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An Imaginary Line. (The Beginning) por Kath23

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Notas del fanfic:

Sí, lo sé, vaya resumen más cutre... Lo odio mucho :'v

Este OneShot surgió espontáneamete. Esa es mi advertencia (?) XD

Y nada más que decir, espero que les guste. 

<3

An Imaginary Line.

 

La lluvia empapaba las calles de la ciudad, el viento hacía que el frío pareciera aún mayor de lo que ya era. La luz de la luna, mayormente escondida por grandes nubarrones negros, no era lo suficientemente fuerte como para eliminar las sombras de las calles, ni siquiera con la ayuda de la artificial luz de las farolas.

Jimin sentía las gotas de lluvia estrellarse contra su paraguas, sentía el viento despeinar su oscuro cabello, pero eso le traía sin cuidado.

Se había detenido en la esquina de la calle en la que tenía que adentrarse para llegar hasta su hogar. Justo delante de él, los barrios bajos de la ciudad se extendían en todo su esplendor, con edificios viejos y destartalados, calles sucias, gatos callejeros, grafitis  y cristales rotos.

Pero Jimin no se había detenido para observar aquel tétrico panorama.

Estaba observando a alguien, lo había estado haciendo desde un par de calles atrás, desde que lo había visto salir de un callejón tambaleantemente mientras utilizaba de apoyo las sucias paredes, al parecer sin importarle que la lluvia lo empapara ni que el viento aumentara la sensación de frío. Pero, justo antes de que Jimin se adentrara en la zona rica de la ciudad y se dirigiera a su hogar como hacía cada día, aquel chico había tropezado, o tal vez simplemente se hubiera dejado caer. Ahora apoyaba su espalda en aquellas viejas paredes y miraba hacia el suelo.

Necesitaba ayuda, era más que obvio.

Todo podría ser que se equivocase y que en realidad estuviese borracho, pero su mente le decía otra cosa.

El problema era que estaba al otro lado y Jimin tenía prohibido cruzar aquella calle, había una línea invisible que le habían ordenado no cruzar desde que era pequeño, desde siempre.

Pero, ¿Qué importaba eso ahora?

Apretó con fuerza la empuñadura de su paraguas antes de cerrarlo con excesivo ímpetu, cruzar la calle y acuclillarse frente a aquel muchacho de cabellos tan dorados que casi parecían blancos.

- Hey, ¿Te encuentras bien? – Una pregunta estúpida, dado que ahora veía el estado en el que se encontraba aquel muchacho; Un corte sangrante por encima del ojo izquierdo le obliga a mantenerlo cerrado, en el pómulo empezaba a formarse un gran moretón, tenía el labio inferior partido e igual de sangrante que el otro corte, sus manos descansaban en el duro y húmedo cemento, con los nudillos despellejados y adoloridos. Pero, debajo de todos aquellos golpes y heridas unos rasgos suaves y atractivos hicieron que el corazón de Jimin se acelerara aún más. Una sonrisa irónica se formó en los labios dañados del muchacho, escupió hacia un lado para eliminar la sangre de su boca antes de responder.

- ¿Tú qué crees?

- Ya… Perdona. – Jimin extendió una mano hacia él, pero al ver como este se alejaba se detuvo. – Soy Park Jimin, ¿Y tú? – El aludido lo estudiaba con la mirada.

- Yoongi. – Respondió simplemente. Se mantuvieron en silencio durante unos segundos y antes de que Jimin pudiera pensar en qué decir a continuación, Yoongi volvió a hablar. – Entonces, Park Jimin, ¿Qué es lo que deseas? – Jimin frunció el ceño, ¿Acaso no era obvio?

- Ayudarte – Yoongi, volvió a sonreír irónicamente.

- No me lo creo, ¿Acaso no vienes de allí? – Indicó con un gesto hacia delante, hacia las calles limpias y elegantes que se extendían como una antítesis del lugar en donde estaban.

- Sí, pero eso no tiene importancia ahora.

- No, te equivocas, eso siempre es importante. – Yoongi intentó incorporarse sin éxito, además de escapársele un jadeo de dolor que alertó a Jimin.

- En esta situación, eso no tiene ninguna importancia. – Refutó atropelladamente ¿De verdad estaba teniendo una charla de las clases sociales en medio de la lluvia y con una persona que necesitaba atención médica segura? – Déjame ayudarte. – Yoongi levantó la mirada, los preocupados ojos de Jimin le observaban en busca de una respuesta. – ¿Estás muy mal? ¿Debería llamar una ambulancia?

- ¡No! – A pesar del dolor Yoongi se incorporó y detuvo la mano de Jimin en la que tenía el teléfono móvil que acababa de sacar de su bolsillo. –Solo empeorarás las cosas si lo haces. – Jimin tragó, temeroso y asombrado a partes iguales.

- Entonces deja que te ayude. – Sus miradas empezaron una batalla silenciosa, pero Yoongi estaba adolorido y sin fuerzas. – Si no me dejas hacerlo tendré que llamar a una ambulancia. Lo sabes, ¿No? – Yoongi abrió la boca para protestar, pero terminó bajando la mirada y negando ligeramente.

- Dejaré… que me ayudes.

 

~

 

¿Cómo había acabado así?

Yoongi estaba sentado en la cómoda cama de la habitación lujosa y silenciosa de un completo desconocido. Frente a él tenía a Jimin, quien en ese momento se encontraba buscando ropa seca dentro de un enorme armario color caoba que ocupaba toda una pared. Jimin puso una toalla seca sobre sus hombros para evitar que su cabello húmedo siguiese goteando antes de extenderle una muda de ropa a Yoongi junto a otra toalla. ¿Cuántas toallas tendría en aquel absurdamente enorme armario?

- El cuarto de baño está allí. – Le indicó la puerta frente a por la que habían entrado a la habitación. – ¿Necesitas… ayuda?

- ¿Ayuda para bañarme? No lo creo. Puedo hacerlo solo. – Se quejó Yoongi antes de levantarse temblorosamente y tambalearse hacia donde Jimin le había indicado, llevando en sus manos lo que le había ofrecido.

Tan solo el cuarto de baño, pulcro y moderno, parecía incluso más grande que todo el cutre apartamento en el que vivía Yoongi. Había toallas que hacían juego con la decoración, con las paredes, el suelo e incluso las alfombras. Suspiró. Con que era eso por lo que la gente rica se preocupaba.

De llenarse la casa de toallas que hicieran juego con absolutamente todo.

Era ridículo.

Hacía algunos minutos Yoongi debatía mentalmente con la idea de darse por vencido o seguir luchando en una sociedad que solo lo miraba por encima del hombro. Incluso estaba decidido a quedarse en aquella sucia calle, en medio de la gélida lluvia y esperando que todo acabase cuando Jimin había cruzado la calle en su ayuda.

El destino tenía una graciosa forma de contradecirle siempre.

Se desvistió, se metió en la ducha y miró con creciente molestia hacia arriba; En cuanto había puesto un pie dentro, unas luces led violetas se habían iluminado desde el gran cabezal rectangular de la ducha. Abrió la llave y  el agua se tornó violeta por el efecto de las luces. ¿De verdad? ¿Agua de colores? En su cuarto de baño de menos de dos metros tenía agua helada y un cabezal que parecía incluso indecente comparado a ese.

Sacudió la cabeza, tratando de quitarse la molestia de encima.

Todo el lodo y la sangre que se había pegado a su cabello y a su piel se limpió con el agua tibia, Gruñó ligeramente al notar el ardor que le produjo el agua a sus heridas. Sus manos se deslizaron con delicadeza y cuidado por su cuerpo junto al agua ahora jabonosa que le producía incluso más ardor.

Por dios, solo debería haberse quedado en medio de la lluvia.

Estar en casa de un desconocido, demasiado amigable como para que Yoongi pudiera bajar la guardia, era exasperante, quería salir de aquel lugar y volver a su desastroso departamento.

Al menos ahí podía relajarse.

 

爱 ~

 

Al otro la de la puerta Jimin escuchó como el agua empezaba a correr dentro del cuarto de baño. Suspiró y salió de su habitación en busca del botiquín de primeros auxilios. En cuanto lo encontró se dirigió a la cocina, dejó el botiquín en la barra en donde desayunaba cada mañana y se acercó a la nevera, ignorando la nota, sujeta con un imán en forma de corazón, que había escrito días atrás, recordándose que tenía que encontrar un regalo para su mejor amigo, Taehyung, era su cumpleaños.

Abrió la nevera para sacar los espaguetis con salsa boloñesa que había preparado aquella tarde antes de salir, había hecho demasiado, pero ya que tenía compañía aquel día, no sobraría nada.

Cerró la puerta de la nevera, se giró, y soltó una maldición al ver a Yoongi tele-transportado como por arte de magia frente a él, con el cabello húmedo, pero ya sin manchas de sangre. Le sonreía.

-        ¿Qué hay de comer? – Jimin le devolvió la sonrisa antes de dejar la comida en el mesón.

-        Comeremos después de curarte.

-        ¿No es suficiente con que me haya bañado? – Jimin rio ligeramente.

-        Hay que desinfectarlas. – Le respondió guiándolo hacia donde tenía el botiquín.

-        Que fastidio. – Se quejó Yoongi pero se dejó guiar obedientemente y se sentó en el increíblemente cómodo taburete de la barra de la cocina. Jimin se sentó frente a él y, después de armarse de gasas y desinfectante, empezó a limpiar primeramente sus nudillos, con cuidado y haciendo muecas extrañas, como si fuera a él quien le doliese aquello y no a Yoongi que había terminado sonriendo al ver sus expresiones.

-        Hey, que es a mí a quien le falta la mitad de la piel de sus nudillos. – La mueca de Jimin se acentuó incluso más.

-        Ugh… – Se quejó. – Esto se ve horrible, ¿Acaso no te duele?

-        Te llegas a acostumbrar a estas cosas si te pasan a menudo. – Jimin levantó la mirada durante un momento antes de suspirar con molestia.

-        Esto es algo a lo que nadie debería acostumbrarse.

-        Supongo que tienes razón. – Respondió quitándole importancia al asunto con un leve movimiento de hombros. Jimin terminó de vendar las manos de Yoongi en silencio y volvió a mirarlo, esta vez examinado las heridas de su rostro. Las muecas extrañas volvieron y Yoongi volvió a sonreír.

-        Esto no tiene gracia. – Murmuró con el ceño fruncido. – ¿Te duele mucho? – La sonrisa de Yoongi se apagó ligeramente.

-        He pasado por cosas peores. – Jimin volvió a suspirar antes de empezar a desinfectar las heridas con extremo cuidado.

Los minutos pasaron silenciosamente, las gasas manchadas de sangre se acumularon en la papelera, la distancia entre ambos se acortaba por momentos sin que ninguno de los dos se percatara de ello.

- ¿De verdad has pasado por cosas peores? – Murmuró Jimin terminando de limpiar la última herida, el labio inferior de Yoongi, que volvió a mostrarle aquella sonrisa ladina.

- Ni te lo imaginas. – Respondió con la mirada fija en los párpados caídos de Jimin.

 

爱 ~

 

- Oh, joder, te mereces un lugar en el paraíso. –Yoongi acababa de terminar el plato de espaguetis a la boloñesa que Jimin le había servido. El aludido le sonrió mientras terminaba de masticar la pasta que se había llevado a la boca. – ¿De verdad lo has hecho tú? Sabe demasiado bien. – Insistió, alargando la última palabra.

- Me alegra que te guste. – Respondió Jimin antes de empezar a beber el vaso de agua que acababa de servirse. El sabor de la comida no era tan espectacular como su invitado le aseguraba. Yoongi dejó de lado los cubiertos y le sonrió.

- Entonces, Jimin, ¿Traes a muchos desconocidos moribundos a tu casa? – Jimin casi se atraganta con el gran trago de agua que acababa de dar.

- Por supuesto que no.

- ¿Entonces soy el primero?

- Obviamente que sí, ¿Qué te hace pensar que esto es habitual?

- No lo sé… – Yoongi apoyó su codo sobre la mesa antes de descansar su mentón sobre la palma abierta. – ¿Será porque pareces muy tranquilo? – Divagó tamborileando sus dedos contra su labio inferior herido. Jimin se estremeció ligeramente. – Soy un desconocido ¿No te preocupa que sea un ladrón o incluso un asesino? – Jimin se tensó. Yoongi acarició sus propios labios con lentitud mientras lo estudiaba con la mirada. – ¿No te preocupa que sea peligroso?

- ¿Lo eres? – Al fin se le ocurrió preguntar, aún con la mirada fija en la de Yoongi.

- No… Aunque si lo fuera, ¿Crees que sería honesto contigo, querido Jimin? – Jimin apartó la mirada con rapidez, antes de volver a alzar su vaso de agua y beber con avidez, tratando de que su mente se tranquilizara mientras escuchaba las pequeñas carcajadas de Yoongi que revolotearon por su mente más tiempo del que le hubiera gustado.

 

爱 ~

 

Le dio un cepillo de dientes a Yoongi que había utilizado instantes atrás junto a él en su cuarto de baño, antes de que Jimin se metiese a la ducha y se bañara a la velocidad de la luz, porque temía que Yoongi se fuera de allí sin más en cuanto apartara la mirada de él.

Pero no lo había hecho, cuando salió de la ducha y lo buscó con la mirada con nerviosismo y expectación, lo encontró estudiando algunas de las medallas que tenía colgadas en la pared de su habitación.

- ¿Bailas? – Le preguntó, y Jimin pudo ver un pequeño brillo especial en sus ojos.

- Solo es un pasatiempo. – Dijo recibiendo un “Oh” como respuesta de parte de Yoongi.

Ahora acababa de meter la ropa ensangrentada y húmeda de Yoongi a la lavadora bajo su atenta mirada.

- Te quedarás esta noche. – Anunció Jimin girándose hacia él y sorprendiéndose al escuchar su voz tan firme.

- ¿Y qué te hace pensar que haré eso? – Jimin perdió toda la firmeza con solo escuchar la voz de Yoongi, nervioso, se cruzó de brazos y desvió la mirada de sus ojos.

- Porque estaría toda la noche preocupado si salieras tal como estás en plena noche y con esta lluvia.

- Oh, claro, todo sea por que no te estreses. – Dio un paso hacia él. – Además, no quisiera quedarme con tu ropa, debió costarte un dineral…

- Eso no es importante.

- Jimin… – Yoongi caminó hacia él y Jimin terminó pegándose todo lo que podía a la lavadora. Cerca. Estaba demasiado cerca, y lo único que pasaba por la cabeza de Jimin era que Yoongi emitía una atmósfera tan… atrayente que le cortaba la respiración y aumentaba los latidos de su corazón. – ¿Por qué haces esto?

- Yo… solo… – Yoongi apoyó ambas manos sobre la lavadora, acorralándolo, y Jimin sintió que su corazón se había saltado un latido. –Deseaba ayudarte. – Contestó en tan solo un hilo de voz casi inaudible.

- ¿Uh? – Yoongi giró su rostro ligeramente, escudriñándole con la mirada. – Creo recordar que eso ya lo has dicho antes. – Su rostro se acercó más. Jimin cerró ambos ojos mientras sentía su cálido aliento chocar contra su cuello. – Tú lo has dicho, – Susurró. – Es tu deseo.

Tan solo un segundo después Yoongi se alejó de él, riéndose por lo bajo mientras se dirigía al dormitorio.

Jimin soltó todo el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta, y sintió como sus piernas se quedaban casi sin fuerzas.

Yoongi era… era interesante.

 

爱 ~

 

No pasó nada raro.

No es que Jimin esperara que pasase algo fuera de lo normal… ¿En qué había pensado durante una milésima de segundo que pasaría? Nada, no era relevante darle importancia a aquel pequeño dato. No había pasado nada fuera de lo común.

Al menos si no contaba con la extraña forma con la que Yoongi le había dado las buenas noches.

“Mantente alerta esta noche, te dije que podría ser peligroso, ¿No? A lo mejor te atacaré mientras duermes”

Una interesante forma de darle las buenas noches.

Jimin tenía la vista fija en el techo, la oscuridad de la habitación se suavizaba por la pálida luz de la luna que se colaba por su ventana, seguía cayendo una fina lluvia que golpeteaba contra el cristal de su habitación con suavidad. Escuchaba la profunda respiración de Yoongi, incluso podía ver su silueta desde donde estaba.

Había tendido mantas sobre la moqueta de su habitación y había insistido a Yoongi hasta el cansancio para que durmiera en su cama.

Jimin se había desvelado, no por las extrañas palabras que Yoongi le había dirigido antes de dormir. No era eso.

Tenía superada la etapa de su orientación sexual, y tenía más que digerido la idea de que le gustaban más las personas de su mismo sexo, aun cuando todavía no encontraba a una persona que le hiciera “Sentir mariposas dentro del estómago” Como Taehyung le aseguraba con ojos brillantes cada vez que hablaban del tema.  

Pero ahora, totalmente nervioso y alerta, sentía una extraña sensación recorrer su estómago, su pecho, sus dedos… Su cuerpo entero.

Era demencial ¿Era él? ¿Aquella persona que llevaba buscando durante tanto tiempo? ¿Aquel pálido y magullado chico era esa persona especial?

Eso no era posible, apenas lo conocía.

Un encuentro demasiado irreal, conversaciones demasiado extrañas, situaciones demasiado singulares, no era el momento de pensar en eso.

Cerró los ojos con fuerza y se obligó a mantener la mente en blanco.

En blanco… una palidez que terminó recordándole aquella piel que había tocado horas atrás.

Una piel suave y pálida que aún sentía entre las yemas de sus dedos…

 

La brillante luz del sol mañanero entraba por las ventanas de la cocina.

Jimin apoyando la mano en la puerta de la nevera observaba con asombro la nota sujeta con aquel imán en forma de corazón. Yoongi le había dado la vuelta a la nota sobre Taehyung y había escrito algo con una caligrafía impecable.

 

<< Anoche la pasé genial. Gracias por todo, adiós.

Atte. Min Yoongi.>>

 

¿Por qué demonios se había quedado dormido? Si hubiera sabido que Yoongi saldría de allí tan silenciosamente hubiera preferido quedarse en vela toda la noche.

Su presentimiento de que Yoongi desaparecería de allí en cuanto bajase la guardia había resultado ser cierto.

 Jimin apretó el puño con fuerza. ¿De verdad iba a salir y entrar de su vida tan inesperadamente? ¿Después de haber sentido aquella sensación?

No lo permitiría.

 

爱 ~

 

 

Yoongi abrió los ojos, contó mentalmente hasta diez, y la radio del despertador se encendió anunciándole que ya eran las tres de la tarde.

Había trabajado durante toda la noche y parte de la mañana, aún se sentía cansado, pero se levantó de su destartalada cama de un metro y medio y se dirigió hasta el cuarto de baño, se metió en la ducha, jadeando cuando el agua helada chocó contra su piel. Miró hacia arriba, su mente viajó hasta esa noche, esa noche en la que se había duchado con agua violeta en el bonito apartamento de Jimin.

Jimin, Jimin, Jimin, Jimin…

Su mente seguía repitiendo aquel nombre innumerables veces desde hacía dos semanas y empezaba a exasperarle en gran medida, se negaba a encontrar una razón para que el nombre de “Jimin” se hubiera grabado a fuego en su mente. Suspiró y levantó el rostro hacia la fría lluvia.

Necesitaba salir y llenar su mente con cualquier otra cosa que no fuese aquella persona. A lo mejor podía hacerle una visita a Namjoon. Seguro que le sorprendería, llevaba meses sin saber nada de él.

Limpio, despierto, pero hambriento, Yoongi le gruñó a la vieja nevera, que tendría más años que él mismo, al no encontrar nada comestible además de unas cuantas latas de cerveza y comida de microondas. Cerró con molestia la puerta que hizo un sonido chirriante al moverse, y se encaminó hacia la salida de su hogar. Lo primero era lo primero, necesitaba comer.

Descorrió los cuatro seguros de la increíblemente añosa puerta, y salió sin volver a cerrar ninguno. Si querían robarle tan solo perderían el tiempo. No tenía nada de valor allí dentro, solo aseguraba la puerta cuando él estaba dentro, por su propia seguridad.

Caminó por el pasillo húmedo y sucio, bajó las escaleras, evitando pisar latas de cerveza vacías, botellas de licor, charcos de una procedencia incierta y colillas. Aquello apestaba a demonios, sus vecinos eran como basura andante.

Tiró de la puerta de salida que se abrió sin ningún problema, aquella puerta llevaba meses sin cerradura, en aquel edificio entraba quien quisiera.

Las calles del exterior no tenían mejor aspecto que las escaleras de su edificio, pero eran más peligrosas. Yoongi metió ambas manos dentro de los bolsillos de su amada chaqueta de cuero negra, miró hacia el suelo y empezó a caminar poniendo sus otros sentidos alerta. Simplemente mirando a alguien que pudiera malinterpretar las cosas, podrías meterte en problemas.

La última paliza que le habían dado había sido por esa absurda razón. Yoongi había mirado con todo el odio que no logró remitir a tiempo al escuchar las amenazas que un grupo de idiotas le hacía a una chica.

Uno de sus numerosos errores que dejarían marca en su piel. Debía dejar de hacer aquellas estupideces, vivía donde vivía y tenía que acostumbrarse o se lo comerían vivo. Pero a veces simplemente no podía pasar de todo y actuar con frialdad ante lo que pasaba a su alrededor… Envidiaba aquella faceta de Namjoon. Él había aprendido del todo la lección después de un par de años y unas cuantas palizas. Yoongi no podía decir lo mismo, al fin y al cabo la última pelea en la que se había metido solo había sido hacía dos semanas atrás, el mismo día en el que conoció a Ji…

Sacudió la cabeza y gruñó con frustración. Se suponía que no iba a pensar en él.

Llegó a la calle que dividía el barrio rico del pobre y empezó a caminar a lo largo de esta, dirigiéndose hacia el supermercado más normal y barato que conocía.

- ¡Yoongi! – Sus pasos se detuvieron y Yoongi miró hacia el otro lado de la calle casi temerosamente.

Jimin.

Era Jimin quien lo había llamado y ahora cruzaba la calle sin ningún cuidado. Como si no estuviera rompiendo la norma social silenciosa más importante. Yoongi volvió a caminar con lentitud y sintió a Jimin a su lado.

- Yoongi… – Le escuchó decir con la respiración agitada por la carrera.

- Te escuché la primera vez. – Respondió el aludido aumentando el ritmo de sus pasos, pero aún notando la presencia de Jimin a su lado, le seguía de cerca. – ¿Por qué me estás siguiendo?

- Quiero saber cómo estás.

- ¿Alterando tu estilo de vida acomodado por mí otra vez, Jimin? –Yoongi al fin le miró y Jimin le devolvió la mirada con nerviosismo. – Estoy perfectamente, cicatrizo muy bien, ¿Sabes?

- Me alegro. – Caminaron en silencio durante una calle más. Yoongi suspiró.

- Bien, ¿Qué quieres ahora?

- ¿Estás ocupado?

- No realmente, iba a buscar algo de comida decente en este momento.

- ¿Puedo ir contigo?

- No. – Respondió Yoongi instantáneamente.

- ¿Por qué? – Se quejó Jimin ligeramente dolido.

- Jimin, no deberías estar aquí, tu lugar está al otro lado. – Yoongi indicó la acera a su lado, en donde los edificios eran completamente diferentes. Jimin frunció el ceño, miró hacia donde Yoongi le indicaba y negó ligeramente antes de volver a mirarlo.

- Quiero estar contigo. – Yoongi sintió un estremecimiento recorrer su columna al escuchar aquella frase, un estremecimiento que trató de ignorar con todas sus fuerzas.

- ¿Pero qué estás diciendo? – Exclamó Yoongi con socarronería. – ¿Qué? ¿Acaso te gusto o algo así? – Jimin se sonrojó ligeramente y desvió la mirada hacia el suelo. La actitud burlesca de Yoongi se detuvo con brusquedad al ver aquella reacción. – Mierda, ¿Es eso? – Yoongi se paró de golpe y detuvo a Jimin tirando de su brazo antes de guiarlo hacia la pared. Miró hacia ambos lados de la calle antes de dirigirse a él. – Joder Jimin, ¿Recuerdas cuando te dije que podría ser peligroso? Pues lo soy, no sabes nada sobre mí, así que deja de sentir lo que sea que estés sintiendo hacia mí, ¿De acuerdo?

- Como si pudiera hacerlo. – Se quejó Jimin dejando anonadado a Yoongi al escuchar por primera vez su voz totalmente firme junto a aquellos ojos que le devolvían la mirada con intensidad. – Escúchame, no he podido sacarte de mi cabeza desde hace dos semanas, quiero aclarar lo que siento, y solo conociéndote de verdad lo conseguiré. Quiero estar contigo. – Yoongi le observó con molestia, pero esta vez Jimin no apartó la mirada, así que soltó un sonido de fastidio mientras su mente pensaba con toda rapidez un plan para alejar a Jimin. “Oh, lo tengo” Le dijo su mente y el atisbo de una sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios.

- Bien. – Articuló mientras dejaba que aquella sonrisa traviesa se moldeara totalmente en sus labios. ¿Qué era lo que le impedía jugar un poco con él? Absolutamente nada. ¿Qué no había podido quitarse a Jimin de la cabeza durante todos aquellos catorce increíblemente largos días? Yoongi conocía un remedio perfecto para aquello. – ¿Quieres aclararte? – Se acercó a él, los labios de Yoongi acariciaron su mejilla mientras se acercaba a su oído. – Vamos a un lugar donde podamos aclarar esos sentimientos… ¿Qué dices? – Susurró con voz suave y profunda que hizo que todo el cuerpo de Jimin se estremeciera.

 

爱 ~

 

En cuanto la puerta de entrada del apartamento se cerró, Jimin sintió su espalda chocar contra esta.

Realmente Jimin no se refería a eso cuando dijo “Quiero estar contigo” Pero demonios, no tenía suficiente fuerza de voluntad como para parar a Yoongi.

Yoongi metió ambas manos debajo de su camiseta sin ningún reparo mientras empezaba a recorrer su cuello con los labios hasta llegar a su lóbulo, al que mordisqueó ligeramente. Jimin jadeó y apretó la blanca camiseta de Yoongi entre sus manos, atrayéndolo más a su cuerpo, buscado más roce entre ellos.

“Bien, Jimin” pensó distraídamente mientras intentaba seguir el ritmo del mayor “Esto no era primero que querías hacer con Yoongi, “¿Pero por qué ibas a apartarte cuando se sentía tan jodidamente bien?” Al diablo lo que estaba bien y lo que no. Jimin se separó ligeramente de la puerta, acercándose del todo al mayor, dejando un inexistente espacio entre sus cuerpos.

Yoongi reaccionó colocando su rodilla entre las del menor, se separó de su cuello tan solo para observar el sonrojado y jadeante rostro del menor antes de que sus manos tiraran hacia arriba, despojando a Jimin de la molesta prenda.

Y, demonios, Jimin tenía el cuerpo más espectacular que había visto nunca.

Acarició su torso con delicadeza mientras se acercaba a sus labios, deseando que aquel momento se alargara lo suficiente como para que se quedara grabado en su mente por un largo tiempo, joder, iba a disfrutar de aquello más de lo que se imaginó. Pero fue Jimin quien terminó de unir sus labios, iniciando movimientos lentos, disfrutando el uno del otro, descubriendo nuevos lugares, nuevas sensaciones, acostumbrándose a la forma de sus labios.

Ambos cuerpos estaban completamente pegados, no había ningún centímetro de espacio entre ellos mientras los besos se volvían más demandantes, más lujuriosos y cargados de deseo. Jimin se separó de sus labios tan solo para murmurar dos cortas palabras entre jadeos;

- Mi habitación…

 

Esta vez fue Jimin quien empujó a Yoongi hacia la cama, se colocó sobre él apoyando ambas rodillas al lado de sus caderas. Tiró de la camisa de Yoongi hasta librarlo de ella, deseoso de seguir, pero entonces se detuvo.

Aún con la luz apagada y las cortinas cerradas, la luz natural del exterior iluminaba por completo el torso de Yoongi.

Cicatrices.

Demasiadas como para no sentirse asombrado.

Jimin jadeó ligeramente y, ante la atenta mirada de Yoongi, sus dedos recorrieron su cuerpo, deteniéndose momentáneamente en cada una de las marcas. Un largo corte diagonal por encima del codo izquierdo. La huella de un disparo Justo al principio de la clavícula, al terminar el hombro. Jimin apretó la mandíbula antes de dejar que el aire que había estado reteniendo se escapase por sus labios entreabiertos. Sus dedos recorrieron un largo corte en medio de su pecho antes de llegar a su estómago. En su abdomen había la marca de dos puñaladas.

- Te dije que había pasado por cosas peores. – Murmuró Yoongi sobresaltando ligeramente a Jimin, sus dedos se habían detenido por encima de su cinturón. Su corazón latía desbocado, furioso apretó ambos puños y miró con el ceño fruncido a Yoongi ¿Por qué atrocidades había pasado y aún tenía aquella mirada de indiferencia? Yoongi suspiró mientras atrapaba las muñecas de Jimin. – Esto ha sido una mala idea. – Dijo ya en voz alta, quitándose a un abrumado Jimin de encima. Jimin pudo ver de reojo más cicatrices sobre su espalda antes de que Yoongi volviese a colocarse su camiseta.

- ¿Quién…? – La voz de Jimin temblaba. – ¿Cuándo…?

- Quienes, más bien, esto no me lo hizo una sola persona y menos en un momento preciso. Cuando vives en el lado oscuro de la ciudad te ganas algunas cicatrices, y supongo que no he tenido mucha suerte, también.

- Espera, espera, ¿Cómo puedes hablar con tanta tranquilidad de esto?

- Nuestras vidas son distintas, tú no estarás acostumbrado a esto, pero yo sí, así que déjalo estar, ¿De acuerdo? – Yoongi le daba la espalda mientras hablaba. Suspiró algo decepcionado, iba a pasárselo bien y ahora todo se había ido al infierno. – Será mejor que me vaya.

Yoongi caminó hacia la salida del departamento con rapidez, acababa de salir del lujoso apartamento para empezar a dirigirse al ascensor cuando Jimin, aún desnudo de cintura para arriba, lo detuvo sujetándolo del brazo.

- No te vayas, yo… – la puerta del ascensor frente a ellos interrumpió su frase, el avergonzado vecino de Jimin se quedó mirando su cuerpo desnudo, ligeramente sonrojado, Yoongi puso los ojos en blanco y se interpuso entre ambos.

- Largo. – Le gruñó mirándole despectivamente y haciendo un gesto para que se diera prisa. Aquel chico, algo sorprendido, le ofreció una torpe reverencia a modo de disculpa antes de entrar apresuradamente a su apartamento. – Maldito sea. – Se quejó en cuanto volvieron a estar solos, hablando sin pensar demasiado. – ¿Has visto cómo te miraba ese jodido pervertido? Si lo veo fuera de aquí le daré la paliza de su vida, créeme.

- Yoongi… – Jimin apretó su brazo. – Vamos, vuelve a entrar. – Yoongi, suavizando la expresión de molestia, le miró cuidadosamente.

- Tal vez en otra ocasión, ahora no estoy de ánimos… – Jimin suspiró. Yoongi quería desaparecer de nuevo, lo veía en su mirada.

- Entonces dame tu número de teléfono. Me niego a tener que esperar dos semanas más para poder volver a verte.

- No tengo teléfono. – Una pequeña sonrisa se escapó de los labios de Yoongi.

- ¿No tienes teléfono? ¿Bromeas?

- No, el último que tuve me lo robaron hace más de un mes, lo juro. – Jimin frunció el ceño.

- Te daré uno.

- ¿Qué? No aceptaré cosas tuyas.

- He dicho, que no quiero que desaparezcas sin más como la última vez. – Las miradas de ambos se debatieron una vez más. – Te seguiré a todas partes si no aceptas.

- Estas medio desnudo.

- Me da igual.

- ¿Seguro?

- No podría importarme menos.

- De acuerdo, vamos entonces.

Yoongi caminó hasta al ascensor con Jimin pegado a él, entraron y bajaron hasta la planta baja. Las puertas se abrieron, pero Yoongi no hizo el ademán de bajar. Con un gruñido de frustración volvió a darle al botón para subir hasta la planta en donde vivía Jimin.

¿Dejar que más pervertidos lo vieran caminar por ahí medio desnudo?

Ni en broma.

爱 ~

 

- Este es mi antiguo teléfono. – Jimin, ya vestido, le tendió el teléfono a un muy malhumorado Yoongi. – Ahora solo necesitas un número… – Jimin buscó las llaves de su casa y las metió en uno de los bolsillos de sus vaqueros, junto a su billetera y su teléfono móvil – Vamos.

- ¿A dónde? 

- A comprar una tarjeta ¿Cómo si no voy a poder comunicarme contigo?

- Solo cómprala otro día, no quiero salir. – Se quejó en tono casi infantil.

- No serviría de nada el teléfono

- Pues aún mejor, te lo devuelvo y como si nada de esto hubiera pasado, ¿Qué dices?

- Que cabezota eres. – Jimin negó con la cabeza mientras sonreía. Era adorable. – He dicho que no te dejaré ir hasta que esté seguro que podré ponerme en contacto contigo.

- Y dices que yo soy el cabezota, increíble. – Jimin rio ligeramente, antes de caminar hasta el sofá donde Yoongi parecía decidido a no moverse, le tendió la mano, y después de segundos en los que el mayor se dedicó a lanzarle una mirada de inútil enfado, terminó aceptando la mano para ayudarse a levantarse. – Como si no pudiera deshacerme del teléfono después. Qué pérdida de tiempo. – Masculló, saliendo del departamento de Jimin y dándole al botón del ascensor innecesarias veces.

- ¿Qué has dicho?

- No he dicho nada. – En el ascensor, Yoongi suspiró con exasperación. ¿Por qué maldita razón seguía ahí? ¿Por qué simplemente no dejaba a Jimin atrás y volvía a su pequeño apartamento de una buena vez?

No lo entendía, no entendía que diablos estaba haciendo en aquel lugar.

 

爱 ~

 

Yoongi nunca se había adentrado tanto en aquella zona de la ciudad, con calles limpias y gente amable, pero a la vez mezquina. Podía caminar con la cabeza en alto sin tener que preocuparse de si lo atacasen de un momento a otro. Pero aun así, no se sentía completamente cómodo, era como si la mirada de todos los viandantes le juzgasen al pasar, además había policías que lo ponían nervioso, se había criado en un habiente en el que lo normal era temer a los agentes del orden. Yoongi se pegó más a Jimin cuando pasaron frente a ellos.

- ¿Estás bien? – Jimin le llamó antes de lanzarle una mirada fugaz a los policías. – Aquí no son peligrosos. – Le sonrió y por primera vez desde que se habían conocido, Yoongi desvió la mirada primero y se alejó ligeramente de él.

- Supongo que tienes razón… pero es difícil ir contra tus principios.

- Lo siento.

- ¿Por qué?

- Pareces incómodo, debí imaginar que lo estarías… – Yoongi le miró con extrañeza. ¿Realmente lo había notado?

- Es aquí. – Jimin lo detuvo, agarrándolo del brazo y entrando junto a él a la tienda de electrónica. No lo soltó hasta que consiguieron lo que buscaban, y Yoongi no hizo el intento de apartarse tampoco.

Después de comprobar que las llamadas llegaban correctamente al nuevo teléfono móvil de Yoongi volvieron hacia el edificio de Jimin.

Se detuvieron en la puerta, o más bien Yoongi se detuvo antes de entrar en el edificio.

- ¿Qué ocurre? – Le preguntó Jimin con las llaves de la entrada en las manos.

- No creo que sea buena idea que entre, las cosas podrían… descontrolarse otra vez. – Yoongi cruzó los brazos y desvió la mirada hacia un lado. Su lenguaje corporal fue totalmente claro para Jimin.

- Lo entiendo. – Expresó acercándose a él. –Te llamaré más tarde, ¿de acuerdo? – Antes de que Yoongi pudiera apartarse, Jimin se acercó con rapidez a su rostro, presionando tan solo durante un segundo sus labios con los suyos.

Jimin entró en el edificio, no sin antes volver a ofrecerle una cálida sonrisa a Yoongi, que se había quedado inmóvil.

Yoongi metió ambas manos en los bolsillos y empezó la caminata hacia el lugar donde vivía.

Soltó una palabrota entre dientes.

Porque sabía qué era esa cálida sensación en su interior, que hacía que su corazón se acelerase y que sus mejillas se tornaran de un color rosáceo.

Por mucho que intentara negar que no sentía nada hacia Jimin, no servía de nada.

Esa exasperantemente cálida sensación seguía presente en él, y no tenía suficientes fuerzas como para ignorarlo o echarla.

 

爱 ~

 

Yoongi, nuevamente acostado sobre la cama de su viejo piso y desentendiéndose del ajetreo exterior, miró con detenimiento su nuevo teléfono móvil. Solo tenía un número, el de Jimin.

Mientras más miraba aquel moderno aparato más se extrañaba por su actitud hacia Jimin. Era guapo, eso no lo negaba, tenía un cuerpo espectacular y una sonrisa cálida y acogedora que había conseguido que finalmente bajara la guardia.

Maldita sea.

Seguramente si no hubiera sido por aquel rostro tan expresivo no estaría metido en aquella extraña situación. No recordaba haber sido tan débil antes.

Estúpido Jimin con su sonrisa tranquilizadora y su actitud amable, estaba debilitándolo. 

Y alguien débil no sobrevivía mucho tiempo en los barrios bajos… Pero tampoco sentía que podía volver hacia atrás.

Había caído en sus redes, tenía que hacer algo o estaría perdido.

¿Pero tenía la suficiente fuerza de voluntad para dejar de verlo y hacer como si nada de aquello hubiera pasado?

No, no la tenía. Al infierno, ¿De qué rayos iba a servir mentirse a sí mismo?

Yoongi dejó su mente libre, se giró sobre el colchón, aún sosteniendo el teléfono entre sus manos y sin apartar la mirada de él. Dejó que el suspiró que se formó en su pecho saliera con delicadeza y sonrió. Esta vez no le costó admitir que era totalmente débil con cualquier cosa que se relacionase con Park Jimin.

¿Estaba perdido? Probablemente.

¿Iba a hacer algo al respecto? No.

Iba a dejarse llevar con cualquier cosa que tuviera que ver con Jimin.

 

爱 ~

 

Tres meses después…

 

Yoongi sabía todo sobre Jimin.

Jimin se había abierto totalmente a él, si quería saber algo, tan solo se lo preguntaba y él le respondería sin tapujos ni pegas, con todo detalle. Familia, amigos, aficiones, gustos, miedos… lo sabía absolutamente todo.

Pero, al contrario, en el caso de Jimin, tan solo sabía una pequeña parte de la vida de Yoongi. Sabía que se había quedado huérfano desde muy pequeño. Que su violento tío se había “ocupado” de él hasta que Yoongi se cansó y huyó de casa a la temprana edad de quince años tras defenderse de la última de las palizas de su tío. Justo antes de salir de aquella casa, su tío le había gritado a pleno pulmón que lo mataría si volvía a verlo. Por eso no quería ir a los hospitales, temía que aquel ser siguiera buscándole.

Sabía que era débil ante el dolor ajeno.

Sabía que, posiblemente tuviera un par de amigos en el sitio en donde vivía, pero que no los veía desde hacía mucho.

Sabía que transmitir sus sentimientos al hablar le costaba horrores, pero plasmarlos en papel era totalmente distinto.

Sabía que confiar en la gente, para él era tan difícil como aprender a volar.

Y sabía que amaba la música.

Pero Jimin quería saber más, quería saberlo todo acerca de él.

Jimin había sonsacado aquella información a Yoongi en sus visitas casi diarias durante los últimos tres meses. El secreto para que Yoongi hablara de su pasado era no interrumpiéndolo y de ninguna manera mostrarse enfadado o triste con su historia. Por muy mala que fuese.

Después de escuchar a Yoongi, si fuera por Jimin torturaría a todos los que le pusieron un dedo encima a Yoongi. Que aquella hermosa y pálida piel tuviera cicatrices era un pecado.

Tres meses y eso era lo que sabía de él. Eso y que ponerlo de mal humor era increíblemente fácil.

No hablaba de sus cicatrices, lo había intentado por todos los medios posibles, pero Yoongi se negaba a hablar sobre ellas.

 En ese momento observaba el perfil de Yoongi, que observaba a su vez la gran pantalla de la televisión de su salón. Incluso así, con toda aquella oscuridad, ni siquiera tenía que esforzarse demasiado para encontrar alguna pequeña marca. Jimin suspiró, y dejó de pensar en eso, siempre lo ponía de mal humor. Prefirió fijarse es su rostro, suave, níveo delicado y casi inexpresivo. Había visto aquel rostro lo suficiente como para saber el significado de cada pequeño cambio, por mínimo que fuera. Se suponía que lo había llamado para ver una película, pero Jimin prefería verlo a él. Sin duda era más entretenido.

Por la forma en la sus pestañas caían y por lo relajados que estaban sus labios, supo que la película no le interesaba, y que empezaba a aburrirse. Jimin no pudo evitar que una pequeña risa se escapara de su garganta.

- ¿Para qué me has invitado a ver una película si solo vas a ver mi cara? Me la vas a gastar. – Yoongi giró el rostro hacia él en busca de una respuesta. – ¿Y dónde están las palomitas? Vine con la esperanza de ver una película y comer palomitas, como marcan las reglas.

- Lo siento, hace tanto que no veo ninguna película que se me ha olvidado el procedimiento y las reglas. – Respondió con una sonrisa Jimin. – ¿Debería ir a comprarlas? – No respondió, Yoongi miraba sus labios.

- Lo que deberías hacer es dejar de sonreírme si queremos seguir “viendo” la película. – Jimin se limitó a sonreír más ampliamente, eso era justo lo que buscaba, Yoongi se aburría, iba a hacer algo para remediar aquello. Yoongi se mordió ligeramente el labio inferior. Una sonrisa de Jimin y volvía a caer. Eso era demasiado débil. – Demonios, de acuerdo, pero tiene que constar en acta que tú empezaste.

Riendo ligeramente con aquellas palabras Jimin se incorporó para acomodarse sobre las piernas de Yoongi quien colocó ambas manos sobre ambos lados de su cadera cuando lo tuvo sobre él.

Jimin acarició su pecho con lentitud hasta llegar al final de su camiseta mientras unía sus labios en un movimiento suave y lleno de cariño.

La misión, “Entretener a Yoongi” empezaba ahora.

A medida que el tiempo pasaba aquel movimiento se volvió más agresivo y exigente, sus labios únicamente se separaron para quitarse de en medio la molesta ropa que se interponía entre ellos.

Yoongi acarició con deseo el torso de Jimin, aquel cuerpo suave pero trabajado lo volvía loco.

- Joder, Jimin. – Masculló subiendo sus manos hasta su nuca para atraer su rostro al suyo – Demonios…

Jimin empezó un lento y placentero movimiento de caderas, aun con la ropa puesta, que hizo que Yoongi gimiera mientras volvía a bajar sus manos hasta su cadera, en busca de un contacto mayor entre sus cuerpos. Los acalorados ojos de Yoongi se clavaron en los de Jimin, que se sujetaba a sus hombros con ambas manos y entreabría los labios dejando escapar leves jadeos entrecortados.

- Yoongi. – Masculló aumentando el ritmo de su vaivén, puso ambas manos sobre la nuca de Yoongi y pegó su frente a la suya. El roce entre sus cuerpos, aunque placentero, estaba volviéndose desesperante. Quería más, quería mucho más contacto. – Habitación… – Echó la cabeza hacia delante y apoyó la frente en la curva del cuello de Yoongi. – Vamos a la habitación. Ahora.

 

Jimin estaba sobre él y Yoongi se dejaba llevar. Siempre supo que sería así, Jimin era muy demandante cuando se lo proponía y cuando sentía aquella mirada cargada de deseo y decisión… simplemente quería dejarse llevar, por él.

Quería, al menos por una vez, sentirse protegido y dejar de aparentar que podía hacerle frente a cualquier cosa cuando no era así.

Jimin apoyó su rodilla derecha entre las piernas del mayor mientras colocaba sus brazos, a ambos lados de su cabeza, sin querer que sus labios se separasen en ningún momento. Pero tuvo que separarse a regañadientes para deshacerse de la ropa que aún mantenían, esta desapareció rápidamente.

Jimin observó fascinado cada parte del cuerpo de Yoongi, su blanca y suave piel, aunque adornada de cicatrices, parecía resplandecer por si sola, le pareció lo más bello que había visto nunca.

Acarició cuidadosamente la piel de su torso, casi sin tocarla, como si el más mínimo roce pudiera dañarla, sus dedos danzaban sobre su piel, trazando dibujos invisibles hasta llegar a sus muslos. Explorando dentro de él, con uno, dos, tres dedos.

- Demonios. – Masculló Yoongi, ansioso – Date prisa… – Sus ojos, nublados de deseo, buscaron los de Jimin mientras estiraba ambas manos para atraerlo nuevamente a su cuerpo.

Jimin dejó escapar un gruñido, porque esas tres simples palabras que Yoongi le había dicho habían conseguido calentarlo de una manera alucinante. Se acercó a su boca bruscamente, lo besó con lujuria y deseo, quería poseerlo, escuchar sus gemidos y saber que era él quien los provocaba. Sin apartarse ni un segundo de sus labios bajó su mano hasta su muslo e hizo que flexionara su rodilla para acercarlo peligrosamente más a él.

Se separó de sus labios y escondió su rostro es su cuello al mismo tiempo que se situaba para entrar en él, con todo el cuidado que pudo, consciente de que podía ser doloroso. Sabía lo doloroso que podía llegar a ser.

Los dedos de Yoongi se clavaron en su espalda con fuerza al notar como Jimin se adentraba cada vez más en él. Era doloroso, sí, pero demonios, era consciente de lo jodidamente maravilloso que sería cuando el dolor se atenuase.

Jimin jadeó cuando estuvo totalmente dentro de él, pero no se movió en absoluto, aun cuando la voz de Yoongi susurrando su nombre le incitaba a hacerlo.

Como predijo en un principio, el dolor que sintió Yoongi eventualmente fue desapareciendo, transformándose en un placer cada vez mayor. Ya lo sabía.

Pasaron eternos momentos, entre jadeos y gemidos, el lento movimiento de caderas de Jimin adquiriendo un ritmo enloquecedor llevándolos a ambos al éxtasis y terminando aquel delirio de lujuria en un largo beso cargado de sentimientos y amor.

 

爱 ~

 

Yoongi descansaba boca abajo, con los ojos cerrados, sobre las suaves sábanas de la cama de Jimin, que, a su lado, acariciaba con cariño el cabello dorado de Yoongi.

- Ven a vivir conmigo. – Anunció como si fuera la frase más normal del mundo. Yoongi frunció el ceño de inmediato.

- ¿Qué? Deja de bromear.

- No bromeo.

- Ni lo sueñes. – Le respondió abriendo los ojos para fijar la mirada en el rostro de Jimin.

- De acuerdo, entonces iré yo a vivir contigo.

- … ¿Me he tele-transportado a cuando querías darme aquel estúpido teléfono? Eres tan infantil… – Una gran sonrisa se dibujó en el ya adorable rostro de Jimin. Iba a derrumbar las defensas de Yoongi una vez más.

- Te seguiré a todas partes hasta que aceptes.

- Estás actuando como un crío.

- ¿Acaso no te gusta esa parte de mí?

- Ugh… – Se quejó antes de cerrar los ojos para dejar de mirar aquella sonrisa – Eres capaz de ir a mi cutre apartamento de verdad… – Abrió los ojos e hizo un gesto a Jimin para que se acercara a él. Sujetó su mentón y depositó un dulce beso sobre sus labios – Eres un idiota adorable ¿Lo sabes? – Aquello viniendo de Yoongi era uno de los halagos más grandes que había. Jimin le sonrió ampliamente.

- Te quiero. – Yoongi abrió los ojos con sorpresa y Jimin juraría ver su rostro sonrojado antes de que se escondiera entre las sábanas, murmurando maldiciones en idiomas que ni siquiera conocía.

- Espera sentado si quieres que te responda a eso…

- ¡Oh, vamos Yoongi! – Se quejó Jimin, pero aún con aquella sonrisa amplia que había hechizado a Yoongi. ¿Cómo era posible que su vida hubiera dado un giro de trescientos sesenta en tan solo tres meses y dos semanas?

- … – Jimin notó un ligero estremecimiento en el cuerpo de Yoongi antes de escucharlo susurrar con voz queda: – Yo también te quiero. Idiota.

 

Se podría decir que llevaban más de tres meses saliendo.

Se podría decir que ya conocían a la perfección el cuerpo el uno del otro.

Se podría decir que conocían la historia de su vida, la que realmente importaba, el ahora, no el pasado lleno de dolor y furia que Jimin podía ver en los ojos de Yoongi cada vez que intentaba hablar con él.

Se podría decir que aquello que sentían el uno por el otro iba más allá del deseo e incluso de un simple querer.

Aquello que se había formado entre ambos, por un simple capricho del destino, era amor, un amor tan fuerte que parecía no tener final.

Puede que Jimin aún no supiera todo el pasado de Yoongi, pero confiaba plenamente en la persona, a veces malhumorada, que tenía a su lado. Sabía que cuando él estuviera preparado le contaría todo.

¿Acaso eso no era suficiente?

 

 

-FIN-

Notas finales:

No tenía claro si subir esto o no... de todas formas, gracias por leer <3

 PD: Probáblemente esto será editado cuando tenga tiempo (Añadiré alguna cosa más o así... XD

PD2: TAMBIÉN, probablemente haga dos shots más con esta temática, VKook y Namjin~~! 8D

¡Gracias por leer,hasta la próxima! <3


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