Capítulo 20.
Allí estaba el, esperando con ansias la llegada de su Ritsu, sus manos jugueteaban entre sí, nunca había estado tan nervioso en su vida, y la verdad, no entendía la razón del porqué, el era fuerte, y nunca se intimidaba ante nada, pero esto lo superaba en limite, estaba nervioso a más no poder, y le era difícil admitirlo.
Ritsu solo se había demorado por un par de minutos, y ese simple hecho, ya era para pensar que lo iba a dejar plantado.
-Masamune…- Esa voz, sus pies temblaron, y devolvió la mirada, allí estaba su Ritsu, sonriéndole, sencillo y frágil como siempre.
Aquella persona que tanto amaba.
Tanto busqué, cuanto encontré, tanto perdí, cuanto gané
-Por un momento pensé que no vendrías…-
-¡Como puedes pensar eso! ¡Tonto!- Se sonrojo levemente desviando la mirada e inflo los mofletes.-De todas formas, si yo quisiera “Plantarte” no serviría de nada, vivimos juntos y espero un hijo tuyo, baka…-
Tantos amores y desamores no hicieron bien,
dejándome el alma vacía
Takano rio, esa risa que hacía a Ritsu perder la cordura, que bien podría hacerle cometer un delito, cayendo a sus pies.
Se acerco a el, dándole un cálido beso, un beso lleno de sentimientos, sentimientos imposibles de transmitir en palabras.
-Te amo, Ritsu…- Se separo un poco de el, tendiéndole una de sus manos, la cual, Ritsu no desaprovecho en tomar.
Lo guio cálidamente hacia su mesa.
Acomodandole en su silla, como todo un caballero.
El se sento de igual forma, regalándole una preciosa sonrisa.
Llegas a mi para sanarme, para enseñarme como vivir
Nada podía arruinar su momento, solo ellos dos, juntos, dos miradas conectadas, sentimientos transmitidos y convertidos en uno.
quitas mis miedos solo te importa hacerme feliz
Una melodía comenzó a sonar, y Ritsu levanto la mirada; un violinista.
-¿Bromeas, no?- Dijo con una sonrisa, Takano solo pudo alzar los hombros.
-¿No puedo lucirme?- Ritsu rio.
como nunca nadie lo hacia
Takano se levantó, dirigiéndose a su castaño con una sonrisa.
-Onodera Ritsu, ¿serías tan amable de regalarme esta pieza?- Extendió su mano, la cual, acompañada de una risa, Ritsu recibió, mientras Takano lo llevaba al centro de la velada.
¿Como he de pagarte por tanto amarme?
La melodía era lenta, combinaba perfecto con el ambiente romántico.
-¿Recuerdas esta canción?- Dijo en el oído de Ritsu, sin dejar de moverse al compas de la canción.
Ritsu tenía los ojos cerrados, mientras se recargaba en el hombro de Takano, cuando escucho las palabras del impropio, tardo un rato en reaccionar, para después abrir los ojos sorpresivamente.
-¿La recuerdas?-
-¿Cómo olvidarla? La única canción melosa que nos gustaba en secundaria… Nuestra canción.-
-¡Estas jugando! ¿Cómo puedes acordarte de todas esas cosas?- Una sonrisa se asomo por su rostro.
-Desde que tengo memoria, recuerdo todo lo que tiene que ver contigo, esos recuerdos ayudaban a mantenerme con vida…- Ritsu sonrió, volviendo a apoyarse en el hombro de Takano.
Sin más, Takano comenzó a cantarle al oído.
Perdón quisiera bajar las estrellas
para regalarte una de ellas,
que brille en tus noches y amaneceres
La melodía, escuchada de la voz de Takano, acababa por derretirlo, y querer hundirse en sus brazos.
-¿Desde cuando sabes cantar?-
-Desde que me enamore…- Respondio sencillamente.
Perdón, no se si me alcance la vida
para siempre ser el calor que calme tus manos frías
Mientras Takano cantaba, Ritsu se dejaba llevar entre sus brazos, dejándose llevar por la locura, el amor.
Entonces, ya no existió nada, solo un escenario lleno de estrellas, una melodía mágica que les traía tantos recuerdos, donde ellos eran los protagonistas.
Y por primera vez desde que comenzaron su baile, se miraron.
Esmeralda con Avellana chocaron entre si, una chispa se encendió, deteniendo el tiempo, solo ellos sabían que estaba pasando, solo sus miradas se entendían, ambos tenían el mas dulce secreto en medio de ellos. Su hijo.
y siempre cuidar tu sonrisa…
Las horas pasaron, a ellos no les importaba, lo único que estaba en su mente, era el hecho de compartir una bella velada.
Tanta bondad, cuanta verdad, tantos abrazos fueron mi paz
Se sentía inmensamente feliz de estar a lado de Takano.
Que lo espero tantos años, que no dejo de amarlo, siempre cuidándole, demostrándole que no le iba a dejar solo.
El hecho de sentir sus fuertes brazos rodeándole en ese preciso momento, acariciando su vientre, apoyados el uno con el otro. Ritsu estaba protegido.
Protegido por Takano, su Takano.
pintas el cielo, eres el tiempo, la tempestad
que vino a cambiar mi sequía
Compartían un vinculo, eso nadie lo cambiaria.
Y esperar tantos años, el por fin estar consumando su amor sin ninguna objeción u orgullo de por medio, la fricción entre dos materiales tan distintos, pero que se entendían muy bien.
¿Como he de pagarte por tanto amarme?
-No comprendo… Como pude estar estos 10 años separado de ti…- Takano se perdia entre el olor del cabello de Ritsu, su escencia era tan diferente a la de los demás.
Ya eran cerca de las once de la noche, y ellos estaban allí, recargados en un tronco de árbol, abrazados, felices, y sintiendo los latidos acelerados del otro.
-No debes pensar en eso… Estamos juntos ahora, y no pienso volver a dejarte… Nunca, ahora somos una familia Masamune…-
Perdón quisiera bajar las estrellas
para regalarte una de ellas,
que brille en tus noches y amaneceres
-Me encanta que cantes para mi…- Susurro Ritsu, subiendo la mirada para darle un beso a el de ojos chocolate.
Takano sonrio, atinando al momento preciso.
-Ven Ritsu, iremos a un lugar…-
Ritsu, curioso, asintió, siendo ayudado a levantarse por Takano.
Así, entrelazados de las manos, fueron caminando lentamente, perdiendo el tiempo como dos adolescentes enamorados.
Hasta llegar a un bello lago, el cual, daba una hermosa iluminación y vista siendo iluminado por la luna, había petalos de rosas blancas esparcidos por el piso y el lago, haciendp mas hermosa la vista.
Los ojos de Ritsu se encendieron, con una sonrisa, y sonteniendo su vientre, fue caminando hacía la orilla.
-Es hermoso…- No pudo evitar susurrarlo.-¿Por qué me trajiste aquí?- Dijo sin evitar su curiosidad.
Takano suspiró.
Adios cobardía…
Perdón, no se si me alcance la vida
para siempre ser el calor que calme tus manos frías
y siempre cuidar tu sonrisa.
-Desde que somos adolescentes, quiero decir, desde que me enamore de ti, no deje de preguntarme “¿Cómo sería una vida a su lado?” Mi respuesta siempre era sencilla, “Sería perfecta”- Esos fueron mis pensamientos durante 10 años, hasta llegar al punto actual...
¿Como he de pagarte?
-Ahora, soy muy feliz Ritsu, el punto con el que ha chocado mi vida, es el mejor de todos… Te tengo a ti, y tuve la sorpresa mas inesperada de todas, nuestro regalo, mi bebe, nuestro hijo, un fruto de nuestro amor, la combinación perfecta, tu y yo…-
Perdón quisiera bajar las estrellas
para regalarte una de ellas,
que brille en tus noches y amaneceres
-Ahora, solo me queda regalarles el resto de mi vida, mis sonrisas, noches, amaneceres, todo lo que tenga que ver con ustedes, estoy seguro que lo amaré… Y por eso…-
Perdón, no se si me alcance la vida
para siempre ser el calor que calme tus manos frías
-Quiero compartir mi vida contigo…- Takano se arrodillo ante Ritsu, dejándole sorprendido y sin palabras.
-Onodera Ritsu, ¿Me harías el honor de compartir tu vida a mi lado, tus sueños, tu futuro, y por supuesto, formar una familia con nuestro bello angelito que viene en camino?-
Se quedo anonadado, sin palabras, sin querer, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, mientras una bella sonrisa de felicidad se asomaba por sus labios.
y siempre cuidar tu sonrisa
La respuesta fue si…
y siempre cuidar tu sonrisa.
Fin del capítulo 20