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Summer ( HunHan ) por Mikhiel

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Notas del capitulo:

Solo me falta el epigolo Ü

Sehun quería tirar el colgante donde fuera. En los tortuosos días que siguieron desde la mañana de la partida de Luhan, había intentado hacerlo en la basura, en el río y por un precipicio, pero no lo había conseguido.

El día en que el rubio se había ido, había permanecido en un promontorio fuera del pueblo mirando cómo su coche desaparecía y, bastante después de perderse en la distancia, seguía allí con el colgante en la mano.

En las semanas que siguieron mantuvo la lágrima en un cajón de su habitación y había adquirido la costumbre de metérsela en el bolsillo de los vaqueros al empezar el día con la débil esperanza de que, después de un tiempo de vivir en la ciudad, Luhan se cansara y volviera a casa.

Mientras tanto, él realizaba su trabajo en el rancho como un robot. Cuando Luhan había vivido en Copperville, le había gustado su trabajo, pero ahora la rutina diaria se le hacía insoportable sin el. Era Luhan la que había hecho que su vida fuera interesante y ahora el había cumplido su sueño y lo había dejado atrás.

En un caluroso día de finales de septiembre, estaba una tarde tirando piedras al río cuando llegó a una decisión vital. En cuanto sus padres murieran, vendería el rancho y se iría a recorrer mundo. Eso no supliría la pérdida de Luhan, pero tendría que servir.

Entonces, toda la farsa le pareció estúpida. Aparentar que amaba un rancho que no conservaría en cuanto sus padres murieran era una injusticia para ellos. Sin embargo, contarles la verdad después de tantos años, no sería fácil. Pero tendría que hacerlo y acabar con aquella hipocresía.

Esperó hasta que acabaron de cenar. Apenas había sido capaz de probar el mejor asado de su madre, pero se obligó a tomar hasta el último bocado y mantener una conversación sobre antigüedades y sementales.

Desde que había entrado en el rancho esa tarde, lo había visto con unos ojos nuevos. Ahora que había decidido que aquel lugar no lo encadenaría, podía valorar las brillantes vigas y la chimenea de piedra, el pesado mobiliario de cuero alrededor de la chimenea y la mesa de caoba labrada del comedor.

No sería un mal sitio para vivir... algún día y con la persona adecuada. Pero no podía esperar que sus padres lo mantuvieran sin él hasta que se asentara, ya que antes de que llegara ese día tenía muchas cosas que hacer.

Por fin, apartó su plato a un lado y los miró.

-Tengo que hablar con ustedes. Es... bastante serio.

-Por fin -exclamó su madre con un suspiro.

Sehun la miró con sorpresa.

-¿Qué quieres decir?

-Tu madre ha estado muerta de preocupación por ti desde que se fue Luhan. Y yo también un poco, debo admitir. Has estado comportándote como un robot, como si hubieras perdido a tu mejor amigo, que supongo que es lo que ha pasado.

Sehun sintió ardor en el cuello. Había estado tan absorto en sí mismo últimamente, que no se había dado cuenta de que su estado de ánimo había afectado a sus padres.

-Siento haber estado insoportable.

-Lo has estado -admitió su padre.

-No, no lo ha sido, Junmyeon - Sunny dirigió a su marido una mirada de advertencia-. Ha estado un poco sombrío, eso es todo.

-Para mí es lo mismo -dijo su padre.

-Estoy de acuerdo -aceptó Sehun-. Pero estoy a punto de serlo más -inspiró con fuerza-. Sé que los dos habéis trabajado mucho para levantar este rancho todos estos años.

-Ha sido un trabajo por amor -dijo Sunny.

No se lo estaba poniendo fácil. Sehun se aclaró la garganta.

- Les agradezco lo que han hecho y sé que el objetivo era pasarme el rancho a mí algún día, pero...

-No lo quieres -terminó su padre por él.

Sehun miró a su padre a los ojos y su resolución casi se derrumbó al ver la gran decepción en su mirada.

-Podría -dijo con suavidad-, con el tiempo, cuando me haya quitado esta ansiedad por recorrer mundo. Esta noche, he empezado a comprender lo bonito que es, pero ahora mismo para mí es como un elefante sentado en mi pecho y ahogándome.

-Quieres ir a Nueva York, ¿verdad? -preguntó su madre en voz baja.

-Quizá.

Desde luego que quería. No se había permitido a sí mismo seguir aquel derrotero en sus planes, pero ahora que su madre había puesto la idea en palabras, supo inmediatamente que empezaría por Nueva York, aunque no sabía cómo se lo tomaría Luhan.

-¿Y qué diablos harías en Nueva York?

El tono de su padre traicionaba la profundidad de su decepción.

-No estoy seguro. Probablemente intentaría encontrar un trabajo en alguna pequeña compañía aérea o en algún aeropuerto. Ya sabes que me encantan los aeroplanos, papá. Siempre me han gustado.

-¡Ya tienes un maldito aeroplano! ¡Puedes volar con él todo lo que quieras!

-¡Junmyeon! -Sunny apoyo una mano en el brazo de su marido-. Esa no es la cuestión. Quiere volar por su cuenta como ha hecho Luhan. Además, lo echa de menos como un loco. No sé si será algo más que amistad, aunque estoy empezando a creer que sí -miró a Sehun-. No he querido entrometerme, pero he tenido la fuerte sensación de que Luhan y tú han traspasado las fronteras de la amistad este verano. Y Taeyeon también lo cree.

-¿Has estado hablando con la madre de Luhan de eso?

Sehun sintió un fuerte ardor en la cara.

-Para ser sincera, mucha gente del pueblo tenía sus sospechas. Nos preguntábamos si Luhan decidiría quedarse en casa después de todo. Y cuando se fue, lo sentí mucho por ti.

-Lo sabía - Junmyeon tiró la servilleta en la mesa y apartó la silla-. Esto era todo por un chico. Si Luhan hubiera tenido el buen juicio de quedarse en Coppervile, podrian haberse casado y no estarías comparando el rancho con un maldito elefante.

-¡No eches la culpa a Luhan! -en su agitación, Sehun se levantó-. Siempre he sentido lo mismo. Los dos lo hemos sentido, Luhan y yo. Nos pasábamos horas de pequeños hablando de los sitios que veríamos y de las cosas tan excitantes que haríamos en cuanto nos fuéramos de Copperville.

-Muchos críos hablan así, pero después se hacen mayores y se dan cuenta de que lo que tienen aquí es mucho mejor que lo que puedan encontrar por ahí fuera.

Sehun miró a su padre e intentó ponerse en su piel. Después de casi treinta años de deslomarse por crear una herencia para su hijo, ahora aquel hijo rechazaba su legado. Y Sehun odiaba hacerle daño a su padre.

-Puede que sea mejor, papá, pero nunca lo apreciaré si no veo algo del resto del mundo.

-Por supuesto que debes -intervino su madre.

-Entonces quizá deberíamos vender el rancho ya -dijo Junmyeon-. No merece la pena matarnos a trabajar si no se lo vamos a pasar a nadie..

-¡Oh, Junmyeon! ¡Por Dios bendito! -Sunny parecía enfadada-. Olvida tu orgullo herido por un minuto y escucha lo que tu hijo está diciendo. Necesita tiempo para explorar el mundo. Y necesita estar con la persona a la que...

A Sehun se le hizo un nudo en al garganta.

-Mamá, no saques conclusiones tan pre...

-Saco las conclusiones que quiera, muchas gracias -lo miró enfadada-. Y Luhan siente lo mismo por ti, a menos que este muy equivocada. Y también creo que los dos añoraran enseguida Copperville y volveran a criar a sus hijos aquí.

-¿Hijos? - Sehun casi se atragantó-. Lo último que sé es que Luhan no tenía ninguna intención de casarse, cuanto menos de tener niños. Creo que esta vez te has pasado un poco.

Su madre sonrió.

-No, yo creo que eres tú el que se ha quedado corto. Vete a Nueva York y haz esas preguntas. Mira a ver qué respuestas te da - Sunny miró hacia su marido-. Lo único que necesitamos es contratar a alguien una temporada hasta que estos dos vuelvan a casa.

Junmyeon frunció le ceño.

-¿Y si no vuelven? Entonces todo será para nada.

-Eso es la mayor tontería que te he oído decir Junmyeon. ¿Nada? Este rancho ha sido el sueño de tu vida. Esperabas poder pasárselo a tu hijo, pero también lo querías para ti mismo. Lo has pasado de maravilla viviendo la vida del rancho y no te atrevas a decir que sólo estabas haciendo un sacrificio por tu hijo.

Poco a poco, la expresión de Junmyeon fue suavizándose.

-Supongo que tienes razón, Sunny. La verdad es que no me imagino otro sitio para vivir. Por eso no puedo entender que alguien en su sano juicio quiera irse a vivir a ese nido de ratas que es Nueva York.

-Cada persona es diferente, pero estos dos volverán, ya lo veras.

-Mamá, no puedo hacer ninguna promesa.

Pero Sehun no pudo evitar barajar unas pocas fantasías. Quizá podría tenerlo todo, unos cuantos años de aventuras con Luhan y una familia y la seguridad allí en Coppervile con la única persona a la que quería. Pero a Luhan podría no interesarle aquel plan. Después de todo, le había devuelto el colgante.

-No tienes que hacernos ninguna promesa -dijo su madre-. Pero supongo que tendrás que hacerle alguna a Luhan.

 

 

Nueva York era todo con lo que Luhan había soñado. Se había acostumbrado a recorrer Manhattan de arriba abajo en los fines de semana y en cada excursión descubría nuevas delicias. Se había hecho adicto a la comida callejera y a las tiendas de exquisiteces así como a subir a lo alto del Empire State.

Pero lo que no había esperado era sentirse tan terriblemente sólo. Se había hecho amigo de la gente de su trabajo, pero para el la amistad requería mucho más tiempo. Los amigos eran la gente que conocías de años, la que conocía a tu familia y al resto de tus amigos. Los amigos eran gente como Sehun...

Había creído que el deseo por él se le pasaría después de dos meses, pero en todo caso, se había hecho más fuerte. Ese día, lo llevaba peor de lo normal, porque era domingo y por que era la fiesta de Halloween, unas vacaciones que Sehun y el habían compartido durante veintitrés años y nunca se habían considerado demasiado mayores como para disfrazarse.

Luhan había sido invitado a una fiesta de una de las profesoras de su escuela y había aceptado, pero ahora, sentado en su diminuto apartamento intentando pensar en un disfraz, no conseguía animarse. Lo más sencillo sería ponerse el disfraz de bailarín de harén con el que había bailado para Sehun, pero eso le traería recuerdos.

Suspiró. Se moría de ganas de que Sehun lo abrazara de nuevo, pero lo echaba de menos más a él que sus relaciones sexuales. Ya había rechazado algunas invitaciones para salir. Sólo pensar en que alguien que no fuera Sehun lo besara le producía escalofríos.

Si seguía así, debería resignarse a la idea de quedarse soltero para siempre. Estaba empezando a pensar que el era amante de un solo hombre. Nunca lo había creído antes, pero después de lo del verano, Sehun se había llevado no sólo su virginidad, sino su corazón.

Después de ponerse los transparentes bombachos y el chaleco de brocado, se fue al espejo de su pequeña habitación a ajustarse el velo y sintió ardores al pensar en los ojos de Sehun cuando había bailado para él. Nunca en su vida se había sentido tan sensual como cuando había agitado sus caderas prácticamente delante de las narices de Sehun. Le había hecho perder la cabeza. Quizá no quisiera casarse con el pero en aquel momento le había pertenecido por completo.

Y había dicho que lo amaba. Ahora se preguntaba si lo único que significaría sería el fantástico sexo que habían compartido durante el verano.

No, no podía ponerse aquel disfraz. Le hacía echar de menos a Sehun de todas las formas concebibles, física, mental y emocionalmente. Alquilaría un vídeo y pasaría de la fiesta. Se llevó la mano al cierre del chaleco de pedrería cuando sonó el timbre de la puerta.

Sería seguramente su vecina de la puerta de al lado. Se miró al espejo. Bueno, era Halloween, así que nadie se extrañaría de encontrarlo disfrazado.

El timbre sonó de nuevo. Entonces la voz que oyó le llevó el corazón a la boca.

-Golosinas o pellizco.

-¡Sehun!

Salió corriendo a la puerta, abrió y dio un respingo.

Sehun iba disfrazado de jeque del desierto, con ropas de ricas telas y un turbante blanco con un adorno de oro en la cabeza. Cuando lo vio, él también se quedó con la boca abierta.

-¡Uau! Esta telepatía ya es de asustar.

-Sí -dijo el sin dejar de mirarlo con el corazón desbocado-. Da un miedo mortal.

-¿Vas a ir a alguna fiesta?

-No. Bueno, quizá. Me invitaron a una y estaba intentando decidir si quería ir o no, así que me puse el disfraz para ver si podía llevarlo -tragó saliva-. Pero no puedo. Bueno, pasa. ¿Tienes equipaje? ¿Cuánto tiempo vas a quedarte? ¿Cuándo has...?

-No he traído equipaje. Lo he dejado en el hotel.

Las esperanzas de Luhan cayeron por los suelos.

-¿Ho... hotel? ¿O sea que no vas a quedarte... conmigo?

Sehun entró y cerró la puerta tras él entre el crujido de las telas. Entonces, se dio la vuelta para mirarlo.

-No quería imponerte mi presencia. Supongo que tendrás una vida bastante agitada y que te estarán pasando todo tipo de cosas.

O sea que sólo había ido de visita, pensó con una profunda decepción.

-Bueno, por supuesto me encantará organizarme para estar contigo. Si me hubieras dicho que venías, podría haberlo arreglado para tomarme un par de días libres, pero ahora, con tan poca antelación, no estoy seguro.

Sehun agitó una mano como si no le importara.

-No quiero que interrumpas tu trabajo por mí -vaciló-. Dijiste que te habían invitado a una fiesta. -su voz se hizo ronca-. ¿Tienes alguna cita con algún chico?

Por un momento consideró mentirle, pero no lo había hecho nunca con Sehun y no iba a empezar ahora.

-No. Es de gente de mi trabajo. No es ningún tipo de fiesta de parejas ni nada de ese tipo.

-¿Y pensabas ir con eso puesto?

Una cosa era que el no hubiera podido soportarlo por los recuerdos y otra muy distinta que él pelinegro se lo preguntara con aquel tono. No tenía derecho a hacerlo.

-¿Y por qué no?

-¡Porque es indecente!

-No pensabas eso la noche que bailé para ti -se sopló con impaciencia el velo de la cara-. ¡Te gustó tanto que tenías la lengua fuera, caballero!

-Y la sigo teniendo. Y a todos los chicos que estén en esa fiesta les pasará lo mismo.

Luhan alzó la barbilla.

-¿Y a ti qué te importa?

Él se adelantó y lo agarró.

-Me importa todo..

Luhan se quedó sin aliento y el espacio pareció contraerse cuando se sintió perdido en su mirada.

-¡Maldición! No pensaba portarme así. Quería ir despacio, averiguar primero si tenías algún novio.

Luhan sintió otra oleada de deseo. ¡Qué día tan maravilloso! Un día glorioso, a decir verdad, pensó.

-Bueno, creo que si.

-¿Que lo crees? -bajó la vista hacia el con el ceño fruncido-. ¿Qué tipo de respuesta es ésa?

Luhan se alegró de no haberse quitado el velo para poder ocultar la sonrisa.

-No está siendo muy claro acerca de sus intenciones, así que es difícil para mí saber si es mi novio o no. Pero estoy bastante seguro de que lo es.

Sehun frunció aún más el ceño.

-¿O sea que es uno de esos tipos que no se deciden?

-Digamos que está un poco confuso.

-¿Y qué es lo que sientes por él?

-Estoy loco por él.

Los ojos de Sehun se ensombrecieron mientras lo apretaba el brazo con más fuerza.

-No puedes estarlo.

-¿Por qué no? ¡Es fantástico!

-¿Fantástico? ¿Qué quieres decir con eso? -entrecerró los ojos-. Luhan, ¿has hecho el amor con ese tipo?

-Recientemente no.

-¡Me importa un rábano si es reciente o no! Luhan, ¿ Cómo has podido hacer el amor con otro hombre? ¿Cómo has podido?

-Lo cierto es que llevo sin hacer el amor desde agosto. Y la última vez que lo hice llevaba este mismo disfraz puesto.

La comprensión suavizó el gesto de Sehun.

-¡Oh! ¿Y dijiste que estabas loco por ese tipo?

Luhan asintió.

-No me puedo imaginar por qué -susurro Sehun con voz ronca-, porque es un idiota.

-No -se acercó y le acarició la mejilla con la mano temblorosa. Lo deseaba, fuera cual fuera la razón de su estancia-. Sólo está confuso. ¿Quieres cancelar la reserva del hotel? Nadie de Copperville tiene por qué saber que te has quedado en mi casa durante tu visita, si es eso lo que te preocupa.

-No he venido de visita.

-¿Qué?

-Estoy buscando trabajo en un par de compañías aéreas. He venido a vivir aquí.

Luhan estaba aturdido con la noticia.

-¿Y qué pasa con el rancho? ¿Y tus padres?

-Han contratado a otra persona para hacer mi trabajo. Decirles que necesitaba vivir por mi cuenta no fue nada fácil, pero fue lo correcto. Se lo debería haber dicho antes, pero supongo que tú me marcaste el camino.

-¡Estoy impresionado!

A Sehun se le nubló la mirada.

-Mira, esto no te obliga a nada. No te estoy pidiendo que cambies tu vida sólo porque yo haya decidido venir aquí. Quiero decir que... desde luego que me encantará verte y todo eso, pero...

-¿Y qué quieres decir exactamente con todo eso?

Luhan agitó las caderas contra su túnica y sintió su instantánea respuesta

Él gimió con suavidad.

-¿Esto?

-Luhan, yo...

-¿Y esto?

Le apartó la tela de la túnica y frotó el chaleco de pedrería contra su torso desnudo.

-¿Y esto?

-Me vuelves loco, Luhan. Te he echado tanto de menos, que apenas podía pensar con cordura.

Luhan apretó su cuerpo contra él.

-Si no podías pensar con cordura, entonces quizá no recuerdes lo que me dijiste cuando hicimos el amor la última vez.

-¡Por supuesto que lo recuerdo!

Luhan hizo acopio de valor y continuó.

-Necesito saber si era algo que dijiste en el calor de la pasión o significaba algo más para ti.

-Quieres todas las cartas sobre la mesa ¿verdad?

-Sí.

-Entonces, quítate ese maldito velo.

Luhan lo desabrochó al instante y lo tiró en la silla más cercana.

Sehun bajó la mirada hacia el y su expresión se estremeció al recorrer su cara. Entonces, se metió la mano dentro de la túnica y se sacó el colgante de lágrima.

-Creo que ya es hora de que te vuelvas a poner esto.

A Luhan se le aceleró el corazón ante el sentido de aquel gesto y tembló cuando Sehun le abrochó el cierre de la cadena y la lágrima cayó entre su pecho.

-De acuerdo. Pensaba ir más despacio, pero si lo quieres todo de golpe, allá va. Te quiero. Quizá siempre hubiera sabido que eras mi compañero a un nivel inconsciente, pero había muchas cosas que se interponían entre nosotros. Voy a casarme contigo algún día, Luhan, cuando estés preparado. Comprendo que puedes tardar un buen tiempo, pero...

-Estoy preparado.

-Estoy dispuesto a esperar hasta que hayas experimentado todo lo que...

Sehun se detuvo asimilando en ese momento la respuesta de el rubio. Lo miró a los ojos como para cerciorarse y el asintió.

-¡Oh, Dios! -su boca descendió sobre la de Luhan y lo besó hasta que los dos se quedaron sin aliento-. ¿Estás seguro? Quiero decir que acabas de empezar esta nueva vida y quizá quieras seguir soltero un par de años para...

-¿Para qué? No se me ocurre nada más excitante que vivir contigo como tu esposo. Creo que eso lo he sabido desde que tenía tres años. Te quiero, Sehun, con desesperación, por completo y para siempre.

Su sonrisa se hizo más tierna

 

-¿Me lo juras por la tumba de Tutankamón?

-Desde luego. Y ahora déjame darte una información vital. El dormitorio está al otro lado de esa puerta a tu derecha. ¿Crees que podríamos entrar ahí y hacer el amor de forma loca y apasionada durante las próximas diez horas? Me siento muy abandonado.

Él sonrió y lo alzó en brazos.

-¿Sólo diez horas?

-Para empezar.

Sehun lo besó en los labios con suavidad.

-¿Tienes hielo? -murmuró.

Notas finales:

Nos vemos en el  epilogo 


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