3:24 am. Mierda.
Se revolvió entre las sábanas por tercera vez. No podía dormir, y todo por culpa de TaeHyung.
Maldito TaeHyung.
Suspiró cansado y se sentó en la mullida y cómoda cama, pero que en esos momentos era tan incómoda como un puñado de rocas. Joder. Se sobó la cara y se recostó un poco hacia adelante, apretando la mandíbula y pensando en él. Carraspeó de forma exagerada y volteó a su lado para ver si TaeTae no se había levantado, pero no, tenía el sueño tan pesado como un oso gris. Y aun así le gustaba.
Frunció los labios y estiró las piernas hacia abajo, hacienda que sus dedos tocaran la suave alfombra beige que brillaba debido a la luz de la luna. Se levantó y caminó directo a la cocina. Necesitaba agua.
Se fue a oscuras hasta la planta baja para no molestar a nadie con la luz, pues sabía que a nadie le gustaría despertarse por un brillante e incandescente foco perturbando su sueño. Suspiró parándose en frente de la alacena café para después sacar un vaso, y, arrastrándolo por la barra lo llevó hasta el dispensador de agua; lo llenó al tope, cerró los ojos y lo dirigió a su boca para beber el líquido que contenía. Tres tragos más tarde, casi se atraganta al escuchar un suave y adormilado hyung, ¿qué haces aquí a estas horas? Meneó la cabeza tan rápido como pudo, encontrándose a JungKook recargado en el marco de la puerta, con los ojos casi serrados, el pijama desordenado al igual que su cabello y el muñeco de NamJoon en la mano izquierda. Sonrió embriagado de ternura y volvió a darle un gran sorbo al vaso, tardando menos que la vez anterior y sin quitar la vista del cuerpo semidormido del menor de Bangtan.
Dio un par de pasos adelante a la vez que bajaba el recipiente a medias para después contestar:
— No podía dormir, Jeon JungKookie~~ —el nombrado frunció el ceño despertando un poco del trance que estaba y se acercó hasta sentarse en una silla del comedor, mas no dijo nada, sólo se quedó ahí, quizás meditando lo escuchado, o imaginándose que seguía dormido, de todas maneras tenía días en los que se levantaba y merodeaba la casa dormido, por lo que Jimin no dijo nada tampoco.
Sorbió de nuevo el agua y varios tragos más tarde se la terminó, por lo que pasó a dejar el trasto usado en el fregadero. Fue entonces cuando de nueva cuenta la vocecilla ronca y algo despierta de Kook llamó su atención.
— Sé lo de TaeHyung, hyung... —los gruesos labios del moreno mayor se entreabrieron y sus ojos se extendieron como los de Suga al contemplar el brillante trofeo que ganaron el día anterior por I Need U. Sus pasos cesaron y el silencio regresó a la reducida sala.
El castaño mayor no creía lo que estaba escuchando de la boca que tantas veces se la pasaba faltándole al respeto o gastándole bromas, incluso trató de creer que esa era una, pero no, y lo comprobó cuando su dongsaeng volvió a hablar:
— Hyung, lo siento, pero tenía que decírtelo —a pasos lentos se le acercó, intentando no ahuyentarlo o que se exaltara y comenzara a gritar, pues conocía muy bien a Jimin, y sabía que este gritaba si se exaltaba o sorprendía demasiado, por lo que no le convenía el que lo hiciera, pues todos dormían—. Ya tenía mucho tiempo aguantando las ganas de decirte lo que TaeTae hyung me había dicho y, bueno, creí que te interesaría... —"uf... así que era eso... No sabe de lo mío...", pensó aliviado y dándose la vuelta para ver que el pelinegro se había acercado más hacia su lugar.
Pasó saliva y sonrió amplio intentando no verse nervioso.
JungKook tosió y carraspeó un poco, eliminando sus flemas mañaneras.
— Bueno, Jeon JungKookie, supongo que lo que te dijo TaeHyung fue algo muy importante como para despertarte en la noche y seguirme, ¿no? —murmuró sin borrar la sonrisa y acercándose más hasta donde estaba sin apartar su mirada del nombrado, quien se sentía cohibido ante su mayor. El más alto asintió— Bien, entonces creo que debo saberlo, ¿no crees, Kookie? —por alguna extraña razón, el sobrenombre usado por su hyung sonaba lleno de ira y desprecio, no como normalmente solía llamarlo, y eso de cierta forma lo molestaba, pues el tono arrogante y alegre que empleaba cuando estaban en cámaras desaparecía cuando estaban solos.
— S-supongo... —mierda, no había razón alguna para que tartamudeara, pero su garganta y sus cuerdas vocales lo habían traicionado. El más bajo lo vio y su sonrisa se ensanchó burlonamente y él bajó la mirada.
— ¿Y bien? —preguntó entusiasmado de la nada el castaño provocando que el más alto se sorprendiera un tanto ante el tono empleado— ¿Qué fue lo que dijo TaeHyung?
Kook entendió que debía hablar, por lo que, rompiendo su promesa de guardar el secreto, soltó todo lo que su primer hyung le había hecho prometer que no diría:
— A TaeHyung hyung le gusta un chico del grupo; no dijo quién era pero sospecho que eres tú, hyung... —la mueca burlona de Jimin se descompuso por unos segundos para después transformarse a una de asco-asombro, frunció el ceño e hizo un mohín para luego atreverse a preguntar un ¿qué? muy bajo, tanto que ni siquiera él había escuchado del todo— Lo que oíste... hyung... —murmuró temeroso.
El bajo frunció la frente y sonrió ladino, riéndose por no creer lo que sus oídos escuchaban; no podía tan sólo dar crédito de que era cierto cuando él no sabía nada y su menor no estaba seguro. Bufó varias veces y alzando las manos en gesto desinteresado salió de allí dispuesto a ver si podía dormir a lo menos una cuantas horas antes de empezar su día laboral. Cosa que sabía le sería muy difícil teniendo al culpable de sus desvelos durmiendo cerca de él en la misma habitación.
Maldita la hora en que JungKook se había levantado e ido tras él para contarle lo de TaeHyung, así menos podría dormir en paz.
Cuanto odiaba al dientes de conejo.