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Más locura que cordura [KagaKuro - Kagami x Kuroko] por Gigi12

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Notas del fanfic:

Bueeeeeeeeeeeno, he nacido de las cenizas como un fenix(?) lamento mucho a mis lectoras de "A murder novelis" el ultra mega hiper gigante retraso, pero no quiero que se asusten, lo seguiré, en su tiempo pero lo haré<33333.

Notas del capitulo:

Se supone que es el mes del KagaKuro y quise aportar con este TwoShot, espero que les guste.

 

 

—Kagami-Kun. —Llamó el peli celeste al chico que estaba a punto de lanzar un balón hacia el aro, fallando de forma humillante por el susto que le dio su sombra. 

—¡¿Desde cuando estas ahí?! —Gritó el pelirrojo con las cejas fruncidas, aunque en realidad no estaba enojado.— Ah, hace mucho no hacías eso...¿Qué necesitas, Kuroko? 

—Quiero que me enseñes a besar. 

Silencio. 

Silencio. 

Un ruido sordo. Así es, el tigre que derrotó a la "Generación de Milagros" más conocido como Kagami Taiga se desmayó en pleno entrenamiento. 

—¿Qué le pasó a Kagami? —Preguntó un preocupado Hyuuga mientras revisaba el cuerpo inerte sobre el suelo. 

—Le pregunté algo y antes de responderme, se desmayó. —Respondió Kuroko de forma monótona, aunque en el fondo se había preocupado por aquella reacción. 

—Uhm...hace días noté que Kagami no tenía sus números estables...Bakagami, debió decir que estaba enfermo. —Un aura negra se comenzó a formar en Riko que, a pesar de estar preocupada también, estaba enojada por la poca confianza que tenía el As con el equipo. 

—Conociendo a Kagami, no creo que se haya dado cuenta. —Comentó Hyuuga con un tic en la ceja.— En fin, esperemos a que despierte y que Kuroko le acompañe a su departamento para que descanse, ¿Crees que puedas quedarte con él esta noche, Kuroko? 

—Si, pero alguien deberá llevarse a Nigou. —Mitobe alzó su mano como voluntario y Kuroko asintió. 

Quince minutos después, Kagami abrió sus ojos pesadamente, estaba cubierto con su chaqueta hasta el cuello. Con el ceño fruncido se fue levantando y notó que estaba en los camerinos de Seirin y el único que le hacía compañía era Kuroko. 

—Nos tenías preocupados, Kagami-kun. 

—L-lo siento...últimamente me he sentido más cansado de lo normal y mi cabeza va a estallar en cualquier momento, y además...

—Eso es estar resfriado, Kagami-kun. —Le interrumpió el menor mientras se levantaba y caminaba hacia la salida.— Me quedaré contigo esta noche para cuidarte, vámonos. 

Kagami asintió mientras tragaba con dificultad, obviamente aún no se olvidaba de lo que su sombra le había pedido. 

—Oi, Kuroko...—Le llamó el mayor mientras ambos caminaban en dirección al departamento del más alto. El nombrado le miró y Kagami se puso algo nervioso, obteniendo un sonrojo en sus mejillas.— ¿Porqué me pediste que te enseñara a bes...bes...?

—¿A besar? —Terminó la pregunta el más bajito, quien nuevamente miró el camino de forma desinteresada.— Alex ya te ha besado y sabes lo que se siente, además...

Por primera vez, desde que conoció al sexto hombre fantasma, notó como las mejillas de este se coloreaban de un fuerte rojo. Y fue entonces que Kagami se dio cuenta, a Kuroko le gustaba alguien. 

—¿Porqué no se lo pediste a Momoi? Ella estaría encantara de ayudarte. —Los celos de Kagami eran notables, pero Kuroko iba concentrado en otra cosa que ni lo notó. 

—Estaría cavando mi propia tumba si hago eso, Kagami-Kun. —De sólo imaginarse a la pelirrosada, un escalofrío azotó al chico sombra. Y para qué mentir, al chico luz también. 

—De acuerdo, mala idea. ¿Y Aomine? —Kuroko quedó en silencio y Kagami asumió que el imbécil de Aomine era la persona especial del peliceleste.— De acuerdo, te ayudaré. 

Al llegar, Kuroko preparó la tina para el pelirrojo mientras este último preparaba una sopa, era un hecho que Kuroko no sabía cocinar, así que si no quería morir, debía cocinar él mismo. 

Cuando Kagami se duchó, ambos cenaron en total silencio, luego Kuroko se dio un baño en lo que el dueño de casa se recostaba, ninguno de los dos dijo nada en todo ese trayecto. 

—Kagami-Kun, ¿Necesitas algo? —Preguntó el chico sombra desde la puerta, como ya se había quedado muchas veces en casa del pelirrojo, ya estaba familiarizado con el lugar. 

—Nada, pero...tus lecciones...comenzarán hoy. —Murmuró un avergonzado pelirrojo, sentado en su cama. Se sentía cada vez más débil y sus celos iban en aumento cada vez que se hacía una imagen mental de Kuroko con Aomine juntos.

El menor se acercó y quitó el termómetro de la boca del As y suspiró cuando notó que de a poco la fiebre iba subiendo, 38.7 no era tan alto, pero antes tenía 37.4 y eso no era nada bueno. 

—De acuerdo...—Susurró el menor mientras se sentaba en el borde de la cama, quizás no lo demostraba en el exterior, pero por dentro estaba que moría de nervios. Estaba a punto de darle su primer beso a Kagami. 

—Cierra los ojos. —Kuroko miró unos segundos el rostro sonrojado de Kagami y luego de unos segundos acató la orden. Kagami, temblando de anticipación, acarició la mejilla de Kuroko y se sorprendió al notar lo suave que era su piel. 

Deslizó sus dedos hasta la nuca del chico, que tembló con aquel simple toque y de sólo imaginarse lo que venía. 

Cuando sus labios hicieron finalmente contacto, el sonrojo se disparó en ambos por completo, pero antes de hacer algún movimiento siquiera, Kagami volvió a desmayarse. 

Kuroko abrió rápidamente sus ojos, aún con las mejillas coloradas y el corazón a mil, con las manos temblorosas tocó la frente de su luz y notó que en ese corto periodo de tiempo, la fiebre de Kagami aumento y ahora comenzaba a respirar irregularmente. 

Al día siguiente, como por arte de magia, Kagami ya estaba mucho mejor y el mayor le explicó a Kuroko que eran muy pocas las veces donde enfermaba y que cuando lo hacía, duraba muy poco. 

—Te envidio, Kagami-kun, yo tendría que estar mínimo una semana en cama si me enfermo. —A pesar de que trataban de actuar normal, a ambos se les notaban los nervios a kilómetros. 

Cuando partieron rumbo al colegio, Kagami no paraba de pensar en el beso que le dio la noche anterior a Kuroko, por lo que sabía, había sido el primero y con eso ya sentía que le había ganado a Aomine. 

Había obtenido el primer beso de Kuroko y el imbécil de Aomine no. 

Con esa motivación fue capaz de hacer el entrenamiento espartano de Riko con una sonrisa dibujada en el rostro, cosa que no pasó desapercibida por los del club. 

—Kagami da miedo, dice Mitobe. —Habló de pronto el chico gato, recibiendo como respuesta asentimientos de cabeza. 

—Algo bueno le debió haber pasado ayer. —De pronto la mirada de todo el equipo se posó en el chico sombra que practicaba su "Tiro fantasma", ajeno a todo comentario. 

—¿Qué creen que están haciendo? —La dulce voz de Riko los hizo temblar a todos y de a poco se fueron girando para observar a la entrenadora que tenía más de una vena marcada en la frente.— Deberían seguir los pasos de Kuroko-kun y Kagami-kun, y sólo porque descansaron lo suficiente, deberán hacer cien vueltas alrededor de la cancha una vez más. 

—¡Riko...! —Gritó Hyuuga a modo de reclamo pero al ver el veneno en los ojos de la pequeña chica, se quedó en silencio. 

—Ah, y deberán ordenar y limpiar antes de irse. —Finalizó la chica antes de hacer sonar el silbato para que ambos chicos se detuviesen y se fueran a duchar. El resto del equipo simplemente comenzó a correr con una nube negra sobre sus cabezas. 

Cuando el As y el sexto chico fantasma caminaban al Maji Burger, dos personas se iban acercando hacia ellos. 

—¡Tetsu-kuuuuun~! —Momoi de inmediato se tiró sobre Kuroko, abrazándolo y asfixiándolo con sus...atributos. 

—M-Momoi-san, no respiro...—Susurró el peliceleste, tratando de pedir ayuda a su ex luz y su luz actual. 

—Ha pasado tiempo, Bakagami. 

—Lo mismo digo, Ahomine. 

Cuando por fin Momoi se dignó a soltar a Kuroko, este se refugió cerca del cuerpo de Kagami, obviamente tratando de evitar otro "ataque". 

—¿Que les parece si vamos a comer algo? —Sugirió la chica mientras tiraba de la oscura chaqueta que llevaba consigo su amigo de infancia. Los otros dos se miraron y finalmente entraron al Maji burguer. 

Aomine y Momoi pidieron un combo normal, mientras que Kagami su torre de hamburguesas y Kuroko su batido de vainilla. 

"Son tal para cual", pensaron Aomine y Momoi al mismo tiempo. 

—Oi Tetsu, antes te gustaban más los helados de frutilla. —Comentó la pantera en un tono desinteresado, ganándose una mirada confundida y sería por parte de Kagami. 

—Si, pero después probé los batidos de aquí y me gustaron. —Respondió el peliceleste y por dentro, Kagami tenía una sonrisa triunfante. 

Y así pasó lo que quedaba de tarde, entre silencios incómodos y una muy extraña Momoi observando a la luz y sombra de Seirin. 

Cuando se fueron a despedir, Aomine y Kuroko quedaron frente a frente, aunque lo más extraño era el sonrojo en la cara de Aomine. 

—¿Cómo vas con "ese" asunto, Tetsu? —La curiosidad mató al gato, dicen por ahí, pero ahora estaba matando el corazón de un tigre. 

—Hasta el momento bien, ¿Tú cómo vas con Ki...—Su pregunta quedó inconclusa cuando la mano de Aomine le cubrió la boca y se sonrojaba aún más si era posible. 

—¡No seas tan directo, idiota! —Reclamó el de pelo azul. 

—Lo siento, Aomine-kun, es que me gusta molestarte. —"Me gusta molestarte...me gusta..." Kagami frunció aún más el ceño y sin esperar a Kuroko, se marchó. 

El peliceleste, al notar como Kagami se alejaba, rápidamente comenzó a seguirlo. ¿Qué le pasaba? ¿Tanto le desagradaba Aomine? 

Momoi se quedó observando como Aomine enviaba un texto rápido y salía corriendo en la misma dirección de Kagami y Kuroko, pero por otro camino. 


—Kagami-kun, espérame, por favor. —Jadeaba el pequeño ya que tuvo que correr para poder alcanzar al pelirrojo. 

—Olvida las malditas lecciones y vete con el imbécil de Aomine. Déjame en paz. —Aquello realmente sorprendió al peliceleste y al entender que Kagami estaba enojado por un mal entendido, se adelantó a este y le pateó la pierna, haciendo que el más alto cayera de rodillas.— ¡¿Porqué hiciste eso?! 

—Realmente eres un lento, desconsiderado, tonto, despistado, idiota y por sobre todas las cosas, celoso, Bakagami-kun. —Por un momento Kagami tembló, era la primera vez que veía tantas venitas marcadas en la frente del chico sombra. 

—¿De que...? 

—¿Creíste que me gustaba Aomine-kun, verdad? —El pelirrojo se quedó callado mientras desviaba la mirada, le había pillado.— El plan de Kise-kun no funcionó...incluso Akashi-kun me dijo que era una mala idea...

—Habla claro, Kuroko. —Kagami se estaba impacientando, además, estaban en una calle donde no había ni un alma y Kuroko le había golpeado tan bien, que toda su pierna estaba entumecida y seguía arrodillado frente al peliceleste. 

El más bajo soltó un montón de aire y apretó los puños a los costados de su cuerpo, un sonrojo se apoderó de su rostro y eso a Kagami le pareció de lo más adorable.— Te pedí que me enseñaras a besar porque...me gustas. No podía decírtelo directamente y tampoco sabía si sentías lo mismo que yo, así que...con esas "lecciones" descubriría si era correspondido. Pero lo has arruinado, te pusiste celoso de Aomine-kun. 

Kuroko se inclinó y besó superficialmente los labios de un muy sorprendido y sonrojado Kagami, quién se quedó estático. 

—Eres cruel...—Susurró el mayor mientras olvidaba por un momento el dolor en su pantorrilla para poder abrazar las piernas del peliceleste y evitar, de esta manera, que se alejara.— Jugaste conmigo y casi me vuelvo loco de celos. 

—Kagami-kun...—El rostro de Kuroko estaba encendido en su totalidad, su idea era confesarse y salir corriendo, pero que los fuertes y trabajados brazos de Kagami le apresaran, no lo tenía contado. 

—•—

—Akachin me está pisando. —Habló en un susurro un chico de cabellos morados y voz aburrida mientras trataba de quitar su pie para que el emperador ya no lo lastimara. 

—Midorimacchi está respirando en mi oreja y no reclamo, Murasakibaracchi. —Se quejó esta vez un chico rubio mientras trataba de observar mejor a la pareja que estaba protagonizando una escena digna de manga Shoujo. 

—Oi, Midorima, aléjate de Kise. —Amenazó un chico moreno y de cabello azul totalmente celoso, tratando de no aplastar al chico de ojos heterocromáticos con su peso. 

—Como si quisiera estar en esta posición, nanodayo. —Respondió la zanahoria andante, digo, el As de Shuutoku. 

—O se callan todos o los corto en pedacitos con mis tijeras, ¿entendieron?. —La calmada voz de Akashi les hizo quedarse quietos y callados mientras todos seguían observando el nuevo beso que se formaba en la pareja de Seirin, si bien el espacio era pequeño para cinco personas, contando el hecho de que más de uno media arriba de 1.80, se encontraban felices por su amigo. 

Lentamente, uno por uno comenzó a gatear hasta quedar lejos del campo de visión de la luz y la sombra de Seirin hasta llegar a una parte de esa pequeña plazuela para estirar los músculos. 

—¿Quien sigue? —Preguntó el de ojos desiguales, con un toque siniestro en los ojos a lo que todos temblaron. 

—Sigo yo, nanodayo. —Midorima se acomodó los anteojos para ocultar su sonrojo y fue cuando Murasakibara y Akashi se miraron cómplices. 

—Takao Kazunari, ¿Eh?

—•—

Luego del segundo beso compartido en aquella extraña posición, Kagami alzó a Kuroko cual costal de papas luego de haberse puesto de pie. A pesar de las quejas del peliceleste, el más alto no le hizo caso y siguió caminando hasta su departamento, ahora si, Kuroko conocería lo que es una "dulce venganza". 

¿Fin? 

 

 

 
Notas finales:

PD: Es la primera vez que subo de esta pareja y de anime en sí, espero poder vernos más seguido<3.

 

 


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