--Pov kai--
-Baekhyun, podrías ayudar a bajar las cosas por favor?
-…
-Baekhyun…me escuchaste?
-…
Me encontraba en la parte trasera de la camioneta bajando algunas maletas y cajas de mudanza, se suponía baekhyun -mi hermano “pequeño”- debería estar a un lado de mí ayudándome a bajar el resto de las maletas y cajas. Pero no, no estaba, tuve que ir a buscarlo alrededor de la camioneta y la que seria nuestro nuevo hogar y el enano no aparecía.
Nosotros somos licántropos, del tipo lobo, vivíamos en el bosque y por algunos problemas que hubo en el pueblo decidimos comenzar de cero, mudarnos a la ciudad y comenzar una nueva vida.
Me recargue un momento en la camioneta y le marque a su celular para que después de tres tonos me mandara a buzón, perfecto…
Mire un momento el celular, donde vivíamos no eran muy comunes los aparatos electrónicos, era un pueblo muy pequeño, antes de ir a ese pueblo vivíamos en una ciudad mas pequeña en la que estábamos, pero ahí si tenían la costumbre de llevar consigo aparatos electrónicos, esa fue una pequeña razón por la que nos mudamos a seul.
-Disculpa…
No había pretexto, estaba seguro de que baekhyun sabia como utilizar un celular, marcaba y marcaba, pero el puto enano no me contestaba
-Disculpa…
Iba seguir marcando a su celular hasta que de repente sentí unos pequeños tirones de mi camisa, me gire pensando en que tan solo tal vez…podría ser el enano y así podría darle una paliza.
Pero no.
No era mi enano.
Era otro chico de baja estatura y ojos saltones, aunque era bastante bonito, el punto era comenzar de nuevo, así que decidí ser amable.
-Lo siento, me hablabas?
-Si, quería darte la bienvenida, me entere de que se mudaría alguien en la casa de junto -extiende un pastel- hice un pastel.
-Muchas gracias –sonreí con sinceridad- eres muy amable.
-Por nada.
-mm…quieres pasar?, aunque ahora mismo esta vacía la casa.
-no gracias, tengo cosas que hacer, aunque me gustaría saber tu nombre.
-oh!…que tonto soy, mi nombre es jongin, pero suelen decirme kai y el tuyo?
-kyungsoo y me dicen d.o, bueno, adiós
Cuando kyungsoo se giro para irse no pude evitar mirar su trasero, tenia un trasero bonito y también una bonita cintura. Iba a quedarme mas tiempo observándolo si no fuera porque mi celular vibro de la parte trasera de mi pantalón, lo desbloquee y una imagen de baekhyun apareció.
-donde carajo estas?
-mm…creo que se llama los tres osos, sabes? Deberías venir…venden un pastel de zarzamora delicioso y el de choco…
-Baekhyun
-Si?
-Se suponía que deberías estar ayudándome con la mudanza y de donde sacaste dinero?
-Sobre el dinero…sin comentarios y sobre la mudanza…
-Baekhyun trae tu trasero para acá y ayúdame.
-Ok…ya que.
--pov Baekhyun—
Después de la llamada de kai me levante del asiento y le pague a la amble pasita que me atendió. No quería ayudarle a kai, pero tampoco quería terminar con mi carita golpeada.
De camino a la casa vi a una señora caminando con su perro, se veía que tenía dinero y además llevaba el cierre de su bolsa abierto. Perfecto.
En el pueblo siempre tomaba –robaba- las cosas de los demás sin que se dieran cuenta, se me da muy bien.
Saque la propaganda de los tres osos y comencé a “leerla”, cuando estuvo mas cerca de mi “tropecé” de manera que termine abrazando a la señora en busca de apoyarme en algo y sacando su cartera disimuladamente.
-Maldito mocoso –me empujo la desgraciada y se fue caminando con su perro.
Me senté en el pavimento y abrí la cartera, era bastante dinero y tarjetas de crédito. Feliz cerré la cartera y la guarde debajo del elástico de mis boxers.
-Hey…! Ratero! Esa es…la cartera…de la señora Eva –dijo un chico de ojos saltones recargándose en sus rodillas y voz entrecortada, señal de que había corrido
-Claro que no, es mía, por algo la tengo yo, permiso –iba a pasar a una lado de el pero me tomo por la pierna– suéltame, no quiero empezar con problemas.
Y no quería pero el muy maldito había aparecido y al parecer no iba a dejarme ir de la manera pacifica que quería.
-Devuélvemela y te suelto –hizo mas presión
-Te lo diré otra vez, suéltame- Baek…respira.. 1…2...
-No
…3
-Te dije que me soltaras - usando la rodilla que me quedaba libre le lance un golpe en la espalda, no muy fuerte pero si lo suficiente para que le doliera y me soltara la pierna –Adiós.
Seguí caminando y me gire un poco para ver como estaba el chico, si bien yo le pegue el pobre después de todo solo quería hacer una buena acción, seguía sentado y no dejaba de sobarse la espalda, al final de cuentas creo que no controle mi fuerza.
En fin...
Al parecer mi nuevo comienzo no estaba comenzado como debería, con buenos vecinos de mi edad que conforme pase el tiempo serán mis amigos y pasaremos el resto de los días pegados como chicles.
Las relaciones sociales definitivamente no se me dan.