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Líos y más líos por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

¿Qué tal? Espero que este capítulo les guste mucho.

Al poco tiempo de esa conversación, Regulus se topó con la enorme sorpresa de que Yato lo estaba esperando a la salida de la casa de Leo con una sonrisa en el rostro, invitándolo a entrenar con él, los dos solos como hace tiempo. El cachorrillo de león, que no podía creer su suerte, aceptó con ganas, a pesar de que su padre iba a estar solo y su tío Sísifo no iba a poder encargarse de él. Se despidió rápidamente y bajó con Yato al coliseo.

“Me sorprende que no estés con Tenma” pronunció el nombre como si estuviera invocando la peste. Unicornio simplemente levantó sus hombros.

“Estaba cansado de hablar con él mientras lo veía besuquearse con Alone”

“¿Se besuquea con Alone? ¿El antiguo huésped de Hades? ¿Pinté el Lienzo de la Muerte para que todos estuvieran bien Alone?”

“Ese mismo”

“Wow, quien lo diría” el leoncillo ya no se sentía tan amenazado por ese tipo. Si se besuqueaba tanto con el rubito de seguro no estaba interesado en Yato. Eso lo tranquilizaba, ahora tenía mucho tiempo para meterse en el corazón y la cama de su viejo amigo. Llegaron al coliseo y se pusieron en guardia para empezar. “No voy a ser bueno contigo”

“¿Quién te dijo que lo fueras, león de circo?”

“No te quejes después, caballito de cumpleaños”

“Ni se te ocurra volver a llamarme así” ambos empezaron a pelear. Mientras esto pasaba un muy tranquilo Unity entraba en la casa de Leo, donde Ilias estaba solo encargándose de separar la ropa para lavar de su hijo. En el tiempo que no habían estado juntos el niño se había vuelto un desordenado de primera que no ponía las cosas donde debía y… bueno, las mismas quejas que cualquier padre tendría acerca de un hijo adolescente.

“Hola, Ilias”

“Ah, buenas, Unity” lo saludó el león mayor, poniendo la ropa a un lado. “Estaba haciendo un par de tareas domésticas… como cierta persona no ayuda…”

“Entiendo, mi hermana tenía las mismas quejas acerca de mi” comentó el líder de Blue Graad. “Mi padre y ella solían aliarse para molestarme hasta que limpiaba mi habitación o echaba una mano en la casa…”

“Sísifo no puede ayudarme, está muy ocupado criando a su propia niña” frunció el ceño. “Sigue sin agradarme la cabra, pero su bebé es una preciosidad. Y hablando de bebés, he escuchado que Kardia y Dégel van a tener uno. ¿es cierto?”

“Sí, incluso me han dejado nombrarlo”

“¿De verdad?”

“¡Sí! A Kardia no le ha hecho ninguna gracia, es que no me soporta. Yo… sentí algo por Dégel hace tiempo y creo que no me ha perdonado por eso” hizo una mueca de disgusto. “Tú ya lo sabes, te lo conté”

“Fue hace poco”

“Ya me había dado por vencido, es solo que… no era nada definitivo, pero con el bebé… me cayó encima como una tonelada de ladrillos” Unity se sentó. “Bueno, es cosa del pasado, aunque no tanto para el señorito escorpión” se rió un poco. “Creo que quería ponerle nombre griego y yo convencí a Dégel de que le pusiera el nombre de mi hermana o el de su maestro”

“¿De verdad? No te lo va a perdonar” se rió el otro, sentándose a la mesa también. “Deberías irte de regreso a tu casa antes de que te envenene”

“Podría… no quiero” se le acercó un poco insinuante. “Me agrada aquí, gozaré mi visita al máximo”

“¿Si? ¿Entonces ya has visitado Rodorio?”

“¿Rodorio?”

“La villa que está cerca, es hermosa. Hay muchas cosas que ver y probar… de seguro en Blue Grad no tienes algo así” Ilias, sin darse cuenta de lo que estaba pasando, le dijo. “Parece que no” miró a su alrededor. “También que no tengo nada que hacer todo el día de hoy, así que puedo guiarte”

“¿Qué pasó con las tareas domésticas?”

“Regulus hizo el desastre, él puede limpiarlo” anunció el sonriente león. “¿Qué clase de padre sería si no le enseño que debe arreglar sus propias cosas?”

“Entonces vamos…”

-En la casa de Géminis-

“No puedo creer la suerte de Sísifo ¡y la forma en que la malgasta!” se quejaba Aspros con su hermano, que estaba comenzando a arrepentirse de haberlo visitado ese día. “En verdad no lo entiendo, ya se libró del fastidio dentro de él, ¿Por qué quiere cuidarlo? En mi opinión cualquiera con dos dedos de frente…”

“No todos son como tú, Aspros” respondió el gemelo menor, harto de su discurso de por qué no deberían conservar a sus hijos. “Me incluyo en ese grupo”

“Y no sé por qué” el mayor se puso delante de un espejo. “Nada más mira lo que este chiquillo le ha hecho a mi hermoso cuerpo” Deuteros rodó los ojos, ¿Qué el idiota no había prometido ser bueno después de la guerra? Tal vez no consideraba su papel como madre parte de esa promesa. “Estrías, manchas en la piel… ¡piel floja! Por Athena, cómo voy a quedar”

“Eres un egocéntrico” de repente su hermano se dobló sobre sí, justo cuando el segundo estaba a punto de irse a la casa de Virgo para descansar un poco de sus incesantes quejidos. “¿Te pasa algo?”

“Me duele el estómago… aunque ya pasó” Aspros quitó las manos de su vientre. “Ahora me está causando dolor, habrase visto”

“Creo que me quedaré un poco más” dijo Deuteros, sonriendo. Tenía el presentimiento de que las cosas estaban por ponerse algo… movidas. Y no se equivocaba, a las pocas horas el primero estaba gimiendo de dolor en su cama, completamente rendido ante el dolor en su vientre. “Parece que estás a punto de “librarte” de tu problemita”

“¡Cállate! ¡Au!” gritó el mayor, apretando las sábanas. “¡Se de ayuda y ve a buscar a un médico! ¡Ahora!”

“Todavía te quedan algunas…”

“¡AHORA!” como una sombra, el gemelo menor recorrió las escaleras hasta llegar a la casa de Piscis, donde Luko le estaba enseñando un par de cosas sobre partos a Albafica, que no parecía muy contento. “Aspros está de parto” comentó como si no fuera nada. “Mejor nos apuramos”

“¿Cuánto tiempo lleva?” preguntó el médico, levantándose.

“Unas cuantas horas cuando mucho”

“Iré a verlo”

-En la casa de Cáncer-

“Parece que tu vecino está muriendo de dolor” dijo Thanathos, en medio de la cocina de la casa de cáncer con Manigoldo, que preparaba todo lo necesario para preparar una pizza, y Sage, que se negaba a dejar a su bebito sólo con un pervertido. Habían visto hace poco a Luko y Albafica yendo a toda velocidad a la casa de Géminis seguidos por Deuteros, que chupaba una piruleta con toda la calma del mundo.

“Déjalo, él se lo buscó”

“En eso estamos de acuerdo” comentó Sage, cogiendo los ingredientes para la masa. “Además no creo que vaya a morirse o estarías rondando SU casa”

“Tienes razón” un grito lo hizo estremecerse. “Auch, la muerte duele menos”

“Uhu”

“Sí”

“Bueno… preparemos esa pizza”

-En Géminis-

“¡AUCH! ¡ODIO ESTO! ¡Y AL DIABLO CON ESE CHIQUILLO! ¡DEFINITIVAMENTE NO ME VOY A QUEDAR CON ÉL!”

“Sí, ya lo sabemos todos, Aspros, lo llevas diciendo desde que supiste de él” contestó Deuteros completamente calmado. Estaba aprendiendo mucho de observar a su hermano dando a luz, como que por ejemplo desearía tener al padre sujetándole la mano cuando ese suplicio pasara. Negó con la cabeza, ese idiota que tenía por gemelo simplemente insultaba a Aldé sin dejarle tocarlo.

“¡TE ODIO!”

“Tranquilo, Aspros, sólo piénsalo” trataba de acercarse el toro. “Cuando esto termine tendremos un precioso bebé que…”

“¡NO LO QUIERO!”

“Calma…” el gemelo mayor fulminó con la mirada a su hermano, que parecía estar pasándosela en grande.

“No te atrevas a disfrutarlo” le gruñó, bañado en sudor. “Sólo espera a que te toque a ti…”

“Yo tendré ayuda”

“¡Créeme que voy a estar ahí cuando te pase! ¡Y que lo voy a disfrutar!”

“Supongo, pero por ahora es mi turno” siguieron con su pelea en medio de gemidos y gritos de dolor del mayor. Finalmente el bebé estuvo afuera, llorando, pero los dolores no cesaban. Pronto Luko supo la razón.

“Son gemelos” anunció el espectro. Esto casi hizo llorar de felicidad al toro dorado. Gemelos. Gemelos como Aspros y Deuteros. El menor se quedó sin habla y miró a su hermano. ¿Qué les pasaría a esos niños? Su experiencia siendo gemelo no era precisamente lo más feliz del mundo. Tras unos pocos minutos más el segundo salió, llorando como su hermano.

“¿Se acabó?” preguntó el agotado Géminis, mirando a los bebés con algo de furia. No le extrañaba que estuviera tan grande, tenía dos niños ahí dentro. Felizmente ahora ya habían nacido, ya no tendría que preocuparse por ellos.

“Sí, ya salieron” dijo Dríades, sosteniendo a uno de los niños.

“Bien” Aspros se volteó para dormir. Aldé se acercó a él con uno de los bebés en brazos, con la clara intención de dárselo a su madre, pero el peliazul lo evadió. “Llévatelos, no quiero tener nada que ver con ellos.”

“Pero, Aspros, son…”

“Hazlo” aconsejó Luko. “Corren más peligro cerca de él que lejos”

“Yo… bien…” se volteó para llevarse a los gemelos recién nacidos. “Si quieres verlos en cualquier momento, las puertas de Tauro están abiertas para ti”

“Lárgate ya”

-Esa misma tarde-

“Conozcan a mis pequeños, el mayor se llama Dante, el menor Damián” señaló con orgullo Aldebarán, mostrándoles a sus compañeros los bebés. Eran idénticos, como su madre y su tío. Además habían heredado la cabellera azul natural de estos. Shion se acercó a la cuna para observarlos mejor. “¿Verdad que son adorables?”

“Sí… ¿Cómo los diferencias? Yo no podría”

“Es algo difícil, pero conseguí estas en el pueblo poco antes de que nacieran, creo que en preparación para su nacimiento” les mostró unas cadenas de plata con una t y una m. “Dante y Damián. Sencillo, ¿no?”

“Verdad” Sísifo se acercó con su hijita en brazos, que miraba con curiosidad impropia de un recién nacido a los gemelos. ¿Cuándo había visto Jimena a otros niños de su edad? La persona más cercana a su edad era su primo Regulus y él era quince años mayor. De repente algo más se le vino a la cabeza. “¿Alguien ha visto a mi hermano?”

“La última vez que lo vi  estaba en Rodorio con ese amiguito de Dégel…”

“¡¿Qué?!” el acuariano se hizo escuchar y el arquero se quedó lívido. ¿Cómo demonios había pasado esto? Se descuidaba un segundo y Unity se las arreglaba para firmar su sentencia de muerte. ¿Y dónde rayos estaba Regulus para impedirlo? Sísifo le dio su bebé al Cid y prácticamente se desapareció de la casa de Tauro. “Oh, Athena”

“La lagartija marina está muerta, ¿verdad?” preguntó Kardia sonriendo. Todos asintieron.

-En Rodorio-

“Es una villa muy bonita en verdad” comentó Unity, caminando por las calles iluminadas por farolas de la pequeña aldea. “Gracias por enseñármela, Dégel ni en sueños lo hubiera hecho… aunque Kardia se lo hubiera permitido”

“Kardia lo tiene en la palma de su mano, ¿no?”

“Más bien en su dedo meñique” sonrió burlón. Vio un bonito restaurante cerca de la plazuela y pensó que tal vez lo mejor que podía hacer para convertir esa cita en algo perfecto sería invitar a Ilias a cenar. “¿Tienes hambre? Yo quisiera probar la comida de aquí”

“Un poco… aunque puedo esperar a que volvamos”

“¿Y si me acompañas?” propuso el de Blue Grad. “¿Cenamos?”

“No sé” el león dudó. “No he cenado con alguien más desde que murió mi esposa”

“Vamos, sólo es una cena” trató de convencerlo Unity. No iba a dejar que esa oportunidad se le escapara de las manos. “¿Qué podría pasar?”

“Hum… está bien, vamos”

-Más tarde en Acuario-

“¿Ves cómo te dejaron?” preguntó Dégel, aplicando unas cuantas compresas frías en el ojo morado de su amigo mientras Kardia se carcajeaba como un loco por la pinta que llevaba Unity desde que Sísifo y Regulus llegaron a interrumpir. “A ver cuando recuperas la cordura y dejas estas cosas”

“No me importa cómo me hayan dejado ese par de pestes” respondió Unity. “He tenido una cita de lo más maravillosa. Caminamos por todo el pueblo, nos divertimos juntos… para cuando se aparecieron ya estaba a punto de terminar.”

“¿Ah, sí? ¿Y cómo que fue una cita? Sólo fue amable”

“Lo invité a cenar y aceptó. En un restaurante muy romántico, el que tú me contaste que siempre llevabas a Kardia antes de la guerra” el de lentes lo miró con los ojos muy abiertos. “De verdad te lo digo, puede funcionar. Ya ha aceptado cenar y pasear conmigo, lo siguiente es que me deje cogerle de la mano y…”

“Rebobina” pidió el aguador, subiéndose los lentes. “Ilias y tú… ¿de verdad tuvieron una cena romántica?” el dragón marino asintió. “¿En el restaurante más romántico de Rodorio?” otro asentimiento. “¿Él se dio cuenta de lo que pasaba?”

“¿Cómo no se iba a dar cuenta? ¡Era obvio!”

“En esa familia son un poco densos con esas cosas” comentó Dégel, suspirando un poco más tranquilo. De seguro que Ilias no tenía ni idea, que buena suerte. Aún estaba a tiempo de evitar un desastre. “Deberías decirle la próxima vez lo que quieres con él y zanjar este asunto definitivamente”

“Sí, debería” asintió Unity. “Después de todo no creo que vaya a decirme que no”

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Qué debería responder Ilias? ¿Y qué hacer con Aspros? Review!!!


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