Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The challenge of happiness por champiipandy

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: KnB pertenece a Fujimaki Tadatoshi

 

Este fic participa en el mes KagaKuro del grupo de FB *KagaKuro is Love* 

 

Inspirado en la frase: La ausencia hace crecer el cariño. 

 

 

 

 

Notas del capitulo:

Este es mi segundo fic de esta pareja. No será un fic muy largo, solo constara de tres capítulos que subire a lo largo del día y pues espero lo disfruten :D 

 

—Me iré a Estados Unidos a estudiar. 

—Me alegro mucho por ti, Kagami-kun.

Sus palabras dolieron, como un puñal clavándose en mi corazón pero no tuve el valor de externar mi deseo egoísta de retenerlo en Japón.

Kagami y yo manteníamos una relación desde nuestro segundo año de preparatoria, todo iba perfecto; ambos nos queríamos demasiado. Todas las tardes después del entrenamiento íbamos a Maji burger y paseábamos por la ciudad; la mayoría de los fines de semana los pasaba en su apartamento y muy esporádicamente él se quedaba en mi casa pero… ahora, todo eso serían solo recuerdos.

Taiga partiría a América después de la graduación y probablemente no lo volvería a ver en un largo tiempo así que, quiero aprovechar el poco tiempo que nos queda juntos. 

—Kagami-kun, los chicos y yo hemos planeado una fiesta de despedida en tu apartamento. Espero no te moleste.

—Aunque diga que no, de todos modos la harás ¿Cierto?—dijo el pelirrojo.

—Es verdad. —respondió el menor.

Caminaban por la avenida mientras sostenían sus manos, el silencio que se formó entre ambos era por demás cómodo. Kagami sabía que Kuroko no hablaba demasiado así que simplemente se acostumbró a no mantener largas conversaciones con el menor, su simple presencia a su lado era suficiente para el pelirrojo.

— ¿Cuándo será la fiesta?— cuestionó antes de que el menor entrara a su casa.

—Este viernes—dijo.

—Me parece bien…

Kagami le dio un casto beso en los labios y después continuó su camino. Él sabía que la mayor parte del tiempo Kuroko mantenía un semblante hipomímico y era impermeable a muchas cosas pero había aprendido a descifrar esos enormes ojos azules. Kuroko estaba por demás destrozado por su partida pero era algo que ni él mismo había contemplado, esa carta de reclutamiento para una universidad americana tomó a todos por sorpresa y fue una oferta que simplemente no pudo rechazar.

Los días que permanecería al lado del menor eran contados así que, como compensación haría todo aquello que su sombra le pidiera. Si Kuroko quería hacer una fiesta de despedida lo aceptaría sin queja alguna.

Kagami sentía el tiempo pasar demasiado rápido, y eso comenzaba a estresarlo. Jugar basquetbol a nivel profesional era su sueño de toda la vida, sabía que esa oportunidad no se le volvería a presentar pero al mismo tiempo estaba lleno de mil inseguridades pues, ese chico de ojos azules era también la persona más importante en su vida.

— ¿Por qué no le pides ir contigo?— cuestionó el azabache. — Tus padres no se opondrán en absoluto.

Taiga se mantuvo en silencio meditando lo que su hermano había propuesto, era cierto, sus progenitores había aceptado sin mayor problema la relación que mantenía con Kuroko pero…

—No podría hacer algo así, Kuroko tiene una vida aquí. No puedo arrebatarle eso… Además estoy seguro que se negara sin detenerse a considerarlo.

—Taiga, no deberías especular. Deberías proponérselo, no le costará trabajo acoplarse a la vida occidental.

—Lo dudo mucho Tatsuya...—dijo con desaliento. — Lo mejor será disfrutar el poco tiempo que me queda a su lado.

—Como quieras— resopló elevando los hombros.

Eso dio por terminado el asunto, el pelirrojo se despidió del azabache y se encaminó a su apartamento. Jamás creyó terminar acorralado en esa situación. Elegir entre su sueño y la persona más importante para él era difícil, pero debía escoger. Incluso la idea de nunca haber conocido a Kuroko atravesó su mente, pues si nunca hubiera caído presa de esa penetrante mirada estoica no tendría que estarse quebrando la cabeza en esos momentos. Aun así, una vida sin su sombra tampoco parecía la mejor opción.

El sonido de su celular lo sacó de sus pensamientos. Era un mensaje del de cabellera turquesa, anunciando no poder verlo esa misma tarde ya que aún se encontraba con sus compañeros de Teiko arreglando detalles sobre la fiesta. Chasqueó la lengua una vez dejó el aparato. ¿Cómo era posible? Su tiempo se agotaba y Kuroko prefería perder el tiempo con ellos que estar con Taiga. Inaudito.

— ¡Argh!—exclamó. —Tranquilo. Lo hace por ti...—se decía a si mismo tratando de calmarse.

Después de todo, aquella fiesta era en su nombre, no es que Tetsuya prefiriera estar con ellos. No. Kagami sólo estaba demasiado alterado, necesitaba relajarse, ya vería a Kuroko la mañana siguiente en el instituto.    

El tiempo volaba, cada día el fin de curso se encontraba más cerca y con ello esa inevitable separación. Kagami caminaba con pesadez hacia su apartamento. Apreciaba el esfuerzo que su sombra había puesto en los preparativos de esa dichosa fiesta pero en realidad la simple idea de tener a toda la generación de los milagros en su apartamento no lo convencía en absoluto.

—Bienvenido Kagami-kun.

Los orbes del pelirrojo se abrieron desmedidamente, quedó anonadado por lo que sus ojos veían. Eran más de las seis de la tarde, el sentido común le decía que a esas horas la reunión debía estar en su punto máximo. Había imaginado a Kise haciendo un escándalo mientras perseguía al de cabellera turquesa, mientras Aomine esculcaba sus cosas en busca de pornografía; Akashi tan pulcro e inmutable debería estar sentado en el sofá mientras charlaba con Midorima; Se había hecho a la idea de que Murasakibara asaltaría su cocina en busca de dulces y haría un reverendo desastre ahí pero, cuando entró al apartamento lo único que vio fue al chico de ojos azules parado a unos pasos de la entrada. Sobre la mesa del comedor había dos cubiertos, los cuales había olvidado existían en una de las cajas que nunca desempaco, al centro de la mesa dos pequeñas velas y unos pocos adornos florales daban un toque inusualmente romántico, para nada el estilo de Tetsuya.

Kagami miró incrédulo a su sombra, esperando una respuesta a la interrogante que su mirada lanzó.

—Kise-kun dijo que sería un lindo detalle— fue su única respuesta.

— ¿No se suponía que harías una fiesta?—cuestionó adentrándose en el lugar.

Kuroko ignoró su pregunta, le pidió al pelirrojo tomar asiento y se encaminó a la cocina. Acomodó todo en la vajilla tal cual le había indicado Murasakibara. Ni más, ni menos.

No era una cena demasiado elaborada pero Kuroko se había esforzado demasiado en prepararlo todo a tiempo. La habitación se sumió en un silencio que sólo era disimulado por los sonidos de los tenedores y cuchillos chocando. Ninguno decía palabra alguna. De vez en cuando los ojos del pelirrojo se posaban en el menor y notaba sin duda un semblante decaído, dejó de lado su plato y carraspeo la garganta para llamar su atención.

— ¿Qué te ocurre, Kuroko? No has dicho nada desde que llegué y tampoco contestaste mi pregunta…

—Lo lamento—farfulló. Viajó sus ojos hasta posarlos en Kagami y suspiró profundo. — Yo, te mentí Kagami-kun. Nunca hubo fiesta, yo sólo quería que tuvieras apartado este día.

— ¿Y por qué no simplemente lo pediste? ¿Para qué mentir?

—Quería que estuviéramos solos...—dijo, sorprendiendo un poco al de orbes borgoña. — No quería interrupciones, nada. Le pedí ayuda a todos para poder lograr esto y al final la idea de una fiesta fue la resolución, así no sospecharías nada si pasaba demasiado tiempo con ellos. Aunque creo que todo eso no fue necesario... 

—Te complicas demasiado—respondió.

—Lo sé, pero quería estar con Kagami-kun por última vez...— soltó con desaliento.

Aquel tono melancólico le atravesó el corazón. No era necesaria una marcada expresión en el rostro de Tetsuya para entender cuando le dolía la realidad de su partida. No, esos hermosos ojos azules eran suficientes para demostrar aquella inmensa angustia. Taiga se incorporó y se acercó al chico, se hincó frente a él y sostuvo sus manos.

—Yo soy quién debería pedirte perdón— comenzó. — Soy un egoísta sin remedio, no pensé en tus sentimientos al respecto y simplemente tomé una decisión. Perdóname Kuroko, pero— sostuvo su mentón de manera delicada— Escúchame bien, no importa que tan lejos estemos, ni el tiempo que pase antes de volver a estar juntos, siempre seré tu luz.

Los ojos de Tetsuya se aguaron al instante, apretó los labios intentando ahogar su llanto. Ese hombre frente a él era un completo idiota pero ese idiota siempre sabía qué decir para calmar su corazón.

La mano del pelirrojo delineo su mejilla mientras limpiaba las pocas lágrimas que se habían filtrado, acercó su rostro lentamente y besó de forma sutil aquellos finos labios de tono níveo. Kuroko enseguida correspondió el beso, sus mejillas se tiñeron y sus manos rodearon el cuello del As de Seirin.

—Kagami-kun...

—Kuroko, te amo— susurró.

Se besaron nuevamente, poco a poco aquellos roces se hicieron más demandantes. Kuroko quería sentirlo por completo; movían sus lenguas en una sintonía casi perfecta. Cuando el aliento les fue arrebatado ambos se separaron, Kagami le sonrío y sin dar el más mínimo aviso tomó al menos por los muslos y lo levantó sin dificultad, el de ojos azules se aferró al instante a su cuerpo. Se miraron fijamente, esos orbes ardían en deseo, ambos lo querían, lo necesitaban.

Al llegar a la habitación, el pelirrojo lo tiró en el colchón, y se colocó encima de él. Aprisionó sus labios y lentamente fue bajando por el cuello; su mano se deslizaba por debajo de la camisa del menor y ante el roce de su pulpejo, Kuroko se estremecía por completo. La ropa sobraba, y sin delicadeza alguna, el chico de orbes borgoña lo despojó de sus prendas, haciendo lo mismo con las propias. De nuevo, besó esos finos labios mientras de forma lenta comenzaba a masajear los pequeños pezones de Tetsuya, robándole al instante un gemido que murió en su boca. Los dedos de Kagami recorrían lentamente la pálida piel del muchacho, logrando estremecerlo completamente con cada roce.

— ¡Nh! Kagami-kun— jadeó, al sentir como sus pequeños pezones comenzaban a ser succionados por el pelirrojo. — ¡Hah! ¡Nh!

La mano de Taiga rápidamente bajó hasta la entrepierna de su sombra, de forma sutil acarició su muslo, estremeciendo el cuerpo del menor y, cuando finalmente aprisionó el miembro semi-erecto de Kuroko, este no pudo evitar soltar un sonoro gemido. El pelirrojo comenzó a masturbarlo, su mano subía y bajaba rítmicamente, y los constantes jadeos de Tetsuya se ahogaban en la boca de su luz. Ese beso era por demás demandante; parecía ansioso, desesperado; se besaban como si no hubiese mañana.

Antes de que el menor culminara, Kagami dirigió su mano a la entrada del ojiazul. La espalda de Kuroko se arqueó cuando sintió el primer dedo entrando, apretó los labios intentando vanamente ahogar los gemidos que surgían de su garganta ante la intromisión. Sus dedos uno a uno iban dilatándolo y las caderas del menor se movían en sintonía, acrecentando la excitación del mayor.

—Kuroko...—jadeó.

—Kagami-kun… por favor...—suplicó.

Ninguno podía aguantar más, la urgencia de volverse uno era tanta, que ante esas palabras Taiga lo penetró de una sola estocada; la espalda del menor se arqueó al instante y un sonoro gemido resonó en la habitación. La temperatura, los gemidos y jadeos, aumentaron en el lugar. Kagami embestía al ojiazul y las piernas de Tetsuya rodeaban su cintura obligándolo a ir más profundo.

—Más…. ¡Ah! Kagami-kun ¡Hah! Más rápido...— exigió. A lo que el pelirrojo obedeció al instante. Lo tomó firmemente por los flancos y enseguida aceleró el ritmo.

La boca del As de Seirin recorría la nívea piel del muchacho; saboreando cada rincón que pudiera alcanzar, mordiendo su cuello, aprisionando sus labios y frotando sus lenguas. El éxtasis en ambos era desmedido. Las estocadas eran más profusas y salvajes. Kuroko estaba completamente ahogado en placer y movía su cadera al ritmo del mayor. Taiga estaba extasiado, quería marcar por completo cada pequeña parte del muchacho debajo de él pues le pertenecía. Kuroko era suyo.

— ¡Hah! Kuroko...yo…ya...

— ¡Kagami-kun!—exclamó.   

Y la cumbre del placer los invadió a los dos. Gritando sin medirse, ambos llegaron al inminente orgasmo.

El cuerpo entero del pelirrojo cayó sobre Tetsuya y este no hizo más que aferrarse a su cuello. Sus respiraciones eran agitadas y entrecortadas, su pulso estaba al máximo.

—Te amo, Tetsuya...— le susurró al oído.

Las mejillas de Kuroko se tiñeron inmediatamente pues escuchar al chico pronunciar su nombre le estremecía por completo el corazón.

—También te amo, Taiga-kun...—dijo casi en un susurró.

 

La noche era apacible, los brazos de Kagami rodeaban posesivamente al ojiazul. El pelirrojo estaba profundamente dormido pero el chico fantasma simplemente no conseguía conciliar el sueño. Se mantenía aferrado al pecho de su luz, y escuchaba claramente los latidos de su corazón, sentía su calor y esos fuertes brazos alrededor de su cuerpo. Una inmensa nostalgia le invadía pues sabía que probablemente esa sería la última vez que podría estar así con él. Kagami se iría de su lado, su mente y su corazón estaban llenos de miles de inseguridades que le impedían relajarse y dormir tranquilamente.

Estaba ansioso, no podía negarlo. ¿Qué pasaría de ahora en adelante? ¿Qué sería de su relación? ¿De verdad podrían superar el gran obstáculo que era la distancia? No lo sabía, por más que intentara no tenía respuesta a ninguna de sus interrogantes…

—Kagami-kun… Quédate a mi lado—farfulló, aferrándose al de orbes borgoña. —No me abandones, por favor...—sollozó dolido.

Finalmente pronunció aquellas palabras que quiso decir desde que Kagami anunció su partida pero que, simplemente no pudieron salir en su momento. Ahora, por fin pudo externar ese sentir pero lamentablemente, Taiga no pudo escucharlo…

 

 

Notas finales:

Y pues hasta aquí por ahora... 

¿Qué les parece? Quisiera saber sus opiniones 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).