano de Ritsu que indicaba que parara, Masamune se resignó y obedeció.
-Ritsu… -Decía en un poco habitual tono amable para consolar a su amado.
-¡CÁLLATE!–Gritó Ritsu al escucharlo, no quería oír palabras de Masamune; su silencio preliminar al escuchar lo que Ritsu reclamaba, era suficiente afirmación para él.
-Ritsu… Escuchame…–Por ese momento no le importó las palabras de Onodera, solo quería darle una aclaración para que este se calmara–Yo no tengo nada con Rui, quiero que entiendas eso. Yo solamente te amo a ti y nadie más y no podría tener en mis brazos a nadie más que fueras tu, yo…- los gritos de Onodera no le dejaron continuar.
-¡CÁLLATE, CÁLLATE! ¡NO CREO TUS MENTIRAS!–Repetía continuamente.
-¡Por favor Ritsu, calla y escuchame!– Imploraba Takano– Yo no tengo nada con mi secretario. Si el te dijo esas cosas es porque le gusta molestar a las personas, no tienes que hacer caso a algo que no te haya dicho YO, no creas…- Onodera volvió a exclamar.
-¡¿POR QUÉ NO QUIERES QUE LE CREA?! ¡¿ACASO SERÁ PORQUE LO QUE DICE ES LA VERDAD?¡–Takano quedo atónito sin decir palabra alguna por lo que había oído “¡¿Cómo puede llegar a esa conclusión?!”, pero esto fue nuevamente mal interpretado por Ritsu, dando media vuelta y abriendo la puerta de la habitación con violencia- ¡IDIOTA MENTIROSO!– Gritó mientras cerraba de portazo.
Onodera en su habitación, aun lloraba desconsoladamente. De sorpresa sintió una fuerte contracción en su vientre, obligándole a sostenerse en el escritorio que estaba contiguo mientras que con su otra mano sostenía su vientre.
“No puedes pasar ningún tipo de sobresalto, nerviosismo o discusión: si sucede otra vez puedes tener consecuencias nefastas, hasta puedes llegar a perder a tu hijo”
Onodera recordó con inquietud las precauciones que le habían dado los médicos una vez que le dieron de alta; al recordar ello su preocupación subió al máximo y para calmarse comenzó a tomar grandes bocanas de aire: inhalando y exhalando profundamente. No pasaron más de cinco respiraciones cuando su calma fue interrumpida por Masamune, que se adentró a la habitación gritando abruptamente.
-¡RITSU,CREEME! ¡TIENES QUE CREERME, YO NUNCA TE MENTIRIA! ¡YO SOLO TE AMO A TI Y SIEMPRE SERÁ ASÍ! ¡NO TE ESPERÉ POR 10 AÑOS PARA AHORA ENGAÑARTE!– Takano vio la escena en la que se encontraba Ritsu, trato de acercarse pero Onodera que estaba de espaldas, giró levemente su cuello dándose cuenta de lo que haría Takano.
-No te acerques– Dijo secamente. Takano obedeció, no quería empeorar la situación–Entonces– Dijo por fin Ritsu sin cambiar su postura y tratando de mantener la calma por su bien pero sobre todo por el de su hijo– Si “No me mientes”–Señalo con sarcasmo-¿Por qué no dijiste que irías con ese tipo?–Luchaba para que sus palabras salieran con toda calma.
-Bueno–Respondió rápidamente–Eso es porque sabía que te enojarías si te hubieras enterado que iba con Rui– “No… ¿En serio?” Pensó Onodera–Y más que nada no quería preocuparte–Termino de decir Takano.
Ritsu trato de mantener la calma, inhalando y exhalando aun más profundo pero esto ya no le ayudaba; la palabra “Preocupación” que había dicho Takano había destruido la poca tranquilidad que había conseguido en esos momentos, las lágrimas nuevamente comenzaron a brotar. No podía aguantar más, habían sido meses callando solo la verdad, era imposible seguir llevando una carga tan grande solo: tenía que decirlo, tenía que gritarlo, la angustia se acumulaba a borbotones en su pecho.
-¡PREOCUPADO!–Dijo irónicamente- ¡EL ÚNICO PREOCUPADO AQUÍ ERA YO!–Dio media vuelta para encontrarse con el rostro de Takano que le miraba con ira y tristeza acumulada, tratando de comprender su angustia-¡MIENTRAS TU HACÍAS QUIEN SABE QUE EN TU VIAJE, YO ERA EL QUE ESTABA PREOCUPADO, YO FUI EL QUE CASI PIERDE TODO POR PREOCUPARME POR TU BIEN!-Gritaba desesperado. Takano se acercó para calmarlo pero, acto seguido, Ritsu se alejaba- ¡CASI PIERDO A MI HIJO POR PREOCUPARTE POR TU MALDITO BIEN!– Onodera respiró agitadamente, diciendo por fin lo que tanto había aguantado. Sostenía su vientre con una mano mientras que con la otra buscaba algo con que apoyarse, Masamune dándose cuenta se acercó a él pero aun no entendía a que se refería Ritsu; lo tomo por los brazos proporcionándole apoyo, Ritsu débilmente lo empujaba.
-Ritsu ¿De que estas hablando? ¿Del hijo de quien hablas?– Aun cuando Takano había escuchado claramente “Mi hijo” que dijo Onodera, creía que éste se refería al hijo de otra persona.
Por su parte Onodera aun no calmaba su llanto, además de que se sentía frustrado por que Takano no entendía nada, añadido también a que este insistía con sus preguntas “¿Estas bien? ¿De que hablas?” Variadas.
-E-e-estoy embarazado– Por fin dijo claramente a pesar de que la voz le tartamudeó al decirlo.
-¡¿Qué?!–Takano no conciliaba lo que acaba de oír, aun más cuando la expresión de Ritsu era seria y convincente mientras lo decía.
Ritsu no podía creer la terquedad de Masamune para entender lo que en verdad sucedía. Comenzó a llorar aun más desconsoladamente debido al mar de sentimientos confusos que circulaban en su interior: angustia, rabia, miedo al rechazo ,inquietud, confusión, preocupación por su hijo.
-¡ESTOY EMBARAZADO! ¡MALDICION, COMO NO ENTIENDES IDIOTA! ¡VOY A TENER UN HIJO TUYO, COMO NO LO ENTIENDES!– Lo gritó fuerte y claro a pesar del llanto.
Takano no creía lo que acaba de oír, su Ritsu le acaba de decir que estaba “embarazado” y que tendría un “hijo suyo”. Eso no podía ser posible, para él un hombre de ciencia no tenía coherencia ni sentido alguno, lo único que le venía a la mente era que Ritsu se encontraba delirando. Tomó a Ritsu por una de sus muñecas, diciendo al instante.
-Tienes… tienes que estar delirando. Debes de tener fiebre, o te contagiaste de algo. Vamos, te llevaré al hospital– Trato de guiar a Ritsu pero este no se movió.
-¡Tu no entiendes nada!– Decía aun llorando.
Con la misma mano que Takano sostenía su muñeca, Ritsu la tomó mientras que al mismo tiempo dejaba caer la manta que le cubría y no dejaba tan expuesto su vientre, levantó la polera que traía puesta mostrando su vientre de seis meses a plenitud. Takano que antes creyó ver bien el vientre Ritsu, no era capaz de creer lo que veía ahora: un vientre grande y desarrollado que solo se podría ver en “em…em…embara…”
No podía creer lo que estaba delante de sus ojos. Onodera tomó la mano de Masamune y la colocó sobre su vientre. A pesar de que había imaginado muchas veces como se sentiría el contacto de el ojiavellana sobre su vientre, no era comparado con sentir lo real: era como si tres vidas se conectaran y se convirtieran en una sola por aquella simple acción.
-¡No, no, no!-Decía con nerviosismo Takano-¡Esto es imposible!–Aun mantenía la mirada fija sobre el vientre abultado, mientras su mano estaba posada en aquel lugar: aun que buscara razón lógica, el tener su mano sobre el lugar, le producía una magia especial- ¡No, no! ¡Esto, esto es im…-Ritsu termino la palabra.
-Imposible–Como lo había dicho él cuando escucho los latidos del corazón de su hijo.
A penas término de decir la palabra, ambos sintieron un movimiento: para Ritsu ya conocido y habitual pero siempre igual de sorprendente ya que le decía y confirmaba que su hijo estaba vivo y a salvo. Para Takano Masamune, que nunca había experimentado algo parecido, fue algo incomparable: Un movimiento algo brusco e inusual, como si una víbora se acomodara dentro del cuerpo de Ritsu, y como este, sintió una profunda conexión al contacto. La impresión fue tal, que repentinamente quitó su mano del sitio, dejando a Masamune impactado por la brusquedad del movimiento; Takano, que aun buscaba una lógica para lo que veía, cayó sentado sobre la cama colocando sus manos sobre su cabeza, tratando de razonar a lo que sucedía.
-¡No, No! ¡Esto es totalmente imposible, esto no sucede!– Apuntó a Ritsu con el dedo con grosería-¡¿Cómo tú, un hombre, puede-puede tener eso?!– El comentario derrumbó a Ritsu más aun por la forma en que lo decía.
El dolor del rechazo al que tanto temió se profundizaba con creces; mientras sentía como su corazón de destruía en mil pedazos, sacó de su bolso una carpeta tirándosela a Takano prácticamente a la cara.
-¿Qué es esto?– Preguntó mientras tomaba la carpeta y la abría.
-¡SI TAN IMPOSIBLE CREES QUE ES ENTONCES QUE ES ESO!– Mientras apuntaba los papeles que sacaba Takano- ¡¿CREES QUE LO INVENTÉ, QUE CONTRATÉ A UN MÉDICO PARA QUE CREARA TODA UNA MENTIRA?!– Ritsu recargó su cuerpo contra el escritorio, buscando apoyo.
Takano veía los documentos dándose cuenta de que eran exámenes: vio los tres análisis de sangre y no podía creerlo pero cada vez más se confirmaba todo lo que Onodera había dicho.
-¿Co-Co-Cómo?– Preguntó un poco más convencido al ver los exámenes médicos.
Tratando de mantener la calma e intentando de esconder el profundo sufrimiento, no teniendo mucho éxito, comenzó a explicarle a Ritsu lo que sucedía: le dijo de su condición de nacimiento y de cómo se enteró hasta el momento de saber de su embarazo cuando ya tenía catorce semanas. Ambos guardaron silencio por varios minutos y sin cruzar mirada, Masamune volvió a hablar acomodando en su mente lo que acababa de oír.
-¿Cuánto… cuánto tiempo tienes?- Takano no levantaba su mirada.
- Seis meses– Contestó normalmente.
-Es difícil…-Murmuro Masamune mientras sostenía su cabeza con sus manos.
Trataba de ordenar en su mente todo lo que acaba de enterarse, aun cuando le parecía totalmente imposible no podía negar las pruebas que estaban delante de sus ojos. Le gustaban los niños, le encantaban, aunque no fuera muy obvio pero aun así nunca consideró la idea de tener sus propios hijos, era imposible para él, sólo amaba y amaría a su Ritsu, amo a aquel niño hermoso de 15 años y ahora estaba perdido en la dulzura de su ojiesmeralda, la única persona a la que amaba. Y entre ellos no había posibilidad de tener su propia descendencia. La impresión lo tenía choqueado. Amaba a Ritsu y eso nunca cambiaría, pero un hijo era algo diferente, algo que no se había planteado y era totalmente inesperado. Podía entender claramente que Ritsu quería tener al bebé, lo había llamado “Mi hijo”; Masamune comenzó a cuestionarse
“¿Y yo? ¿Quiero hacerlo? ¿Qui-Quiero tenerlo?”
Si, amaba a Ritsu más que a nada en el mundo y jamás en su vida sería capaz de dejarlo, ¿Era… Era malo agregar a alguien mas a su mundo?
No… No lo era.
“Un bebe” Pensó “Mi hijo” sintió mariposas en el estomago al pensar ello “Un hijo… Mío… Mío y de Ritsu… El complemento perfecto entre ambos…prueba irrefutable del amor que ambos sentimos…”.
Sus sentimientos se consolidaban, era imposible no querer al pequeño ser que estaba dentro del vientre de su castaño ¡¿Cómo no amarlo si amaba también a la madre?!
Takano sonrió un poco irónico al pensamiento, mientras fantaseaba con la posibilidad.
Ritsu espero en silencio a que Takano dijera algo, solo le escuchó decir “Es difícil” era necesario para confirmar lo que siempre pensó pero no quiso creer, el rechazo. Vio la sonrisa irónica de Masamune, su silencio y aquella sonrisa eran suficientes para confirmarlo. Con dolor, comenzó a hablar, queriendo salir de una vez por todas de ese lugar.
-No te voy a pedir nada– Dijo mientras miraba a cualquier lugar que no fuese donde estaba Takano– Solo cumplo con decirte la verdad– Takano miro fijamente a Onodera, que rehuía su mirada. Ritsu tomo su bolso para salir de la habitación, hecho un mar de sufrimiento agregó al final– Si tienes suerte, no nos volverás a ver nunca–Tomo la perilla de la puerta con dolor, quedando, por algún motivo, quieto en ella.
Masamune quedó estupefacto por sus palabras que escuchó. Con torpeza vio como Ritsu se encaminaba a la puerta y quedaba pegado ella, sin dudarlo por ningún momento, se puso de pie llegando donde estaba Ritsu, abrazándolo por atrás, apoyando su cabeza en el hombro de éste.

-Por ningún motivo voy a dejarlos ir–


Murmuró al oído de Ritsu, claro y seguro.
-¡¿Qué?! –Dijo por impresión. Le había oído decir “dejarlos”, una pequeña luz de esperanza comenzaba a nacer en su interior.
-Yo no sabía como reaccionar, pero estoy completamente seguro de algo… Te esperé por muchos y muy dolorosos 10 años, cuando te encontré no pude sentirme más feliz y si tu… Tu Onodera Ritsu me da un hijo, no podría pedir nada más. Es un vinculo… Un vinculo de nuestro amor, que nos impedirá separarnos o amarnos… Estoy tan feliz, que podría morir por ello– Las palabras que tanto esperaba oír por fin había sido pronunciadas. Si su corazón se había roto hace unos momentos, ahora volvía a la normalidad como si nada, llenándose de puro amor y felicidad. Ritsu se giró para encontrarse con el rostro de Masamune que le brindaba aquella sonrisa que era su perdición; éste tomo el rostro de Onodera con ambas manos, diciendo luego– Te amo Ritsu y eso nunca va a cambiar–Quitó una de las manos del rostro de Ritsu para posarla sobre el vientre de éste –Y también amo lo que llevas acá. Algo tuyo y mío, la combinación perfecta de ambos y la prueba de que nos amamos– Del rostro de Ritsu caían lágrimas, pero no lágrimas de dolor, sino de felicidad de por fin tener realmente a Takano a su lado.
-Yo-yo también te amo Masamune– Dijo al fin mientras Takano limpiaba las lágrimas de su rostro y acariciaba su vientre dulcemente.
-Lo sé–Reafirmó– Lo supe desde el principio, nuestro bebe es una muestra de ello…– Takano concluyó esas palabras con un dulce beso, haciéndole ver a Ritsu su amor y protección y que nunca le dejaría solo.
Con cuidado, y sin separarse por ningún momento, Takano encamino a Ritsu hacia la cama cayendo sentado él primero, para luego sentar con cuidado a su castaño sobre su regazo. Comenzó a acariciarlo mientras dejaba sus labios para ir besando su cuello, Ritsu se percató de las intenciones de Masamune.
-No Takano-San, no podemos– Decía mientras se dejaba llevar por las caricias.
-¿Por qué?–En ningún momento separó sus labios del cuello de Ritsu– Hay mucho que celebrar: nuestro reencuentro y que vamos a ser padres– La última palabra recordó a Ritsu.
-Por eso mismo– Dijo mientras trataba de separase de aquellas caricias tan adictivas–No podemos, los médicos me dijeron que no puedo hacer nada de esto por el bien del bebé– Las caricias y besos de Masamune pararon al oír eso, dando un suspiro de resignación.
-Otra cosa Ritsu– Agregó Masamune mirando fijamente a Ritsu–Éste…– Llevó una mano al vientre de Ritsu, acariciándolo en plenitud, sorprendiendo a éste que no dejaba pesar en lo confortable cálido que se sentía el contacto, dándole toda seguridad
–Es el único triangulo amoroso del que formaré parte– Mostró su hermosa sonrisa, la que nunca dejaba de deslumbrar a Ritsu– Nunca estaría en otro cuerpo que no fuera el tuyo– Lo volvió a besar dulcemente, abrazándole de la misma forma.
Ritsu ya no podía pedir más estando en los confortables, fuertes y seguros brazos de Takano que le brindaban toda la felicidad del mundo ¡¿Qué más podría pedir?!. Ahora se podía apreciar la verdadera familia unida que comenzaba a florecer, llena de amor y seguridad.

Notas finales:

JAJAJAJA! Si se asustaron con mi explicacion de arriba, debo decir que...

¡¿DE VERDAD SE LA CREYEERON!? No hay nada que ame más que tener juntos a mis nostalgicos. Y jamás los separaría.

Ahora que Takano sabe lo de su hijo...

¿Que creeen que pasará a continuación? ¿Nuevos problemas?

Probablemente(?)

¡Besotes cariñosos. Los quiero!


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