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Yo quisiera
Era una fría mañana de invierno, un apuesto chico rubio oji-miel de nombre Jonouchi Katsuya se encontraba postrado debajo de un gran roble que estaba en el jardín trasero de la escuela a la que asistía, sus bellos ojos se veían apagados y varías lagrimas bajaban de sus orbes color miel, también había rastros de lágrimas secas en sus tersas mejillas, el frío parecía importarle muy poco a lado de cómo se sentía, tenía la nariz roja por el frio, estaba usando una chamarra delgada por lo cual su piel se encontraba erizada, pero muy poco le importaba todo eso ya que lo único en lo que podía pensar era en el dolor que tenía su corazón porque había terminado con su novio Honda.
Un castaño oji-azul de nombre Seto Kaiba se encontraba caminando por el patio trasero buscando insistentemente con la mirada al rubio, recorrió con su vista el lugar y lo encontró semi acostado debajo del gran roble temblando levemente debido al frío.
Seto: *Ahí estás cachorro* -pensó para sus adentros dando un pequeño suspiro de alivio.
Se acercó un poco a él y cambió su semblante por uno frío y sin emociones, sin pensarlo mucho se acercó más a donde este estaba y comenzó a molestar al oji-miel como era su costumbre para acaparar su atención.
Seto: Parece que al perro lo castigaron y lo dejaron enfriarse afuera –Dijo en tono burlón poniéndose enfrente del rubio, pero este ni siquiera le hizo caso, simplemente lo ignoró -¡No me ignores perro faldero! ¡Te estoy hablando! –Dijo un poco enojado ante la actitud del rubio ya que este siempre lo encaraba y que ahora lo dejará pasar simplemente era extraño.
Jonouchi solo se quedó en silencio con sus pequeñas lágrimas saliendo de sus hermosos ojos, se sentía tan mal que ni siquiera quería pelear con Kaiba y eso que era una de las cosas que más le agradaban de ir a la escuela.
Seto: Katsuya… -Dijo el CEO de Kaiba Corp al notar las lágrimas amargas que salían de los ojos de su amado cachorro, desde hace algún tiempo se había dado cuenta que estaba enamorado de ese chico al que siempre molestaba y solía llamar perro ante la gente, y que en sus adentros solía llamar cachorro con mucho cariño –Oye… dime que tienes –Mencionó cambiando su duro semblante por uno más suave sentándose al lado del oji-miel.
El rubio se sorprendió un poco ante la actitud del oji-azul y pensó un poco antes de responderle.
Jonouchi: Nada que pueda importarte Kaiba –Dijo un poco a la defensiva volteando su rostro al lado contrario de donde el CEO se encontraba ocultando sus ojos entre los mechones de su cabello.
Seto: Que malagradecido eres perro, ya ni porque te estoy preguntado de buena gana lo que tienes –Dijo calmado mirando hacía enfrente mientras el rubio volteaba su rostro hacia él y lo miraba incrédulo.
Jonouchi: ¿Realmente quieres saber? –Preguntó mientras flexionaba sus rodillas abrazándolas con sus brazos para darse un poco de calor y esconder su rostro entre ellas.
Seto: No es como que me importe mucho lo que pueda pasarle a un perro callejero como tú, pero que estés así no es divertido, no tengo con quien pelear –Le dijo tratando de sonar lo más indiferente que podía.
Soy tu mejor amigo,
Tu pañuelo de lágrimas
De amores perdidos
Jonouchi: Bueno… lo que pasa es que una vez más me topé con una persona incorrecta y… me volvieron a… engañar –Dijo con su rostro aún entre sus piernas diciendo la última palabra en bajito.
Seto: *¡Qué! ¡Ese maldito mono cilíndrelo se atrevió a engañar a MI cachorro! ¡Cómo demonios pudo! Yo me encargaré de hacer que se arrepienta de lo que le hizo, nadie se mete con alguien importante para un Kaiba y sale vivo* -Pensaba mientras sentía como le hervía la sangre de coraje –Así que ese mono hizo de las suyas… no me sorprende –El rubio lo miro un poco y luego miro hacia la nada del gran patio, el castaño trató de decir esas palabras lo más tranquilo posible mientras empuñaba con mucha fuerza sus manos debido a su enojo y cerraba pesadamente sus ojos, a los segundos los volvió a abrir y se percató de que las lágrimas seguían brotando de los ojos del rubio.
Te recargas en mi hombro
Tu llanto no cesa,
Yo solo te acaricio
Jonouchi: Yo sé que no es de sorprenderse que lo haya hecho, todos me advirtieron que Honda no me convenía, pero yo no quise hacer caso, estaba cegado por el supuesto amor que él me tenía, no entiendo porque la vida es así conmigo, siempre que creo que tengo algo bueno tiene que pasarme algo como esto –El castaño lo volvió a mirar al escuchar esas palabras mientras su enojo crecía, quería abrazarlo para consolarlo y decirle que nunca más lo iban a volver a lastimar si se quedaba a su lado, pero sabía que no podía, de un momento a otro mandó todo al carajo, rodeó con sus fuertes brazos el delgado cuerpo del rubio pegándolo a él con mucha ternura, sin decir una palabra.
Y me dices porque la vida es tan cruel con tus sentimientos
Yo solo te abrazo, y te consuelo
El oji-miel se sorprendió un poco ante el acto realizado por Kaiba pero se dejó hacer, su abrazo era cálido y era algo que necesitaba en ese momento.
Jonouchi: Has de pensar que soy un estúpido por dejarme engañar tantas veces ¿no? –Preguntó el oji-miel un poco apenado bajando su rostro –La verdad es que no sé qué hacer para elegir bien a las personas siempre me termino equivocando.
Seto: Yo no he pensado nada perro, pero si quieres un consejo puedo decirte que mires mejor a tu alrededor para que te des cuenta de quien realmente te quiere y quien solo busca aprovecharse de ti, no es fácil darse cuenta cuando uno es especial para otra persona, por eso debes estar muy atento, como un buen perro vigilante –Al decir eso Jonouchi ahogó una risita, el neko roñoso de Kaiba estaba ahí abrazándolo y dándole un consejo sobre el amor, seguramente si alguien veía esa escena creería que era algo totalmente extraño y seguramente una señal del fin del mundo -¿Qué es tan gracioso perro? –Le dijo sonriendo un poco al ver lo que había logrado en su cachorro, lo único que Kaiba quería era ver la sonrisa del oji-miel siempre y ser lo más importante para él, quería que ese cachorro de cabellos dorados le correspondiera, pero sabía que eso era algo que no pasaría.
Me pides mil consejos para protegerte
De tu próximo encuentro, sabes que te cuido
Lo que no sabes es que
Yo quisiera ser ese por quien tú te desvelas y te desesperas
Yo quisiera ser tu llanto, ese que viene de tus sentimientos
Yo quisiera ser ese por quien tu despertaras ilusionada
Yo quisiera que vivieras de mí siempre enamorada
Jonouchi: Nada malo Kaiba –Decía regalándole una sonrisa sincera -Por cierto ¿ha que se debe todo esto? ¿Es que acaso tú realmente entiendes lo que es estar enamorado? –Le decía el oji-miel mirándolo fijamente y en tono burlón.
Tú te me quedas viendo,
Y me preguntas,
Si algo me está pasando
Y yo no sé qué hacer,
Si tú supieras que me estoy muriendo
Quisiera decirte lo que yo siento
Seto: ¡Que insinúas perro! Dejando de lado mi perfección también soy una persona y entiendo los sentimientos humanos –Dijo con su tono de superioridad de siempre haciendo reír al rubio, era obvio que no le iba a decir que lo entendía porque estaba enamorado de él, temía que el cachorro se alejara al enterarse de sus sentimientos.
Pero tengo miedo de que me rechaces,
Y que solo en mi mente vivas, para siempre
Por eso
Yo quisiera ser ese por quien tú te desvelas y te desesperas
Yo quisiera ser tu llanto ese que viene de tus sentimientos
Yo quisiera ser ese por quien tu despertaras ilusionada
Yo quisiera que vivieras de mí siempre enamorada
Jonouchi: ¡Esto sí que vale oro! El neko roñoso dueño y señor de Kaiba Corp también tiene su corazoncito y entiende los sentimientos de los humanos inferiores a él –Dijo en tono de burla, Kaiba frunció el ceño pero no se molestó solo sonrió un poco y desvió su mirada -Muchas gracias Kaiba –Al mencionar esas palabras el castaño lo miró con mucha atención.
Seto: No agradezcas perro, solo hago un gesto de caridad con mi mascota, no lo veas como otra cosa –Dijo haciéndose el indiferente.
Jonouchi: ¡No lo veo como otra cosa! –Le dijo con el ceño fruncido, pero su semblante cambió y sonrió, ese momento era jodidamente épico y no quería arruinarlo, realmente se sentía bien entre los brazos de ese tonto neko con el que tanto le gustaba pelear sin entender el por qué.
Seto: *Cachorro tonto, si supieras que todo lo hago para verte sonreír, porque yo te quiero, si tú lo supieras tal vez me querrías…* -pensaba mientras miraba la sonrisa del oji-miel.
Yo quisiera ser ese por quien tú te desvelas y te desesperas
Yo quisiera ser tu llanto ese que viene de tus sentimientos
Yo quisiera ser ese por quien tu despertaras ilusionada
Yo quisiera que vivieras de mí siempre enamorada
Yo (quisiera) quisiera ser tu llanto, (tu vida)
Yo (Quisiera) quisiera ser tu llanto, tu vida
(Yo quisiera ser… tu llanto… tu vida) Ser tu vida amor
(Yo quisiera ser…. tu llanto) tu llanto, (tu vida) tu vida.
El rubio y el oji-miel se quedaron haciéndose compañía en esa fría mañana compartiendo su calor corporal, Kaiba se sentía muy feliz por la cercanía que estaba teniendo con su querido cachorro y el oji-miel se sentía reconfortado con la calidez del neko, el castaño había despertado algo en el corazón del rubio, pero eso era algo que éste no le diría o al menos no por el momento.