Un hombre recuerda, frente a una fiesta tradicional, la vida y muerte de su amado.
Como cada año es esperado, la fiesta y los recuerdos de día de muertos a llegado, y que mejor que celebrarlo, con un par de rimas y estrofas a su amado.
Un arreglo muy floreado de comida y simbolos de regreso....
Como primero de Noviembre, se sentaba frente a su gran altar, a elevar su cantar, para que llegara al cielo, a saludar a su amor, que hace años, ya falleció.
Un príncipe orgulloso, tan fuerte y poderoso, que hace años atrás, quería destruir su hogar. En varias ocasiones se vieron, y en ellas no pudieron terminar su duelo. Su amor por ser orgulloso, se escondía temeroso, pues no quería verse debilitado, ante la figura de quien estaba perdidamente enamorado.
Su nombre de gran respeto, Vegeta, y el nombre humilde de su compañero, Son Goku. Ambos pelearon juntos por años, derrotando a los viles villanos que amenazaban con destruirlos, a ellos y a su hogar. Hombro con hombro, antes rivales, que ahora se escapaban de sus obligaciones, para verse en cada entrenamiento.
Frezeer... Cell... Y Buu.
Con la lagartija blanca se conocieron, en un planeta muy lejano y seco, masacrado por la ira de ese villano. En ese entonces, su corazón lo ocupaba Milk, una linda niña que en su niñez, le mintió con su timidez y su inocencia, que el matrimonio le ofrecía dulces platillos. Hasta que un par de botas pisaban el polvo de aquel planeta. Una carrera por encontrar las esferas del Dragón para poder salvarlos, mientras Vegeta se encontraba velándolo, por la batalla que tuvo contra el emperador.
El planeta exploto, y pensó que el murió, pero en otro planeta logro caer, y aprendió la tele-transportación.
Con Célula su amistad empezó, con al terrible enfermedad que Goku sufrió. Además de Milk preocupada, Vegeta no dejaba de tener a Bulma apresurada intentando salvar a su amigo. Las células y su latir se alborotaban, pues no podía de dejar de pensar, en ese hombre que sería su amado. Se negaba rotundamente a quererlo como pareja, pues la clase y la de él no estaban parejas.
Una bola de chicle llamada Majin Buu, fue el que poseyó a su querido "amigo". La razón y la cordura fue desterrada de su cuerpo, teniendo un combate cuerpo a cuerpo con Goku. El príncipe intento volver a tener su trono, pero se dio cuenta que estaba humillándose entre las garras de un enano. Decidió, dejar su cuerpo, y compartir sus sentimientos, teniendo un encuentro de pasión, y abriendo por fin su corazón.
Todo eso debía de acabar, pues la Tierra quizá iba a estallar, por la gran bola rosada que se comenzaba a inflar.
¡Boom!
Desapareció junto con el rosado, dejando el corazón de nuestro héroe destrozado.
Los años pasaron… Y pasaron, como un par de estrellas fugaces sobre el cielo.
Y Goku se encontraba bajo su gran altar, a elevar su cantar, pues a la alma de su amado Vegeta no haría esperar, le daría un gran saludo y un festín que cenar, para después en la noche... poder descansar una vez más, escuchando su latir y su respirar, pues estaba consiente, que con todo lo pasado, en su presente, su futuro y en su estado, siempre quería estar a su lado.