Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Summer ( HunHan ) por Mikhiel

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sin excusa...

 

 

Solo dire que se vienen los problemas D:

 

Por cierto Feliz navidad atrasada y Feliz año nuevo.

Ir montado a caballo en sus condiciones no era lo más inteligente del mundo, comprendió Sehun al bajar por el sendero, pero tardarían demasiado en llegar andando hasta el río.

La luna iluminaba el camino y mostraba una excitante imagen de Luhan balanceando las caderas al compás del trote de Péppermint. Cuando doblaron un recodo y lo vio de perfil, se convenció de que no llevaba ropa de bajo de la camisa.

Y entonces se quitó la camisa. Sehun apenas podía creer en lo que estaba viendo y se preguntó si no estaría teniendo una potente fantasía.

Un momento más tarde, la camisa salió volando en dirección a él y la agarró apenas a tiempo de que no cayera al suelo.

Luhan se volvió en la silla y Sehun vio una impresionante imagen de su pecho bañado por la luz de la luna.

-¿Qué estás haciendo?

Incluso con la distancia, la provocación de su sonrisa era evidente.

-Poniéndote caliente.

-iYa estoy caliente!

Retorciéndose en la silla, para ser más exacto. Jadeando, agitándose y muriéndose por aliviar aquella agonizante necesidad de estar en lo más profundo de el rubio.

-Entonces más caliente.

-¡Maldita sea, Luhan!

Su camisa estaba impregnada del olor de su colonia y de algo aún más erótico, el aroma de Luhan excitado y listo para el amor. La apretó en un puño y se la llevó a la nariz. Oh, Dios... aquel aroma.., el recuerdo de estar echado entre sus muslos saboreándolo lo asaltó de forma febril.

-¿Por qué huele tu camisa tan... bien?

-Un pequeño truco que he leído en uno de los libros.

-¿Qué truco?

-Oh, se trata de buscar una forma de mandarle tu... propio perfume especial a tu amante. Dicen que funciona mejor que el aroma de cualquier colonia.

Él lo miró encendido de deseo.

-Puede que tengan razón. No llevas nada debajo de los pantalones, ¿verdad?

-No.

-Entonces te has quitado la camisa y la has puesto...

-En un sitio muy especial y después te la he tirado. ¿Sabes? El movimiento del caballo es muy... agradable.

Sehun lanzó un gemido.

-Ten piedad de mí, Luhan. Soy un hombre desesperado.

-El libro dice que la anticipación lo es todo.

-Sí y también te mata.

Sehun escuchó el gorgoteo del río. Ya casi habían llegado y los caballos se dirigieron a la conocida orilla. Bajó la mano, sacó la manta de la bolsa de la silla y metió allí la camiseta. No tenía intención de perder el tiempo en cuanto llegaran al río.

Luhan condujo a Péppermint al lado del árbol y desmontó al instante. Su imagen quedaba tapada por la yegua mientras Sehun desmontaba con la manta. Pero en cuanto salió de detrás del lomo del caballo, a él se le cayó la manta al suelo. ¡Estaba desnudo!

-¿Se acerca esto a tu fantasía? -murmuró el ambario.

Mientras lo miraba bañado en luz plateada como un angel de un cuento de fantasía, la garganta se le secó de deseo.

-Va mucho más allá -susurró con voz ronca-. No creo que pudiera soñar con algo tan hermoso y ni siquiera estoy seguro de que seas real.

-Soy real -se acercó a él por la arena y Sehun vio que llevaba un libro en la mano-. Y quiero hacer el amor contigo, Sehun 

Hacer el amor. Se le contrajo la garganta al enfrentarse a la verdad: hacer el amor era exactamente lo que había estado haciendo con el rubio, quizá por primera vez en su vida. Pero para Luhan, aquello podría ser sólo un paso más en la iniciación a los placeres que un día compartiría con otro hombre. Y él tenía que proteger su corazón.

-Ya veo que te has traído tu manual -dijo intentando mantener el tono ligero.

-Dijiste que querías verlo.

-¡Oh, sí! -aseguró aunque la técnica era lo que menos le importaba en ese momento.

Se inclinó y extendió la manta en la arena. Luhan se estiró en la manta mientras el pelinegro empezaba a quitarse la ropa con manos temblorosas sin poder dejar de mirarlo. Era como un dios de la naturaleza. Nunca hubiera podido imaginar que su rincón secreto se podría convertir en un sitio tan seductor.

El domingo por la noche el rubio le había cautivado con las sábanas de satén y la habitación teñida de rosa, pero había algo más salvaje en la escena que tenía delante. No muy lejos, un par de coyotes aullaron quizá apareándose a la luz de la luna. El sonido despertó unos instintos tan básicos, que haría bien en ignorar.

-Coyotes -comentó Luhan-. Suenan tan... primitivos.

Sehun ya había acabado de quitarse la ropa y metió la mano en el bolsillo de los vaqueros. Notó un tono de urgencia en la voz de Luhan y se arrodilló en la manta con el corazón desbocado. Sólo estaban jugando, se dijo a sí mismo. Sería una locura tomarlo en serio.

-Entonces, profesor, ¿qué quieres intentar?

-Luhan abrió el libro y se apartó un poco para que la luz de la luna iluminara la página.

-Esto.

Los coyotes aullaron de nuevo mientras Sehun contemplaba el dibujo en blanco y negro de una pareja apareándose como todas las criaturas de la naturaleza. Contuvo el aliento sabiendo que aquello era lo que había llenado su imaginación al escuchar sus aullidos pero sin imaginarse que el ambario querría hacer una cosa así. Pero Dios.. amarlo de aquella manera con los sonidos de la noche rodeándolos... se moría de deseo.

Lo miró y sintió un temblor. Aquel apareamiento primitivo sería de gran importancia para él, pero para Luhan podría ser una experiencia rara.

-¿Estás seguro?

Luhan cerró el libro despacio y rodó sensualmente sobre el estómago. Antes de que Sehun se diera cuenta de lo que estaba haciendo, se había alzado con las rodillas y las manos ofreciéndole su redondo trasero en la invitación ancestral ante su macho elegido.

Su cuerpo no podía negarse. La sangre le hervía y una necesidad salvaje lo asaltaba. Agarrándolo por las caderas, se colocó detrás de Luhan. Un bramido gutural se le escapó de la garganta mientras luchaba por contener el deseo de sumergirse en el rubio hasta lo más hondo. En vez de hacerlo, entró con suavidad para no asustarlo.

El deseo lo invadió cuando lo encontró preparado. Jodido Luhan sabía como volverlo loco de deseo. Sin embargo, se contuvo deslizando la mano por su cintura para descender y masajear la ereccion del rubio para que aumentara su excitación. Con un pequeño grito que fue casi una súplica, Luhan alzó las caderas y él ya no pudo contenerse más y se deslizó con suavidad en el.

Y por segunda vez en su vida sintió una sensación de conexión increíble, incluso mayor que la primera vez. Y con ello, un impulso que nunca había conocido, el de vaciarse dentro de aquel chico y verlo redondearse con su hijo.

Pero sabía que eso no era posible; se había puesto un preservativo. Con un bramido de placer mezclado con una profunda frustración, se retiró y embistió con más fuerza golpeándolo con los muslos. Luhan murmuró palabras de ánimo y Sehun aumentó el ritmo mientras el rincón del río se inundaba de los sonidos y aromas de su acoplamiento. Los dos quedaron empapados de sudor bajo el caliente aire de la noche mientras los golpeteos de sus cuerpos se aceleraban y se hacían más fuertes. Sus gemidos y suaves gritos se mezclaron con las llamadas de las criaturas nocturnas, el viento en los árboles y el gorgoteo del arroyo.

Luhan se comprimió contra él un momento antes de verse sacudido por las convulsiones. Sus ondulaciones lo volvieron loco y supo que aquél era el momento de plantar su semilla. Gritando su nombre y apretándolo para que lo recibiera, la danza de acoplamiento que lo había conmovido hasta el alma llegó a un poderoso final.

 

 

Luhan permaneció tendido en la manta con la espalda protegida por el cuerpo de Sehun preguntándose cómo se habría creado aquel problema tan terrible. Se había enamorado loca, apasionada y desesperadamente de su mejor amigo. Lo que había empezado como un juego de liberación para el se había convertido en lo más importante de su vida.

Luhan no creía que nadie debiera sacrificar su carrera por ningún hombre y sin embargo, eso era exactamente lo que deseaba hacer.

Sabía que Sehun nunca dejaría Copperville mientras sus padres lo necesitaran, o sea que cualquiera que quisiera estar con él tendría que quedarse en el pueblo. Y el quería estar con Sehun, hacer el amor, reírse y jugar con él y tener hijos con él.

Sobre todo tener hijos y hacer el amor como lo hacían pero sin usar protección. Pero por otra parte su sueño había sido explorar una gran ciudad, hacer viajes exóticos y tener muchos amantes. Y cuando se cansara de todo aquello, sentaría la cabeza y formaría una familia, probablemente allí mismo, en Copperville.

Pero ahora todos aquellos sueños le parecían vacíos y solitarios. ¿Qué sentido tenían si no podía estar con Sehun? Casi preferiría quedarse y llevar la vida de un ranchero antes de perderlo.

Pero Sehun tampoco se lo había pedido. Nunca le había dado ninguna señal de que pensara en el en aquellos términos. No actuaba como si estuviera preparado para asentarse y formar una familia.

Entonces, le acarició la cadera.

-¿En qué estás pensando?

Luhan decidió una verdad a medias.

-Que es una pena que me vaya a Nueva York a finales de agosto.

El lo apretó más.

-¿Porque esto es divertido, quieres decir?

-Sí.

Más que divertido; se había unido a él con alma y cuerpo, pero no se atrevía a decírselo.

-Sí, es divertido, pero casi es mejor que tengamos un límite de tiempo. No podríamos mantener el secreto si durara mucho más.

-Cierto.

Quizá él estuviera contento con aquel secreto para poder mantener la amistad intacta con sus hermanos. La única forma en que consentirían que Luhan y Sehun tuvieran relaciones sexuales sería si estuvieran casados, y no parecía que Sehun quisiera el matrimonio de momento.

-¿Listo para bañarnos desnudos?

Luhan se dio la vuelta hacia él.

-¿Seguro?

Sehun le dio un rápido beso.

-Claro. Estamos calientes y pegajosos y nos sentará bien. Además, es parte de tu educación.

-Sehun, no creo que podamos hacer el amor en medio del río.

-¿Por qué no? ¿Porque no viene en tu libro?

-Porque no tendremos ningún bolsillo donde guardar un preservativo.

-Vamos, no es la única forma. Verás lo que pasa cuando estés desnudo hasta la altura de los muslos. Ya improvisaremos.

Le había despertado la sensualidad de tal manera que lo convenció con facilidad de que aceptara al río como amante. Manteniéndolo sujeto, sumando sus propias caricias a las del río, dejó que la corriente lo acariciara de forma íntima llevándolo a un crescendo de sensaciones. En el momento del alivio, Luhan no pudo decir si era el agua burbujeante o las manos de Sehun lo que lo había llevado al límite. La excitación lo asaltó. Aquello era otra de las cosas que le encantaban de Sehun. Cada vez que el sugería algo nuevo, el pelinegro usaba también su imaginación para sorprenderlo.

Y eso fue lo que hicieron, improvisar aunque chapotearon, se salpicaron y rieron hasta que él pelinegro lo tuvo en la posición deseada. Entonces, Sehun lo tomó en brazos antes de que terminaran los estertores de placer y le hizo el amor de nuevo en la manta con los cuerpos todavía mojados. Luhan nunca había sentido una libertad tan triunfal. Se sentía ligero, sutil y capaz de todo. Se retorcieron en la manta y alternaron las diferentes posiciones para conseguir el placer más increíble.

Luhan estaba seguro de que Sehun estaba disfrutando. Sus murmullos así se lo indicaban y, cuando su tono se hizo ronco, supo que estaba al borde del límite. Cuando por fin él se rindió a la pasión, lo abrazó con fuerza y absorbió los fuertes temblores de su cuerno. No podía imaginarse vivir sin aquello, vivir sin él. Quizá si lo amara lo suficientemente bien durante el resto del verano, Sehun comprendería que tampoco podía vivir sin el.

 

 

El verano pasó con demasiada rapidez para el gusto de Luhan. Por cada forma creativa de hacer el amor que a el se le ocurría, Sehun aparecía con una propia. Luhan sugirió pasar un día en Phoenix donde nadie los conocía y se pasaron el día entero en la cama de un motel. La siguiente vez, Sehun lo llevó en la avioneta a Flagstaff, donde siguieron el arroyo de una montaña e hicieron el amor en un campo lleno de margaritas bajo el brillante cielo azul.

Las intensas horas que pasaba con Sehun parecían pintadas de brillantes colores mientras que el resto de sus actividades rutinarias se le hacía gris. Ni siquiera los planes de la fiesta de sus padres le parecían muy reales porque no podía contarles a sus seres queridos lo más importante y significativo que le había pasado ese verano, que se había enamorado perdidamente de Sehun.

Y deseaba contárselo al mundo entero. Sobre todo se moría por confiar en su madre y poder hablar de Sehun delante de sus cuñados como ellos hablaban de sus maridos.

Sehun parecía tan involucrado con el como el con Sehun, pero ni una palabra de compromiso había salido de su boca. Durante los ardientes días estivales compartieron todo, menos un futuro. Y aunque compartir el secreto con Sehun le había parecido esencial al principio, ahora estaba harta. Pero a menos que él aceptara, no podía contárselo a nadie. Y eso le dolía en el alma.

 

Hacia la primera semana de agosto, Sehun había llegado a la dolorosa conclusión de que debía romper con Luhan. Debería haber acabado su relación mucho antes, de hecho. Era evidente que él era bueno para la cama, pero no lo bastante bueno como para que Luhan considerara cambiar sus planes profesionales ni para que el mundo supiera su relación. Había intentado ver si su decisión de irse vacilaba, pero no había notado ninguna señal.

Mientras se dirigía a su casa para otra noche de pasión, maldijo para sus adentros. Si no podía considerar el sexo con Luhan como un rápido revolcón en el heno para olvidarse en cuanto se hubiera ido, sería mejor cortar cuanto antes.

De hecho, eso sería lo que haría. Y esa misma noche. No haría el amor con el rubio a pesar de lo que le costara. Su cordura estaba en juego.

Entraría en su casa y le diría que aquella actividad le estaba robando demasiado tiempo y tenía que ponerse al día con los papeles del rancho, lo que en parte era cierto.

Llegó al único semáforo del pueblo cuando se puso rojo y, a pesar del ser el único coche en llegar al cruce, se detuvo. Mientras esperaba por el verde, un claxon pitó tras él.

Al mirar por el retrovisor vio a Chanyeol con Jongdae. Sehun alzó la mano para saludarlos y Jongdae salió de la furgoneta y se acercó a la ventanilla de Sehun.

-¿Qué tal? -saludó Sehun al bajar el cristal.

-Minseok y Baekhyun se han ido al cine y a Chanyeol y a mí nos apetecía echar una partida de dardos. ¿Qué dices?

Sehun vaciló sólo un segundo. Si tenía algún sitio al que ir le costaría menos cortar con Luhan.

-De acuerdo, pero tengo que pasar por casa de Luhan unos minutos, así que estaré allí en una media hora.

-Estupendo. Ya lo tienes en verde.

      Sehun arrancó y pensó que el destino debía haber llegado en forma de Chanyeol y Jongdae. Si acababa con Luhan esa noche, sus hermanos nunca descubrirían las actividades que habían tenido lugar delante de sus narices. Y el rubio también necesitaría un tiempo para recuperarse antes de ir a Nueva York. Podía no darse cuenta todavía, pero también lo pasaría mal intentando olvidar lo que habían compartido ese verano.

Durante el resto del camino hasta casa de Luhan, se repitió todas las razones para terminar su aventura. Todas eran buenas razones y, sin embargo, se sentía como si le hubieran tirado una carga de cobre sobre el pecho. Saber que nunca volvería a hacer el amor con Luhan le resultaba insoportable. Tenía que ser fuerte.

Notas finales:

Oh dios ya vienen los problemas D:.

 

 

Nos leemos un beso :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).