TAKANO POV
Siempre he estado vacío, siempre he sido solitario, nunca he dependido de nadie, incluyendo a mi familia también. Mi padre huyó de su responsabilidad dejando a mi madre embarazada cuando apenas tenía 6 meses. Después de que nací mi madre comenzó con la drogadicción, mi abuela estuvo cuidando todo mi desarrollo hasta mis cinco años de edad.
A los 3 años ya sabía cocinar una sopa, puesto que mi abuela y yo sabíamos que en cualquier momento podría quedarme solo, o al menos sin alguien en quien apoyarme. Puesto que mi madre hasta la actualidad sigue con sus vicios y depresiones.
Una noche, por falta de medicinas, mi abuela murió en la mecedora que tanto le gustaba, y lo peor de todo fue que yo vi como cerraba sus ojos lentamente mientras que yo lloraba y le acariciaba sus cabellos plateados. Me dolió mucho el verla de esa manera, pero al menos mi abuela había pasado a un lugar mejor, y con una enorme sonrisa en su rostro, cubriendo su preocupación por dejarme abandonado.
Mi madre llegó al día siguiente, y cuando vio a mi abuela así solo se hincó y comenzó a llorar, no me acerque a ella, mientras solo me quería matar con la mirada. Recuerdo bien los gritos de desesperación de mi madre al encontrarse posada frente al cuerpo frío de mi abuela.
Después de un tiempo conocí a Yume, quien también cuidaba de mí pero en otro modo. La manera en que la conocí fue bastante curiosa, pero muy divertida.
----------FLASH BACK--------
Estaba enojado, frustrado, con frío, con miedo, llorando, estaba completamente confundido, mi abuela; la única persona que fue capaz de acogerme cuando mi madre me dejó por un lado, y mi padre huyo de mi. No me lo creía, Dios debe de ser horrible, siempre que le confías te quita lo más preciado de tu vida, pareciera que él solo es desgracia… pero en verdad ¿existirá algún Dios? Estoy tan confundido que prefiero no pensarlo.
Tengo un cuchillo, apunto a mi cuello “Ten valor, no seas un cobarde”, “Hazlo, vamos”, “No vales, no importará”, “Pequeño estúpido” Esos pensamientos rondaban una y otra vez en mi cabeza.
-Abuela, perdóname- Dije con miedo apuntando aún más cerca de mi cuello esa cosa punzante que, pero luego bajé aquella arma blanca y vi hacia arriba –Que hermoso cerezo- Dije calmando mi corazón entre la blanca nieve combinada con ese hermoso tono color rosa.
-¡Oye ¿qué estás haciendo tú aquí?!- Gritó una niña de cabellos anaranjados y unos ojos rosas.
-¿Quién eres tú?- dije confundido.
-Esa no es una respuesta, además si vas a hacer eso, vete a hacerlo en un lugar donde no ensucies a Sakura-chan- dijo seria y de brazos cruzados.
-¿”Sakura…chan”?- Dije completamente confundido.
-Sakura-chan, el árbol en el que estás recargado, baka baka- Dijo sacándome la lengua.
-Oye, no hagas eso, me molesta, pequeña niña- Dije enojado y con un puchero.
-¡¿”Niña”?!- Dijo enojada.
-¿Qué no lo eres?-
-Bueno… sí, pero…- dijo sonrojada pero con pucheros.
-Vaya, eres tan rara, e infantil-
-Mira quien lo dice, el que se iba a suicidar enfrente de Sakura-chan-
-¡¿Qué dijiste?!- Dije. Duramos un rato en silencio, pero creo que de tantas tonterías que estábamos diciendo ambos nos soltamos riendo sin poder parar.
-Ja, ja me agradas, soy Yume-
-Je, je soy Masamune-
-Bueno, mucho gusto Masamune-
-Igual digo Yume ja, ja, ja- Dije aun riendo.
-Bueno, si no te importa debo regar a Sakura-chan- dijo mrando al árbol -¿quieres ayudarme?-
-Sí, reguémoslo-
Pasaron 2 meses y para cuando acordamos Yume, Sakura, y yo ya éramos grandes amigos, pero por desgracia ese día tuvo que llegar.
Llegué a mi casa después de la escuela, más tarde iría a ver a Yume para ayudarla con Sakura, pero al llegar pude ver a mi madre con un cuchillo mirándome fijamente mientras sonreía.
-Descuida madre, te vengaré de esta peste- Dijo para luego correr hacía mí y cortarme una parte del cachete, luego de eso, prosiguió cortando mi ropa, y rasgando mi piel con ese cuchillo, era doloroso. Mi madre comenzó a gritar al igual que yo, por ello los vecinos se alarmaron, lo último que recuerdo de ese momento fue mi madre apuñalando mi estómago, después de eso caí al suelo y no vi más.
Desperté y ya había pasado un día entero, como ya estaba bien pero con heridas pequeñas, me escapé del hospital para ir con Yume y cuando llegué ella se veía molesta.
-¿Por qué rayos no vini…?- Dijo, pero no pudo terminar la oración al verme con cicatrices leves por todo mi cuerpo -¡¿Qué te pasó?!-
-Bueno tuve una leve discusión con mi madre, pero descuida, vine a decirte que estaré ausente por algún tiempo, así que no podré regar más a Sakura, lo siento-
-No puedes dejarme sola, hemos logrado que Sakura este sana y salva, y ahora me dejas, ¿Cómo se supone que reaccione?- Dijo llorando -¡Eres un maldito!-
-Oye, en primer lugar esto lo hacía por obligación, yo jamás quise ayudarte, pero al salvarme me sentí forzado a hacerlo-
¡Si no querías hacerlo pudiste haberte matado…!- Gritó, pero por mis impulsos la callé aventándola y así ella cayera en el suelo –Masamune…-
-Me voy, que te vaya bien con tu estúpido árbol-
-Masamune, no me dejes… no… no me dejes- Dijo llorando mientras yo seguía mi camino, dejándola tirada en el suelo frío.
Pasaron un par de días y yo me sentía demasiado culpable, así que al tercer día fui pero no estaba allí, y al árbol le faltaba agua, así que lo volví a regar, así fui una semana completa, hasta que decidí ir a su casa, pero al tocar su madre se dirigía al hospital.
-Oh, Masamune, ¿Qué haces por acá?-
-Vine a ver a Yume…-
-¿Qué no te enteraste?-
-¿Enterarme? ¿De qué?-
-Masamune, Yume sufrió de un paro cardiaco en la noche hace más de una semana- Dijo la mujer con una voz lastimosa, no me lo creía, ¿Qué rayos había hecho?