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Líos y más líos por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Uy uy uy, parece que las cosas están a punto de complicarse más, espero que este capi les resulte gracioso...

Unos días después de enterarse de su gran problema, Aspros paseaba por la Casa de Géminis con un dedo en la boca, mordiéndose las uñas. Antes consideraba la manía nerviosa como algo asqueroso, pero ahora era lo único que podía aliviar su estrés. Deuteros lo observaba preocupado, cada vez estaba más extraño. Esa mañana se había ido temprano, después de comerse tres raciones enteras de hot cakes más las cuatro tazas de leche, a la casa de Piscis. Volvió arreglándose la ropa en la zona abdominal, como si le estuviera fastidiando algo.

“¿Te sientes bien?” preguntó el gemelo menor por decimotercera vez esa mañana. El otro lo miró con cara de pocos amigos y se fue a su habitación, sin ganas de hablarle. Azotó la puerta fuertemente. “Yo sólo decía…” se levantó y fue a la sexta casa, esperando que su novio lo animara. Asmita se encontraba meditando en posición de loto, concentrado… hasta que oyó entrar a su amado.

“No te esperaba, ¿es que ya descubriste lo que andaba mal con Aspros?” inquirió el rubio antes de levantarse para rodearlo con los brazos. El demonio refunfuñó hastiado.

“No… además esta semana ha estado más insoportable que esos caballeritos de plata que me persiguen por todo el santuario para tener una revancha por lo que pasó en la isla Kanon. Sobre todo ese de la cara horripilante en el escudo…”

“¿Perseo? ¿El del escudo de Medusa, que partiste con tus dientes?”

“Sí, ese” suspiró de cansancio. “De saber que estar al aire libre como todos me traería estos problemas me hubiera quedado en mi volcán.”

“Claro que no” le sonrió el hindú hechiceramente. “Ser libre tiene sus ventajas, ¿no? Como estar conmigo” se besaron dulcemente, mientras acariciaba con sus delicados dedos la maraña aún desordenada del gemelo. “A propósito, ¿has pensado en lo que te propuse la vez pasada? Porque pienso que sería divertido.”

“Ahhhhh… es que no sé” respondió él, agradecido de que su piel oscura no permitiera que se viera el sonrojo que tenía. “Creí que nuestra antigua posición funcionaba…”

“Pero no quiero ser sometido todo el tiempo, yo también quiero probar…” ronroneó el rubio, haciendo que el otro bajara la mirada avergonzado. “Vamos, no seas malo… o es que ¿tienes miedo?”

“¿Yo, miedo? ¡Con quién crees que estás hablando! ¡Soy el gran demonio de Kanon, Deuteros de Géminis!” Asmita sonrió, esto estaba saliendo mejor de lo que había imaginado. Con esa misma expresión esperó a que su novio cavara su propia tumba. “Si quieres que intercambiemos, entonces vamos a hacerlo”

“¿Seguro?”

“¡Absolutamente! ¡De hecho, ¿por qué no lo hacemos ahora?!”

“Te tomo la palabra” y con esto el hindú atacó la boa del demonio y ambos se retiraron al cuarto. Estaban tan concentrados el uno en el otro que ni se dieron cuenta de que olvidaban algo importante en la mesa del rubio…

-En la casa de Leo-

Ilias y Regulus estaban sentados el uno en frente del otro, el cachorrillo mirando con seriedad a su padre mientras este esbozaba una sonrisa cómplice. Pasaron algunos minutos más antes de que uno de ellos se atreviera a hablar.

“Me parece que alguien no me está diciendo algo importante” cantó el mayor, riéndose un poco de la cara sonrojada de su hijo.

“Es que… pensé que te pondrías como una fiera” confesó el menor, moviéndose un poco incómodo. “Como lo hiciste cuando te dije que el tío Sísifo estaba saliendo con El Cid… eso sí que fue de temer”

“Eso fue porque mi hermano es un pasivo y ambos lo sabemos” dijo el león. “Por eso tengo que cuidar su virtud en nombre de nuestros padres. No te preocupes, si quieres salir con alguien no voy a interferir… siempre y cuando seas responsable”

“¿Y con ser responsable te refieres a que…?”

“Oh, tú ya sabes lo que quiero decir” de repente Ilias sonaba serio. “No quiero escuchar que tu novio me salió con su domingo siete.”

“¡Claro que no! ¡No soy idiota! Sé dónde comprar anticonceptivos…”

“¡¿Qué ?!”

“Lo escuché un día… cuando estaba espiando a Kardia y a Dégel” el adolescente bajó la cabeza, un poco avergonzado. “Al parecer Albafica vende anticonceptivos en su casa… cuando su padre no está mirando”

“Tengo que hablar muy seriamente con Lugonis acerca de las actividades de su hijo” frunció el ceño el león. “O mejor no, si se enterara le daría un paro cardiaco… o una apoplejía.” Luego se volteó hacia su propia progenie. “Dime que tú no los has utilizado aún”

“No… estaba esperando la ocasión” contó el cachorrito. “¡Además tenía mejores cosas que hacer! Fuera de ms sueños, claro está”

“Bien… supongo que estás creciendo y es muy normal que tengas necesidades biológicas típicas de la edad, urgencias, impulsos…”

“Corta el rollo y dime de una vez lo que quieres decir… y no te molestes en darme la charla sobre sexo, fue lo suficientemente incómoda hace años con el tío Sísifo.”

“Sólo… prométeme que serás responsable” terció Ilias. El adolescente asintió sonriendo, por supuesto que se acordaría de usar anticonceptivos… cuando venciera a Tenma. Y sabía por dónde empezar. “Bien, ¿ya tienes un plan de ataque?”

“Si, empecemos por llamar al Búho”

“¿El búho? Ah… ese búho” respondió el jovencito después de pensar un rato y le sonrió a su padre. Quien iba a saber que llegaría el momento en que Youma de Mefistofeles fuera a recibir una cucharada de su propia medicina.

-Unos pocos días después-

Partita del Búho subía las escaleras de los templos del zodiaco para encontrarse con su señora cuando vio bajar a su hijo con otro chico. Ambos se sonreían, lo que le hizo entornar los ojos. Algo en su intuición (o tal vez paranoia) de madre le dijo que ese chiquillo iba a ser un problema.

“Hola, Tenma” saludó con una sonrisa.

“Ah, hola, mamá” le contestó el chico abrazándola. “Te presento a Yato, durante la guerra pasamos mucho tiempo juntos y fue uno de los que ayudaron a sacar mi alma del Averno”

“Mucho gusto, señora” le tendió la mano amablemente el unicornio.

“Ah, ¿sí?” dijo el ave nocturna, tomándola un poco más fuerte de lo debido. Estaba segura de que lo que sucedió en la guerra fue un movimiento para ganarse a su precioso hijito. Ese tipo quería con él y ella no lo iba a permitir. “Tienen que contarme más de ese… increíble momento”

“Eh… claro”

“Antes dime, ¿Cómo está el idiota que causó todo esto? ¿Ha atormentado a otra pobre alma estos días?”

“Oh, no te preocupes. Don Chistoso de Mefistofeles está recibiendo un castigo ejemplar cortesía de su esposa y su querido amo. No va a volver a causar problemas nunca más” siguieron hablando hasta que Partita tuvo que irse, despidiéndose con un gran abrazo de su querido pequeño. Cuando se hubo perdido de vista, Yato suspiró. Para él la mujer era muy rara, demasiado. Aparte de tenerle algo de… rabia, quizá otra cosa. No era que tuviera nada contra ella, pero… lo hacía sentir incómodo.

“¿Qué le pasa a tu madre?” preguntó al otro castaño, que negó con la cabeza. No conocía tan bien a Partita, más ya pensaba que tenía que estar un poco loca para haberse casado con el bastardo actorucho barato de Youma.

“No tengo idea”

-En el Inframundo-

La mujer volvió a bajar, siendo la encargada del mantenimiento de la paz entre ambos reinos… y también de que su esposo se mantuviera en su sitio. Fue directamente a la prisión donde se encontraba Cerbero y donde encontraría a la persona que estaba buscando. Ahí, Paraoh se encontraba tocando su arpa tranquilamente mientras vigilaba el trabajo de otro espectro que peleaba con el gran perro de tres cabezas.

“¡Atrás! ¡No! ¡Perro malo! ¡Déjame en paz!” gritaba Youma mientras amenazaba al can con una escoba, sin enterarse de lo ridículo que se veía. Hades había creído conveniente forzarlo a encargarse de limpiar al animal y sus desechos todos los días, tarea sumamente asquerosa, ya que los excrementos del perro, que olían muy mal al comer este muertos, eran fácilmente más grandes que una persona.

“Youma” ella lo llamó.

“¡Vete!”

“¡Youma!” gritó ella, finalmente llamando la atención de su marido.

“!¿Qué?!”

“Creo que Tenma tiene novio” con esto un cortocircuito se produjo en la mente del amante de Shakespeare y el perro pudo metérselo a la boca y tragárselo. Al estar Youma vivo, no le supo nada bien el canino y este terminó por vomitar al espectro… directamente sobre una pila de excremento. Youma, tras unos minutos, finalmente salió airado.

“¡¿Cómo que tiene novio?! ¡Yo no le ha dado permiso a nadie para que tenga novio!”

“Huh, apestas” su esposa se cubrió la nariz y limpió las lágrimas que le salían por los llorosos ojos debido al fuerte aroma que despedía el hombre. “Pero es verdad, al parecer ha estado pasando mucho tiempo con un chico últimamente”

“Él… no… urg” y se dirigió a la salida del infierno sin escuchar a nadie. Estaba furioso. Nadie tocaba a su hijo. Bien, el podía ser un bastardo manipulador, un fracaso como padre, una peste para los dioses… todo lo que quieran. Pero de ahí a dejar que su niño estuviera a merced de los chicos a esa tierna edad. “Voy a matarlo”

-En el santuario-

Aspros y Albafica evaluaban las posibilidades de lo que podían hacer con el bebé del primero una ve naciera. Aparte de que ya se estaban empezando a presentar complicaciones, principalmente porque el peliazul no iba a los entrenamientos y se le acababan las excusas. Mordió sus labios cuando vio que ninguna de las parejas en Rodorio le parecía adecuada para quedarse con su hijo.

“¿No será que quieres quedártelo?” preguntó Albafica, echándole un vistazo a la puerta de su habitación para asegurarse de que su padre no les estaba espiando. “Porque si quieres tienes que decidirte ya”

“Por última vez, no quiero, solo lo arruinaría todo” respondió el gemelo mayor, masticando una galletita. Si, había aceptado tener al mocoso, pero no por eso iba a criarlo. “Además sabes lo que pasaría si dijera que voy a tener un bebé”

“Ni me lo menciones” el peliceleste se sentó a su costado y también tomó una de las galletas que estaban en un plato. Aspros lo miró con desagrado y cautela. El otro le respondió con un encogimiento de hombros. “¿Qué? Es la única que estoy comiendo y yo las preparé”

“Para mí, porque son una delicia”

“¡TENMA! ¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?!” gritó una voz conocida. Ambos santos levantaron la cabeza, especialmente el peliazul.

“¿Qué ese no es…?” corrieron hasta la entrada del templo, desde donde pudieron ver a una incrédulo Tenma de Pegaso verse abordado por un airado Youma de Mefistofeles. Aspros, llevado por las emociones intensas que sentía a raíz del embarazo, salió corriendo para destrozar al imbécil que había arruinado su vida, pero se detuvo al sentir el pésimo olor que emanaba del cuerpo del espectro.

“¿Qué demonios es eso? Huele como si alguien se hubiera levantado de la tumba” se quejó el gemelo mayor, sintiendo como las galletas que comió antes subían por su garganta.

“Me tragó y vomitó un perro sobre una montaña de estiércol” respondió el hombre, arreglándoselas para parecer digno incluso con esa respuesta. “Ahora, a lo de antes…”

“Urgh… vete a dar un baño, vas a apestar al mundo” el caballero dorado ya estaba doblando las rodillas y a punto de devolver su estómago. Youma siguió ignorándolo hasta que no pudo más y devolvió ahí en frente de todos.

“Uh, que asco, ¿estás bien?” inquirió Tenma, algo extrañado de que alguien experimentado como Aspros no pudiera resistir el aroma de su padre mientras que él y Yato lo hacían sin problemas. Por su parte el mayor, que ya había pasado por una experiencia similar, se quedó frío. ¿Era que su antiguo títere estaba…?

“¡Youma, ahí estás!” dijo Partita sonriente, tomando del brazo a su aún shockeado marido y arrastrándolo lejos. “Vamos para que te bañes. Disculpen, chicos, adiós, Tenma, cielo” y se lo llevó arrastrando.

“¿Me estabas diciendo algo sobre Regulus?” cambió de tema el caballo volador.

“¿Ah? Oh, sí” se acordó el unicornio. “Ese gato… se ha estado comportando muy extraño últimamente, como si quisiera perforar a alguien con la mirada…” y siguieron conversando, caminando el uno al lado del otro.

“¡Ahí estás!” gritó Albafica, bajando de su casa para ayudar a Aspros a subir. “Sabes que no estás en condiciones de pelear, ¿no?”

“Sería un gran alivio si lo estuviera”

-En el inframundo-

“¡Auch! ¡Partita! ¡No tan fuerte!” gritaba Youmas mientras su mujer lo sumergía a la fuerza en una tina llena de agua hirviente con espuma y lo tallaba fuertemente con una esponja metálica, tanto que más bien parecía que quería arrancarle la piel. “¿Es que quieres despellejarme?”

“Si eso te quita el olor…” murmuró ella, arrugando la nariz y volviendo a remojarlo como una pieza de ropa. “No puedo creer que te atrevieras a ir al Santuario de mi señora Athena con esa peste, que vergüenza”

“Lamento haber querido cuidar la virtud de nuestro hijo” dijo sarcástico Mefistofeles, luego pensó en lo que vio mientras retaba a Tenma. “Oye, Partita, tú trabajas para Athena, ¿no?” ella asintió. “Y al ser la reencarnación de su mascota adorada la conoces mejor que nadie, ¿verdad?”

“Al grano, Youma” pidió ella frunciendo el entrecejo.

“Bien, ah… ¿crees que uno de los santurrones de Athena se embarace antes del matrimonio? Porque hoy cuando fui al Santuario vio cómo Aspros de Géminis vomitaba y se comportaba de una manera muy rara”

“Youma, cariño, con esa peste que despides cualquiera vomitaría” le respondió ella.

“No, te lo juro. Tenma y ese chico que creo que es su novio… Yato se llamaba… resistieron la peste sin que sus ojos siquiera lagrimearan. Son de bronce y el otro es un dorado con más experiencia, ¿no crees que es algo raro?”

“Ahora que lo dices, es verdad” ella frunció el entrecejo. “Debería investigar, no quiero que la reputación de mi ama y la virtud de mi hijo se vean afectadas por la irresponsabilidad de unos jovencitos”

“Le avisarás al Patriarca cuando lo sepas, ¿verdad?” ella asintió y él sonrió. “¿Podré estar ahí?”

“Si eres bueno” y volvió a remojarlo, casi ahogándolo.   

Notas finales:

Espero que les haya gustado, review!!!!!


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