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Show me how to survive (Kaisoo) por KimShawol

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Notas del capitulo:

Hey! Vengo con esto, esperando recibir amor xd Es una loca idea que hace pocos dias completé y quise subir para recibir mas críticas! Espero que les guste!

Comencé a revolverme salvajemente en el asiento al que estaba atado para intentar liberarme sin resultado alguno. Sentí como la saliva se me escurría por la barbilla cada vez que trataba de quitarme el pañuelo que me impedía hacer escuchar mi voz. 


Escuché golpes y apreté los ojos con fuerza para no ver lo que estaba ocurriendo frente a mí y, un instante después, sentí un fuerte agarre en mi mandíbula, que me obligaba a abrirlos.

— No te atrevas a apartar la vista, niñato —pronunció con una sonrisa sádica el hombre que se encontraba sentado a mi lado. Temblando asentí y dirigí mi atención hacia al frente.

Mi padre yacía en el suelo mientras cuatro hombres lo golpeaban salvajemente con unas varillas de púas. Le podía escuchar gritar aún cuando él trataba de hacerse el fuerte por mi bien. Su cuerpo estaba lleno de pequeños agujeros de los que manaba sangre y yo seguía revolviéndome en mi lugar, gritando sin ser escuchado.

Levantaban un cable y mientras las varillas le desfiguraban el cuerpo, el que sostenía el cable lo azotaba con fuerzas en el rostro. No tenía reloj, no sabía qué hora era ni cuánto tiempo había pasado allí pero sentía que llevaba una vida entera viendo a mi padre ser torturado sin saber si quiera por qué.

Me sonrió a través de su rostro desfigurado y susurró un "te amo" en dirección a mí antes de que uno de los hombres levantara la varilla y la incrustara en su pecho acabando completamente con su vida.

Grité desconsolado, sin vida, sin emoción; mientras los presentes reían y aplaudían como si se tratara de un espectáculo...

d47;


Abrió los ojos abruptamente, jadeando. Las imágenes seguían grabadas en su cabeza aun después de despertarse. “Fue un sueño” se susurró a sí mismo mientras se incorporaba y se limpiaba con las manos el sudor de la frente.

Gruñó, furioso, despeinando los cabellos castaños que se le habían pegado a la frente a causa del sudor.

De nuevo soñaba con lo mismo… volvía a verlos en sueños. De nuevo se sentía débil e inútil.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó un estruendo que provenía del exterior de su habitación y, acto seguido, vio como la puerta golpeaba la pared al ser forzada a abrirse con violencia. Se cubrió los ojos con el antebrazo por la entrada repentina de luz y antes de que pudiera recobrar la vista por completo, sintió como era tomado rudamente del brazo para ser alzado del sucio piso.

Gruñó con enojo y zarandeó su brazo con fuerza hasta que se vio libre de aquel agarre para nada amistoso proporcionado por quien tenía enfrente.

Un hombre extremadamente obeso con un traje de un blanco impecable y un cigarrillo en labios le observaba de manera despectiva. El castaño le miró a los ojos, sin expresión alguna pero bajó la mirada inmediatamente al sentir cómo el hombre entornaba los ojos al dirigir la vista hacia él.

El recién llegado retiró el cigarrillo de sus labios y expulsó el humo de su boca directamente a la cara del chico, quien se aclaró la garganta para no comenzar a toser exageradamente.

—Tu castigo acabó —susurró aquel señor con voz ronca, seguramente debido al cigarrillo. Tomó al chico del mentón, indicándole que ya tenía permiso para mirarle a los ojos y cuando así lo hizo, sintió el aliento del mayor en su cara, inundando por completo sus fosas nasales cuando este tosió con violencia. Arrugó el ceño y no mencionó nada—. Y tu estadía en este lugar también —añadió.
Aquello último hizo que el chico temblara en su lugar pero no mostró su incertidumbre y se mantuvo firme. ¿Acaso se habían cansado de él e iban a matarlo? Aunque sonara estúpido, eso era lo que quería y no iba a oponerse si llegara a pasar.

Aquel hombre miró con repugnancia los múltiples tatuajes que, como una manga, cubrían su brazo y luego elevó la vista a sus ojos de nuevo.

—Quiero que tomes un baño, muchacho. Hay alguien que por fin te ha comprado y necesitas causar buena impresión —mencionó sonriendo de lado, mostrando sus amarillentos dientes.

—Sí, señor Royal —la respuesta fue un susurro entre dientes de manera sumisa y, con una inclinación de cabeza, salió de aquel lugar dirigiéndose al baño.

Al entrar al sitio lleno de mugre, se puso delante del sucio espejo y se observó. Tenía varios moretones por todo el rostro que contrastaban con la tierra que cubría diversas zonas de su cara. Su cuerpo se veía trabajado y tenía los brazos llenos de tatuajes que en algún momento del pasado significaron algo.
Su cabello, castaño, caía apelotonado sobre su frente, empapado y lleno de grasa. Se veía detestable. Antes de dirigirse a la ducha se paró a observar sus ojos. El color marron del iris se había tornado opaco . Suspiró cansado y se retiró la ropa del cuerpo para, después de tres semanas, poder ducharse completamente.

~~~~

Tras la muerte de su padre, su madre había entrado en depresión y dejó de hacerse cargo de él. Veía como miles de hombres entraban y salían de la habitación de su madre y varias fueron las noches en las que no pudo conciliar el sueño por los gritos de perra en celo que profería aquella mujer.

Su madre comenzó a beber y a drogarse y él debía trabajar para conseguir dinero. Odiaba a su madre. De hecho, todas las mujeres le daban asco y le parecían putas sin utilidad. Todas caían por un lindo rostro y estaban dispuestas a pagar una gran cantidad de dinero solo por unos minutos de compañía. Las odiaba, pero sabía que tenía que aprovecharse de eso.

Su vida no era la mejor, sin duda. Bebía en exceso y, se acostaba con centenares de viejas ricas solo para que su madre se gastara el dinero que ganaba en drogas, pero no podía quejarse. Esa era la vida que le había tocado y estaba dispuesto a morir de aquella forma.

Una noche llegó a su casa y se extraño al no escuchar los gritos de su madre pero no le dio mucha importancia. Seguramente estaría tirada en algún rincón de aquel lugar inyectándose veneno en las venas y no era como si debiera meterse en eso, por lo que se dirigió a su habitación y cerró la puerta para después tirarse en la cama.

En el instante en que su espalda tocó el colchón, observó como la puerta que le otorgaba privacidad caía frente a sus ojos y un señor regordete con un cigarro en los labios entraba acompañado de su madre.

— ¿¡Qué demonios está pasando aquí!? —exclamó horrorizado, poniéndose en pie. Vio como su madre se encogía y susurraba algo cerca del extraño, señalando en su dirección.

Lo que presenció a continuación le heló la sangre. Aquel extraño chasqueó los dedos y al instante dos gorilas entraron con cuatro grandes sacos que, si sus suposiciones eran acertadas, estaban cargados de cocaína. Vio como lo dejaron caer en el suelo y se colocaron detrás de él, alzándolo en brazos.

Lo habían vendido.

Su rostro se deformó por la ira y comenzó a zarandearse en un intento de que le soltaran.

— ¡Vieja maldita! —le gritó a su madre con furia— ¡Me vendiste por unos cuantos kilos de tu maldita mierda! —su madre se encogió aún más en su sitio y bajó la mirada, aparentando estar avergonzada de su acción, temblando con ansiedad por lo que, el chico supuso, era falta de drogas. El castaño se revolvió con más fuerza en brazos de los gorilas, intentando zafarse con la única idea de arremeter contra su madre.

Vio como el viejo gordo soltaba una carcajada y le indicaba a sus gorilas que lo llevaran fuera. La última visión que tuvo de su madre fue de su sonrisa maliciosa en el momento en que el hombre le entregó un fajo de dinero antes de salir tras ellos.

Quería llorar de rabia y fue la primera vez que quiso golpear con fuerza a una mujer. Se continuaba moviendo con violencia, como un pez fuera del agua , con la esperanza de poder soltarse y cuando llegaron a una limosina blanca y se vio puesto en piso, intentó golpear a los que lo sostenían y salir corriendo ganándose un fuerte puñetazo en el estómago.

Le empujaron al interior del carro y cuando intentó ponerse en pie una vez más, le rociaron con algún líquido que lo desmayó por completo. No fue consciente de lo que ocurrió después de eso.

~~~~

Abrió la llave y suspiró con satisfacción al sentir el agua tibia cayendo sobre su cuerpo, llevándose cualquier rastro de suciedad y de aquella loción que había utilizado para quedar limpio. Tomó la esponja y se restregó con fuerza todo el cuerpo como si aquello pudiera llevarse todos los malos recuerdos que tenía en la mente.

Hacía dos años que había llegado al lugar en el que se encontraba. Le obligaban a robar y a traficar con drogas. Gracias a ello había viajado, claro, por todo el mundo pero no exactamente de la manera más legal posible. Ni con las mejores intenciones. Había sido vendido y entrenado para robar, traficar y matar.

Al principio, se negaba a ello. Llevaba una vida de mierda, pero no la llenaría más de mierda haciendo todo tipo de atrocidades sin obtener ningún beneficio a cambio. Se ganó golpes, fue encerrado e incluso violado varias veces antes de que pudiera llegar a aceptar aquello que lo habían obligado a vivir.

Tan sólo un mes antes le habían encerrado después de ser rescatado de la cárcel. Le habían interceptado en el puente de Beijing con cinco kilos de crack. Como había fallado en el encargo, le castigaron.

Cuando sintió que estaba completamente limpio, salió de la ducha y enrolló una pequeña toalla alrededor de su cintura para luego dirigirse a lo que era su habitación a cambiarse de ropa.

Su ropa estaba impecablemente doblada en una maleta sobre su cama. Sacó unos pantalones negros y un polo blanco impoluto y se los colocó. Peinó su húmedo cabello hacia atrás, dejando unos cuantos mechones caer sobre su cara, y cuando se sintió listo, tomó en manos su maleta y salió de aquel lugar.

Debería estar feliz por salir de aquel antro de una vez por todas. Pero sabía que había sido comprado por alguien que haría su vida más miserable aún de lo que ya era.

Caminó hasta que llegar al bar que servía de tapadera para aquel lugar y se detuvo frente al Señor Royal que tenía a una pelirroja en paños menores junto a él.

La mujer le miró con los ojos humedecidos y el castaño, en respuesta , puso los ojos en blanco y chasqueo la lengua, pero no dijo nada. Royal se aclaró la garganta llamando la atención del joven.

—Trois te llevará al aeropuerto, tu vuelo sale en unas horas. Alguien te estará esperando en el aeropuerto, cuando llegues a tu destino —comentó, entregándole un pasaporte y un pasaje que tenía impreso "Corea del Sur" en grandes letras. Frunció el ceño mientras observaba el billete que tenía entre manos. Aun cuando quería preguntar qué estaba pasando, guardó aquello en su bolsillo y asintió sin decir una palabra.

Royal asintió también y le puso una mano en el hombro a modo de despedida antes de irse y dejarle a solas con la pelirroja.

El castaño le dedicó una mala mirada a aquella mujer antes de agacharse y recoger la maleta que reposaba en el suelo. Cuando decidió salir y le dio la espalda a la de cabellos rojos, sintió como ella le agarraba delicadamente del brazo. Se detuvo, pero no se giró y sintió que su cuerpo se tensaba bajo aquel toque.

—Creo que será la última vez que nos veremos... —susurró con voz suave, soltando la mano del chico. El de ojos marrones soltó un pequeño bufido y con su mano libre, se peinó el cabello hacia atrás, en señal de molestia.

—Lo único positivo de esto es que no tendré que ver tu maldita cara nunca más, Karen —pronunció entre dientes, notoriamente enojado. Karen frunció el ceño.

—Soy tu madre —respondió ella, tratando de sonar ruda—. Deberías…

—¿Mostrarte respeto? —la interrumpió él con sarcasmo, sin haberse dado la vuelta siquiera. Giró un poco la cabeza sólo lo necesario para establecer contacto visual y dijo— Todo mi respeto hacia ti se fue por la borda cuando vi como aceptabas tu vida de prostituta con tanta facilidad —inquirió con dureza antes de mirar hacia la puerta y seguir con su camino, lejos de aquel lugar.

Trois le esperaba dentro de la limusina blanca. No se lo pensó y sin dirigir siquiera una mirada a lo que había sido su casa durante tantos años, entró al vehículo, iniciando así su viaje al aeropuerto.

Se pasó la mayor parte del trayecto mirando por la ventana los edificios borrosos al pasar. Cuando vio que estaban acercándose a su destino, decidió que era momento de preguntar.

—Hey —murmuró, acomodándose en medio del asiento.

—Pensé que te habían cortado la lengua antes de enviarte —mencionó el chico, sarcástico, y le lanzó una mirada divertida por el retrovisor.

—¿Sabes quién me ha comprado? —preguntó con curiosidad. El joven conductor de pelo negro había sido algo así como su amigo desde que había llegado a aquel lugar. El moreno detuvo el auto frente al aeropuerto y luego se giró en su lugar para mirar a su compañero a la cara.

—¿Has oído hablar de So Man? —preguntó y el castaño asintió afirmativamente.

—Hace unos meses me reuní con Suho para recoger un pedido —murmuró—. Mencionó algo sobre So Man. Al parecer es el líder de la mafia —el chófer asintió ante la última afirmación.

—Hace meses que ha estado interesado en ti. Le ofreció una gran cantidad de dinero al viejo gordo por tu trasero —comentó y el castaño frunció el ceño extrañado.

—Nunca nos hemos visto antes, ¿cómo es que sabe de mí? —preguntó, obteniendo una sonrisa del chico frente a él.

—El viejo Royal te grabó varias veces para presumir de lo que podías hacer y claro, para que todos vieran su nueva adquisición. El Señor So Man vio unas cuantas grabaciones y quedó fascinado, al parecer —respondió, pasándose una mano por el pelo. Observó como el castaño abría la boca y ponía los ojos en blanco por lo que se apresuró a añadir—. El jodido mafioso más famoso pagó cientos de dólares sólo para tenerte en su familia. ¿Por qué no lo aceptas y ya? —preguntó exasperado el chófer.

—Yo vi como el viejo gordo rechazaba grandes cantidades de dinero a los que ofrecían pagar por mi —comentó dudoso—. ¿Qué le hizo cambiar de parecer esta vez?

—¿Aparte de que fuera el líder de la mafia quién pagó por ti? —preguntó con obviedad y al ver la mirada incrédula del chico sonrió—. El día que Joonmyun y tú se reunieron, era cuando se suponía que ibas a irte. Hace un año So Man pidió por tu trasero. Royal se negó a venderte y bastó con que So Man amenazara con asesinarlo y le ofreciera varios kilos de droga para que el viejo gordo se convenciera de soltarte —explicó encogiéndose de hombros.

Jongin sonrió con ironía y chasqueó la lengua.

—De nuevo me venden por conveniencia de otra persona —dijo amargamente—. Cuánto me divierto... —Trois rodó los ojos y miró su reloj de muñeca.

—Ellos te explicarán luego. Largo de mi auto. Tu vuelo sale en 5 minutos —demandó Trois amistosamente. El castaño le lanzó una mirada de enojo y con un ligero asentimiento bajó del lujoso coche.

Trois bajó la ventana del conductor y sonrió en dirección al chico.

—Sabes que aunque intentes escapar, te encontraran, ¿verdad? —preguntó con preocupación. Jongin tomó sus maletas y se dio la vuelta para comenzar a caminar.

—No es como si tuviera a dónde ir —susurró más para sí mismo pero estuvo seguro de que su viejo amigo lo había escuchado. Se giró con una ligera sonrisa en rostro—. Quizás nos veamos en una de esas cárceles de máxima seguridad. O en el infierno... lo que toque primero —el chófer asintió sonriendo y tras agitar su mano a modo de despedida, abandonó el lugar.

Jongin soltó un profundo suspiro, mirando a su alrededor. Era hora de irse.

Notas finales:

Espero sus opiniones :3 


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