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Taking a Walk on Ice por Yixing_unicorn

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Notas del fanfic:

¡Hola!. Aquí de nuevo les traigo una nueva historia que espero que les guste uu.
La verdad, el titulo no tiene nada que ver con la historia. Como no tuve idea de qué poner, puse el titulo de la canción que escuché todo el tiempo cuando escribí el fic, por si quieren escuchar es este https://youtu.be/PmITg9bVv-g ya tiene sub. Ah, por cierto vi esta imagen y me anime a escribir esto https://twitter.com/_1cmplus/status/522582465185980417 ;;
 
Por último otra cosa, pensaba en continuar esta historia o dejarla sólo así. Depende si hay alguna alma que lea esto ;; y me diga su opinión si debo o no continuarla. Si les gustó la historia, supongo.

Notas del capitulo:

Bueno como ya dije anteriormente espero que les guste algo. Sin más, les dejo leer.

Hoy era su primer día de clases, su último año diría él. Eran las seis y media de la mañana exactamente. Se había despertado temprano, no por querer impresionar a su profesor siendo el primero en llegar a su clase, sino, porque tenía algo que hacer, como en todos los años anteriores, una rutina anual diría Taehyung.

Tomó una ducha para luego vestirse, observó su figura en el espejo varios segundos, acomodándose la corbata, se veía bien pensó. Recordó el porqué se había despertado temprano y fue en busca de una pequeña caja que se encontraba bajo su cama, sonriendo lo tomo, agarrando su mochila y dirigiéndose a la cocina donde se encontraba su madre con el desayuno recién hecho.

 

—¡Buenos días! 

 

—¡Oh, Buenos días, Taehyung! —un tanto sorprendida al ver a su hijo despierto tan temprano, cuando las clases iniciaba a las ocho prácticamente, seguro estaba entusiasmado porque era el último año de escuela había pensado, le restó importancia y le extendió el desayuno que había preparado recientemente. —Toma, lo acabo de hacer.

 

—Sólo tomaré esto —agarrando una media luna en unas de sus manos. —Y esto —dijo bebiendo un sorbo de su jugo de naranja, para colocarlo de nuevo en el mismo sitio donde se encontraba. Murmuró un adiós y depositando un fugaz beso en las mejillas de su madre se despidió, corriendo con cuidado para que su caja no sufriera un daño alguno.

 

—Pero si no acabaste el desayuno —gritó. —Y sabes que es importante alimentarte para tener fuerzas y poder concentrarte en clas… —no logró acabar con su regaño, ya que su hijo había desaparecido al cerrar la puerta, suspiro ya que no logro su cometido de todos los días. Supongo que tendré que comer esto dijo.

 

Al salir de su casa, fue a la parada de autobuses, miró su reloj, faltaban solo seis minutos para que llegara uno. Podría ir caminando a la escuela, le tomaría un total de quince minutos llegar y le sobraría mucho tiempo para la primera clase, pero hoy tenía otra cosa en mente. Se paro rápidamente al ver al bus llegando a la hora exacta, sonrió, parece que hoy era su día de suerte dijo dentro suyo, subió y se dirigió a la parte de atrás, tomó asiento y con sus dedos comenzó a dar suaves golpes a su caja, estaba nervioso, observó los lugares de afuera para tratar de calmarse. Al ver que llegaba, se paró de inmediato y bajo, caminó un poco más relajado. La escuela a esas horas se encontraba un poco desierta, claro quién en su sano juicio vendría tan temprano el primer día de clases. Tatareando una melodía, se dirigió a las escaleras, subiendo al último piso.

 

En el último corredor se encontraba un aula pequeña, oscura y sucia. Era unas de esas aulas en donde los alumnos temían entrar, por los rumores que siempre se habían extendido. Cuando se había enterado había bufado, le parecía una tontería de que había fantasmas y lo había confirmado cuando fue a aquel sitio días tras días y no sucedió nada. Pero viéndolo ahora de esta perspectiva se veía un poco aterradora, apretó su caja entre sus brazos y a pasos apresurados se dirigió a la última puerta. Suspiro antes de entrar, giró el picaporte y se adentro. Fue recibido con telarañas y polvos, estornudó al no acostumbrarse al lugar. Apartando las telarañas del lugar se dispuso a limpiar el sitio. Luego de acabar se tumbó al piso, ahora ya limpio y miró. Era un pequeño lugar donde cabrían pocas personas, estaba seguro que era el lugar donde el limpiador guardaba sus productos de limpieza y algunas que otras cosas un poco más grande, pensó que en total cabrían nueve personas en ese pequeño lugar. Eran las siete y quince minutos, le tomó mucho tiempo limpiar. Se sentó y atrajo sus cosas a él, tomó la caja y abrió. Había diferentes tipos de estrellas hecha en diferentes colores, formas y tamaños. También un papel en donde se encontraba una estrella recortada y un aerosol al lado, tomó cada una con cuidado de no romper y los coloco a un lado. Se paró y abriendo su mochila, sacó un libro que era unos de sus favoritos, lo había leído tantas veces que ya perdió la cuenta, su madre lo había regalado dos años atrás por el día de su cumpleaños número quince. Guía para viajeros del cielo leyó el titulo de su libro, sonriendo por lo tonto que sonaba, pero amaba tanto aquel libro que lo cuidaba con su propia vida, más que los restos que se encontraban en su casa. Coloco con cuidado en el piso y observó el sitio, no había cambiado nada, todo se encontraba en el mismo lugar que había dejado hace meses atrás antes de que terminaran las clases.

 

—¡A divertirnos! —exclamó.

 

Tomo  unas estrellas adhesivas fluorescentes y con cuidado coloco en algunas partes de las paredes y otras en el techo. Agarró las demás estrellas que había dibujado la semana anterior y las unió con un hilo uno tras otro, colgándolo por la ventana y algunas en la puerta. Para hacer el lugar más agradable canto una canción, mientras iba colocando más estrellas en cada rincón, sin darse cuenta había cantado un poco más fuerte, se encontraba feliz y se dejo llevar por la música. Su madre le decía que cantaba hermoso y debía hacerlo más seguido, en ocasiones le pedía que cante un trozo de su música favorita, mientras ella se ponía a cocinar o hacía la limpieza. Un ruido había llamado su atención y paro de inmediato de hacer lo que estaba haciendo para girar la cabeza y buscar de dónde provenía aquel ruido, quizás ya estaban llegando los alumnos y se dirigían a pasos apresurados para encontrarse con sus amigos pensó, pero arriba nunca subía nadie por los estúpidos rumores según él, quedó en silencio varios minutos y al no escuchar de vuelta nada giró agarrando el aerosol con el trozo de papel y apoyó por la pared en donde todavía no fueron profanadas por las manos de él, para luego derramar una cantidad pequeña y quedar un diseño de estrellas, fue haciendo en cada lugar hasta que pensó que ya era suficiente. Se sentó para observar su obra y sonrió, era perfecto. Ya que en aquella aula entraba poca luz y se veía claramente como brillaban aquellas estrellas.

 

Ya era casi la hora de la entrada, se levantó inmediatamente, sacudiendo los polvos que se encontraban en su ropa, para luego acomodarse el cabello y verse un poco más decente y no lucir tan miserable con la ropa algo sucia, que se ganó gracias a la limpieza que había hecho hace un momento. Agarró su libro de guía y su bolsa para salir del aula, pero al salir se encontró con una sorpresa y nada más era que había un chico unos centímetros más alto que él apoyado por la pared dándole la vista de su espalda que por cierto se veía bien. Era algo extraño que alguien suba ahí, desde que él había hecho aquel lugar su escondite secreto e iba frecuentando cada vez más y más, jamás nadie había ido allí, estaba seguro que era un alumno nuevo y no tenía idea de los rumores y esa era la simple razón del porqué se encontrara parado ahí. Justo en ese momento sonó la campana anunciando que debían entrar todos a sus respectivas clases, dio un salto por el repentino ruido y antes de ir corriendo a su salón aclaro la garganta para que aquel extraño le prestara atención y así hizo girando para verle directamente a los ojos con algo de curiosidad. Lindo fue todo lo que pensó antes de sonreír y decir:

 

—La campana sonó —se veía realmente patético, en ese momento no  podía pensar claramente ya que aquel extraño se encontraba sonriendo tan brillantemente que quería enterrar la cara bajo tierra por la vergüenza, pero él no se dejaría intimidar y continúo hablando. —¿No vas a tu salón? —preguntó, un poco incomodo ya que aquel chico lo estaba observando de una manera extraña sin borrar aquella sonrisa. —¿Tengo algo en la cara? —dijo sacudiéndose inmediatamente con las manos tratando de retirar cualquier suciedad inexistente en su rostro. 

 

Aquel chico sonrió de manera tierna, caminando y deteniéndose justo frente a él, extendió la mano y llevó sobre sus cabellos para luego desordenarlos de manera cariñosa.

 

—Cantas bonito —afirmó éste alejándose de su lado y desapareciendo entre aquellas escaleras, dejando a un Taehyung confundido y un corazón acelerado. 

 

—¿Qué fue eso? —comento después de un rato mirando entre los escalones. Recordó porqué había salido afuera y se dispuso a correr lo más rápido que pudo para llegar a tiempo y no ser regañado.

 

Al llegar a su salón se tomo un minuto para volver a respirar tranquilamente, ya que había corrido tan rápido que pensó que caería por las escaleras, se sintió aliviado ya que el profesor todavía no había llegado. Fue a tomar asiento en la parte de atrás del salón, sacando sus materiales que utilizaría aquella mañana. Luego de unos minutos el profesor había entrado a presentarse e iniciar con su materia era de matemáticas y Taehyung odiaba las matemáticas por el simple hecho de ser aburrida y confusa. Se recostó en la mesa usando sus brazos de almohada quedando en un sueño profundo. Al abrir los ojos vagamente había visto a un profesor distinto, lucho consigo mismo tratando de incorporarse, pero fue en vano, ya que se había quedado dormido nuevamente. No es que Taehyung era un mal chico al dormir en todas las clases, en cambio, se consideraba un chico promedio en las materias, tampoco le iba tan mal ni tan bien. El segundo intento de abrir los ojos fue un éxito, pero se encontró con un salón vacío. Se levantó rápidamente y fue a pasos apresurados a la cafetería en busca de su almuerzo y se dirigió arriba, en el último piso. Abrió la puerta y se adentro sonriendo al ver el lugar, estrellas brillando por la escasa luz que entraba por la ventana, había hecho un buen trabajo y estaba contento.

 

Pero al entrar completamente no se espero que hubiera una persona en su lugar favorito, acostado en una de las esquinas de aquel salón, se había sorprendido tanto que casi había gritado, pero se tapo la boca rápidamente. A pasos lento fue en donde se encontraba aquel intruso, examinando detenidamente, intentó despertarlo golpeando levemente con los pies en su espalda, pero aquel chico no dio señales de estar despertando, volvió a intentar esta vez un poco más fuerte, pero fue inútil. ¿No está muerto? ¿No? dijo, curiosamente en voz alta, se arrodillo rápidamente entre sus piernas y movió al chico con cuidado quedando boca arriba, dejando visible su rostro el cual Taehyung lo observo detenidamente, sin perder un rasgo alguno. Era el mismo pelinegro de la mañana que le había dejado confuso. Ahora se encontraba con el cabello algo alborotado. Su cara era delgada, tenía una bonita nariz, y al bajar la mirada se encontró con los labios de aquel chico en donde se encontraba un pequeño lunar situado en la parte derecha de la comisura de sus labios, de repente tenía la boca seca y estaba claramente consciente de que no podía apartar los ojos. Movió sus manos hasta la nariz del chico para verificar si seguía respirando y segundo después todo pasó tan rápido que fue tomado de las manos y tirado al piso sin un cuidado alguno. Abrió los ojos luego de recuperarse del impacto para encontrarse con el chico sobre él, parpadeó y tragó saliva con dificultad, ¡mierda, lo había descubierto!

 

De repente el ambiente era algo tenso ya que ambos se encontraban en una posición rara. Aquel desconocido se encontraba tan cerca de él, que sólo bastaba eso para ponerlo más nervioso de lo que ya se encontraba en ese mismo momento.

 

—¡¿Q-Qué haces?! —balbuceó, forcejeando para liberase del agarre. 

 

El extraño no se inmuto y siguió observándolo. Por un momento Taehyung se sentía desnudo, expuesto a los ojos del contrario. 

 

—¡N-No es lo que piensas! —exclamó. —Yo sólo trataba de ver si seguías con vida, ya que estabas tirado al piso y ni siquiera te movías —terminó, luego de haber escupido aquellas palabras con tanta rapidez que se había sorprendido. —Por cierto, me estás lastimando —señalo con la mirada a sus brazos. —Sin mencionar lo extraño que es esto —murmuro, una vez que se había liberado de su agarre procedió a sentarse en un rincón del salón, lo más lejos posible de aquel niño extraño.

 

Taehyung siguió observando los pasos del chico, abrazando sus rodillas con ambas manos. Sintió como el contrario volteaba hacía él y giró inmediatamente la cabeza mirando en algún punto de aquellas estrellas, indiferente a lo que sucedía a su alrededor. Luego que aquel chico se sentara frente suyo, posiblemente a seis pasos de él, ya que aquel salón era algo pequeño. Taehyung trato de ignorar al intruso y se dispuso a comer su almuerzo, sin importar que estaba siendo prácticamente violado por la mirada del chico.

 

Le resultaba todo extraño estar con aquel desconocido, primero porque nunca nadie había pisado aquel salón el año anterior, y ahora, estaba siendo invadido por la presenciada de él. Segundo se suponía que ese lugar era donde sólo él y nadie más que él frecuentaba la mayor parte del día. Y cada vez que se sentía angustiado, triste o alegre, subía de inmediato ahí, para tratar de calmarse y pensar tranquilamente sin que nadie lo juzgue. Podía ser él mismo. Se suponía que debía ser eso. Y tercero y último, aquel chico, no hablaba, más que sólo observarlo, juzgarlo con la mirada a cada movimiento que hacía. Le resultaba incomodo tanta atención.

 

Taehyung había trabajado duro aquella mañana para que el salón se encontrara decente. Le había tomado mucho tiempo en limpiarla y pegar todas aquellas estrellas que ahora, se encontraba justo encima de él. Y le parecía injusto que aquel desconocido sólo se sentara sin pronunciar ninguna palabra y sin olvidar lo molesto y maleducado que resultaba ser.

 

El silencio era denso, pesado. Tan incómodo que casi se había vuelto ya insoportable cuando Taehyung se atrevió a romperlo de nuevo.

 

—Oye... No es por nada, pero supongo que deberías explicar la razón del porqué te encuentras en este lugar, cuando se supone que nadie más que yo tiene todo el derecho de estar aquí, quiso decir lo último, pero se contuvo, porque él era una persona educada, y no se dejaría llevar por sus impulsos.

 

Pero sólo recibió un silencio como respuesta.

 

—Soy Taehyung. ¿Y tú?—esperando ansioso la respuesta, ya que, en aquel momento sólo se escuchaba a él hablando y se supone que, lógicamente debía recibir una respuesta, pero no había nada más que silencio. No es que Taehyung quisiera ser amigo de aquel chico, pero sólo le causaba curiosidad del porqué se encontraba allí, cuando debía estar disfrutando del tiempo libre con sus amigos.

 

El extraño hizo un gesto con las manos y Taehyung lo tomo como para que lo dejara de molestar. A Taehyung le comenzaba a irritar que aquel chico no hablara, cuando él sólo estaba tratando de ser amable y aliviar la tensión con el silencio que se había formado. Se sintió ofendido, cuando el que molestaba era aquel joven y no él. 

 

—¿Me estás escuchando? —interrogó con un tono de voz irritado y enojado. 

 

Al ver que el chico lo seguía ignorando había bufado. Taehyung tenía dignidad y si aquel extraño no estaba dispuesto a intercambiar palabras, entonces por qué el tendría que hacer el esfuerzo para una conversación que ni siquiera podía recibir una respuesta. Algo enojado terminó de comer su almuerzo, no sabía por qué estaba hirviendo de rabia por dentro, cuando siempre le daba igual si recibía o no respuesta. En cambio le causaba alivio ser ignorado y  pasar por desapercibido con las personas. Pero aquel extraño desconocido le causaba curiosidad, algo que ni siquiera él mismo lo entendía.

 

—Sabes, hoy me había despertado temprano para poder hacer esto —señalo hacía arriba. —Que por cierto, me tomo mucho tiempo, y, no te imaginas lo duro que trabaje limpiando y que el lugar quedara algo decente. A lo que quiero llegar es —dijo enfatizando lo último. —Me parece injusto que tú no hayas hecho nada y estás cómodamente sentado aquí. Tampoco me respondes cuando sólo estoy siendo amable contigo.

 

Minutos después de haber terminado se levantó tomando sus pertenencias y salió del salón dejando al joven atontado por el repentino acto. Fue directamente a su salón sin importar que faltaran quince minutos para la siguiente clase. 

 

No sabía por qué se había enojado tanto. El silencio que recibía de respuesta lo sacaba de quicio, lo que era raro porque le gustaba aquello, era la cosa más agradable que podía sentir. Podría ser que no le agradaba al chico, sería lo más lógico. Pero si eso fuera verdad, ¿Por qué seguía estando ahí?. O, ¿acaso olía mal?, Taehyung se había bañado esta mañana, también se había lavado los dientes. Entonces, ¿qué estaba mal?. Pensó que el chico sólo trataba de hacerse del interesante al no hablar, sí era sólo eso.

 

Restó importancia y prestó atención en clases, ya que en la mañana se había quedado dormido. Apuntó todo lo que el profesor decía, tratando de comprender, pero le parecía imposible ya que no dejaba de pensar en aquel chico.

 

Luego que el profesor dio por terminado las clases y al ver a sus compañeros salir con suma rapidez se dispuso a guardar sus cosas con lentitud, tratando de no olvidar nada, porque su madre había gastado mucho dinero en comprarle todo aquello y él realmente lo apreciaba. Al salir del aula se dirigió directamente afuera, respirando aire fresco, ahora se sentía más relajado. Sacó los auriculares de su bolsa y eligió una canción al azar, mientras se dirigía a la parada de autobuses. A esa hora era un caos la carretera, ya que iban muchos autos dirigiéndose con mucha velocidad a su destino, sin olvidar los alumnos caminando a prisas para llegar a sus hogares. Taehyung tan sólo quería llegar a su casa, bañarse, para luego tirarse a leer su libro favorito y por último dormir. 

 

Al subir al bus no se había dado cuenta hasta que se había sentado en la parte de atrás que una figura ahora ya conocida se había sentado al otro extremo del asiento, sin dirigirle la mirada, pero había algo que llamó la atención de Taehyung y era que aquel desconocido llevaba consigo una guitarra, de no tan buena calidad, pero pareciera que a él no le importaba llevar aquella cosa por los hombros. Mientras seguía cada movimiento del contrario vio que había colocado a un lado de él su guitarra con demasiado cuidado para su gusto.

 

Minutos después el desconocido había volteado que no dio tiempo para que Taehyung volteara la cabeza a otro lugar, haciéndose del desinteresado. ¡Mierda lo había pillado ya dos veces! Pero entonces el chico le sonrió de una manera tierna que Taehyung tuvo que parpadear varias veces y girar la mirada para verificar si era a él a quien sonreía. De repente sintió su corazón latir de una manera extraña podía jurar que en cualquier momento explotaría.

 

Tuvo que girar la cabeza y tratar de controlarse, porque todo esto le resultaba tan extraño. A la mañana estaba tan feliz porque por fin podría regresar al instituto y frecuentar de nuevo  aquel salón abandonado y sobre todo, convertirlo nuevamente en su escondite secreto. Se sentía protegido en ese pequeño salón. Pero todo pasó tan rápido que no le había dado tiempo de pensar y, era invadido por la presencia de un chico raro que ni siquiera le hablaba. Taehyung no sabía cómo explicar esto. 

 

Al voltear de nuevo la mirada observo que el chico había asentido la cabeza en modo de saludo sin borrar su sonrisa. ¿Acaso el chico trataba de ser amable con él?, o, sólo se sentía mal por lo que había sucedido anteriormente y es por eso que se comportaba de esa manera. No había otra razón más conveniente que eso.

 

Taehyung trato de ignorarlo tratando de concentrarse en la melodía que provenía de su celular. Mientras observaba un poco despreocupado por la ventana, tratando de ignorar la mirada del chico que claramente podía ver su figura por la ventana. 

 

Faltaba tan sólo seis calles y Taehyung estaría libre de la mirada no tan disimulada del desconocido. Se mantuvo contando en su mente mientras iba avanzando. Seis se sentía algo incomodo ya que seguía sin apartar la mirada. Cinco le seguía sonriendo. Cuatro de un momento a otro sintió que le sudaban las manos. Tres tomó una bocanada de aire exageradamente. Dos estaba nervioso. Uno dio una última mirada al desconocido para levantarse rápidamente de su asiento y un sonido le sacó de sus pensamientos y finalmente salió tan rápido del bus que tuvo suerte de no haberse caído. 

 

Había parado un momento y descansó sus manos sobre su rodilla. Por un segundo sintió adrenalina, como si hubiera escapado de un ladrón. Luego de recuperarse, caminó a pasos lento a su casa que quedaba cerca. Mientras iba caminando sintió que alguien seguía sus pasos desde atrás. ¿No podría ser el chico del autobús?, le resultaba imposible. Iba  voltear la mirada, pero pensó en algo para verificar si estaba en lo correcto y de repente giró a la derecha, pero de nuevo sentía aquel ambiente de ser perseguido. ¿Y si era un violador o un asesino?. Taehyung pensó que su vida no podía terminar de ese modo, absolutamente no. Volvió a girar a la izquierda, cuando  creyó que todo había sido un pensamiento algo tonto de él, y realmente se estaba volviendo paranoico. Sintió otra vez a su espalda, que nuevamente lo observaban. Apresuró sus pasos, dirigiéndose a su hogar humilde y a tan sólo diez pasos giró y por sorpresa suya era el chico raro. 

 

Mierda dijo para sí.

 

—¡Demonios!, qué bueno que  eres tú. Me llevé un susto pensando que era un asesino o tal vez un violador. Por un momento pensé que después de minutos ya no existiría —explicó, luego de haberse calmado.

 

Recibió una sonrisa como respuesta. 

 

Taehyung en ese momento no había pensado en lo que había dicho y sentía una sensación de alivio que fuera aquel chico. Lo que le resultaba más raro. Ese chico no hacía más que acosarlo en toda la mañana y en cambio él se sentía aliviado que fuera él el que lo estaba siguiendo. ¿Qué era exactamente lo que quería aquel extraño de él?

 

—¿Estás bien? —oyó decir del desconocido.

 

¿Acaso se estaba volviendo loco y había pensado que el chico había hablado?, definitivamente era eso.

 

—¿Estás bien? —escucho de nuevo aquella voz que suplicaba recibir una respuesta.

 

Oh, mierda, no estaba loco, absolutamente era el desconocido hablando. Su voz era tan suave y dulce. Taehyung por un momento pensó que podría seducirlo con sólo palabras. Y casi lo había hecho. Oh, en qué estaba pensadoconcéntrate se dijo.

 

—¿Eh?... Sí — respondió, algo anonado por el repentino interés del chico. 

 

Vio al chico un poco aliviado al escuchar su respuesta. El cual luego había sonreído por la mueca que seguramente Taehyung había puesto al hablarle.

 

—Oh, vaya. Pensé que no hablabas —opinó. —Digo, ya que desde toda esta mañana no te habías dignado en pronunciar alguna palabra.

 

El extraño siguió sonriendo. ¿Acaso había dicho algo gracioso para que sonriera de aquella manera?, porque absolutamente para él no había ninguna gracia alguna a sus palabras.

 

—Entra. Si ahora realmente no quieres que aparezca un verdadero asesino o violador —murmuro, haciendo gracia a lo que anteriormente había dicho. Para después acercarse y desordenarle el cabello. 

 

Girando para retirarse del lugar se encaminó en la oscura calle. Al llegar a la esquina donde debería girar aquel extraño dio media vuelta y agito la mano en modo de despedida al cual Taehyung respondió con gran entusiasmo. Luego al ver su acto bajo inmediatamente las manos y observó que aquel chico le sonrió antes de desaparecer.

 

Taehyung en ese momento no podría explicar cómo se sentía exactamente. Pero si un poco desorientado. No sabía de dónde demonios salió aquel desconocido. Haciéndole sentir diferente, experimentando cosas que jamás había sentido en su largo trayecto de vida. Aquel chico sólo vino a desequilibrar todo lo que él había tratado de mantener en su sitio con su estúpida sonrisa. Se estaba volviendo loco.

 

Esta mañana fue un día muy pero muy raro para Taehyung.

 

 

Se encontraba en apuros, ya que, había despertado tarde ésta mañana. Taehyung tan sólo había programado la alarma la misma hora de todos los días, pero al sonar había apagado y se había dormido de nuevo. No entiende por qué su madre no fue a despertarle, pero eso en este mismo instante no importaba. Porque si no se apresuraba, llegaría más tarde de lo que ya estaba. Estaba consciente que sería regañado y algo muy dentro de él le decía que debía prepararse.

 

El día anterior se sentía como una buena mañana. Todo le estaba yendo bien sin contar la presencia de aquel chico. Pero ésta mañana era todo diferente. Había empezado mal el día.

 

Fue rápidamente al baño, luego de haber tomado una ducha Taehyung nunca pensó que cada minuto valdría tanto para él. Mientras se cepillaba los dientes fue poniendo en su bolsa lo que necesitaría usar esa mañana en aquel momento sentía la adrenalina corriendo por su cuerpo. Bajando las escaleras se encontró con su madre de espalda en dónde estaba seguro que se encontraba haciendo los quehaceres de la casa

 

—¿Ya estás despierto?

 

—¿Por qué no me has levantado?

 

—Lo hice —afirmó, mientras se acercaba a su hijo entregando lo que suponía que era una taza de café para poder tomar en camino al instituto. —Pero no me has escuchado y cómo ves, te has vuelto a dormir.

 

Taehyung observo lo que un momento atrás su madre le había extendido en las manos e interrogó con la mirada.

 

—Ahora sí me aseguré a que no vayas con el estómago vacío al instituto —Taehyung sonrío y agradeció a su madre. Realmente era muy estricta con la comida y siempre se aseguraba en que no saltara en ninguna. Estaba agradecido.

 

Se despidió con un beso sobre las mejillas de su madre, como todas las mañanas lo hacía. Sonriendo por último al cerrar la puerta.

 

Encaminó hasta la parada de bus y al subir se percató que se encontraba vacío. Fue al último asiento y miró su reloj que llevaba puesto en su brazo derecho 8:30 am respiró profundamente, iba media hora tarde.

 

Al bajar del autobús se dirigió al instituto corriendo mientras iba pensando que su profesor lo odiaría al llegar tarde, o cómo lidiaría con las miradas de sus compañeros al abrir la puerta. Sostuvo fuerte su café que su madre le había dado, pero en estas circunstancias Taehyung no podía comer, tal vez fuera por lo nervioso que se encontraba en ese mismo momento. 

 

Cuando por fin llegó al portón principal de la escuela, continúo corriendo, tan rápido que no le daba tiempo de observar a su alrededor y al doblar unas de los pasillos donde su clase se encontraba a pasos de él, chocó con alguien, el impacto fue tan fuerte que sintió su cabeza golpear contra el piso. Arrojando sus pertenecías que llevaba en sus manos  por todo el lugar, cayendo el frasco de su café por el cuerpo de la figura extraña. Taehyung no se atrevió a alzar la mirada y se resigno esperando el golpe que se merecía por arruinar el uniforme y el día de la persona que acababa de derramar recientemente su café.

 

—¡Lo siento! —exclamó Taehyung, sinceramente apenado.

 

No había más que silencio en ese mismo momento. La palabra Incomodo brotaba por todos lados para Taehyung.

 

—Realmente lo siento. Y-Yo sólo iba corriendo sin ningún cuidado y no fue mi intención derramar el café sobre ti. Es culpa de mi madre por ser tan estricta con la comida y por haberme dado esto cause este desastre —escucho al chico sonreír. ¿Había escuchado bien? ¿Acaso estaba loco? ¿No debería darle una golpiza en lugar de estar sonriendo? Se encontraba confundido.

 

Por un momento aquella sonrisa se le hacía familiarmente conocida. Estaba seguro que ya lo había escuchado antes. Alzó la mirada para encontrarse con aquel chico que lo había seguido todo la mañana del día anterior.

 

—Tú... de nuevo —señalo al extraño. —¿Acaso eres algún tipo de acosador?

 

—Tal vez —bromeó el desconocido.

 

El chico apartó amablemente las manos de Taehyung y se levantó para dirigirse a un lugar muy conocido para Taehyung. Olvidando completamente que debía ir a clases se apresuró en recoger sus cosas que se encontraba esparcido y persiguió al desconocido, tratando de alcanzarlo.

 

—¿Estás bien? —preguntó, una vez llegando al lugar preferido de Taehyung. —Esto, toma —extendió un pañuelo blanco. —No te ayudará a que tu camisa quedé como estaba actualmente. Pero al menos servirá de algo, supongo —el desconocido sonrió tomando el pañuelo y murmuró un Gracias disponiéndose a limpiar los lugares manchados de su camisa.

 

Taehyung volteó y vio algo extraño entre sus estrellas pegadas en el techo y era una figura de una luna, encontrándose en el medio de aquella figura.

 

—¿Tú hiciste eso? —señaló arriba.

 

—Oh, sí.

 

—¿Por qué?

 

—Ayer te veías realmente enfadado y cuando fuiste a clases pensé en hacerlo.

 

Se sentía bien llevar una conversación con más de tres palabras o silencio con aquel chico. Taehyung podría quedarse escuchando su voz absolutamente todos los días, era relajante. 

 

—Ya veo —murmuró al no saber cómo reaccionar con la acción contraria.

 

Sentándose en el piso Taehyung pensó que no quería que la conversación acabara así y continúo preguntando.

 

—Así es que... ¿Cómo encontraste este lugar? —el chico observó a Taehyung por la repentina pregunta.

 

—Sólo estaba buscando un lugar para dormir. Pero luego escuche a alguien cantar y seguí la voz y te encontré a ti pegando todo esto. —señalo con la mirada a las estrellas.

 

Taehyung recordó que aquella vez éste desconocido no tan desconocido le había dicho que cantaba bien. Había olvidado completamente que aquella fue la primera vez que le había hablado. 

 

—¿No sabes de los rumores? —preguntó. —Ya sabes, de los fantasmas y toda aquella tontería.

 

—¿Fantasmas? —observó al chico tensarse. 

 

Taehyung sólo sonrió. 

 

—Sí, ya sabes. Dicen que una niña había muerto justo en el mismo sitio donde estás sentado — bromeó. Pero minutos después el chico se había levantado tan rápido en el lugar donde se había sentado y fue al lado de Taehyung, tratando de protegerse de cualquier cosa extraña.

 

— Espera, ¿Tienes miedo de los fantasmas? —el chico hizo una mueca, tratando de decirle si estaba bromeando con él, porque claramente se podría ver que era verdad.  Taehyung sonrió aún más fuerte.

 

—¿Te parece gracioso?

 

—Sí —respondió sinceramente sin dejar de sonreír.

 

De repente vio al chico alejarse lentamente de él quedando a una distancia lejana. Estaba disfrutando de la cercanía del chico. ¿Qué había hecho mal?

 

—Lo siento —murmuró, bajando la mirada al piso.

 

No hubo respuesta de parte del extraño y Taehyung cada vez se sentía mal. El repentino comportamiento del chico le resultaba raro. Hace un momento estaban teniendo una conversación agradable, pero luego sintió que aquel desconocido se había apartado, volviendo a ser como la primera vez que se encontraron. ¿Por qué se sentía mal?

 

Para Taehyung aquel chico era más que un desconocido, pero no tanto. No sabía su nombre, cuántos años tenía, de dónde era, no sabía nada de él. ¿Por qué repentinamente se sentía vacío?, repentinamente traicionado por la lejanía del chico. Taehyung no conocía nada él, estaba comenzando a sentirse confundido.

 

—Hoseok —oyó decir al chico, sacando a Taehyung de su trance, pero dejándolo aún más confundido. Al percatarse éste volvió a hablar. —Soy Hoseok. —¿Le había leído el pensamiento? o ¿Era tan obvio?

 

Al no saber qué responder Taehyung se limitó a observar al chico. Éste en cambio siguió hablando entendiendo lo que Taehyung quería transmitir con la mirada.

 

—Me acabo de mudar recientemente. Así que sí, soy nuevo en esta escuela. Mi aula queda justo al lado del tuyo. Qué más... ¡Ah, tengo dieciocho años! —lo último terminó casi gritando. Dejando escapar una pequeña sonrisa de parte de Taehyung.

 

Había lanzado todo tan rápido que Taehyung estaba procesando lentamente toda aquella información. ¿Por qué repentinamente el chico ahora llamado Hoseok le había dicho todo aquello?, como si fuera algo que debía hacer.

 

—Vaya, sigo sin entender algo.

 

—¿Qué cosa?

 

—Cómo alguien mayor a mí puede tener miedo a los fantasmas —siseo, con miedo que el chico actué nuevamente indiferente.

 

—Entonces, desde hoy deberías comenzar a llamarme Hyung —Taehyung alzó la mirando encontrándose a Hoseok observándolo con curiosidad.

 

 —¿Hyung?

 

—Claro, sólo si quieres —Si no se estaba volviendo loco, juró ver al mayor sonrojarse. Parpadeó varias veces. Absolutamente lo estaba.

 

—Ok —quiso dar por terminado la conversación, pero al ver al chico sonrojarse algo que le resultaba tan raro, era todo tan nuevo para él, continúo. —Hyung.

 

Vio al mayor sonreír y Taehyung podría jurar sentir su corazón latir tan rápido, dejando una extraña sensación en él.

 

Generalmente, cada vez que había silencio cuando se encontraba con Hoseok para Taehyung le resultaba algo incómodo, pero de un momento a otro paso a ser agradable. Disfrutando y observando las pequeñas estrellas brillando encima de ellos.

 

—Dicen que las personas son como las estrellas —observó arriba donde se encontraban aquellas estrellas de distintas formas, pero ahora ya acompañado de una luna. —Hay de distintas formas y colores, pero todas ellas brillan.

 

Taehyung quien sumido en su mundo no se había percatado de la mirada del mayor. Suspirando, recordó aquellos momentos donde a veces había llegado tarde a su casa por haberse quedado leyendo su Guía para viajeros del cielo, o, simplemente observar las pequeñas estrellas que adornaban en aquella noche. 

 

Su madre le había dicho que debía salir con sus amigos cosa que no tenía y no estar encerrado en su habitación la mayor parte del día. Pero él disfrutaba pasar el rato solo, sin la necesidad de alguien que lo moleste. Su madre realmente no lo entendía. En cambio, admitiendo que al ver al mayor por primera vez lo había odiado tanto por perturbar su paz y tranquilidad que deseaba no volverlo a ver. Pero en este mismo momento, había algo que Taehyung no quería admitir y era que muy dentro de él deseaba que el mayor permanezca a su lado. 

 

No lo entiende. De cómo de un momento a otro había cambiado todo para él. A Taehyung eso del amor a primera vista era algo tonto e infantil, y para ser sincero, nunca lo había creído. 

 

No, ahora no, Taehyung. ¿Por qué estás pensando en eso?

 

Entonces Taehyung se fijó en una esquina de aquella oscura habitación. Había una guitarra la misma desgastada y de no tan buena calidad apoyada contra la pared. Lo sabía, debía usar aquellas manos para algo artístico.

 

—¿Tocas? —señaló la guitarra con la barbilla.

 

—A veces —Taehyung se preguntó si algún día conseguiría que tocara algo para él. 

 

Observó que Hoseok iba por la guitarra para luego volver y sentarse al lado suyo, tan cerca que Taehyung tuvo que tragar saliva por el repentino acercamiento.

 

Una melodía lo sacó de su lucha por tratar de calmarse. Prestó atención al mayor, mientras observaba con la barbilla apoyada a sus rodillas. La  melodía era tranquila, bonita y apaciguadora. Tenía un toque de simplicidad. 

 

Cerró los ojos y se dejó llevar por esa sinfonía tan perfecta. Parecía que era tocado por un ángel, o mejor dicho, para Taehyung era tocada por un ángel. De repente oyó cantar al mayor acompañando aquella melodía tan suave. El corazón de Taehyung comenzaba a acelerarse cada vez más y más. Sintiendo mariposas en el estómago. 

 

En esos dos minutos observo que Hoseok mantenía los ojos cerrados mientras cantaba. Vio como un destello de rayo de luz impregnaba sobre su rostro. Vio aquellas hábiles manos tocar aquella guitarra. Vio aquellas estrellas brillar en él en compañía de aquella luna que había hecho el mayor. Vio que al terminar de cantar volvió en sí, abriendo los ojos y pestañear una vez. Vio como le había regalado una sonrisa tímida. ¿Por qué había recordado todo lo que pasó?. Cada pequeño detalle que no se había dado cuenta. ¡Oh, se olvidó de respirar!

 

Tan sólo basto cinco minutos para sentirse atraído por Hoseok.

 

¿Desde cuándo le atraían los chicos que tocaban la guitarra o que cantara?. No, mejor dicho, ¿Desde cuándo le atraían los chicos?

 

Se sintió abrumado. En realidad, nunca antes se había preguntado esas cosas. Pero estaba seguro que a él siempre le habían gustado las niñas. Seguro eran tantas emociones del momento que una cosa llegó a pensar en otra hasta el punto de confundirse. Sí, estaba seguro.

 

—¿Qué tal estuvo? —comentó el mayor apenado al no ver una reacción de Taehyung.

 

—¡Estupendo! Tú voz es más que linda, es magnífica. —dijo, sin tener la menor noción de lo que estaba diciendo.

 

 

—Gracias. Pero estoy seguro que no se compara con la tuya —Taehyung sintió un poco de vergüenza por aquel comentario. —¿Deberíamos probarlo juntos?

 

Mierda, eso no se lo esperaba para nada. ¿Qué debía hacer? ¿Y si lo arruinaba?. Absolutamente no lo haría.

 

—Claro —Vaya bocaza que se cargaba. Se estaba volviendo loco y estaba claro que se dejaba llevar por los impulsos. Seguro gracias a ellos no saldría nada bueno.

 

—Sólo escucha lo que voy a tocar para ti —toma, extendió un papel que se suponía que era la letra de una canción. Y al menor le brillaron los ojos porque era una de sus canciones favoritas. De esas que siempre cantaba a su madre cada vez que se encontraba cansada y le brindaba unos masajes en los hombros. —Si te sientes cómodo, me acompañas.

 

Vaya que lo haría.

 

—Voy a tocar la guitarra y quiero que me acompañes —murmuró, minutos después la habitación fue inundada de una melodía nuevamente suave. El corazón de Taehyung se estaba acelerando con la idea de que alguien a parte de su madre lo estuviera viendo. 

 

Paso sus dedos por el papel, buscando en qué momento debía tener coraje para comenzar a cantar. Inhalo ruidosamente, luego de calmarse y se dejó llevar por aquella melodía suave. Segundos que se fueron convirtiendo en minutos. Por un momento se había sentido en otro mundo. Se había dejado llevar tanto que se olvidó de la presencia del mayor y se había olvidado que ya no había ninguna melodía de aquella guitarra en esa habitación. 

 

Al terminar de cantar la última estrofa abrió los ojos y se encontró con la mirada del mayor. Estaba tan avergonzado que tenía ganas de salir corriendo de ahí.

 

—Estaba seguro que eras bueno. Pero esto es más que maravilloso. Tienes una voz hermosa, Taehyung.

 

¿Por qué tenía que ser tan vergonzoso?. Taehyung tan sólo quería huir de allí. Generalmente él no se consideraba una persona tímida. Pero viendo a su Hyung elogiándolo lo ponía extremadamente tímido.

 

—Tampoco es para tanto —comentó, queriendo zafarse de aquella conversación.

 

—Lo es —Hoseok lo observo directamente sin apartar la mirada del menor. A Taehyung ya se le había olvidado cuántas veces en ese momento se le había acelerado el corazón incontrolablemente.

 

—¿Qué? —interrogó, al ver que Hoseok seguía sin apartar la mirada de él.

 

—No sé... sólo me preguntaba por qué eres tan lindo — A veces Taehyung deseaba que Hoseok dejara de ser tan directo. Uno porque nunca sabía qué responder y lo otro era que lo dejaba con el corazón palpitando. Lo estaba volviendo realmente loco.

 

—Si vuelves a decir eso te asfixiare con la almohada.

 

—No veo aquí ninguna almohada —sonrió. —¿Estás sugiriendo que durmamos juntos?

 

Taehyung puso los ojos en blanco. Asombrado por cómo había llegado a aquella conclusión.

 

—¿Qué? ¡No!

 

—Entonces cómo ibas a asfixiarme mientras duermo, a menos que estuvieses en la cama conmigo —opinó. — Piénsalo  —bromeó, arqueando las cejas.

 

—¡Oh, cállate! —balbuceo, apenado por lo que su Hyung le había insinuado. 

 

 

Habían pasado meses que Taehyung y Hoseok habían pasado el rato en aquella pequeña clase. A veces Taehyung cantaría y Hoseok lo acompañaría tocando con aquella guitarra que el menor tanto amaba. Hoseok le había dicho que era un regalo de su padre antes de divorciarse de su madre. Era el único recuerdo que tenía de él antes que se marchara con su nueva familia. Aquella vez Taehyung sentía tan triste al mayor que no había aguantado y lo había abrazado. Hoseok había llorado tanto que Taehyung se sintió más miserable por no poder hacer nada para que dejara de llorar. En aquel momento, se veía tan frágil. Como un niño que le habían quitado su juguete favorito.

 

Taehyung había aprendido muchas cosas del pelinegro. Tenía una vida normal, con amigos que lo apreciaban mucho, no le costaba hacer amigos. En cambio Taehyung era todo lo contrario. Seguía sin entender cómo se había hecho amigo de una persona tan maravillosa como Hoseok. 

 

A veces Taehyung se imaginaba estar observando en una noche relajante las estrellas, acompañado del pelinegro. Ambos pedirían un deseo, mirándose silenciosamente, siendo cómplices de ellos mismo. Luego tener una cita en un lugar tranquilo, aunque cualquier lugar acompañado del mayor para Taehyung resultaría ser tranquilo. Y al final se tomarían de las manos y Hoseok tocaría algo para él. Taehyung siempre se imaginaba una vida a su lado. El menor con sólo verlo se imaginaba bastantes cosas. No sabe exactamente desde cuándo,  pero un día se había levantado y el pelirubio quien sólo se negaba y se resignaba de su enamoramiento del mayor se había enamorado más de lo que ya se encontraba de su Hyung. Si eso era posible, claro. Quizás si el mayor dejara de sonreír tanto y ver todo lo bueno en momentos donde claramente no hay para Taehyung todo sería más fácil.

 

En otras ocasiones Taehyung compartiría aquel libro con el pelioscuro. Había leído tantas veces y estaba seguro que si los libros pudieran ser desgastados por la vista, ya no quedaría nada de aquel libro. Hoseok había sentido curiosidad por las aficiones de Taehyung. Al comienzo Taehyung pensó que el pelinegro sólo sentía simpatía por él. Pero no lucia como aquellas personas.

 

Hoseok era una estrella brillante, alumbraba la oscuridad de Taehyung, pero era inalcanzable para él. Era de esas estrellas a la cual solo podía admirar y ver a lo lejos. Tristemente era sólo eso.

 

Cada día de los siete días de la semana Taehyung se encontraba contando cuántas horas faltaban para poder regresar a la escuela y así lograr ver al mayor y conversar de cómo había pasado el día, cualquier detalle por más pequeño que sea Taehyung disfrutaba escucharlo.

 

Había días donde Hoseok volvía a ser la misma persona que conoció el primer día. La misma que le daba miedo hablar, a veces se rehusaba a recibir ayuda de él. Taehyung lo entendía y lo dejaba tranquilo, sabiendo que el mayor necesitaba espacio. Observando a su Hyung desde lejos de aquella aula. Cuando normalmente se encontraba así Taehyung agarraba inmediatamente de su bolsa un papel y se disponía a escribir ‘‘¿Estás bien?’’, Hoseok lo interrogaba con la mirada ya que seguro lo encontraba algo tonto que le escribiera en un trozo de papel, ya que se encontraban justo el uno al lado del otro, sin embargo contestaba de igual forma, ‘‘Sí, lo estoy. No te preocupes’’. Tratando de tranquilizarlo, cosa que no funcionaba para el menor, porque cómo no estar preocupado cuando la persona que más adoraba se encontraba mal en ese momento. Taehyung sabía exactamente por qué Hoseok se encontraba tan decaído. Y la razón era porque extrañaba tanto a su padre a tal punto de ser callado. O a veces pero pocas veces, era porque había discutido con su madre.

 

Y este no era uno de los excepcionales. Y Taehyung se encontraba observando al profesor con las piernas agitadas y los puños cerrados a que diera por terminada la clase. Estaba nervioso y preocupado por Hoseok. Siempre cuando sucedían estas cosas no era nada bueno. Este ambiente algo tenso, ya lo conocía. Y para él, prácticamente el pelinegro lo estaría pasando mal. Estaba tratando de calmarse, pero era imposible.

 

Cuando por fin había terminado las clases cosa que para él fue eterno. Se dirigió rápidamente al lugar que conocía hasta con los ojos cerrados. Ya casi llegando a la última puerta de aquel pasillo había escuchado sollozos ¡oh, mierda! su Hyung se encontraba de la peor manera, pero él no estuvo en aquel momento cuando más lo había necesitado. Se sentía fatal. 

 

Vio al mayor completamente vulnerable y frágil sollozando en aquella oscuridad, siendo testigos nada más que aquellas estrellas. Se acercó sigilosamente sin asustar al mayor y se sentó justo al lado suyo eliminando cualquier tipo de distancia Taehyung podía sentir sus hombros tocarse y, estaba seguro que el pelinegro también lo sentía. Hoseok se había sorprendido por la repentina presencia de Taehyung y se dispuso a limpiar la cara con las manos, tratando de eliminar las lágrimas que seguían saliendo de aquellos ojos que para Taehyung era la cosa más hermosa.

 

Para Hoseok era imposible retener las lágrimas. Era inevitable que no brotaran en aquel momento. Taehyung sólo acercó las manos y lentamente llevó la cabeza del contrario a sus hombros, sin decir nada. El menor sentía que el corazón se le hacía añicos al escuchar al mayor llorar con más fuerza, quitando toda aquella frustración que sentía en aquel momento. 

 

—Aquí estoy —dijo de manera suave. —No volveremos a separarnos, lo juro. Lo único que siento es haber tardado tanto en venir.

 

A veces a Taehyung le dolía tanto que Hoseok se cerrara tanto a él, pero por otro lado, la mayor parte del tiempo, jamás habían estado tan íntimamente cerca. 

 

—¿Debería cantar algo para ti? —interrogó, llevando las manos al rostro contrario al cual fue enlazada por Hoseok en modo de asentimiento.

 

Y lo hizo. Cantó, sin vergüenza alguna para el pelioscuro. Despacio como requería la canción. Su voz era suave y limpia. Sin titubear siquiera un segundo. 

 

Taehyung se puso como meta de volver a hacer sonreír al mayor, aunque por más roto que esté por dentro, haría todo lo imposible para volver a repararlo. Amaba más al Hoseok sonriente que éste tan decaído. Taehyung sabía cuán egoísta estaba siendo. Pero, se propuso a que su Hyung nunca más volviera a llorar, sea en presencia suya o no.

 

A mitad de la canción vio al contrario enjuagar sus lagrimas con aquellas manos que minutos atrás estaban unidas al suyo. Hoseok había dejado de llorar y Taehyung sintió algo de alivio, ya que, su plan estaba funcionando perfectamente. Éste repitió una vez más los dos últimos versos y la canción llegó a su fin. 

 

Silencio. Taehyung estaba seguro que sólo se escuchaban sus respiraciones en aquel instante. Nervioso al no saber qué decir exactamente, sólo bajó la mirada al suelo, temiendo por algo que ni siquiera él mismo lo sabía.

 

Sintió las manos de Hoseok sobre su rostro, que fue levantada amablemente hasta encontrarse con aquellos ojos grandes de ceniza. Sabía que Hoseok era lindo, por dentro y fuera. Pero viéndolo de esta forma, tan cerca, era más que perfecto. Bonitas cejas, piel pálida, aquellos ojos increíbles y, aquellos labios que de un momento a otro iban acercándose lentamente a él ¿Acaso Hoseok trataba de besarlo?, si ya se encontraba nervioso hace un momento, ahora se encontraba el doble o tal vez el triple de nervioso, porque obviamente esto nunca lo había hecho antes y no sabía cómo actuar. Se detuvo centímetros de él,  a lo que Taehyung cerró los ojos, eran demasiadas emociones para él. Y Hoseok quién había parado su acción, llevó sus labios tímidamente a la nariz del menor, dándole un dulce y tierno beso en la punta de la perfecta nariz donde se encontraba aquel lunar que a Hoseok le causaba gracia por el sitio donde se encontraba.

 

—Gracias —dijo, una vez alejándose de él. Apenado por lo que había hecho. —Por estar aquí —añadió.

 

Palpitación tras palpitación. La misma sensación cada vez que se encontraba con él. Sintiendo una bandada de mariposas en el estómago. Es así como se encontraba en ese momento. Pero, ¿Eso era todo? ¿Dónde se encontraba aquel beso que Taehyung había soñado la mayor parte del día?. Taehyung quería más que eso. ¿Por qué lo dejaba a medias? Absolutamente esto no lo dejaría pasar.

 

—¡¿Jung Hoseok, definitivamente eres una persona mala?! —acusó por haberlo dejado de aquella manera.

 

—¿Disculpa?

 

—¡¿Ven a terminar lo que comenzaste?!

 

Con el corazón agitado tiró del brazo de su Hyung y lo beso, exactamente como debía ser al principio. El beso era suave y delicado con infinita dulzura. Era un beso casto; sin embargo, se estaba prologando demasiado. Luego el beso se hizo más profundo y ambos exploraron sus bocas durante lo que parecía una eternidad. Taehyung mentiría si dijera que no lo estaba disfrutando, porque mierda, era exactamente como había soñado, o quizás más. Por último Hoseok depositó pequeños besos sobre sus labios, mejillas y nariz al cual Taehyung cerró los ojos deleitándose de ellos.

 

—Demonios, eso fue...

 

—Asombroso —añadió Hoseok

 

—Buen punto, pero yo iba a decir caliente —dijo, con las mejillas encendidas.

 

—Vaya, ¿Desde cuándo te has vuelto tan pervertido? —preguntó bromeando.

 

—Cállate. Es culpa tuya por haberme provocado.

 

—¿Debería hacerlo de nuevo?

 

—Qué descarado te has vuelto, Hyung.

 

Hoseok sonrió por el comentario del menor y sin previo aviso volvió a besar a Taehyung quien respondió gustoso. 

 

Ya olvido la cuenta del número de besos en que iban en aquella mañana. Pero algo estaba seguro y era que jamás olvidaría el primero.

 

 

—¡Mira hyung!  —bajo las estrellas Taehyung gritó. —Yo soy el Principito.

Noche oscura, con luna nueva, un lugar lejano donde no existe contaminación lumínica urbana. Es ahí donde Taehyung se encontraba con el más alto. Qué minutos atrás le había susurrado que habría un apagón general en la ciudad. Taehyung le había dicho que habría centenares de estrellas que adornarían el cielo. Y como él siempre se encontraba ansioso a que llegara la noche, ya que, con el simple hecho, siempre observaba desde su ventana las pocas estrellas que se sobresalían, cosa que lo ponía triste. En cambio hoy era diferente porque cuando se había levantado aquella mañana del sábado fue en busca de algo comestible, ya que su estómago imploraba comida. Mientras bajaba se encontró con el desayuno en la mesa con una pequeña nota ''Asegúrate de comer esto al levantarte. Mira que si no lo comes lo averiguaré de alguna forma. Cuídate mucho y no olvides de hacer la tarea. Te quiere Mamá''. Suspirando agarró la bandeja donde se encontraba su desayuno, para dirigirse de nuevo a su habitación ya que no tenía nada interesante que hacer en aquel momento. Pero sus oídos detectaron algo que le había llamado la atención y fue rápidamente a poner atención a lo que decía el televisor.

 

''Una lluvia de estrellas fugaces, caerá esta noche''

 

Era todo lo que Taehyung había esperado toda su vida. Por fin el día había llegado. Se encontraba tan feliz que si alguien se encontrara  justo al lado suyo, en este momento lo besaría y abrazaría, pero como Taehyung ahora tenía a su Hyung, no necesitaba a nadie más que a él. Estaba decidido que iría con Hoseok de cualquier manera esta oportunidad no lo dejaría pasar. Tal vez Taehyung consideraría esto una cita.

Cuando habían llegado a aquel lugar, por el cual quedó completamente maravillado al ver tantas estrellas, que por lo general Hoseok jamás en su vida había visto algo tan hermoso y que el rubio lo trajera a sitios como estos no era nada nuevo.

El rubio había corrido tan rápido que el mayor pensó que tropezaría y se ganaría algún raspón en las piernas, pero por alguna extraña razón, había logrado mantenerse de pie, por el cual quedó un poco aliviado.  Pero aquella vista del menor bajo esas estrellas donde perspectivamente podrían ser tocadas por las suaves manos de Taehyung era jodidamente más hermosa, jurando que repentinamente le faltaba el aire al observar aquella figura bajó aquellas estrellas.

 

Taehyung se encontraba haciendo varios movimiento extraños con los brazos, que al parecer, el rubio le había gritado que era una ave, que probablemente algún día llegaría volar tan alto como ellas y así podría tocar a unas de las estrellas que probablemente se estaban escondiendo según él, pero había dicho que era paciente y esperaría a que salgan alguna vez de aquel escondite. Vaya, estaba de acuerdo que era el mejor lugar.

 

Había noches en la que Taehyung soñaba que volaba hacia ningún lugar, perdiendo el rumbo, planeando sin gravedad y tiempo, sin ningún mapa y brújula entre las estrellas. Era realmente feliz.

 

—¡Vamos hyung, ven a tocar conmigo las estrellas! —con los brazos agitados muy alegremente había llamado al mayor. Mientras éste iba a pasos apresurados a quedar justo al lado del rubio, tocándose accidentalmente los hombros.

 

—Sólo son enormes esferas de gas muy caliente y brillante —había espetado Hoseok, al ver a Taehyung sonriendo de oreja a oreja mirando al cielo con aquel manto negro. 

Taehyung solo quedó en silencio ante las palabras dichas del mayor, sonriendo más porque sabía que Hoseok sólo le decía eso para molestarlo y no para herirlo.

 

—En realidad, todas ellas murieron hace mucho tiempo. Pero nos dejaron su luz.

 

Ambos quedaron en silencio que por lo general y efectivamente no resultaba ser incomodo. Cosa que se había prolongado varios minutos.

 

Hoseok pensó el porqué al menor le encantaban tanto aquellas esferas de gases, que según él, sólo eran eso. Pero seguía sin entenderlo, quizás jamás lo entendería.

 

Hoseok sabía que Taehyung no era un niño normal. No le gustaban las mismas cosas que a los otros niños les encantaban. Mientras los demás jugaban al fútbol o iban de paseo,  cosas que todos los niños de su edad hacían. Pero en cambio al menor le gustaban otras cosas, como: leer su Guía para viajeros del cielo; aunque ya lo haya leído millones de veces, que juraría que sabía de memoria cada párrafo. Otras como, la mayor parte del día observar a través de la ventana estrellas que cada vez habían menos en Seúl.  O mirar a través de su telescopio. Cosas normalmente fuera de lo común.

Pero esas fueron las razones por la cual a Hoseok le había llamado la atención aquel niño ''extraño'', quitándole  la vez que lo escucho cantar por primera vez como lo habían nombrado sus demás compañeros de clases. Sentía curiosidad por aquel de cabellera amarilla.  Siempre aislándose, yendo a toda prisa a aquella clase al cual lo había convertido como su hogar. Mientras todos comían en la cafetería, como es debido, pero aquel niño lograría ir de una u otra manera a aquel lugar desierto. Cualquier hora libre que tuvieran en esa caótica escuela observaba desde su ventana en donde se encontraba sentado, pasar a Taehyung apañándose para no llamar la atención de los demás y así ir sin ningún problema alguno al mismo sitio de siempre, cosa que Hoseok también frecuentaba cada día más.

 

Todo había comenzado por una simple curiosidad y como Hoseok no podía controlar sus sentimientos, cada vez iba creciendo y era imposible no involucrarse más y más con el menor. En tan poco tiempo le había tomado un cariño que ni siquiera él sabía de dónde había provenido todo aquello. Pero estaba seguro que él quería todo del pelirubio. 

 

Taehyung no tenía amigos, sólo tenía al mayor. Unas de las noches al quedar los dos juntos en aquella clase, observando aquellas diminutas estrellas que se encontraban encima de ellos. El menor le había dicho que se sentía feliz al tener un amigo a su lado, al cual podría hablar de cualquier cosa insignificante con él porque siempre lo escuchaba  sin ningún problema. Si Taehyung decía que se encontraba feliz de tenerlo como amigo, entonces él también lo estaba y seguro más de lo que el menor lo era.

 

Al quedar ambos en silencio observando absorto las estrellas y el cielo. Unas con luces azules, otras con llamas rojas, algunas amarillas, la mayoría con luz blanca como luna. 

 

—¿Sabes cuantas estrellas puedes ver a la noche? —interrogó repentinamente el menor.

 

—¿Cuántas? —preguntó, curiosamente qué respuesta iba darle el menor.

 

—El número de estrellas que puedes ver en una noche clara es alrededor de dos mil. Básicamente, entre más oscuro esté el cielo, más estrellas tú puedes ver —Hoseok había dejado de escuchar hace un buen rato a Taehyung. Se dedicó a admirar pequeños rasgos del menor, se encontraba tan feliz con aquel brillo en la mirada que seguramente el más alto podría enamorarse más de lo que ya se encontraba del pelirubio.

Hoseok sabía cuán importante eran las estrellas para Taehyung. Lo sabía, por la manera en la que hablaba de ellas, tan delicado, tan él.

 

—Oh, es grandioso, ¿no? —habló más para sí mismo. Y Taehyung asintió cosa que Hoseok no lo vio. —¿Cuál estrella es la más cercana a nosotros?  —repentinamente preguntó.

 

—Sorpréndeme.

 

—La estrella más cercana a nosotros es Próxima Centauri —al hablar sus ojos involuntariamente se detuvieron en el masculino rostro que seguía observándolo con detenimiento. —Está a una distancia aproximada de 4.3 años. Un carro manejando a una velocidad de 60 millas por hora tomaría más de 48 millones de años en alcanzar a llegar a esa estrella más cercana.

 

—Vaya, ¿Desde cuándo hyung sabe tanto de estrellas? —bromeó. —Antes sólo eras un chico lindo, pero ahora  también inteligente. ¿Debería darte un regalo?

 

—Oh, si es lo que pienso sí, lo quiero.

 

—¿Y qué es lo que piensas? —se acercó rápidamente al mayor. Sus rostros quedaron a centímetros de distancia. Posó ambos brazos a la cintura de éste, acariciando con los dedos la diminuta cadera.

 

—Algo que involucren la lengua y los labios. —los ojos de Hoseok observaban detenidamente los labios de Taehyung, ansioso por lo que vendría.

 

—¿Eso valdría a dos regalos? —sin dejar responder al pelinegro unió sus labios en un apasionado beso. Taehyung ladeó la cabeza, explorando la boca contraria con la lengua con tanta seguridad que hacía estremecer a Hoseok. En su cabeza gritaban alarmas de ¡Peligro!, pero las ignoró porque quería más de Hoseok. De un momento a otro todo se volvió algo salvaje. Taehyung estaba fuera de su control, todo de Hoseok resultaba ser adictivo para Taehyung. Fue el menor, quien despegando sus labios se alejo del pelinegro, tratando de recuperar la respiración.

 

Hoseok tuvo el impulso de querer pasar los dedos por aquellos labios que se encontraban rojos e hinchados por el reciente beso apasionado. Era simplemente perfecto a ojos del pelioscuro.

 

—Esto parece una cita —balbuceó, riendo, luego de recuperarse y permaneciendo en los brazos protectores del mayor.

 

—Esto es una cita —No pudo evitar sonrojar al escuchar a Hoseok hablar tan seriamente. 

 

—¿Desde cuándo?

 

—Desde que me habías pedido indirectamente esta mañana por teléfono.

 

 —¡¿Mentira, yo no he hecho eso?! —se defendió 

 

—Si quieres te lo hago recordar. Porque yo sí lo recuerdo perfectamente. 

 

—¡¿Por qué eres tan vergonzoso?!

 

—Porque eres bonito poniéndote nervioso —dijo, dando castos y sucesivos besos en la nariz de Taehyung.

 

—¡No lo soy! —dio por terminada la conversación, volviendo a apoderarse de aquellos labios que ya resultaban ser adictivos y era una tortura permanecer tan cerca sin unir con los suyos.

 

Así como Taehyung tenía esa divertida obsesión por buscar tréboles de cuatros hojas, en cuanto veía entre los arbustos, no podía parar en detenerse y ponerse a buscarlos. Como también tenía la costumbre,  manía u obsesión de buscar entre las estrellas, alguna que se fugue del firmamento y se vista con aquella cola de novia.

Para Taehyung las estrellas crean un arte difícil de no apreciar. Pero lo más bello es  aquella estrella que cae como paracaidista, como un ave que fue herida o como unos relámpagos.

Su abuela le había dicho que si se repite tres veces un deseo antes de que la estrella se desvanezca, el deseo se cumple. Una vez recuerda antes de su desaparición había logrado pedir un deseo tres veces, tal vez por impulso, no había pensado en las palabras que se formulaban en ese mismo momento, era un sueño muy intimo, algo muy suyo, muy profundo y sobre todo muy querido. Y había llegado a la conclusión que ese deseo se estaba cumpliendo con el paso del tiempo, a paso lento, como la vida de las estrellas.

Deseo que hyung permanezca siempre a mi lado.

Notas finales:

Traté de hacer lo menos extenso posible para que no canse tanto la vista, perdón ;;;

Espero que les haya gustado. Gracias por leer.


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