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Summer ( HunHan ) por Mikhiel

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Notas del capitulo:

Saben eh pensado en borrar esta adaptacion.

 

He tenido varios problemas, eso me deprime.

 

A la tarde siguiente, mientras Luhan sacaba la carga de bolsas que traía de Phoenix; su vecina, Victoria llegó corriendo con un jarrón de una floristería lleno de margaritas. Luhan escondió con rapidez bajo el asiento la bolsa de una conocida tienda de lencería.

-Las guardé en mi casa para que no se te marchitaran en el porche.

-Muchas, gracias, Victoria.

Luhan miró las flores amarillas y blancas que sólo podían venir de una persona.

-Ni siquiera eran de la tienda de Copperville. Venían de una gran floristería de Phoenix. ¿Te puedes imaginar? El precio del transporte debe haber sido una barbaridad.

-Seguro.

Al menos Sehun había tomado algunas precauciones, pensó Luhan. Estaba encantado de que le hubiera mandado las flores, pero ahora tendría que buscar una excusa para contarle a Victoria. La mujer no pararía hasta saberlo.

-Debe de hacer cuarenta grados aquí al sol -dijo para ganar tiempo-. Vamos a la sombra del porche.

Dejó el jarrón en la barandilla del porche y se volvió hacia Victoria con la primera mentira que se le ocurrió.

-Deben de ser de mi nueva directora del colegio de Nueva York.

-¿De verdad? ¡Qué detalle! No creo que al señor Cho se le ocurriera nunca mandar flores a un nuevo empleado. Las cosas deben de ser muy diferentes en el este.

Victoria miró la tarjeta con ganas de que Luhan la abriera. El sobre no estaba cerrado, pero Luhan no creía que su vecina lo hubiera leído.

Resuelto a convencerla sacó la tarjeta del sobre. Por suerte, Sehun había acudido en su ayuda. La misteriosa tarjeta sólo decía:

Te deseo lo mejor al explorar nuevos mundos. S.

Luhan sabía a qué mundos se refería Sehun, todos relacionados con la cama que estaba a punto de decorar.

-Sí, es de mi directora -dijo mientras se la enseñaba.

-¡Qué amable enviarte un ramo así! Aunque hubiera pensado que las rosas o los claveles serían más apropiados.

A mi directora le gustan las margaritas. Victoria asintió.

-¿Has estado de compras?

-Sí, he comprado algunas cosas para el viaje.

Y sería un viaje de cuidado considerando lo que había comprado ese día. Pensó que Sehun quedaría encantado. Quizá más que encantado. Lo cierto era que quería que se le hiciera la boca agua.

-¿Cuándo piensa Lionel poner el cartel de alquiler en el jardín?

-No creo que lo haga hasta dentro de un mes. Pero es muy selectivo con la gente a la que se la alquila, así que no te preocupes. Tendrás buenos vecinos.

-Supongo, pero te echaré de menos de todas formas.

-Yo también, Victoria.

Lihan se alzó el pelo de la nuca. Incluso a la sombra del porche hacía bastante calor, pero si invitaba a pasar a Victoria podría tardar otra hora en irse. Era una mujer encantadora y en cualquier otro momento no le hubiera importado, pero estaba ansioso por meter sus compras dentro antes de que alguien se fijara en la bolsa de la lencería o de las sábanas de satén.

-Tu madre se va a quedar seca de llorar cuando te vayas.

-Ya lo sé. Seguro que yo también lloraré. Pero tengo que extender las alas, Victoria Es mi oportunidad.

-Y tus hermanos. Aunque intenten aparentar que no les afecta, te van a echar mucho de menos. Y ese chico, Oh Sehun te va a echar de menos una enormidad. Por cierto, los vi llegar juntos anoche. Y me extrañó porque Jessica me dijo que te habías puesto malo en el Nugget.

       Luhan empezó a preguntarse si Sehun y el tendrían alguna oportunidad de guardar su secreto.

-Me sentía mal, pero en cuanto salí me puse mejor y nos fuimos a dar una vuelta en coche. Sehun quería hablarme de un nuevo programa de cría que está empezando con su padre. Iban a buscar unos cuantos sementales a Flagstaff este fin de semana. ¿Sabías que estaban en Flagstaff?

Víctoria asintió.

-Eso había oído. Sunny quería ver algunas antigüedades allí.

-Exacto - Luhan decidió preparar a Victoria para el siguiente paso de Sehun-. Le hice prometer a Sehun que se pasaría por mi casa en cuanto llegara del viaje, así que verás su furgoneta en cuanto vuelvan.

-¿Lo ves? Ustedes dos siempre han sido uña y carne y siempre se han contado todo. ¿Quién te va a contar sus cosas cuando estés en Nueva York?

Luhan no quería enfrentarse a aquel hecho todavía.

-Supongo que tendremos que usar el teléfono. Bueno, Victoria, será mejor que te deje ir a preparar la cena.

-Sí, supongo - Victoria no parecía querer captar la indirecta-. ¿Cómo estaba Phoenix?

-Hacía mucho calor.

-Ya me imagino. Estas noches ha hecho tanto calor que apenas he podido dormir.

«Lo que significa que Sehun y yo tendremos que cerrar las persianas a cal y canto», pensó Luhan.

A mí me ha pasado lo mismo. Bueno, Victoria. Gracias de nuevo por guardarme las flores.

-De nada -dijo su vecina mientras se dirigía al camino de hierba que separaba las dos casas.

Luhan recogió las flores y entró en la casa. El teléfono sonó en cuanto posó el jarrón en la mesita. Rodeó el sofá y descolgó el inalámbrico.

-¿Hola?

-¿Dónde has estado? -preguntó Sehun-. Es la sexta vez que te llamo hoy y siempre ha salido el contestador.

El sonido de su voz le endureció los pezones. Sehun nunca la había afectado así antes, pero todo había cambiado.

-He estado en Phoenix.

-¿Ah, sí? ¿Comprando más libros?

-Esta vez no. Este viaje ha sido por otras cosas.

-¿Algo que ver con... el sábado por la noche?

-Pues la verdad es que sí.

-¿Qué has comprado?

Luhan sonrió.

-Oh, algo muy, muy breve.

-¿De verdad? -el timbre de su voz cambió-. ¿Puedes describírmelo?

-Preferiría sorprenderte. Usa la imaginación.

-Ése ha sido mi problema hoy. Parece que no puedo usar otra cosa que la imaginación. He estado tan distraído, que mi padre me ha preguntado si me he tomado una sobredosis de medicina para la alergia. Y eso que sabe que no soy alérgico.

-Así que has estado pensando en mí.

Su miembro reaccionó y empezó a exitarse como si Sehun estuviera a su lado.

-No he dejado de pensar en esa camiseta negra y... en todo lo que pasó anoche.

-Yo tampoco -acarició los pétalos del arreglo floral-. Pero me ha costado bastante explicar lo del ramo a mi vecina.

Su carcajada fue grave y sensual.

-Supongo que te inventarías una buena historia, ¿a que sí?

-Le dije que eran de mi futura directora de Nueva York.

Sehun bajó la voz con tono suave y seductor.

-Me gustaría estar a tu lado.

-A mí también.

-¿Qué llevas puesto?

-Una camisa sin mangas y unos pantalones cortos -entonces recordó escenarios de sus lecturas y tuvo la necesidad de experimentar su poder recién descubierto-. Pero hace mucho calor, Sehun -agarró el jarrón de flores-. Creo que iré a la habitación y me quitaré la camisa.

-¿Ahora?

-Sí, a menos que quieras que cuelgue.

-No, no quiero que cuelgues. Puede que no tenga oportunidad de volverte a llamar hoy. Pero, Lulú...

-Sólo con desabrocharme los botones me sentiré mejor.

Ya en la habitación, dejó el jarrón y empezó a desabrocharse la camisa.

-¡Ah! Puedo sentir un poco la brisa del aire acondicionado en mi piel desnuda. De paso, ¿has encontrado buenos sementales?

-No... Sí... Puede ser. ¿Te has quitado la camisa ya?

-Estoy en ello. Estos botones no son los más fáciles del mundo. Ya te digo, hace tanto calor aquí, Sehun, que la transpiración me corre en el cuello hacia el pecho. Supongo que debo saber bastante salado ahora mismo.

-¡Oh, Dios! Estás haciendo esto a propósito.

-¿El qué? ¿Quitarme la camisa? Por supuesto. Ya está. Me siento mucho mejor.

Provocándolo, Luhan se estaba sintiendo cada vez más excitado.

-¿De qué color es tu bividi?

-De color blanco -la respiración se le aceleró-.

La voz de Sehun sonó grave y peligrosa:

-Quítatelo ahora.

-¿Sabes? Creo que lo haré - se le canto el bividi y lo tiro a el suelo -. Ya está. ¡Oh, Sehun! Me gustaría que estuvieras aquí.

-Créeme que a mí también.

-Las margaritas son tan bonitas... -sacó una del florero y se la pasó por el pecho desnudo-. Tan suaves. Me estoy acariciando los pezones con una de tus margaritas, Sehun.

Él lanzó un gemido.

-Y el polen amarillo se está esparciendo por mi pecho.

-Dios, Luhan. ¿Cómo se supone que voy a soportar esto?

-Pronto estarás aquí.

-No lo bastante pronto.

El rubio siguió administrando la dulce tortura de acariciarse los pezones con la margarita soñando con que eran los dedos de Sehun.

-Si te sirve de algo, yo también estoy excitado ahora.

-Eso espero. Te mereces un poco de frustración.

-¿Estás frustrado tú?

-El vaquero no cede muy bien, ¿sabes?

-Una pena que no esté yo ahí para ayudarte.

-Sí, lo es.

-Voy a colgar ahora, Sehun.

-Supongo que será mejor -su voz era tensa y contenida-. Estoy en un teléfono público y tendré que esperar con el receptor descolgado un rato antes de poder reunirme con mi padre.

-Adiós, Sehun. Piensa en mí.

-Como si me quedara elección. Adiós, niño diabólico.

El cortó entonces y se frotó el pecho con la margarita. Esperar hasta el sábado le parecía una eternidad.

 

Sehun escuchó el suave chasquido, pero no colgó. No había bromeado acerca del bulto de sus pantalones y no había forma de que pudiera darse la vuelta todavía. Tenía que quitarse la imagen de el con la flor sobre el cuerpo o nunca podría abandonar aquella cabina. Desde luego, Luhan era sorprendente. Cuando se había propuesto a sí mismo como su amante del verano, no había imaginado que fuera a abrir tal caja de Pandora. Cuando por fin pudo, colgó.

Su padre lo esperaba a pocos metros.

-Hola, papá -se acercó con una sonrisa desenfadada-. Pensé que te pasarías la tarde discutiendo con Henderson acerca de ese semental.

-He decidido darme un descanso para que él piense en la última oferta que le he hecho.

    Oh Junmyeon era un hombre alto y fibroso que parecía más joven de su edad, igual que Sunny, la madre de Sehun.

-Apuesto a que es un lío de amores -dijo Junmyeon-. ¿Me equivoco?

Sehun sonrió.

-Podría decirse que sí.

-También me da la sensación de que esta vez podría ser una pareja en serio.

A Sehun no le gustó oír aquello.

-No. No estoy preparado para sentar la cabeza todavía.

-Pues yo creo que sí. Te he visto cómo miras a los Kim y a sus familias. Lo que creo es que eres muy selectivo y eso está bien. Pero nunca te había visto tan distraído. Así que, si la persona a la que llevas todo el día llamando está preparada para formar un hogar y una familia, te sugiero que vayas adelante.

-No lo está.

-¡Oh! -miró a su hijo un largo momento-. ¿Quieres que vayamos a tomar un perrito caliente y una cerveza fría y hablamos de ello?

-El perrito y la cerveza me parecen bien, pero no hay nada de que hablar.

-Si tú lo dices... pero la oferta queda abierta para cuando quieras.

-Ya lo sé, papá. Y te lo agradezco - Sehun pasó el brazo por los hombros de su padre-. Vamos a comer. Me estoy muriendo de hambre.

 

La furgoneta de envíos llegó a la casa de Luhan a la mañana siguiente. Mientras firmaba el recibo, se fijó en el sello de Flagstaff. Bueno, al menos no le había mandado otro ramo de flores, la segunda vez le hubiera costado mucho explicarlo.

En cuanto se despidió del conductor, cerró la puerta y rasgó el papel del paquete. Dentro había un par de guantes de una piel increíblemente suave. Se los puso y notó que eran demasiado grandes para ella, pero dentro de uno de los guantes encontró una nota.

 

Querido Luhan.

Los vi en unas rebajas. Podría haberlos llevado el sábado por la noche, pero he decidido mandártelos para que pases las próximas treinta y seis horas imaginando lo que sentirás cuando me los ponga y recorra todo tu cuerpo con mis manos. Mientras tanto, disfruta de las margaritas.

S.

 

Con un grito de frustración, se los llevó al pecho. ¡Qué hombre tan diabólico! Qué maravilloso y provocador. Sonrió para sí mismo. Aquello era por haberlo torturado por teléfono. Se puso un guante y lo deslizó por el brazo desnudo. Oh, Dios.

-Hola, hola. ¿Puedo pasar?

Luhan se levantó justo cuando su madre abrió la puerta principal, que siempre estaba abierta. Era una costumbre que no había tenido sentido cambiar. Hasta el momento... Con el corazón acelerado como si la hubieran sorprendido con el frasco de la mermelada, se metió la nota de Sehun en el bolsillo y esbozó una sonrisa de bienvenida.

-Hola, mamá. ¿Cómo te va?

-Hace días que no he sabido nada de ti, así que decidí pasarme para averiguar tras lo que andas. Hijo, tienes una cara más culpable que un pecado. ¿Qué es lo que está pasando?

-Nada, mamá.

Kim Taeyeon era una mujer baja, regordeta y bonachona. Luhan no quería que perdiera ni un gramo de peso, pero sí un poco de su sagacidad.

Taeyeon miró la mesa con los restos del paquete y después los guantes, uno en la mano de Luhan y otro contra su pecho.

-¿Qué es esto, una broma? ¿Guantes en medio de una ola de calor?

Luhan pensó con rapidez.

-Eso es. Me los ha enviado Sehun desde Flagstaff como para decirme: mira qué frío pasamos aquí mientras ahí se están asando.

Taeyeon lanzó una carcajada.

-Muy típico de Sehun. Y si no te conozco mal, ya estás planeando vengarte en este mismo instante. Sólo espero que no le vuelvas a meter hormigas en la cama. Sunny se pasó una semana para sacarlas de la casa del rancho.

-No, no serán hormigas. Creo que le soldaré las botas a los estribos o algo así.

-Bueno, prometo no contarlo. ¿Quieres comer?

-Sí, claro.

Había pensado pasar el día transformando la habitación, pero lo retrasaría para después del almuerzo.

-Bien, estaba pensando que dentro de poco ya no podré pasarme por aquí a invitarte a almorzar, así que aprovecharé el tiempo que te quede.

Luhan se acercó y le dio un abrazo a su madre.

-Volveré cada vez que pueda. Y papá y tú tienen que ir a Nueva York a visitarme.

-Oh, lo haremos..., pero no será lo mismo. ¡Dios, qué suaves son esos guantes!.

Luhan se había olvidado de que todavía llevaba uno puesto.

-Hum, sí. Puede que los use en Nueva York.

-¿No son un poco grandes para ti?

-Sí, bueno, pero es el detalle lo que cuenta.

- Sin duda, Sehun quería torturarte mientras él disfrutaba del aire fresco de las montañas y ni se molestó en ver si te valían o no. ¡Hombres!

-Son unas sanguijuelas todos ellos.

-Pero no podríamos vivir sin ellos.

-Supongo que no.

O eso estaba descubriendo Luhan. Aquellos se estaban convirtiendo en los tres días más largos de su vida.

-Si me disculpas, me refrescaré en tu cuarto de baño antes de que nos vayamos.

-Claro.

Luhan dio gracias a Dios por no haber empezado la renovación de su habitación. Las sábanas de satén serían muy difíciles de explicar, por no hablar de los espejos en las esquinas que pensaba instalar.

-¡Ah, ésas son las flores que te mandó tu directora! -dijo Taeyeon al pasar por la habitación camino del cuarto de baño-. ¿Por qué no las pones en la sala?

-Quería disfrutarlas ayer antes de meterme en la cama.

Los rumores corrían rápidamente en aquel pueblo. Sehun y el tendrían que tener mucho cuidado, pero tenían práctica en la conspiración. Quizá ese proyecto de verano fuera una extensión de los secretos que habían compartido durante años.

Pero entonces miró a los guantes. No, no lo creía.

Notas finales:

Nos leemos tal vez. Un beso Ü


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