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Found Feelings por Chronophobia

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Notas del capitulo:

Hey ~ creo que me ha quedado un poco corto, pero en lo personal me ha gustado cómo ha quedado.

Enjoy ~

Subió las escaleras en dirección a su habitación, aquella plática le había destrozado el corazón nuevamente. Aún llevaba en mano su vaso en el que había tomado whisky. Una vez dentro del cuarto, sintiéndose un poco más protegido de no estar frente a alguien y sentir que en cualquier momento se quebraba tomó de una mesa una jeringa, el antídoto que Hank había creado y una cinturón para su brazo.

Se sentó en la cama, tomó el cinturón y rodeó su brazo con este, ejerciendo fuerza para que las venas de su brazo se marcaran. Llenó la jeringa con el líquido y poco a poco fue ensartándola en una de sus venas más marcadas.

Ya no oía las voces de los demás en su cabeza, sin embargo ahora los recuerdos lo torturaban. La voz de Erik siempre estaba dentro de sí, sus palabras envenenadas de odio cuando mencionaba que mataría a Shaw, su rostro de angustia cuando la bala que desvió se clavó en su espalda baja. El momento en que se fue, llevándose a Raven. Las palabras cargadas de cariño y amor que en secreto se decían, un secreto que actualmente solo Hank conocía. Todos esos recuerdos hacían que el corazón se le estrujara al punto en que creía que moriría del puro dolor.

A veces se cuestionaba si lo que Erik había dicho sentir por él no eran solo mentiras, ¿cómo podrías dejar a quien amabas agonizando, y llevándote a la persona que más quería en el mundo?

El antídoto le calmaba un poco, sin embargo ese dolor del pecho no se iba. Sentía sus ojos arder, las lágrimas acumularse en estos. Respiró profundo, limpiándose las lágrimas que aún no se atrevían a recorrer sus mejillas y volteó, solo para encontrarse con la foto de Raven, su pequeña Raven.

“¿No me tienes miedo?”

“Siempre pensé que no podía ser el único en el mundo”

“Estás sola, y hambrienta. Toma lo que quieras, tenemos mucha comida, no necesitas robar. De hecho, nunca más necesitarás robar, es una promesa”.

Quizá aquel hombre tenía algo de razón, si bien Erik le había dañado, no podía dejar sola a Raven, no, se lo había prometido.

d87;

-Te dije que no había ningún profesor aquí.

Logan se dio la vuelta para observar al científico.

-¿Qué diablos le pasó? –Preguntó con el ceño fruncido.

Lo perdió todo. A Erik, a Raven, sus piernas. Construimos la escuela, los laboratorios, todo este lugar… y luego, tras el primer semestre, la guerra en Vietnam empeoró. Muchos de los maestros y los estudiantes mayores fueron reclutados. Lo hizo pedazos. Se encerró en sí mismo, yo quise ayudarle, hacer algo. Así que creé un suero para tratar su columna vertebral derivado de la fórmula que me ayuda a controlar mi mutación. Yo tomo lo necesario para mantener mi equilibrio, pero… él toma demasiado. Intenté que lo dejara poco a poco, pero no pudo soportar el dolor, las voces, los recuerdos. Él y Erik tuvieron una historia que realmente no ha podido superar. Con el tratamiento recuperó las piernas… pero eso no basta. Ha perdido demasiado.

Aquello le había dicho Hank y solo eso bastó para que entendiera el por qué se comportaba de esa forma. Sintió unas terribles ganas de abrazarle y estrujarle contra su pecho, acariciar sus cabellos y decirle que todo estaría bien como si de un niño pequeño se tratase. Hank parecía apenado, como si su estado actual se debiera a su incapacidad de ayudarlo, pero entendía que no todo era posible, y que había hecho su mejor esfuerzo.

Suspiró, ahora se sentía mal por haberle hablado de la manera en la que lo hizo y de igual forma sentía rabia. No sabía mucho qué había pasado entre Erik y él, pero sin duda no le agradaba nada esa sensación que le provocaba el si quiera imaginar algo.

-Te ayudaré a llegar a ella.

No supo cuánto tiempo estuvo sumido en sus pensamientos, pero aquella voz firme le hizo reaccionar de inmediato.

-No por tus tonterías sobre el futuro, sino por ella.

Tuvo que contenerse para no sonreír como bobo y en cambio continuar luciendo serio pero relajado. –Me parece bien.

-Pero te diré una cosa, no conoces a Erik. Ese hombre es un monstruo, un asesino. ¿Crees poder convencer a Raven de cambiar? ¿De volver a casa? Espléndido. Pero, ¿qué te hace pensar que puedes cambiarlo a él?

-Que tú y Erik me enviaron aquí juntos.

Charles se quedó estático… ¿acaso era posible? Erik y él, juntos… joder, eran demasiados pensamientos y emociones para un solo día, para una sola hora si quiera. No quería sentir esa inevitable emoción y esperanza que ahora crecía en su pecho de solo escuchar esa posibilidad.

Hank no quiso esperar más y se acercó a ellos. Había logrado ver como un deje de esperanza se albergaba en los ojos del ex telépata y eso le hizo sentirse esperanzado también. Le partía el corazón ver a una persona que le aceptó y le ayudó tanto, ahora destrozado. Se apresuró a organizar un plano del pentágono para poder explicar acerca del lugar.

-La celda donde está fue construida en la Segunda Guerra Mundial, cuando había escasez de acero –Comenzó a explicar. –Así que los cimientos son de concreto y arena, nada de metal.

-Lo tienen preso cien pisos debajo del edificio más custodiado del planeta.

-¿Por qué está ahí?

Si bien ya había tenido muchos sentimientos en ese día, nunca era demasiado para agregar uno más. Al escuchar eso, Charles alzó la vista. ¿A pesar de todo Erik podía seguir siendo tan cínico como para no decirle el por qué estaba preso? Si había algo que le molestaba de Erik era eso.

-¿Olvidó mencionarlo? –Dijo antes de reír sarcástico.

-John F. Kennedy –Mencionó Hank.

-¿Asesino a…? –La risa de Charles le interrumpió.

-¿Qué otra cosa explica la milagrosa trayectoria de la bala? Erik siempre ha sido bueno para las armas.

Oh, ese bastardo lo hacía rabiar, si de viejo a duras penas podía tragarlo, no imaginaba cómo sería conocer a un Erik joven.

-¿Seguro que quieres hacer esto?

-Es tu plan, no el mío –Resolvió.

-No tenemos recursos para entrar –Dijo Hank, queriendo evitar un momento de tensión.

-O salir –Respondió Charles. –Solo somos Hank y yo.

-Conozco a alguien –Dijo con seguridad. –Sí, ahora debe ser un joven. Creció en las afueras de Washingnton –Rió bajo. –Podría entrar a cualquier lugar. Pero no sé cómo diablos encontrarlo.

Hank volteó a ver a Charles algo incómodo, no sabía cómo respondería a la pregunta que tenía planeada.

-¿Es impensable usar a Cerebro? –Murmuró.

Charles parpadeó. ¿Era en serio esa pregunta? ¿Cómo suponía que lo utilizarían si no tenía sus poderes?

Aquello lo entendió como una negativa por lo que tan solo quedó su segunda opción.

-Tenemos el directorio telefónico.

d87;

Durante el viaje a Washington pudieron platicar un poco, si iban a estar en una misión juntos lo mejor que podían hacer era conocerse y llevarse de manera aceptable. Ahí Logan conoció una parte que jamás esperó ver del profesor; era una persona sumamente amigable, bromista, al parecer ese rato le sirvió para despejarse un poco de todos sus problemas pues se le había visto más animado.

Cuando estuvieron en Washington rentaron un auto y se dirigieron a la dirección que habían anotado.

-Aquí, aquí –Dijo Logan cuando estaba a tan solo unos metros de la casa.

El auto iba dando ligeros frenones que hacía reír a los tres hombres dentro del carro.

-¿Dónde?

-Aquí –Repitió Logan cuando por fin estuvieron frente a la casa. –La próxima vez yo conduzco. No te acostumbres.

Bajaron del auto y se aproximaron a la puerta, la cual tocaron un par de veces. Una mujer no tardó mucho en hacerse presente notablemente preocupada.

-¿Y ahora qué hizo? –Dijo en un exhalo. –Les haré un cheque por lo que haya robado.

-Solo queremos hablar con él.

La mujer asintió, probablemente un poco aliviada de que no hubiera algo más grave.

-¡Peter! La policía está aquí –Exclamó. –Otra vez…

d87;

Había alcanzado a escuchar a su madre ¿qué había sido eso? ¿policías? Era imposible, no había robado nada, y por primera vez en mucho tiempo decía la verdad. Sí, había hecho algunas bromas por el vecindario, pero los vecinos ya se habían dado cuenta y ya habían ido a reclamar, no entendía el por qué llamarían a la policía.

Corrió fuera de su habitación, viendo todo a su paso tan lento que en ocasiones se sentía aburrido. Vio los tres hombres y sin dejar de usar su mutación los chequeó con rapidez. No, definitivamente no eran policías, principalmente porque no vestían como tal, y por ende no lucían como tal. Además, no llevaban ninguna placa policiaca encima.

Una vez confirmado eso regresó a su habitación, todo sin haber sido visto o escuchado, definitivamente amaba su habilidad.

Para aparentar un poco de normalidad tomó tu pelota de ping pong y su raqueta, comenzando a jugar el solo. Oh, definitivamente se iba a divertir un poco con esos hombres; sentía cierto aire que le hacía pensar que tenían algo bueno para decirle, no todos los días llegaban a tu casa sin un reclamo por algo que robaste o hiciste.

Logan, Charles y Hank bajaban por unas pequeñas escaleras que conducían al cuarto de Pietro, encontrándose con este jugando.

-¿Qué quieren? –Incluso en su voz se notaba la rapidez. –Yo no hice nada, he estado aquí todo el día.

Y no era mentira, todavía estaba planeando lo que haría en la tarde. Terminó sentado en uno de sus sillones, de espaldas a los tres hombres que de inmediato voltearon a verlo, un poco confusos por tanto movimiento.

-Relájate Peter, no somos policías –Dijo Logan.

-Claro que no, no vendrían en un auto alquilado si lo fueran –Realmente lucía relajado. Sostenía su cabeza por detrás, sus piernas estaban cruzadas, y por sobretodo sus palabras era seguras.

-¿Cómo sabes…?

-Revisé su matrícula mientras caminaba hacia la puerta –Interrumpió. –Me sobró tiempo y vi su contrato de alquiler. Son de otro estado. ¿Son del FBI?

Oh sí, disfrutaba de la confusión que las personas siempre mostraban, le parecía tan divertido, aunque la reacción parecía ser siempre la misma, quería algo diferente. Y nuevamente en su cabeza sonaba una alarma que le decía que estos tipos le darían algo interesante.

Ni siquiera les dio tiempo de responder, se levantó y nuevamente, casi sin ser visto tomó la cartera del más bajito, curiosamente él lucía demasiado interesante, con ese cabello largo y desordenado, debía ser un tipo rudo, aunque su estatura definitivamente no intimidaba.

-No, no son policías. ¿Escuela de talentos? –Dijo sacando una vieja tarjeta arrugada. Soltó la cartera y nuevamente se trasladó, tomando una paleta de hielo y sentándose una vez más en el sofá.

-Es una vieja tarjeta –Dijo Charles, con notable incomodidad. Aquel chico comenzaba a fastidiarle.

-Es fascinante –Dijo Hank.

-Es un fastidio –Respondió Charles.

-¿Se teletransporta?

Logan negó. –No, solo es rápido. Y cuando lo conocí no era tan… joven.

-¿Joven? Ustedes son viejos –Dijo Peter, logrando que los tres adultos voltearan a verle.

-¿No temes mostrar tus poderes?

Internamente rio por la pregunta de Hank, al parecer era demasiado inseguro, o esa pregunta le daba a entender eso.

-¿Poderes? ¿Qué poderes? ¿De qué hablas? –Sí, iba a juagar un poco con la paciencia de aquellas personas. -¿Ven algo raro? Nadie les creería si lo contaran.

No esperó una respuesta, corrió hacia su máquina de videojuegos y comenzó a jugar, aturdiendo una vez más a los tres adultos.

-Entonces, ¿quiénes son? ¿qué quieren?

-Necesitamos tu ayuda.

Oh, eso prometía bastante.

-¿Para qué?

-Para entrar a un edificio de alta seguridad y sacar a alguien.

-¿Un escape de prisión? Es ilegal, ¿saben? –Sonrió.

Logan, Hank y Charles voltearon a ver alrededor de todo el cuarto. ¿Ilegal? El chico robaba cosas cada que se le antojaba ¿y se atrevía a decir que eso era ilegal?

-Solo si te atrapan –Respondió Logan para no alargar más la espera.

-¿Y qué gano?

-Tú, cleptómano, logras entrar al Pentágono.

Aquello hizo que se detuviera de golpe. ¿El pentágono? Había entrado y salido a muchos lugares pero nunca se había arriesgado a tanto… ¡y sin duda sería asombroso! Pero… ¿cómo saber que no le estaban mintiendo?

Se volteó, con desconfianza notable. -¿Cómo sé que puedo confiar en ustedes?

-Porque somos como tú.

-Muéstrale.

Tras escuchar eso Logan alzó su puño y sacó lentamente sus garras, abriendo la piel de sus nudillos y provocando un sonido ligeramente asqueroso, aunque ya estaba acostumbrado a eso, y claro, también al dolor/ardor que le provocaba.

Era verdad, ellos eran tan raros como él. ¡Entraría al pentágono! Estaba a punto de realizar uno de sus más grandes retos, no podía evitar estar emocionado. Aunque claro, prefirió no demostrarlo.

-Genial, pero asqueroso –Se limitó a decir.


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