- En el primer instante que te vi quede impactado por tu fuerza y belleza.
Mentira
- Prometo serte fiel hasta el final de nuestras vidas.
Mentira
- Mis sentimientos son tan fuerte que duraran más allá después de mi muerte.
Mentira
- No me arrepiento de tomarte como mi pareja.
Mentira
- De hoy en adelante deseo estar a tu lado siempre
Mentira
- Nadie nos separara.
Mentira
- Porque te amo
Mentira
- Y sé que tú me amas a mí.
Verdad
La cama se siente un poco fría, dirijo mi mirada a la izquierda buscando el reloj digital que descansa sobre la mesita de noche. El color rojo de ese reloj me recuerda tus ojos irónicamente, aquellos que busco cada noche, ahora ese ínfimo detalle se apodera de mí y mis ojos se nublan nuevamente por las lágrimas. Antes de volverme a cubrirme hasta la cabeza con la sabana miro la hora mi objetivo desde un principio.
3:45 de la mañana.
Cierro mi ojos trato de dormir sin lograrlo por completo con esta sería la séptima vez que me despierto intentando encontrarte a mi lado pero vanos son mis esfuerzos, tu no estas.
El sueño me gana débilmente y me lleva a revivir una de mis memorias más añoradas, más lindas y a la vez la única en la que hubo un mínimo atisbo de amor de tu parte o mínimo me lo dejaste bastante claro durante ese día para quien iba dirigidos todos tus pensamientos, el día de nuestra boda.
- ¿Estás listo? – esa voz interrumpió el silencio en el cual se encontraba ese cuarto desde que se fueron mis padres deseándome lo mejor para mi futura vida, deseándome felicidad, deseándome que el amor entre yo y mi pareja perdure para toda la vida.
- Claro, Fukuda solo un poco nervioso pero nada más – rio nervioso y tiemblo ligeramente.
- Vamos Furi, ni tú te crees esa estas seguro de querer hacer eso, estamos a tiempo de detenerlo.
- No, ya lo acepte y tomare la responsabilidad y… – respiro profundamente tratando de que mis palabras no se atoren en mi garganta – yo lo amo.
- Furi vamos no te lastimes, podemos buscar otra solución.
- Dije que no, lo voy a hacer – mis manos tiembla eso lo dije convenciendo a mí mismo, más que para convencer a mi amigo, escuche como bufaba resignado, que más podía hacer llevaba más de un año tratando me de convencer de que me estaba haciendo daño
- Entiendo, Furi solo recuerda que siempre te ayudare cuando lo necesites…
Salió del cuarto con la cabeza baja, es un gran amigo lo aprecio desde el fondo de mi corazón, no se alejó ni un momento y me apoyo incondicionalmente lo cual agradezco infinitamente.
Tocaron a mi puerta anunciando que era el momento tome el pequeño ramo de flores azules y me dirigí al altar con la poca firmeza que me otorgaban mis piernas.
La puerta de madera se cernía imponente ante mi cerrada de par en par. Se escuchó la marcha nupcial tan clásica y nostálgica, las puertas se abrieron en un movimiento suave y ligeramente estridente debido a su tamaño, camine hasta el altar hasta que vi a mi prometido ante este, altivo y orgulloso y porque no decirlo absoluto.
La ceremonia empezó, el juez habla de una forma clara viéndonos a ambos, inconscientemente cuando vio a mi prometido seguí su mirada haciendo lo mismo que él, quedando anonadado por el perfil de quien en un par de minutos más seria mi esposo, el amor de mi vida, la persona de la cual me enamore sin remedio con una locura que sobrepasa cualquier historia de amor.
- Joven, por favor proceda con sus votos – el juez me miro dándome la palabra después del segundo intento por llamar mi atención que se encontraba en alguna parte.
- Yo… - comencé a temblar nuevamente, tan típico de mí – puede sonar tonto mis votos, pero por favor cree en mi palabras – tome una bocanada muy grande de aire y la expulse ante su mirada mientras me regalaba una pequeña sonrisa – al principio tenía un poco de miedo de que lo nuestro no funcionara, pero he luchado tanto por ganarme tu corazón, siento que aún me falta mucho para lograrlo pero este día solo me queda decirte algo que jamás cambiara. Te amo siempre lo hare, estaré a tu lado, te protegeré con todo mi ser, no es mucho lo que te puedo ofrecer solamente mi corazón que ya te pertenece desde que nos conocimos. Yo te amo Sei y así será siempre, incluso aunque tú no quieres que este a tu lado yo te amare incondicionalmente.
Mis lágrimas empezaron a caer y como no lo harían yo amo a ese hombre su lado malo y su lado bueno su ternura y delicadeza al igual que su astucia y su fuerza, lo amo tanto que en verdad una parte de mí duele en este momento.
- Joven Akashi sus votos, por favor.
- En el primer instante que te vi quede impactado por tu fuerza y belleza sin igual, cautivado como no tienes idea– su voz fuerte y sin temblores como los míos, en verdad que somos diferentes – así que este día prometo serte fiel hasta el final de nuestras vidas, ya que mis sentimientos son tan fuertes que duraran más allá después de mi muerte, no me arrepiento de tomarte como mi pareja al contrario estoy agradecido de que me aceptaras, de hoy en adelante deseo estar a tu lado siempre, nadie nos separara. Porque te amo y sé que tú me amas a mí.
Duele tanto, mi corazón se parte, siento como si un puñal se clavara en mí, un puñal de hielo que al instante de tocar mi piel provoca que el frio se adentre y me posea.
Solo lloro con tanta fuerza y sé que solo algunas de las personas que están aquí reunidas saben el verdadero motivo de mis lágrimas mientras las demás han de estar asociándolo a la felicidad inmensa por estarme casando con el mejor hombre. Akashi Seijuurou.
- Espero en algún momento poder recompensarte por salvarme aquel día, a ti te debo mi cordura y el poder recuperar a mis amigos – él sigue hablando, sus ojos rojo y dorado me observan a detalle con tanto anhelo y yo solo quiero hundirme ya sabía que sus palabras y todo esto no era por mí- te amo mi pequeño, gracias por entrar en mi vida Tetsuya.
- De ser así, si no hay nadie que conozca un motivo por el que esta unión no deba realizarse que hable ahora o que callé para siempre.
Las palabras que más temían fueron pronunciadas, gire mi mirada a mis antiguos compañeros de Seirin, aunque solo algunos asistieron, rogando que se mantuvieran callados y así lo hicieron pero sus rostros estaban igual que el mío. Les dolía lo que estaba haciendo, lo sé pero no podía evitarlo. Solo fueron un par de segundo los que mantuve mis ojos sobre ellos pero pude ver cada una de sus acciones y sobretodo captar sus sentimientos. Kagami apretaba los puños y sus lágrimas se encontraban encerradas en sus ojos quería hablar lo sabía pero la mano de Hyuga le retenía mientras su mirada estaba clavada en el suelo. Kiyoshi e Izuki intentaban calmar a Riko susurrando muy por lo bajo, no los alcanzaba a escuchar pero no era necesario sabía que decían y por ultimo Kawahara y Fukuda me veían con tristeza sin despegar la vista no decían nada, no intentaban nada.
- De ser así por el poder que se me otorga los declaro esposos. Señores Akashi pueden besarse.
Y así lo hizo mí ahora esposo Akashi Seijuurou, un beso corto y con sabor a sal.
Un beso amargo.
Volví a despertar el sueño que se venía repitiendo en los últimos días, me atormentaba profundamente recordándome que yo no era amado. Que era solo un sustituto.
5:01 de la mañana.
No tenía caso volver a tratar de dormir, me levante pesadamente asimilando el hecho de que otra vez estaba solo.
Me dirigí a la regadera y tomen una ducha rápida esperando que el agua se llevara mis penas. Tal vez hoy si funcionaria.
Pero era inútil evadir mi realidad.
Hace un año de mi boda.
Hace dos años inicio mi noviazgo con el hombre que amo.
Hace dos años y medio que ocurrió el accidente.
Hace dos años y medio que Tetsuya Kuroko murió en un accidente cuando ambos viajábamos a comprar un libro, un camión de carga embistió el autobús en el que íbamos, estampándolo contra un muro de concreto de una unidad habitacional. El edificio comenzó a colapsar y quedamos envueltos en llamas, a mí me lograron sacar pero a Kuroko, nadie lo saco, nadie se dio cuenta de que estaba conmigo y lo abandonaron. Quería ir por el pero no me dejaron, el edificio cayó sobre el resto del autobús envuelto en llamas. Y me trasladaron al hospital con una fractura en pierna, algunas quemaduras menores y varios cortes.
Solo hasta después cuando limpiaron los escombros encontraron el cuerpo de mi amigo yo me rompí en ese momento, fue mi culpa el que el muriera no hice más por salvarlo.
Después varios me visitaron incluso algunos chicos de la generación de los milagros, yo no tenía cara para verlos su amigo estaba muerto por mi culpa.
Hasta el día que llego una visita que ni siquiera me imagine que ocurriera. Akashi estaba en mi habitación del hospital visitándome con un pequeño ramo de flores azules. Me miro a los ojos cuando me lo entrego sus ojos antes de color rojo como el fuego, ahora eran dispares uno era rojo y el otro dorado. Me puse nervioso y el solo me sonrió no podría negar que me encanto su sonrisa tenía casi un cuatro años que me había enamorado de ella. Después de un juego de basquetbol callejero.
- Perdón por haber tardado tanto en venir a verte – su voz sonaba tan suave y me relajaba, eso no era un sueño, no quería verlo pues de seguro me culparía por la muerte de su amigo pero al mismo tiempo deseaba tener más tiempo a su lado – estaba ocupado con algunas cosas – poso su mano sobre mi mejilla – no sabes cuánto me asustaste cuando me dieron la noticia – esto me parecía cada vez más a un sueño pero su calor me indicaba todo lo contrario – no sé qué haría si te perdiera - cerré los ojos el chico que amo con toda mi alma estaba frente a mi diciéndome esas palabras, mi corazón iba a su máxima capacidad – no puedo creer que dijeran que estabas muerto, si estas frente a mi – abrí mis ojos expectantes – además de que los tontos del hospital confundieron tu nombre pero ya me encargue de ello, amor.
Mi corazón se detuvo de momento por todo lo que escuche y no quería creer hasta que esa última frase salió de sus labios.
- Amor, está bien no te alteres, iré por el médico, Tetsuya - se paró y fue en busca del doctor dejando me en la habitación sin poder entender que había sucedido.
Solo tiempo después, entendí que paso. Akashi y Kuroko estaban saliendo prácticamente desde que estaban en Teiko y solo los de la generación de los milagros lo sabían. Cuando ocurrió el accidente y le dieron la noticia a Akashi se volvió loco y no quiso aceptarlo, volviendo a su antiguo modo de persona absoluta para evadir la realidad. Cuando se enteró que hubo un sobreviviente y ese era yo, dijo que era mentira que aquella persona era Kuroko que él había sobrevivido, he hizo lo imposible para cambiar todos los documentos que decían que yo era Furihata Kouki para que dijeran que soy Kuroko Tetsuya.
Desde ese día me convertí en Kuroko Tetsuya.
Muchos me dijeron que lo arreglara, que no le siguiera el juego al loco de Akashi. Pero era imposible cada vez que lo intente se volvía loco y rompía todo su paso renegando que Kuroko estaba muerto. Cuando sucedía eso me abrazaba gentilmente diciéndome al oído que no dijera esas palabras, que no podría estar muerta la persona que ama, me abrazaba y me llevaba a la cama.
Simplemente le seguí el juego a la persona que amo.
El agua dejo de correr y yo salí para vestirme de manera sencilla cuando escuche la puerta de la entrada abrirse.
- Amor, donde estas – me vestí rápido con lo primero que encontré para poder ver a mi esposo.
- Sei, bienvenido a casa – me lance a sus brazos casi de manera automática.
- Perdón amor, el viaje fue más largo de lo planeado – me rodeo con sus brazos fuertes y cálidos.
- No te preocupes entiendo, aunque no me gusta estar tanto tiempo solo – suspire denotando toda la tristeza que estaba en mi desde hace casi una semana.
- Lo sé amor, por eso estaré un tiempo en casa ahora, te lo recompensaré – unió sus labios a los míos, son tan dulces y perfectos.
- Gracias Sei, si no estás conmigo olvido quien soy – y no era mentira, cuando estaba solo olvidaba porque acepte toda esa falsa realidad.
- Tetsuya, jamás lo olvides tu eres mío y yo soy tuyo recuérdalo.
- También te amo Sei – sus labios se volvieron a unir a los míos.
Y todas mis dudas se ocultaban nuevamente en lo más profundo de mi ser, cada vez que estaba con Sei, recordaba porque aceptaba migajas de amor, porque acepte que mi nombre cambiara, porque pelee contra mis amigo y mi familia.
En el amor se hacen locuras y yo por el amor de mi vida decidí dejar de ser Furihata Kouki y convertirme en la sombra del recuerdo de su verdadero amor.
Y si me pregunta si vele la pena, si lo vale por que estoy al lado de la persona que amo. Aunque en nuestro amor no todo sea real.
Aunque el noventa por ciento sean mentiras.