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Summer ( HunHan ) por Mikhiel

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Notas del capitulo:

Decidi actualizar lunes y viernes.

Sin mas a leer

Luhan apenas se había puesto playeras de tirantes pero esa noche le pareció apropiado. No quería llevar algo demasiado recargado cuando el calor había subido a casi treinta y cinco grados, así que acabó escogiendo una playera negra con una calavera estampada y una bermuda blanca un poco más abajo de la rodilla.

Cuando se plantó ante el espejo preguntándose si debía ponerse alguna accesorio recordó el dije de lágrima que Sehun le regalo en su graduación. Sólo se la ponía en ocasiones especiales y esa noche le pareció una de ellas.

En cuanto estuvo listo, sintió otra oleada de aprensión. Si Sehun había aceptado su plan, debería estar más calmado a esas alturas, pero aquel plan era demasiado excitante incluso con la ayuda de Sehun

Su bungalow alquilado no estaba muy lejos del pueblo y decidió ir andando para aplacar un poco los nervios. Se puso las gafas de sol, se colgó su mochila y salió. En cuanto hubo recorrido una manzana comprendió que había cometido un error. Llegaría al restaurante más asado que el rollo de carne.

Sehun aparcó frente al Nugett cuando el rubio pasó ante la farmacia a dos manzanas más allá. Mientras caminaba, Luhan lo observó saltar de la furgoneta polvorienta. Pero él llevaba una camisa limpia y un sombrero Stetson de color gris que nunca le había visto.

Estaba condenadamente atractivo, con aquellos fuertes muslos encasquetados en los vaqueros y la espalda acentuada por la bonita camisa vaquera gris. Bastante a menudo, en los años que hacía que lo conocía se había encontrado pensando que su amigo era muy guapo, pero últimamente no le había pasado. Lo estaba notando de nuevo en ese momento.

Quizá le estuviera afectando toda aquella lectura. De repente, se encontró pensando qué tipo de amante sería Sehun, pero apartó la idea con rapidez. No debería tener aquel tipo de pensamientos acerca de él. Sehun se horrorizaría si se enterara.

Como si hubiera sentido sus ojos clavados en él, Sehun se dio la vuelta antes de entrar en el Nugget.

-¿Se te ha estropeado el coche?

-He decidido venir andando.

-¡Pero si estamos en junio!

-Ya me he dado cuenta. Tengo que admitir que tengo un poco de calor.

Al acercarse, Luhan olió su loción de afeitar y vio que no tenía barba. Por algún motivo, el hecho de que se hubiera afeitado para el le produjo un cosquilleo en el estómago.

Sehun lo miró de arriba abajo tras las gafas y sacudió la cabeza.

-Pensé que te había enseñado algo. Ahora, después del paseo, ese aire acondicionado helado te sentará fatal.

-¡Por Dios! Pareces mi madre. ¿No podrías al menos haber dicho que me queda bien este atuendo? Me lo he puesto porque sé que te gustan las camisetas.

-La ropa está muy bien. Pero vas a pillar un resfriado.

Cada vez más irritado, comprendió que en secreto había esperado la típica reacción de las películas cuando una chico que es un poco vago aparece bien vestido.

Sehun abrió la puerta para el y las campanillas sonaron.

-Mira, si vas a mantener esa actitud, quizá sea mejor que nos olvidemos del asunto.

-¿Y entonces qué?

-¡Eh, vosotros dos! No queremos refrigerar a todo el pueblo -gritó Jessica, la camarera que llevaba toda la vida trabajando en el Nugget.

Sehun dejó que la puerta se deslizara y se dio la vuelta hacia Luhan con expresión impasible.

-¿Qué hacemos?

El rubio no quería abandonar su plan. Necesitaba a Sehun y, además, él se había arreglado y duchado para la cena.

-Vamos a tomar un poco de rollo de carne.

 

Sehun mantuvo la puerta abierta para el por segunda vez e intentó no aspirar su aroma al pasar. Cuando lo había visto llegar con aquella sexy camiseta casi se le había secado la garganta. Entonces, Luhan se había acercado lo suficiente como para poder ver la transpiración en su clavicula, justo donde descansaba el dije de lágrima.

 

Había tenido que hacer un esfuerzo por no agacharse a lamer la humedad que desaparecía en la costura de la camiseta. ¡Debía haber perdido la cabeza! Aquellas fantasías no iban con Luhan, el chico que montaba la bici sin manos por la Colina Suicida o tiraba la bola de béisbol con tal fuerza que te hacía daño en la mano. ¡Pero ese chico era un adulto ahora! Ya no podía ignorar la verdad por más tiempo. Se había fijado alguna vez en ello, como la primera vez que lo había visto en bañador y ver el perfecto trasero que tenía. Y la vez del baile en que había estado a punto de besarlo, pero había recuperado la razón antes de cometer una estupidez.

 

Lo siguió al interior del restaurante hasta el fondo, el sitio que siempre ocupaban en el Nugget. Por el camino consiguió devolver los saludos de gente a la que conocía de toda la vida, pero toda su atención estaba clavada en la forma en que las caderas de Luhan se contoneaban bajo la tela de ese bermuda. La bermuda era blanca y se imaginó que tal vez iba de comando.

 

¡Maldición! Tenía que, dejar de pensar de aquella manera. A finales de la tarde había decidido que quizá debería intentar que tuviera una aventura. Se le habían ocurrido dos posibilidades y se había dicho a sí mismo que más valía que fueran Minho o Yunho antes que algún buitre de Nueva York.

Pero ahora no quería ni pensar en Minho o Yunho cerca de el.

Pero si no lo ayudaba lo haría el solo. Recordaba la vez en que su proyecto de verano había sido aprender a patinar con patines de ruedas en hilera y se había hecho un esguince y raspado las dos rodillas, pero había aprendido.

Sehun apartó el taburete frente al de el e intentó aparentar que todo era igual que las otras veces que habían cenado en el Nugget.

-¿Tienes hambre?

-Puedes apostarlo -mintió él pelinegro.

Se preguntó si podría tragar un bocado. Nunca podría mirarlo de la misma forma que antes, comprendió desesperado. Pasara lo que pasara, su amistad había cambiado para siempre. Había dado el salto mental de considerarla un chico deseable, más deseable de lo que nunca hubiera imaginado. Apenas podía creer haber conseguido mantener tantos años la barrera ante aquella apasionante sexualidad que Luhan desbordaba.

-¿Has pensado en... lo que hemos hablado?

-Algo. Bueno, mucho.

-¿Alguna idea?

Sí, y todas pornográficas.

Jessica se acercó entonces a su mesa con el bloc en la mano.

-¡Eh, vosotros dos!

Luhan alzó la mirada con una sonrisa.

-Hola, Jess. ¿Cómo está tu nieta?

La camarera se metió la mano en el bolsillo superior del mandil y sacó una fotografía.

-Mírala.

-¡Es preciosa, Jees!

-¿Verdad que sí?

-Muy guapa -dijo Sehun aunque estaba más interesado en la expresión de ternura de Luhan.

Quizá ni rubio mismo supiera cuánto deseaba tener un bebé. Maldición, aquella era otra cosa que nunca hubiera relacionado con Luhan aunque no dudaba que sería un gran padre, Toda la idea le deprimió.

-Bueno, chicos, ¿tomáran el rollo de carne ?

-Sí -contestaron los dos a la vez.

-¿El aliño de siempre para la ensalada?

Los dos asintieron al mismo tiempo.

-¿Y té helado?

Sehun pensó en cómo iba a extrañar Luhan a los camareros que supieran que tomaba café caliente en invierno y té helado en verano. Y también tendría que comer solo en los restaurantes o lo que era peor, con algún tipo que lo miraría con las mismas ideas que él estaba teniendo en ese momento.

-Les traeré las ensaladas y el té en un instante -dijo Jessica antes de volver a la cocina.

Sehun miró a Luhan, sin saber qué decir por primera vez en toda su vida.

El rubio se inclinó hacia adelante y la lágrima se ocultó bajo la camiseta.

-¿Recuerdas la vez que pusimos peniques en los raíles del tren?

Él miró la zona donde la lágrima había desaparecido antes de desviar la vista sabiendo que no debería mirarlo allí en un sitio público.

-Sí, me acuerdo.

-Nunca se lo he dicho a nadie.

-No yo tampoco.

-Eso fue hace veinte años, Sehun. Tú y yo hemos mantenido ese tonto secreto durante veinte años porque los dos tenemos el mismo sentido del honor. Por eso es por lo que te he pedido ayuda a ti. Sé que guardarás el secreto.

-Juraría que los dos están tramando algo -dijo Jessica al posar los dos tés helados, las ensaladas y el cesto del pan-. ¿No son un poco mayores para planear travesuras?

-Se acerca el aniversario de mis padres - dijo Luhan-. Treinta y cinco años.

-¡Ajá! Y vais a darles una fiesta sorpresa.

-Podría ser.

Mis labios están sellados -dijo Jessica-. Pero asegúrate de invitarme.

-Desde luego.

En cuanto se fue, Sehun se inclinó hacia Luhan. El aroma de su colonia le asaltó dándole ideas que no debería tener cuando se inclinó para que nadie lo escuchara.

-¿Ves lo complicado que se puede poner? Ahora vas a tener que darles una fiesta a tus padres para que no sospechen.

Luhan se encogió de hombros y los tirantes de la camiseta se movieron.

-No importa. Es una buena idea de todas formas.

A Sehun le cosquillearon los dedos de ganas de deslizarle los tirantes y bajarle esa maldita camiseta.

-Supongo que te estarás quedando helado, ¿no?

-La verdad es que no.

Luhan alzó las manos para apartarse el pelo mojado y el movimiento le alzó la camiseta y Sehun alcanzó a ver la piel lechosa se su cintura.

Sehun se dijo a sí mismo que no se estaba excitando. Definitivamente no.

-Deja que vaya a buscar una camisa de franela que tengo en la furgoneta.

-No la necesito. Estoy bien. 

Pero él necesitaba taparlo.

-Podría ir de todas formas. Por si acaso - insistió él empezando a levantarse.

-Sehun, no quiero la maldita camisa, ¿de acuerdo? Quiero poner en marcha este proyecto. Siéntate y dime lo que has pensado.

Él la miró con la mente en un remolino. Debería decirle lo de Minho y Yunho. De verdad debería hacerlo.

-¡Aquí está el rollo de carne! -anunció Jessica-. ¡Dios santo! ¡Si no habéis probado las ensaladas! Debe de ser una fiesta muy especial la que están planeando.

-No te lo puedes ni imaginar -dijo Luhan, apartando el plato de ensalada-. Déjalo ahí y lo comeremos todo junto.

-Ya podran dejar los platos limpios o no les traeré postre -los regañó Jessica-. Y Sully ha hecho hoy pastel de albaricoque.

En cuanto Jess desapareció, Luhan se inclinó hacia adelante de nuevo.

-Eso me recuerda -susurró- que he estado aprendiendo las cosas más sorprendentes en esos libros. Por ejemplo, el uso de aceites aromáticos. ¿Sabías que te dejan la piel como el melocotón?

-No.

A Sehun le estaban comprimiendo los pantalones cada vez más.

-¿Has leído algún libro sobre el tema?

-No.

-Pues hay algunas ideas maravillosas en ellos. Deberías echar un vistazo.

Sehun perdió el control del tenedor, que chocó en el plato.

-No creo que me haga falta.

-¡Por Dios bendito! Los hombres y su ego. Supongo que podrías aprender algo. -Gracias, pero prefiero mi propia intuición.

-De acuerdo, pero ésta es la oportunidad perfecta para que veas esos libros sin que nadie lo sepa. Cuando yo me vaya, me los llevaré y te quedarás solo.

-No creo que vaya a olvidarme de tu partida con facilidad.

El brillo de diversión desapareció de los ojos de el rubio.

-¡Oh, Hun! Lo siento. No quería decir una cosa así. Ya sé que te encantaría hacer lo mismo.

-Yo no diría eso. Y alguien tiene que cuidar del rancho. Ya noté el invierno pasado que mis padres cada vez están más torpes.

-¿Les has insinuado alguna vez que no querías hacerte cargo?

-Es que sí quiero hacerme cargo. Han luchado mucho por levantar ese negocio y mantenerlo. Se morirían si tuvieran que venderlo a unos desconocidos cuando ya no pudieran trabajar -lo miró a los ojos-. Si tú fueras hijo único, ¿te irías a Nueva York?

Luhan estaba a punto de decir que sí cuando vaciló.

-Probablemente no. Es una suerte que mis hermanos quieran quedarse aquí para toda la vida -dirigió una mirada de simpatía a Sehun-. Puedes venir a verme cuando quieras. Te enseñaré Nueva York a fondo.

-Gracias. Quizá te tome la palabra.

-Podríamos pasarlo de maravilla. Iremos a lo alto del Empire State, a la Estatua de la Libertad, a Central Park y a Times Square. Prométeme que irás a verme, Sehun. ¡Sería maravilloso!

-De acuerdo. Te lo prometo.

El corazón se le encogió al pensar lo bien que lo pasarían para después tener que regresar y dejar a el rubio allí.

-Me siento mucho mejor sabiendo que vendrás a verme. Supongo que siempre he soñado ver esas cosas contigo. Hasta puede que espere a que vayas para hacer algo de turismo. Así lo veremos juntos por primera vez. Y hasta podríamos ir a un restaurante caro al menos una vez y...

-No pienso llevarte a un restaurante caro a menos que comas algo más que ahora.

Luhan miró a su plato y agarró el tenedor.

-Supongo que estoy distraído. No puedo pensar en otra cosa que en mi viaje y en prepararme para él -alzó la vista hacia él-. Sehun sé que crees que estoy loco por querer hacer eso antes de irme.

-No, no estás loco.

Sehun posó el tenedor y dejó de intentar comer.

Dios, estaba precioso. No bonito, atractivo o pasable, sino precioso. Nunca se lo había admitido a sí mismo antes, pero probablemente siempre lo hubiera sabido a un nivel inconsciente.

-¿Entonces lo entiendes?

-Sí.

Luhan lanzó un suspiro de alivio.

-Gracias a Dios. Me preguntaba cómo podría convencerte.

-Ya estoy convencido.

-¿Entonces vas a ayudarme? ¿Buscarás a alguien y me lo presentarás?

Quizá Sehun hubiera sabido todo el tiempo lo que tenía que hacer o quizá sólo hubiera necesitado tiempo para asimilar la verdad. Pero ahora no podía verlo de otra forma. Era peligroso, extremadamente peligroso y había muchas cosas en juego. Sin embargo, era la única respuesta y él era lo bastante hombre como para cargar con las consecuencias.

Inspiró con fuerza.

-No tengo que buscar a nadie. Ya sé quién lo hará.

-¿Lo sabes? -los ojos le chispearon y se sonrojó-. ¿Quién?

-Yo.

Notas finales:

Huy proximo cap hay lemon 7u7


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