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Las luces de la vida por Kina Ni Juu

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No merecía ser feliz, no merecía seguir con vida, no merecía amar y menos que alguien lo amara, no merecía que nadie se preocupara por él pero a pesar de eso, él estaba vivo y no Kazunari.

Había pasado los últimos años en una especie de depresión que parecía que nunca iba a terminar. Se había mudado a otra ciudad para alejarse de todos, de sus tíos y sus amigos, a Satsuki le pidió o mejor dicho le exigió que no lo siguiera, no volvió a jugar basket y a sonreír de verdad, no esas sonrisas falsas, se había aislado y seguía sin conocer al hijo de Kazu, ni su nombre sabia y para ser sinceros, no le interesaba. A veces pensaba que ese niño había sido el responsable, el culpable de la muerte de Kazunari. Si el no hubiera nacido, Kazu estaría vivo.

Su vida se volvió monótona, de colores fríos y sin vida, de luces negras y grises, colores opacos, ninguna luz volvió a resplandecer ni siquiera la de sus tíos, es como si todas las luces hubieran desaparecido con la muerte de Kazu.

Vivía rodeado de tinieblas.

La mayor parte del tiempo se le pasaba en su trabajo y nunca, en esos 6 años, había pedido o aceptado vacaciones. Estaba entregado por completo a su profesión, o más bien era una vía de escape para no pensar en su pasado, y no le importaba poner en riesgo su vida.

Sus tíos solían llamarle todos los días pero Aomine solo contestaba algunas veces, casi siempre una por semana y solo si estaba en su departamento sin embargo si mencionaban algo relacionado con Kazu, les colgaba y no contestaba como por dos semanas, había temas que no podían tocar.

Tetsu  y Satsuki solían insistirle en que continuara con su vida y conociera a su sobrino pero el seguía negándose. Él seguía con vida no porque él quisiera estarlo sino porque de esa manera sentía que todo el daño que le había ocasionado a su luz, se lo estaban cobrando, que había fallado nuevamente en protegerlo. Había jurado mantenerlo con vida y no lo cumplió.

Se había acostado con un sin fin de mujeres, a veces incluso donceles, en esos años pero nunca mantuvo una relación formal, solo tenia sexo de una vez o cuando realmente lo disfrutaba, se mantenían en contacto como con Hinako, una compañera de su trabajo. Hinako era una mujer hermosa, de espíritu libre, con un cuerpo escultural y pechos enormes pero nada serio había entre ellos y ese había sido su acuerdo desde un principio. No sentimientos, solo sexo entre compañeros sin responsabilidades, solo placer.

Comía afuera de su departamento y casi siempre comida rápida, como sus habituales hamburguesas. A su casa solo iba a dormir, no pasaba mucho tiempo en ese lugar, incluso dormía en su trabajo o en la casa de Hinako o  de sus conquistas.

Así era su vida, marchita y rota, durante esos 6 años hasta que el apareció. Había sido tan inesperado como con Kazunari.

Estaba dando sus rondas nocturnas en su moto cuando escucho gritos proviniendo de un callejón y se acerco después de bajar de su moto. Dos hombres forcejaban. Uno de rastas tenía acorralado a un rubio contra la pared que suplicaba que lo dejara.

Aomine actuó por instinto cuando miro como el de las rastas sacaba una navaja con la cual amenazo al rubio y este soltaba un sollozo. Se movió rápidamente, lo golpeo alejándolo del rubio y agarrándolo de los brazos lo estrelló en el suelo para esposarlo. Las palabras salieron automáticamente mientras lo arrestaba y saco su radio para pedir una patrulla. El de rastas lo miro con sus filosos ojos de un color gris y lo amenazo con que lo dejara libre, Daiki no soporto su arrogancia y lo noqueo con  un golpe en el rostro.

Se giro para ver al rubio y se sorprendió ante la imagen del rubio. Era unos cm menos que él, más delgado pero marcado, su pelo rubio era un poco largo, unas largas pestañas delineaban unos hipnotizantes ojos dorados, piel clara, con un aro en su oreja izquierda y, tenia que admitirlo, era sumamente guapo y de aire coqueto y seductor, cuando mucho tendría unos 26 años.

El rubio respiraba con dificultad por el susto que había vivido.

-¿Estas bien?

Y entonces ocurrió, sintió una fuerte sacudida cuando el le sonrió. Su sonrisa era hermosa.

-Si, gracias

Aomine aparto la mirada cuando sintió que se sonrojaba. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué reaccionaba de esa manera tan ridícula? Solo por una sonrisa.

Unos minutos después la patrulla llego. Subieron al atacante, de nombre Haizaki, quien el rubio conocía porque era su ex novio y le dijeron que fuera a la estación a meter una denuncia contra el. Aomine miro como el joven temblaba cuando le dijeron que subiera y suspiro. Dijo que él lo llevaría en su moto. Al subir, espero a que el rubio subiera también y cuando lo hizo, el joven se aferro a su espalda y lo sintió llorar.

Espero a que se tranquilizara y luego partió a la estación. Ahí dejo al rubio a que hiciera la denuncia y fue a hacer unos expedientes que le faltaron. Esa fue la primera vez que lo miro y cuando le pidieron firmar, supo cual era su nombre. Kise Ryota.

Mentiría si diera que no pudo sacarse de la mente por los siguientes días esos ojos dorados, esa sonrisa y la calidez que le transmitió su cuerpo. Lo había hecho sentir diferente y la verdad, eso le asusto pero no dejo que eso le afectara. Solo era un chico más, solo había hecho su trabajo.

La segunda vez fue cuando iba a un Majo Bunger, tan distraído estaba en sus pensamientos que le fue inevitable chocar contra alguien derribándolo. Cuando bajo la mirada se sorprendió de ver a Kise quien se quejaba con un lindo puchero en los labios y cuando este levanto la mirada, también se sorprendió al reconocerlo.

-¡¡Tú!!-exclamo el rubio y se levanto-¡Te e estado buscando!

Aomine frunció el ceño. ¿Lo estaba buscando? ¿A él? ¿Por qué? Kise pareció intuir lo que pensaba porque sonrió ampliamente e inclino la cabeza.

-Quería agradecerte de alguna manera por lo que hiciste por mi, sino hubiera aparecido no se que hubiera hecho Haizaki. De verdad, te lo agradezco. ¿Te puedo invitar a comer como agradecimiento?

Daiki se negó, después de todo era su trabajo velar por la seguridad de todos pero el rubio fue realmente insistente y no recibió un no por respuesta. Pues bien, se iba a arrepentir. Entraron al Maji Bunger, Kise pidió una hamburguesa con papas y una soda chica, él en cambio no se contuvo y pidió sus habituales 15 hamburguesas y su soda grande. Kise se sorprendió pero las pago y no dijo nada.

Se sentaron en una mesa y Aomine escucho todo lo que el rubio le dijo. Kise había sido novio de Haizaki durante 4 años pero el rubio termino con el otro por su actitud pero Haizaki no lo aceptaba y había pasado todo un año acosándolo y se había mudado de Tokio para alejarse del ojigris pero este lo siguió. Continuo hablando de el y eso no le molesto a Daiki, le servía para perder el tiempo antes de ir a la casa de Hinako.

-¡Oh, cierto! No se tu nombre, ¿Cómo te llamas?

Aomine trago lo que masticaba y lo miro con su habitual expresión.

-Aomine. Aomine Daiki

Kise le sonrió e inclino la cabeza. –Es un gusto conocerte, soy Kise Ryota

“Lo se”, pero  no lo dijo. Terminado de comer, cada uno se fue por su propio camino. Los días siguieron y la imagen de Kise seguía atormentándolo y el no encontraba la razón. ¿Qué le había hecho ese idiota rubio?

La tercera vez que lo miro fue en la jefatura después de andar por las calles por la mañana. Se había sentado en una silla después de hacerse un café cuando lo miro. Kise estaba sentado del otro lado, con una bolsa de hielo en la mejilla derecha y sus ojos rojos e hinchados indicando que había llorado. Cuando menos cuenta se dio, ya se había levantado y sus piernas lo condujeron hasta el.

-¿Kise? ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?

Kise levanto la mirada, sus ojos volvieron a cristalizarse de lagrimas y salto sobre el abrazándolo. Aomine se sorprendió pero no lo aparto cuando Kise rompió en sollozos. Haizaki lo había atacado en su departamento y había intentado abusar sexualmente de el pero había logrado escapar.

Aomine no entendió porque sintió unos fuertes deseos de golpear a Haizaki por lastimar a Kise y unas fuertes ganas de estrecharlo contra su cuerpo, prometerle que estaría bien. Le recomendaron a Kise que se quedara en la casa de algún conocido hasta que encontraran a Haizaki pero el rubio no tenía a nadie en la ciudad y por el momento no podía regresar a Tokio por un trabajo. El chico no tenía con quien acudir y cuando noto que sus ojos dorados volvieron a llenarse de lágrimas, suspiro y hablo.

-Puedes quedarte conmigo, tengo una habitación libre

Tanto Kise como sus compañeros de trabajo lo observaron asombrados. Aomine se incomodo pero no cambio su expresión. Así fue como Kise se traslado a su departamento y Aomine le puso reglas. Mientras viviera con el podía hacer y usar lo que quisiera pero tenia que ayudar con los gastos, el rubio trabajaba como fotógrafo, si salía tenia que avisarle y mandarle un mensaje cada hora para saber que estaba bien y en las noches tenia prohibido salir.

Vivir con Kise no era tan malo como creyó en un principio y su compañía no era tan molesta. Se había acostumbrado a la forma extraña con la que lo llamaba, Aominecchi. Aomine comenzó a pasar mas tiempo en su casa para no dejar solo al joven y salían a donde Kise lo arrastraba. Algo que Kise tenía estrictamente prohibido era contestar el teléfono, si quería llamar a alguien tenia que ser por su celular.

Y un día, unas semanas después de conocerlo, fue cuando volvió a ocurrir.

Había despertado como cualquier mañana y se levanto para meterse a bañar. Al salir, se cambio y salió para desayunar algo antes de irse a patrullar. Miro turbado a Kise, quien tenía un mandil, como se movía por la cocina mientras hacia el desayuno.

-¡Aominecchi! ¡Buenos días!

En ese instante, de entre los colores negros y grises, un brillo resplandeció y una luz amarilla apareció rodeando a Kise. Una amarillo intenso, casi pareciendo dorado. La misma luz, como la de su Kazu pero sin llegar a ser ella. Era igual de cálida, alegre, intensa, deslumbrante, lo hizo sentir vivo otra vez. Su corazón se sacudió y sus piernas flaquearon haciéndolo caer de rodillas.

Kise se acerco asustado y lo ayudo a levantarse y sentarse en el sillón. Kise lo reviso y preocupo al notar que tenía un poco de fiebre. Aomine se acostó y cerró los ojos cuando le coloco en la frente un trapo húmedo. Daiki no lo entendió. ¿Qué es lo que le había ocurrido? Él había creído que nunca más una luz volvería a brillar diferente y ahora aparecía Kise iluminado, le trajo lo que el creía perdido. Aunque pensándolo mejor, la forma de ser del rubio era algo similar a la de Kazu.

Aomine llego a una conclusión. La luz de Kise representaba lo mismo que Tetsu, Satsuki y Bakagami, solo amistad, nada más. Él no podía enamorarse y además, a el le encantaban las mujeres y de grandes pechos. Ese día no fue a trabajar para descansar.

Los días siguieron y con ellos mas confusión  para su cabeza. ¿Por qué no podía dejar de pensar en Kise? ¿Qué era lo que demonios le estaba ocurriendo? No podía concentrarse en nada sin que a los segundos el rostro sonriente del rubio oxigenado apareciera en su cabeza, ni siquiera cuando estaba con sus conquistas nocturnas, ya no se excitaba como antes al ver senos grandes.

Se sacudió al sentir la mano de Hinako acariciando su pecho dirigiéndose a su entrepierna para ver si así podía despertarlo. Gruño y talló el rostro con frustración. La escucho suspirar.

-¿Sabes lo que creo Aomine-kun?-dijo Hinako-Creo que estas enamorado de Kise-kun

Aomine la miro con fastidio pero ella sonrió mientras se colocaba ropa.

-La otra vez mientras estábamos en acción, dijiste su nombre y también mientras dormías

Daiki abrió los ojos pasmado y deseo con fuerza que fuera una broma. Él no podía estar enamorado, era imposible pero, ¿Cómo estaba seguro? Nunca antes se había enamorado. Aomine tomo sus cosas, se vistió y salió corriendo de la casa. No, no podía estar pasando esto.

Cuando llego al departamento, le extraño que Kise no lo recibiera con sus tantas sonrisas. Dejo sus cosas en el perchero y cuando iba a la cocina por agua, miro en una esquina en posición fetal a Kise. No se necesito preguntar nada porque en ese momento el rubio levanto la mirada y clavo sus ojos dorados en los de el.

-¿Quién es Kazunari, Aomine?

Más sorprendido Aomine no podía estar. ¿Cómo? Kise se levanto sin apartar la mirada.

-Conteste el teléfono aunque no respondí y una mujer dijo que tenías que superar a Kazunari y seguir con tu vida. ¿Quién es Kazunari?

Aomine nunca se había enojado en mucho tiempo como en ese momento se sintió.

-¡Te advertí que nunca contestaras! ¿Es que nunca puedes hacer lo que se te pide? ¿Acaso eres idiota? ¡Y que te importa quien es Kazunari! ¡Estúpido rubio! ¡Largo! ¡No te quiero aquí!

Lo tomo del brazo arrastrándolo, no puso atención a las replicas de Kise, su mente no lo dejaba pensar y lo único que hizo fue sacarlo de su departamento sin parar de soltar ofensas. Estaba muy enojado. Kise lo había desobedecido y le había traído de regreso a sus pensamientos a Kazu, mas confusión a su cabeza. Cerro la puerta con seguro y puso una silla para atrancar la puerta y Kise no pudiera entrar, ignoro sus gritos y su celular que no paraba de sonar. Se coloco unos audífonos con música a todo volumen y se acostó en el sillón cerrando los ojos.

Su mente era un caos y no pudo librarse de Kise ni Kazu por lo que no fue extraño soñar con ellos. Al despertar por tener hambre, no pudo recordar que soñó. Miro su reloj y miro que ya era tarde, casi las 8 de la noche. Ya se había tranquilizado y pasado el coraje, se sentía un poco culpable por como reacciono con Kise y le mando un mensaje para que regresara, ya era tarde para que estuviera afuera y solo.

Un par de horas y Kise no aparecía ni contestaba el celular. ¿Estaba enojado y por eso no le contestaba? ¿Era su venganza por que él también lo había ignorado? Aomine estaba preocupado y cuando dieron las 11, tomo sus cosas y salió a buscarlo. Su celular sonó y contesto con la esperanza que fuera el pero era Hinako.

-¡Aomine-kun! ¡Tienes que venir, Haizaki tiene de rehén a Kise-kun y esta amenazando con asesinarlo! ¡Lo quiere matar!

Aomine sintió como su cuerpo se congelo y su corazón se detenía. “No otra vez”. No podría soportar perder a alguien más. Hinako le dio la dirección y fue directo. Él iba a proteger a Kise porque…estaba enamorado de el. No podía engañarse con lo contrario.

El lugar era el departamento de Kise, se acerco a su superior para que le contara todo. Al parecer Kise había ido a su departamento y ahí estaba Haizaki, los vecinos habían llamado a la policía al escuchar los gritos. Daiki llamo y le ordeno que lo dejara libre pero Haizaki accedió solo si cambiaba su lugar. Aomine a pesar de saber las consecuencias que eso conllevaba, no lo dudo. Dejo sus cosas y subió al departamento de Kise.

La puerta se abrió antes de que tocara y apareció Haizaki con un arma en mano. Aomine no se muto, no tenia miedo por él, solo por Kise y haría todo lo necesario para mantenerlo a salvo. Entro y miro a Kise amarrado a una silla, tenía sangre escurriendo por su nariz, un ojo hinchado y sus ojos llenos de lágrimas, y este al verlo, forcejo para escapar. Esto era su culpa y si algo le pasaba al rubio, él seria el único responsable.

Daiki sintió una ira recorrerlo por dentro y siguiendo sus instintos, actuó. Se dio la vuelta rápidamente y se lanzo contra Haizaki tomándolo desprevenido. Cayeron al piso, la pistola a unos metros de ambos y pelearon como endemoniados e intentaron alcanzar el arma. Ambos la tomaron y forcejaron para quitársela al otro. Aomine escucho que se disparó y lo primero que hizo fue dirigir su mirada a Kise para ver que estuviera bien.

Kise estaba bien pero sus ojos estaban llenos de miedo. Aomine con golpes certeros, sintiendo la adrenalina al máximo, pudo contra Haizaki y se levanto para ayudar a Kise, tan solo lo soltó, este se lanzo a sus brazos sollozando con fuerza. Aomine lo estrecho sonriendo levemente y acariciando su espalda.

-Todo estará bien Kise, estas a salvo, no dejare que te alejen de mí

Y entonces sus fuerzas lo abandonaron y hubiera caído al suelo sino fuera por los brazos de Kise. El arma no había lastimado a Kise porque la bala había impactado en él. Su rostro no perdió la sonrisa y llevo una mano a la mejilla lastimada de Kise para acariciarla, el rubio lloraba con más fuerza apretando la herida para detener la sangre.

-Lo siento Kise…yo…

Kise le coloco un dedo en los labios para acallarlo y negó.

-Por favor, no digas nada, guarda las fuerzas. No puedes dejarme Aominecchi, ¡No te lo permito! Tienes que vivir… te amo Daiki, te amo demasiado

Aomine sonrió, con una sonrisa genuina, como no lo había hecho en los últimos años. El sentimiento era reciproco. Ya no tenía fuerzas, sus parpados pesaban toneladas y la voz de Kise sonaba lejana pero antes de quedar inconsciente, dijo unas últimas palabras.

-Fuiste la luz que me ilumino cuando más lo necesitaba Kise…

Notas finales:

Jojojo! Que tal? Ya casi termina, un capitulo y es el final.

La historia esta quedando un poco diferente a como iba hacer en un principio pero me esta gustando.

Oi! Estoy pensando seriamente en hacer un capitulo extra pero desde la perspectiva de Midorima ya que en unos comentarios me dijeron que tiene muy poca participación, es que en si la historia se centra en Aomine pero no me importaría hacerlo y por eso quisiera su opinión. Quieren un capitulo de Midorima?

Gracias a todos por leer.


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