—Yoongi—era como la décima vez que lo escuchaba llamarme.
—¿Qué pasa ahora? ¿Te entró algo en el ojo otra vez?
—No, es que me estoy aburriendo—musitó sentándose en la silla que se encontraba a mi lado.
—¿Y por qué no vas a jugar a videojuegos con Hoseok?—pregunté, tratando de concentrarme en mi canción; sabía dónde quería ir a parar.
—Porque yo me quiero quedar aquí.
Solté un bufido, esto iba a ir para un buen rato.
—Estoy terminando ya, luego haremos algo—le dijo para que pudiera dejarme terminar, no es que no quisiera ponerle atención, si no que tenía que acabar la canción sí o sí.
—Está bien…—musitó, después dio la vuelta por detrás de mí y comenzó a mirar por encima de mi hombro.
—¿Puedo ver la canción, hyung?
—Luego—respondí.
—Venga… déjame verla—pidió apoyando su cabeza en mi hombro.
—Déjame terminar primero.
Traté de continuar con la canción, pero la respiración de Jimin cerca de mi oído no colaboraba en mi concentración. Me ponía los pelos de punta.
—Jiminnie—lo llamé—¿Podrías hacer otra cosa mientras yo termino? Tu respiración en el oído me molesta.
—¿Te molesta?—preguntó.
—No, bueno, no me deja concentrarme—le expliqué, mierda, creo que me he sonrojado.
—Está bien—se separó de mi oído y, empujando la silla hacia la mía, se colocó detrás de mí, mirando la pantalla del ordenador a la vez que tenía su cabeza apoyada mi espalda. Ignoró ese hecho, para mí es ya normal que me abrace, que me susurre en el oído, que se meta en mi cama por las noches, e incluso que me diera pequeños y traviesos besos en la curvatura del cuello.
Agité la cabeza, tratando de sacar esos pensamientos de mi mente y seguí escribiendo.
—Hyung…—lo escuché susurrar nuevamente.
—¿Qué?
—¿Te falta mucho?—suspiré, este chico no me iba a dejar... Me di la vuelta y coloqué mi mano en la cabeza del chico, rocé el cabello de Jimin con los dedos, luego puse mi mano en su nuca, me acerqué a él y le di un beso en la frente. Él sonrió complacido.
—Terminaré dentro de poco—dije antes de girarme para seguir, al menos ahora seguro que me dejaría terminar la canción. Volví a sentir la cabeza de Jimin en mi espalda y sus manos posarse en mi abdomen, está bien, puedo aguantarme. Escribí al menos dos líneas cuando me detuve nuevamente al sentir los labios de Jimin en mi cuello. Hoy está un poco más travieso de lo normal. Suspiré y traté de seguir, pero de nuevo me besó la clavícula.
—Jiminnie…—susurré al sentirme incapaz de continuar, él se detuvo.
—Hyung, estoy aburrido...—musitó.
—¿Y por qué no haces algo?
—¿Cómo qué?
—¿Por qué no vas a bailar con Hoseok?
—No, es mi día libre y hoy quiero descansar—contestó—Además, Hoseok seguro que está durmiendo.
—¿Por qué no vas y lo compruebas?
—No quiero, prefiero quedarme aquí contigo—sentenció volviendo a apoyar su cabeza sobre mi cuello. Suspiré y volví a observar la pantalla. Me costó un par de minutos volver a recuperar el hilo de la canción, en apenas sesenta segundos pude escribir toda una estrofa, ahora solo me quedaba una más y acabaría. De pronto sentí las manos de Jimin alejarse de mi cuerpo y volví a sentirlas en su cabello, al que proporcionaba suaves y delicadas caricias.
—Jimin, por favor...—pedí.
—Déjame tocarte, hyung—susurró deslizando sus manos desde mi cabeza hasta mis hombros.
—Voy a acabar volviéndome loco con este chico—pensé.
—Jimin, ahora no—dije tratando de sonar lo más convincente posible.
—Estoy muy aburrido, déjame ''jugar'' contigo…—mientras hablaba daba leves masajes en mis hombros.
—Definitivamente, las manos de Jimin van a acabar conmigo—lancé un suspiro al aire. Toqué una tecla más, pero nuevamente sentí las manos de él rozando mi abdomen, colándolas por debajo de la camiseta. Paseaba las yemas de sus dedos por mi cuerpo y subían hasta mi torso en un ritmo desesperadamente lento. Inconscientemente cerré los ojos, me mataba por dentro.
—Jiminnie...—susurré nuevamente, volviendo a abrir los ojos—Déjame terminar la canción.
—¿Por qué no terminas otra cosa conmigo?—preguntó en mi oído levantando esta vez mi camiseta y acarició nuevamente mi abdomen a la vez que me dejaba un suave beso en el cuello.
—Jimin, no estamos solos y...—apartó las manos de mi abdomen, se separó de mí y dirigió su silla a mi lado, aunque mantenía una de sus manos en mis hombros—Con Hoseok aquí no… —no terminé la frase, tenía a Jimin a menos de dos centímetros de mis labios, haciendo que su nariz se tocase con la mía.
—Esto va a acabar conmigo—suspiré al sentir mi aliento entremezclarse con el de Jimin.
—Sólo intentemos que no nos escuche—susurró contra mis labios, para luego tomarlos con destreza entre los suyos. Me sorprendí un poco por aquel repentino beso, pero acabé respondiendo de la misma manera que él: desesperante y minuciosamente. Notaba sus manos en mis mejillas, exigiendo un contacto más fuerte, más profundo y más apasionado. Joder, necesito respirar. Necesito respirar. Necesitamos respirar. Nos separamos levemente para tomar aire, aun continuábamos con los ojos cerrados.
Giré mi silla, quedando de frente Jimin. Coloqué mis manos detrás del cuello de Jimin y nos separamos abriendo también los ojos. Observé sus mejillas sonrojadas y su mirada en el suelo. ¿Cómo podía ser tan adorable?
—Lo-lo siento, hyung. Yo… solo quería besarte al menos una vez...
Lo miré sorprendido, pero luego solté una risa.
—¿Solo una?—pregunté sonriendo de manera traviesa.
—O dos…—musitó siguiéndome el juego—O hasta que pierda la cuenta...
Sonreí y junté mis labios con los de Jimin nuevamente, primero de forma corta, pero luego de forma prolongada. Volví a sentir las manos de Jimin en mi espalda.
—Esas manos que me hacen perder la cabeza...
Conduje las mías hasta los bordes de la camiseta de Jimin y se la quité, haciendo que nos separáramos apenas dos segundos antes de volviéramos a besarnos.
Puse mis manos sobre el pecho de Jimin y fui deslizándolas hasta su trabajado abdomen. Él se levantó de su asiento sin haberse separado y se sentó encima de mí, mordió levemente mi labio inferior y tiró de él con una sonrisa. Coloqué mi mano en su nuca y lo atraje hacia mí nuevamente, provocando que nuestras bocas volvieran a juntarse.
—Yoongi…—susurró cuando finalmente nos separamos para respirar.
Puse mis manos en la espalda baja de Jimin, rodeándolo por la cintura, me acerqué a él y comence a dar castos besos en su cuello, pero luego los cambié por pequeños mordiscos. Dejé una leve marca en su clavícula y continué con los besos.
—Su-Suga…—gimió—Su-Suga, estoy incómodo—me detuve, él se levantó y tirando de mi mano nos sentamos en la cama—Ahora me toca a mí, hy-ung.
Lo miré algo asombrado, Jimin es una caja de sorpresas. Me quitó la camiseta y empezó a atacar mi cuello a mordiscos, utilizando su lengua y dejando castos besos en mis hombros. Y yo no podía reprimir los jadeos que salían de mi boca, joder. Aún estábamos sentados, tomé su mentón y lo levanté, me acerqué a sus labios, lo besé mientras mis manos recorrían su espalda. Él rodeó mi cintura con las piernas sin separarse ni un segundo. Mordí sus labios y puse mis manos en su cabeza, empujándolo hacia mí. Nos separamos y comenzamos a respirar desacompasadamente. Sonrió mirándome a los ojos.
—¿Qué pasa?—pregunté.
—Estás como un tomate, hyung—rió apoyando su frente contra la mía.
—Tú también estás rojo, Jiminnie—respondí de igual manera.
Volvió a acercarse a mí y nuevamente me brindó uno de esos besos que me arrebataban el aliento. Diablos, como sigamos así vamos a acabar mal.
Luego me empujó contra la cama y se colocó sobre mí a horcajadas. Se acercó a mi boca, yo lo observaba esperando un beso pero lo único que hizo fue deslizar su lengua entre mis labios, se separó con una sonrisa traviesa y se sentó en mi abdomen.
—Jimin...—dije su nombre en un susurro. Él sonrió y dejó un corto beso en mis labios. Se levantó de mi abdomen y se sentó encima de mis caderas, me sonrojé notablemente. Jimin acababa de descubrir cuán excitado estaba. Lo oí soltar una risita y se tumbó sobre mi cuerpo.
—Suga—musitó con voz ronca en mi oído, ¿desde cuándo Jimin tenía esa voz tan condenadamente sensual? No tuve tiempo para pensarlo, volví a sentir la boca de Jimin en mi cuello y mi torso y aquello me nublaba todos los jodidos sentidos.
Jadeé sin poder evitarlo. Traté de tomar aire para tranquilizarme pero al abrir la boca lo único que pude sentir fue la lengua de Jimin invadirla. Coloqué mis manos en su nuca mientras él las deslizaba por mi cuerpo. Joder, ¿cómo era posible que este chico me encendiera tanto?
No quería ser el pasivo pero al parecer Jimin hoy está más ''macho'' de lo normal así que me dejé llevar, suspirando en cada roce, en cada beso y cada vez que me tocaba en general. De pronto escuché a alguien golpear la puerta.
—Hoseok, te odio—pensé.
—Chicos, ¿puedo pasar?—lo oímos decir. Mierda, encima Jimin no paraba quieto ni con las manos ni con la boca. No se detuvo.
—Respóndele—dijo casi en tono de orden. Me sentía incapaz de abrir la boca para soltar algo que no fuese un gemido, pero lo intenté.
—¿Qu-qué quie...—jadeé cuando Jimin mordió nuevamente mi cuello—¿Qué qui-quieres, Ho-Ho…?—gemí sin poder evitarlo—Ji-Jimin, ¡para!
Joder, me sentía ridículo. Seguramente J-Hope me había escuchado.
—¿Estás bien, hyung?—preguntó desde detrás de la puerta.
—S-sí, es que...—busqué una excusa—Jimin me estaba haciendo cosquillas.
Jimin se rió, y tenía razón de ello. ¿Podía haber una excusa más estúpida que esa?
—Tienes una forma extraña de reírte, Yoongi—dijo, Jimin no se había levantado de encima de mí todavía, me besó de forma corta en los labios—Bueno, si estáis ocupados mejor me voy. Iré con los demás a comer por ahí—mientras hablaba, Jimin continuaba besándome en los labios.
—Mierda, Jimin—musité, apartando mi cara para que me dejase hablar—¡Nos vemos después, Hoseok!—exclamé tratando de ser convincente.
Jimin comenzó a jugar con mi cabello, dejando leves caricias también en mi cara. Escuchamos la puerta principal cerrarse. En ese momento, giré sobre mi cuerpo, dejando esta vez a Jimin debajo de mí.
—Hyung—dijo algo desilusionado.
Yo solo sonreí antes de besarlo nuevamente, abrazándolo por la cintura. Nos separamos levemente y nos tumbamos de forma que quedásemos de lado, pero mirándonos el uno al otro. Volví a colocar mi mano en su cabeza y lo besé en la frente. Se había salido con la suya; había conseguido lo que quería: mi atención.
Y ahora me pregunto… ¿cómo voy a mirar a J-Hope a la cara a partir de ahora?
FIN