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MALDITO AMOR por Miley_lio

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Notas del capitulo:

Aquí les traje la continuación… perdón por la demora….

Tratare de postear el capítulo siguiente lo más pronto posible.

Gracias por leer este fic.

Permanecía sentado en el sofá, bebía un vaso de vino, inerte y pensativo hasta que escucho como la puerta se habría  sonoramente.

De un solo trago se acabó la bebida en su vaso. Deposito el vaso en la mesa y giro su vista hacia su nuevo acompañante, quien ni siquiera había notado su presencia.

-se supone que te fuiste a celebrar algo. – la voz de Aioria lo trajo a la realidad, saga, algo fastidiado volteo su mirada en su dirección.

-escucha, ahora solo quiero descansar, así que mañana hablamos, sí. –dijo fastidiado.  Estaba por abandonar la sala para ir a descansar a su recamara, pero la  firme mano de Aioria lo detuvo.

-quiero que me digas donde estabas, ahora.- lo miro a los ojos furioso.  – Que fue más importante que estar conmigo en un día tan importante en mi vida.-  saga como única respuesta hiso que lo soltara del brazo, para luego retirarse hacia su recamara, con Aioria, siguiéndolo  muy de cerca.

-¿con quién estabas? – Aioria volvió a confrontarlo, y esta vez lo sostuvo de ambas manos impidiéndole que se moviera,  no lo pensaba dejar ir.

-deja de joderme quieres. – intento soltarse. Pero Aioria solo afianzo su agarre.

-estoy harto sabes, harto de que siempre estés ausente, de no saber dónde y con quienes andas, de tener que esperarte, ya estoy  harto de la vida que llego  a tu lado. – le dijo con rabia Aioria,  saga solo sonrió cínico.

-pues si estas tan cansado por que no te largas. – le miro a los ojos. – vamos vete, por mí no hay problema, es más, me harías un gran favor. – dijo frio y serio, Aioria anonadado, retrocedió un par de pasos, no podía creer lo que le decía, en verdad ya no reconocía a la persona con la que se había casado.

Saga intento retomar su camino, como si nada.

Aioria no podía dejar que las cosas se dieran así, él había arriesgado mucho, había perdido muchas cosas y saga se las debía. Así que no lo dejaría ir así como si nada. -¡espera, todavía no hemos  terminado de hablar! –

-¡escúchame! – saga ya cansado de la situación. Lo cogió de los brazos con desmedida fuerza. – quiero que te quede algo bien en claro, yo y solo yo, decido lo que hago con mi vida así que  nadie tiene porque venir a hacerme estas ridículas escenas, ¡entendiste! – le empujo haciéndolo chocar  bruscamente contra la pared.

 Aioria se quedó quieto, pasmado y anonadado, cada día su relación empeoraba y parecía que nada podría solucionar su relación. Lentamente se dejó caer en el suelo y poso sus manos en su rostro, lloro, lloro de impotencia de rabia de dolor, pues a pesar de todo el seguía amando a saga.

….

La mañana siguiente llego,  Aioria despertó con los primeros rayos de luz, fue hacia la cocina y se preparó un café bien tinto.

 Nuevamente dirigió su mirada hacia el reloj colgado en la pared, Ya iban a dar las 9 de la mañana. Se levantó de la mesa y se dirigió hacia la puerta de su dormitorio, donde saga permanecía recostado boca abajo; dormía como si nada.

Aioria entro lentamente, se sentó a su lado y con sumo cuidado y cariño  comenzó a acariciar  su cabellera. Sonrió al recordar que ese cabello era lo único que lo diferenciaba de su hermano gemelo, pues era más oscuro que el de su hermano.

Sí, no podía negar que amaba ese hombre, tanto que no era capaz de  odiarlo como se lo merecía. Tantas veces lo intento, pero siempre terminaba cediendo y “olvidando” los agravios, las mentiras, siempre en  las discusiones y peleas, él tenía que dar su brazo  torcer. Apretó los puños al solo recordar sus peleas y la reciente falta cometida por su esposo.

Contrariado, se puso en pie se cambió y salió de la recamara dejando que su  esposo dormitar tranquilo.

-¡Aioria!- la voz de milo lo saco de sus pensamientos, todos en torno a saga claro.

-milo…- digo echando un hondo suspiro.

-felicidades por tu título. – le dio un abraso. – hombre, yo ya sabía que te titularías y con honores, en verdad que eres admirable. – le sonrió mirándolo a los ojos.

 -gracias milo, en verdad te lo agradezco. - Aioria solo esbozo una leve sonrisa, estaba tan  preocupado  por su relación con saga que había olvidado  por completo  que en esos momentos debía sentirse feliz y orgullosos de sí mismo.

Milo solo hecho un hondo suspiro, al ver la cara de tristeza de su amigo, ya suponía porque se encontraba así.

-y, que escusa te dio ahora el imbécil de tu “marido”.- dijo con desgano, Aioria solo dirigió su mirada hacia otra dirección.

-prefiero no hablar de eso. – dijo  cabizbajo, milo rodo los ojos e hiso una mueca de fastidio, como odiaba  a saga.

-sí, tienes razón, mejor  hablemos de algo más agradable. –  tomo asiento en frente suyo. - A que no adivinas quien regreso de un largo viaje. – milo lo miro un tanto insinuador, Aioria se puso pensativo.

-no, no tengo ni idea. –

-te daré unas pistas… es rubio, con el cabello largo y liso,  muy meticuloso, sereno, inteligente yyy… estaba loquito por ti. – lo miro de reojo viendo la reacción de Aioria.

- acaso hablas de…-se veía impresionado.

-, si, Shaka, acabo de enterarme que regreso de Europa hace una semana, dice que  tiene unos asuntitos  pendientes por aquí.-

-no sé porque me lo dices. -

-supuse que te interesaría.  Además le hable de ti y….-

-milo, adonde quieres llegar con toda esta conversación. – hablo Aioria algo cansado.

 -bueno…me dijo que le encantaría volver a verte, dime, acaso a ti no. – hablo sin dejar de mirarlo con esa picardía, tan característica de él.

-supongo que sí, fue  un buen amigo. –

-vamos Aioria, esa ni tú te la crees, si todos sabemos que Shaka y tu eran algo más que buenos amigos y que de no ser porque apareció cierto entrometido en sus vidas, tú y el ahora estarían felices juntos, al igual que Camus y yo. – dijo milo algo irritado.

-milo, no quiero que vuelvas a decir algo así, las cosas entre Shaka y yo se terminaron, sí, es cierto que hubo un momento en mi vida en la que él y yo  compartíamos algo muy especial y creme que no voy a olvidar nunca los momentos felices que pasamos juntos, pero esa etapa de mi vida está fuera de lugar, pues ahora,  yo estoy casado y amo a saga a pesar de todo, así que te pido que lo respetes. – hablo en tono molesto Aioria.

Milo lo miro sorprendido por su reacción. -es increíble, Aioria, realmente no puedo creer la clase de persona en la que te has vuelto gracias al pelafustán ese, si ya no te reconozco. Aparte de que te menosprecia y te miente tan descaradamente tú lo defiendes de esa manera !es que es increíble! – grito milo molesto y furioso.

-¡ya basta, milo!-Aioria se puso en pie abruptamente, golpeando la mesa.

-¡no, basta tú! – milo lo imito,  confrontándolo  por primera vez. – sabes,  yo solo trataba de ayudarte, de hacerte ver la realidad.  De quitarte la maldita venda de los ojos. Pero  Has cambiado, Solo   mírate, no eres ni la sombra de lo que solías ser, perdiste las ganas de vivir  y el respeto hacia ti mismo. Te auto compadeces y das tanta pero tanta lastima, -dijo con rabia, Aioria apretaba los nudillos con fuerza. - si, por que  tanto yo como todas las persona que te queremos nos damos cuenta de lo que sucede contigo Aioria, no somos tan imbéciles como para no notarlo. Y sabes algo, yo, personalmente, ya estoy encabronado de verte sufrir, de ver la patética persona en la que te has convertido, siguiendo y amando a un completo hijo de puta que no hace más que hacerte daño, un bastardo infeliz que no vale la pena, algo que tu propio hermano  supo desde hace mucho y por lo cual  mando a ese imbécil a la fregada, eso mismo deberías de hacer tu, a no ser que a ti si te guste que te tomen el pelo, que te vean la cara de estúpido y te engañen tan descarada…. – un golpe silencio a milo, uno que Aioria le propino en la mejilla.

Milo escupió un poco de sangre,  se limpió la comisura de su labio, al mismo tiempo que apretaba los nudillos  y reprimía las ganas que tenia de hacerle ver a su a migo su punto de vista pero esta vez con acciones. -perdóneme por decir lo que siento. – sonrió de lado,. - tu sabes que la falsedad y la hipocresía no se me da tan bien como a ti. –lo miro de reojo mientras se acercaba a su oído.

-solo espero que no me vengas a llorar cuando ese cabron termine de arruinar tu vida. – salió del restaurante casi corriendo sin voltear a verlo.

-milo…- Aioria lo vio alejarse, mientras  un par de lágrimas caían por su mejillas. No sabía porque había reaccionado así, si jamás antes había golpeado a su casi hermano, nunca, y ahora gracias a saga volvía a cometer una estupidez.

-¡maldición!- golpeo la mesa y se dejó caer en la silla ocultando su rostro entre sus manos. Jamás se perdonaría el haber reaccionado de esa manera contra milo, si sabía que su amigo lo único que buscaba era ayudarlo, eso lo reconocía, pero el, el no hacía más que alejarse y evadir cualquier tipo de ayuda de cualquier persona, hasta de su hermano.

 

….

 

Esta era la quinta  vez que el teléfono sonaba, así que a saga no le quedó más que levantarse de la cama para contestar ese aparto tan molesto.

-diga. – dijo serio y algo molesto, pero nadie  contesto. Esto obviamente hiso que la escasa paciencia que poseía saga se esfumara.

-¡escúchame imbécil! tal vez tu no tengas nada mejor que hacer, más que fregarle la vida a los demás, pero yo…-

-disculpa, esta Aioria. – pregunto la voz del otro lado, algo molesta. Saga enarco una ceja, pero termino por sonreír tras reconocer esa voz.

-no, cuñadito, salió, pero si quieres puedes dejarle un mensajito. – le hablo lo más burlón posible.

-no, solo quería saber cómo esta, pero ya me lo imagino. –

Saga bufo molesto.- acaso hay algo que me quieres decir Aioros? –

-no, nada, solo que supongo que la borrachera de anoche todavía debe de estar pasándote factura y que por eso permanecías tendido en la cama hasta que te dignaste a contestar el teléfono, cierto? –

-vaya cuñadito, tu sí que  me conoces muy bien, creo que demasiado bien, o no? – sonrió de lado, esperando la respuesta por parte del arquero.

-desgraciadamente si, Solo desearía que mi hermano te conociera como yo lo hago,  tal vez  así se daría cuenta de la persona que tiene a su lado y saldría corriendo de ese lugar. –

Saga apretó los puños molesto.

-sin embargo tal parece que a tu hermano le gustó mucho, si, el me ama tanto que está dispuesto a dejarlo todo, solo por complacerme a mí. O no te parece? – Aioros se quedó callado, saga suponía que permanecía con los puños apretados, mordiéndose los labios, rabiando a más no poder, eso lo hacía feliz, pues sin importar cuanto tiempo pasara, Aioros sufría de igual manera por su pequeño hermano.

-bueno  cuñadito, si ya no tienes más que decir, adiós. –

-te juro que si le pasa algo, me las vas a pagar, porque ya no pienso permitir que lo lastimes más, me oíste. Yo mismo me voy a encargar de que mi hermano se dé cuenta de la basura que eres. –le amenazo tajante.

-inténtalo, aunque… dudo mucho que cambie algo, pues te aseguro que sin importar nada, tu hermano va a estar a mis pies, amándome como no tienes idea…-de repente la puerta de la recamara  se abrió dejando ver a Aioria quien lucía algo triste y cabizbajo.

-bueno ya te dejo, ahora tengo compañía. – sin esperar algún tipo de respuesta por parte de Aioros, saga colgó el teléfono sin apartar la mirada de Aioria.

-¿quién era? – pregunto desganado, pues suponía que saga respondería a la defensiva.

-nadie importante. – dijo esbozando una sonrisa, mientras se acercaba Aioria esto solo resoplo resignado.

-hay algo que te resulte importante, saga. – le pregunto mirándolo de reojo molesto. Mientras se quitaba la camisa, para cambiarse. Saga, al verlo, se acercó a él con una sonrisa lasciva.

 Mientras se le acercaba por detrás y lo rodeaba con un brazo posesivo, sorprendiendo a Aioria.

-anoche dijiste que sería mejor si yo me iba. – hablo Aioria molesto e   intentando frenar las caricias de su amante.

-gatito, dejemos eso de lado. – beso su cuello comenzando a acariciarlo recorriendo con sus manos cada parte de su cuerpo haciendo que Aioria se estremeciera. –

-saga….- saga acallo cualquier reproche, posando su labios sobre los de Aioria, en demanda de un beso cargado de pasión, lujuria y deseo. Mientras lo depositaba en la cama, aprisionándolo bajo suyo. Domínate, sí, siempre le gustaba sentirse el depredador, disfrutando de esa presa que se le ofrecía sin reparo alguno, abriendo las piernas y dejándose llevar nuevamente bajo ese remolino de pasión y necesidad, porque sin importar lo que pasara, el necesitaba de saga, lo necesitaba tanto como al aire que respiraba.  Ese hombre seria su perdición, eso lo sabía muy bien, Aioria.

….continuara….

Notas finales:

Espero lean el siguiente.

Hasta entonces


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