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Don't ignore me (No me ignores). por JHS_LCFR

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Notas del fanfic:

¡Nuevamente, participando en la quinta gala de los dioses olímpicos!

Notas del capitulo:

 Laualva y Baek me habían pedido otro ChenBaek hace tiempo ya...por aquellos días en los que terminaba de subir "3063 (Don't Try To Change Me)".


Poquito a poco iré cumpliendo con los pedidos viejos y los nuevos :) 

Don’t ignore me (No me ignores).

 

“-A veces quiero…atención—murmuró Baekhyun, hundiendo el rostro en la capucha con peluche de su abrigo y por debajo de su bufanda—Me gustaría sentirme querido. Ya sabes, como cuando alguien te da la mano, su abrigo o te da un beso en la mejilla—lamentó, pateando una montañita de nieve—. Con eso me conformo.

Su mente estaba volando demasiado lejos como para ver a Jongdae acercarse con cuidado y buscarle el rostro con los ojos. Sólo cuando lo vio inclinado de costado frente a él, levantó las cejas, confundido.

-Te daría mi abrigo, pero ya tienes uno—le dijo, y sonrió.

-¿Qué?

El espacio entonces se fue acortando…y Jongdae tuvo que dejar entrar momentáneamente a su mano para bajar la bufanda de Baekhyun de manera que pudiese besarle en los labios. Lento, directo, y con emoción.”

 

 

Hacía ya una semana de aquello: con el frío entrando por debajo de la puerta y luchando contra la calefacción, el invierno caía con fuerza, acompañado de una temprana noche oscura a las siete de la tarde, y los copos de nieve espolvoreaban el aire y caían casi como si se tratase de harina. Al mirar por la ventana, Baekhyun recordaba los dedos de su madre dejando llover sutilmente azúcar impalpable dentro del molde para hacerle el pastel de cumpleaños.

Tragando saliva, se sintió solo: hacía tanto que se había mudado a Seúl, que ya no recordaba correctamente los nombres de las calles que lo llevaban a su hogar. Y aquello se sentía terriblemente mal, le pinchaba en el estómago y le sacaban las ganas de comer.

Apretando los dedos alrededor de su vasito de café acartonado y marrón oscuro, juntó los labios y los agrietó, formando una irregular línea, dejando sus labios casi blancos por la presión.

Se estaba muriendo de frío.

Y el picaporte de la puerta se estaba bajando para dar paso a alguien. Y ese alguien sólo podía ser él.

-¿Hola? Permiso—se escuchó antes de que se hiciese ver, y Chanyeol raspó los pies contra la alfombra de la habitación para luego deprenderse y quitarse las botas, húmedas por la nieve y con la suela llena de pasto y barro—, ah, llegaste temprano hoy—sonrió a modo de saludo, y Baekhyun asintió en silencio, contento—, ¿Recibiste el mail? Tenemos un trabajito especial hoy.

Y mientras dejaba la puerta entreabierta, Baekhyun sintió que podía dar un respiro al no percibir a Jongdae en la puerta: sonriente, se relajó hasta que vio una mano agarrar el picaporte y empujar con la puerta de nuevo.

-Eh, no me dejes afuera, me estoy helando—protestó el joven, cabellos oscuros y flequillo recto, corto; con un gorro de lana anaranjado en la mano libre, soltó la perilla y se sacudió las gotitas de rocío del pelo una vez hubo entrado también en la habitación. Cuidándose de no mojar el suelo ni nada, se desprendió las botas de inmediato y las tiró lejos, aprovechando la presencia de una caja vierta y vacía a su costado—. ¡Punto!—sonrió, y Chanyeol le ordenó que cerrara de una vez la puerta.

-Escuchen, esto es en serio—anunció el más alto de los tres, sacudiéndose los últimos restos del frío solo y caminando hasta la silla giratoria del medio. Jongdae optó por acostarse boca abajo en el suelo, llamándole la atención, pero siguió—, ¿A alguien le llegó el correo con el concepto? A mí sólo me dijeron lo que había que componer.

-A mí—contestó Jongdae, inflando las mejillas y resoplando mientras estiraba el brazo para destripar su mochila, en busca del cuadernillo, una lapicera y su celular—, creo que tengo el folio por aquí, imprimí todo anoche.

-Bien—murmuró Chanyeol, y quitándose el enorme abrigo rojo y negro, miró de reojo a Baekhyun, que permanecía callado y quieto—, ¿Estás bien? Te ves algo rojo.

-¿Eh?—el susodicho levantó la mirada del suelo y apretó con más fuerza su vaso; parpadeando rápido, se tocó la mejilla con una mano: en efecto, ardía, ardía del sonrojo—, ah, debe ser la calefacción, mejor me quito el gorro y la campera.

-Necesitamos que el equipo esté sano—accedió Chanyeol, robándole el vaso para que el más bajito pudiese desabrigarse mejor: dejando a la vista sus cabellos desteñidos con las raíces negras, Baekhyun se despeinó un poco y miró hacia el techo: Jongdae actuaba como si nada hubiese pasado, y si bien le jugaba a favor el hecho de que se hiciese el tonto, tenía un mal presentimiento al respecto. Después de todo, no lo había saludado al entrar—, ¿Deberíamos empezar?—preguntó, haciéndose también el desentendido, y Jongdae lo miró de reojo, asintiendo y tendiéndole el folio.

-El concepto es ‘invierno e inocencia’. Sinceramente, me cansé de estas cosas—murmuró, y soltó un suspiro molesto mientras movía sus piernas dobladas y se mecía—, ¿Hace cuánto debutaron estas chicas?

-Año y medio—respondió Chanyeol, mirando también las fotos de los trajes y las integrantes—, han sacado solo dos sencillos. Nosotros estamos a cargo del primer mini álbum, así que mejor hagámoslo bien, porque es el primer pedido grande que tenemos.

-Un primer mini álbum no es la gran cosa—señaló el morocho, confundido.

-Pero para ellas y para sus fanáticos, sí—respondió Baekhyun, mordiéndose la uña del pulgar mientras pensaba—¿Deberíamos hablar del primer amor? Eso nunca falla. Quizás una balada romántica…no de ruptura, sino de anhelo.

-No lo sé, últimamente estos conceptos no están subiendo en el ranking—reparó Chanyeol, ofuscado y estirándose el cuello tortuga de su polera—, ahora está de moda la controversia y que muestren piel.

-Y que lo digas—coincidió Jongdae, tomando de nuevo el folio—, de camino aquí vi pasar a tres grupos con shorts y remeras sin mangas. No sé cómo no se congelan—volvió a suspirar, y se sentó de piernas cruzadas—, en fin, tengo un par de bocetos de baladas por aquí, ¿Les parece?

-Yo logré armar dos o tres cosillas ayer—Chanyeol se rascó la cabeza, cruzando la habitación para sacar la guitarra del mueble, y luego de su funda—, es una base simple, pero es que el frío me había endurecido los dedos. ¿Baekhyun?

Sus compañeros de trabajo lo miraron, esperando una respuesta: avergonzado, el rubio miró a un costado y se frotó los dedos. Necesitaba algo para apretujar, pero su vaso había desaparecido en el tacho de basura por Chanyeol de camino al mueble.¿Cómo les decía que no había alcanzado a pensar en nada? Estaba más preocupado por el trato con el que lo recibiría Jongdae que por la actividad que luego le daba una paga y le daba de comer.

Mordiéndose el labio, cerró los ojos, y gimió: No se necesitó más que eso.

-¿Nada? Wow, generalmente eres el que más trabaja—volviendo a su asiento, Chanyeol afinó y rasgó suavemente las cuerdas, asegurándose de que todo estuviese listo—, no importa, es la primera vez que pasa.

-Lo siento, no…

-Chanyeol—cortó Jongdae, serio y mirada perdida en el cuaderno del más alto—, no entiendo qué quisiste poner aquí—señalando con la lapicera un pasaje, frunció el entrecejo y Chanyeol sólo respondió tocando la melodía marcada—, ah, de acuerdo, de acuerdo…puedo meter un hook ahí, dame un minuto y lo hago.

Con la composición ya tomando forma, Baekhyun sintió el sonrojo apoderarse de su cuerpo: de repente, sintió ganas de llorar. Se sentía un idiota.

 

 

-Eh, ¿Qué haces aquí? Deberías estar trabajando—bromeó Jongin, codeándolo al verlo en la cafetería, en una esquina, solo.

-Los chicos ya trajeron cosas…no puedo meterme en el medio y arruinarles lo ya preparado si yo no hice nada—lamentó, puchereando. Su compañero, sonriendo ampliamente, lo meció despacio.

-Tranquilo, no debe ser para tanto—mirando alrededor, estiró el brazo para saludar a un par de muchachos más, y asintió a forma de saludo—, ¿Sigues incómodo por el tema de Jongdae?—al notar el sonrojo disparándosele en la cara, carcajeó—, ¡Por Dios, ni que hubieses cometido un pecado!

Baekhyun se limitó a observar a los compañeros de grupo de Jongin: Sehun, el muchacho alto y de pelos grisáceos caminaba lentamente y con un brazo sobre los hombros de otro muchacho, de pelos rosados, y cabeza pequeña, muy pero muy pequeña. Jongin chasqueó los dedos frente a él para poder explicarle, devolviéndolo a la Tierra.

-Se llama Luhan, entró hace poco por recomendación de una empresa amiga en China, ¿No es genial? Los bailarines de apoyo siempre se nos iban, ahora somos tres y de forma permanente, hacer las coreografías nos resultará mucho más fácil.

-¿Sabes algo de Kyungsoo y Yixing?

-Tengo entendido que están trabajando en el álbum de un vocalista de un grupo masculino—respondió, echando un sorbo al vaso térmico y dejándolo lentamente sobre la mesa de nuevo—, el chico tiene experiencia escribiendo canciones, pero hay un par de agudos a los que no llega, y Yixing dijo que estaba interesado en componerle los temas, ¿No es genial? Todos estamos teniendo trabajo al mismo tiempo—sonrió, mirando al vacío.

-En realidad estás feliz porque puedes cruzarte a Kyungsoo más a diario.

-Por supuesto—canturreó, encantado y apoyando la cara en sus puños, hundiéndoseles en las mejillas—, es increíble como alguien tan pequeño y tímido pueda tener semejante voz…de hecho, Yifan y Tao lo escucharon un día practicando, y dijeron que querían grabar algo con él.

-No creo que Kyungsoo sirva para colaborar con un dúo de hip hop—negó Baekhyun, tragando con fuerza al ver que Chanyeol y Jongdae salían de la habitación para pedir algo de beber y comida—, rayos, me siento un idiota hoy, no logro aportar nada.

-Eso es porque temes que Jongdae tire una indirecta o algo, no seas estúpido.

-…No es tan así tampoco—murmuró el rubio, y Jongin frunció el entrecejo, esperando una explicación—, digamos que estoy…que estoy en una especie de triángulo amoroso—cuando el moreno abrió la boca, le golpeó por debajo de la mesa para que recobrase la compostura—, que no te vean…en fin, digamos que, cuando pasó lo que pasó, originalmente iba a invitar a Chanyeol a salir.

-¿¡Chanyeol!?—el grito resonó en toda la habitación, logrando llamar la atención de todos. Baekhyun se erizó por completo, y se agachó por debajo del tablón; Jongin levantó la vista y alzó las manos rápidamente, saludando lo más exageradamente que pudo—¡Yeol, ChenChen, vengan aquí!

-¿¡Pero qué haces!?—le retó el rubio desde el piso, lo más bajo que pudo, y le pegó en el muslo.

-Trato de arreglar la situación—sonrió Jongin, plásticamente, y moviendo la lengua detrás de sus dientes: una vez llegaron los dos chicos restantes, se reacomodó en la silla y canturreó—, ¿Todo bien? Estaba hablando aquí con Baek y me dijo que están trabajando bastante.

-Más o menos—sonrió el más alto, tamborileando los dedos sobre los croissants para elegir una y echarle un mordisco—, Baek, ¿Adónde te fuiste? Te estábamos buscando. Si no aportas nada, por lo menos dinos si lo que escuchas te gusta.

Efectivamente, Baekhyun no se había agachado lo suficiente, y su melena teñida saltaba a la vista, robándole una risilla a Jongdae: incorporándose despacio, tragó saliva y miró al suelo, fingiendo seriedad.

-Estaba atándome los cordones. Y salí porque tengo un bloqueo—respuso, tomando su vaso de agua por el borde y con la punta de los dedos—, eso es todo. ¿Hicieron algo más mientras no estuve?

-Prácticamente terminamos la canción—contestó Jongdae, mirándolo a los ojos. Si bien hablaba como lo hacía siempre, Baekhyun sintió cierta falta de familiaridad, incluso consideró la posibilidad de que el morocho estuviese ofendido con él o algo por el estilo—, sólo nos falta el hook. A mí no me convence y Chanyeol no encuentra el modo de recomponer la instrumental en esa parte, ¿Podrías pensar en algo y hacerlo?—El silencio fue inminente, Chanyeol y Jongin se miraron con complicidad, incómodos, notando la pizca de filo en sus comentarios, y Baekhyun sólo suspiró, asintiendo y pidiendo disculpas—. Bien, pasemos a otro tema entonces. Jongin—sonrió de repente, y el moreno dio un respingo ante la repentina dirección de la charla—¿Cómo va todo con Kyungsoo, ya te le declaraste?

 

 

-¿Jongdae?—el aludido se giró lentamente y cansado, mirándolo casi con indiferencia; Baekhyun se tensó, pero no quedaría bien si lo llamaba y luego se callaba a propósito—, escucha…sobre lo de la semana pasada…yo…

-No te preocupes, entendí el mensaje—le interrumpió otra vez, y la respuesta le cayó como un balde de agua helada en la cabeza—, es decir, vamos, tienes mi número, sabes dónde encontrarme…no me evitaste en toda la semana, pero tampoco me buscaste, y no soy tan idiota como para no saber leer las señales, créeme.

Baekhyun abrió la boca para protestar, pero sus ojos se desviaron inconscientemente hasta la figura de Chanyeol en la otra punta de la cafetería, hablando por teléfono, y aquello pareció servirle de respuesta.

-¿Te gusta?—preguntó Jongdae al fin, una sonrisa triste pero tranquila en sus labios mientras lo miraba sin rodeos ni vergüenzas: Jongdae no era torpe y había seguido con la mirada el punto de atención que absorbía por completo al más bajo más de una vez. En cuanto a Yeol, su larga espalda y la capucha del abrigo le tapaban la cabellera castaña, y daba vueltas en su lugar con una tonta sonrisa de oreja a oreja—, Chanyeol…no está nada mal, pero aparentemente tiene algo—agregó—, vive pendiente de su teléfono.

Volviendo a recibir los ojos oscuros de Jongdae, Baekhyun apretó los labios y sus dedos temblaron alrededor del vasito que, hacía rato, estaba vacío: él también lo sabía, no era difícil de suponer o esperar teniendo en cuenta que todos los viernes empezaba a irse cada vez más temprano, y que los lunes entraba a la sala de composición con cara de dormido y perfume de mujer en la ropa.

La última vez, había venido con restos de labial en la boca, y a Baekhyun le había faltado el aire a causa de terrible patada al hígado, de terrible nudo que se le había armado en el estómago.

-Jongin me dijo que ibas a confesarte o algo por el estilo—soltó de pronto el morocho, como siempre, sin dar tantas vueltas; enfundando las manos en los bolsillos delanteros de su jean, se encogió de hombros—, si tú también viste las pruebas de esa supuesta chica, ¿Por qué lo ibas a hacer? No conozco a nadie que se embarque en semejante misión suicida…salvo yo, por supuesto.

El guiño no le pasó desapercibido, pero el rubio prefirió guardárselo y respiró hondo, tirando el vaso al cesto y empezando a caminar hacia la sala, llamando implícitamente al morocho para que lo siguiera.

-Supongo que necesitaba que él me lo dijera. Después de todo…suelo necesitar ese tipo de golpes de gracia—sonrió, avergonzado, y al escuchar a Jongdae tentado, se sonrojó—, diablos, no quise decir eso, lo siento…suena como si te estuviese tomando el pelo. Yo…

Jongdae aprovechó la mano de Baekhyun en el picaporte para atraparle los dedos, llamando su atención: en cuanto el rubio se hubiese girado levemente para mirarlo con disculpas y miedos atragantados, dio medio paso hacia la puerta, y sutilmente lo apresó para besarlo de nuevo.

Ambos habían cerrado los ojos, pero Baekhyun no había alcanzado a tomar aire y el rubor en su rostro hacía que Jongdae lenta y tortuosamente también entrara en calor: alejándose despacio, el morocho le dejó descansar al otro, y le sonrió otra vez con pena, hablando por lo bajo y despacio.

-¿Sabes? Puede que tengas ganas de golpearme cada vez que lo hago, y aunque te las guardes…no me importa, no me importaría, porque seguiría haciéndolo—dejando caer momentáneamente los párpados, acarició los dedos en el picaporte y usó la mano libre para correrle un mechón rebelde del pómulo a Baekhyun, admirando el tinte rosado en los poros de su piel, escrutando aquellos ojos que lo miraban anonadado, intranquilo—. Incluso si el día de mañana me vienes con que tienes algo, con que tienes una pareja…seguiría haciéndolo. Porque me cuesta mucho contenerme, y sinceramente, no lo soporto.

Un segundo beso, esta vez más claro, más fácil de advertir y mucho más profundo le desestabilizó hasta la postura, haciéndole temblar las piernas: El aliento de Jongdae con sabor a menta le abrazó los labios, le intoxicó la lengua y le desestabilizó los sentidos, estremeciéndole el cuerpo entre el morocho, que se inclinaba cada vez más (cada vez más tranquilo) y la puerta, fría, helada y aún sin abrir.

En cuanto llegó el descanso, Baekhyun dejó los labios separados, desesperado, y no se atrevió a abrir los ojos: no puede ser, pensó, agitado. No puedo avergonzarme tanto.

-¿Y sabes qué más?—siguió Jongdae, sereno, hablando en un hilo—, sé que, a partir de lo sucedido, puedes llegar a pensar que no me conoces tanto como creías o algo parecido, y estás en lo cierto— En el más ahogado de los silencios se oyó el chasquido de la cerradura dejando correr el aire. Explotó como un disparo filoso, una bala perdida y cargada de electricidad. Baekhyun tembló contra la puerta a medida que Jongdae la abría y lo dejaba pasar, sin despegarse él de su sitio, refugiándose del otro lado del marco. Sonrió—. Soy muy terco cuando quiero—le advirtió, mirando hacia el piso y a un costado en cuanto escuchó los pasos de Chanyeol. Decidió ser rápido y sincero—, e incluso si logras salir con Chanyeol, si logras que él se vuelva tu chico o tu novio…aunque no fueses a cambiarlo por nada, te aseguro que yo podría hacerte más feliz. Muchísimo más feliz.

“Así que por favor…”, le había susurrado mientras chasqueaba la lengua y Chanyeol acortaba los últimos metros, “…no me ignores”.

 

 

La salida fue dura y cruda, las once de la noche abrazándolos en la entrada del edificio con el frío más inhumano y aplastante que había desembuchado jamás: la gente corría frotándose las manos con los guantes puestos y entrando rápidamente a sus vehículos. Incluso Jongin y Kyungsoo habían corrido lejos, saludando a los gritos y agitando los brazos rápido mientras el moreno tomaba al más otro de los hombros y lo conducía a la camioneta, Luhan y Sehun caminando tranquilamente y riendo detrás.

Los cuatro, en algún punto, habían cruzado las puertas hacia la calle con los dedos entrelazados con los de otro. Si bien ninguna de las dos parejas había hablado al respecto, la cosa resultaba evidente, y Jongdae saltó en su lugar de alegría al ver que la charla en la cafetería con el bailarín había dado resultado.

-Yah, todos tienen alguien con quien calentarse la cama en invierno, no es justo—bromeó, sacudiéndose una vez más mientras sacaba el teléfono de su bolsillo y respondía un par de mensajes—¿Somos los únicos pobres que no tienen auto y tampoco consiguen un taxi? No tengo señal aquí dentro, carajo.

-No puedo creer que tenga que tomarme el tren—resopló Chanyeol, aplastándose el pelo contra la frente en un gesto de frustración: poniéndose el gorro de lana y luego colocándose la capucha, abotonó su abrigo y dejó sólo sus ojos a la vista, mirando a los otros dos muchachos mientras trotaba en su lugar—, ¿Nos vemos mañana? Y Baek, por favor concéntrate—remató, gracioso. Baekhyun sonrió con vergüenza, disculpándose y asintiendo.

-Perdón por hoy, ¡Mañana te traeré algo genial, lo juro!

Y con un corto saludo, Chanyeol disparó para la parada de autobús en cuanto lo vio aparecer, de forma que pudiese llegar a la terminal rápidamente y sin tener que esperar parado en ningún poste, congelándose hasta el hartazgo.

-¡Nos vemos!—gritó Jongdae con el brazo en alto. Dando paso a un par de asistentes para que subiesen a su auto, se reverenció como era debido y continuó despidiendo a medio mundo. En cuanto quedaron solamente ellos (solos, de nuevo), aprovechó e inspiró hondo, meciéndose en el lugar para no morirse de frío—¿Te veo mañana? Vivimos para el mismo lado pero no te veo con ganas de volverte conmigo.

Baekhyun sopesó la idea de subirse a un taxi con Jongdae, en las probabilidades de que se sonrojase al entrar nuevamente en contacto con él y en la pesadilla que supondría la muy posible probabilidad de que Jongdae decidiera bajarse con él, alegando que no tendría más dinero para pagar o ganas de esperar hasta llegar a su casa.

Por enésima vez, lo único que pudo hacer fue desesperarse y estremecerse, quieto en su lugar y con la vista borrosa por los nervios.

-Eh, tampoco para tanto—le soltó el otro, codeándolo en pos de tranquilizarlo un poco—, no soy un monstruo. ¿Acaso crees que voy a follarte en el taxi o algo de eso? No soy un monstruo, para tu información, sólo…sólo soy un poquito desubicado y testarudo, eso es todo.

Temiendo otra aproximación, Baekhyun cerró los ojos en cuanto Jongdae dio un paso hacia él y se lamió los labios: al notar que su nariz no rozaba con la del morocho, entreabrió sólo un ojo y vio cómo su compañero, estupefacto, comenzaba a reírse.

-¿Esperabas otro beso? ¡Lo estabas esperando!—le acusó, entretenido—¡Diablos, Byun, eres toda una comadreja! ¡Por un segundo creí genuinamente que eras tímido y que me temías, qué estúpido!—rió, retándose nuevamente y a lo último.

Baekhyun abrió los ojos como platos, y se descontroló.

-¡P…pero no! ¡Nada de eso, deja de decir idioteces!

-¡Te lamiste los labios, estabas deseándolo admítelo!

-¡¡N…no, Jongdae, no!!

-Oh, pobrecito—dramatizó el morocho, tomándose de las manos e inclinándose a un costado con el cuerpo—, el niño no tiene su beso de despedida y hace un alboroto por eso—canturreó para reírse más fuerte. Baekhyun lo empujó.

-¡Cállate, estúpido! ¡Estaba…tengo los labios entumecidos por el frío, eso es todo!—exclamó, empujándolo dos veces más hasta tirarlo contra una de las paredes del porche: tener que esperar a un taxi junto a un tipo como Jongdae era, en ese tipo de situaciones, todo un martirio.

-Mira, mira, incluso me has arrinconado para la revancha—le incitó, carcajeando mientras se protegía de los golpes con los antebrazos—¡Por Dios, golpeas como niña!

-¡Deja de molestarme!—bramó Baekhyun, y en el medio de aquella masa de vergüenza y pánico, Jongdae le tomó de las muñecas, asustándolo—¡Oh, no, no lo hagas, no de nuevo!—le amenazó, y Jongdae rozó sus frentes, molestándolo, divertidísimo.

-Realmente me gusta cuando te pones así y te sonrojas. Eres como un tomate andante, ¿Lo sabías?—sonrió, malévolo, y suspiró con gracia cuando una bocina lo sacó de contexto: mirando de reojo, notó que el taxi ya había llegado.

-Suéltame—tartamudeó el rubio, y a último momento, decidió robarle un beso…mordiéndole el labio inferior a modo de castigo.

-¡Ah, Byun!

-Listo—repuso el rubio una vez se hubiese encontrado libre: habiéndole soltado las manos, Jongdae se palpó la herida. Una gotita de sangre comenzaba a brotar—, adiós—sonrió, victorioso y trotando hacia atrás.

Para su sorpresa, Jongdae sonrió con vergüenza: fue entonces que el más bajo detuvo su marcha y comprendió la situación: ¿Acabo de besarlo…yo? ¿¡Acabo de darle un beso!?

-Pagarás por esto, rubito—siseó el morocho. Y arrancando a caminar hacia el taxi, le tomó del brazo y lo empujó dentro, sentándose a su lado y casi gritando la dirección que era, claramente, la dirección de Baekhyun. 

 

 

 

Notas finales:

¡Gracias por pasar!


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