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Brothers in law (One-Shot) MINKEY. por Laualva

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Notas del capitulo:

Holiii ♥ de seguro se deben estar preguntando ¿Y esta que hace acá? Pero de la nada se me ocurrió esta idea para este one shot y necesitaba escribirlo, ustedes mas que nadie saben lo mala que soy con mis ideas asi que mejor apreovecharlas que perderlas, siendo sincera quería escribir un fic con esta temática y todavía planeo escribirlo pero no se muy bien cuando, lo más seguro es que lo escriba después de terminar "Arruiname" que por cierto acuerdense que hay actualizacion este fin de semanaa.

 

Por si lo quieren leer se los dejo: http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=154231#sthash.vNBQPpu3.dpbs

 

 

 

Brothers in law (One-Shot).

 

 

 

 

Kim Kibum, Choi Minho, eran cuñados dentro de una misma casa. Minho era novio de Taemin, para Minho como para Kibum les parece ayer cuando Taemin presentó a Minho a la familia, la familia Lee. Kibum era el hermano de Taemin, y sí, ya se lo que deben estar pensando ¿Lee? ¿Kim?

 

Kibum era adoptado por la familia Lee pero querido como si fuera su propio hijo de sangre.

 

Al llegar Minho a la casa fue completamente amado por toda la familia menos por Kibum, Kibum lo odiaba desde la primera vez que lo vio porque antes que llegara el moreno, Taemin había estado con otra persona, Kim Jonghyun, el cuñado preferido de Kibum por siempre y para siempre, se llevaba muy bien con él, era como su mejor amigo pero por las circunstancias de la vida y las repetidas discusiones entre Taemin y él, rompieron, el amor se desgastó.

 

Kibum solía decir que él solo tendrá un cuñado en la vida y ese era Kim Jonghyun, totalmente inolvidable también para la familia Lee.

Le hacía a Minho literalmente la vida imposible al principio, le tiraba pequeñas indirectas que nunca lo aceptaría, a veces sin querer hacía que Taemin y él tuvieran interminables discusiones y no es que fuera entrometido ni nada por el estilo pero a pesar que no fuera su culpa de ocasionar aquellas discusiones, se sentía extrañamente bien que su relación tuviera altibajos.

 

Pero llegó un momento en donde comprendió por qué se sentía bien cuando discutían.

 

Porque a él le gustaba Minho, el odio que sentía cuando lo vio no era más que odio transformado en amor.

 

Poco a poco odiaba más las muestras de afecto entre Taemin y él, odiaba los besos que se daban, los abrazos o cuando pasaba a buscar a su hermano para obviamente pasar la noche con él, para ir a un hotel y hacerlo suyo. Para Kibum era inevitable no sentirse fatal porque pensaba que él nunca tendría una puta caricia de parte de Minho, nunca sería rodeado por sus fuertes brazos, nunca iba a poseerlo y hacerlo gemir como ningún hombre lo hizo en su vida.

 

Pero todo eso cambió cuando los enfrentamientos, las discusiones entre el rubio y el moreno eran más frecuentes y terminadas por la familia, cuando Minho estaba por perder la poca paciencia que tenía porque él igual estaba confundido, ya no miraba a Taemin con los mismos ojos, ya no besaba a Taemin con los mismo sentimientos de antes porque aunque no quisiera su hermano Kibum estaba día y noche, las veinticuatro horas en su cabeza, su carácter fuerte como también su movimiento de caderas. Para él tampoco era algo bueno, sabía que era algo enfermo ¿Gustar del hermano de su novio? ¿Qué clase de locura era esa? Porque a pesar de no ser su hermano de sangre igual era una locura.

 

Una locura que solo Minho sentía y que pensaba que Kibum nunca correspondería, que nunca correspondería a sus ideas, a sus fantasías enfermas y se recriminaba millones de veces que dejara de pensar en él, le hacía mal, no estaba nada bien, no era bueno.

 

 

Nada bueno.

 

 

Ambos no tienen noción de cuando todo esto empezó, cuando fue que se envolvieron en un juego de sabanas, besos sucios, caricias enfermas, fantasías de otro planeta pero aunque quisieran haber reaccionado a tiempo ya era tarde, muy tarde.

 

Podrían haber reaccionado en su primer beso, pero no lo hicieron, cuando ocurrió aquella otra discusión de miles y Minho ya no pudo más.

Él de vez en cuando se quedaba a dormir en la casa de los Lee, por invitación de la propia familia o Taemin y esa fue una de las tantas veces.

 

Cuando todos se fueron a dormir Minho aprovechó a salir de la habitación de Taemin inventándole que iba al baño cuando en realidad iba a la habitación del rubio a recriminarle el porqué de su comportamiento en la cena familiar pero nunca imaginó que iba a terminar besando al rubio sobre él, sobre su cama, recorriendo toda su cavidad con su lengua, despacio, haciendo ruido al chocar sus labios, terminar tocando a su antojo el cuerpo del mayor sintiendo sus manos pequeñas recorrer su espalda apretándolo más a él rozando atrevido su entre pierna con la suya.

 

Si hubieran pasado más minutos tendría un grave problemita en su entre pierna, si Taemin no hubiera gritado su nombre justo a tiempo para poder salir de aquella habitación estaría seguro que no hubiera tenido problema alguno en hacerlo suyo ahí mismo.

 

Se sentía tan atrapado, tan hechizado por el rubio, por su perfume que ni loco pudo olvidarlo desde aquel beso.

 

Pensaba que Kibum no tardaría en decirle que hiciera como que nada pasó, que no tardaría en decirle que fue un error pero nada de eso pasó.
Los encuentros siguieron, encuentros mucho más personales, siguieron sintiéndose el uno al otro, siguieron acariciándose, besándose millones de veces más y por supuesto… siguieron mintiendo.

 

 

Las noches en que Minho inventaba alguna excusa, Kibum “casualmente” igual desaparecía de la casa, no contestaba su celular presintiendo las quejas de su madre al día siguiente cuando despertaba al lado del cuerpo fuerte que tanto le gustaba, del calor al que tanto estaba acostumbrado este último tiempo.

 

Y esta noche, no fue la excepción.

 

 

Minho inventó otra estúpida excusa a Taemin que quería pasar la noche con él mientras Kibum les dijo a sus padres que iba a salir con unos amigos y si no regresaba era porque se quedaba en la casa de alguno de ellos, los padres al ser muy formales, de costumbres antiguas igual lo dejaban, eran muy comprensivos al saber que la actualidad no era nada que ver con la época en la que vivían años pasados.

 

Kibum fue citado a un hotel distinto al que acostumbraban ir con Minho, este era un “motel”, Minho le había dejado al chico de la recepción la llave para que se la diera a Kibum cuando llegara, una llave un poco más grande de las normales, dorada y gruesa, la hizo girar en el picaporte encontrándose con una llamativa habitación.

Era un ambiente romántico, una habitación de pared roja, con luces rojas de baja tensión, una gran cama, muy grande de verdad, extrañamente tenía luz violeta debajo, telas también rojas colgando de la pared y petalos por todas partes como velas también, por dios, que ambiente tan pasional pensaba el rubio.

 

— Estás malditamente hermoso. – Se apareció de la nada Minho haciendo asustar a Kibum.

— Idiota, casi me muero de un infarto.

 

Minho rió y abrazo más a Kibum apretujándolo. – Sabes, esa ropa es muy provocativa ¿Por qué estas vestido así? Estoy celoso. – Susurró el moreno en el oído del rubio para después lamer su lóbulo haciéndolo estremecer.

— No seas idiota. – Rió – La traje porque sé que te gustaría verme así.

— No me gusta Kibum, me encanta.

 

Kibum se admiraba mentalmente por la buena idea que tuvo en haberse puesto un sweater blanco muy delicado, junto con un short negro muy apretado por cierto haciendo resaltar sus blancas piernas haciéndolo combinar con unas medias de rejilla blancas y unas bucaneras negras que le llegaban hasta las rodillas igual que las medias.

 

— Ya no puedo más ¿Sabes lo que fue para mí no estar contigo dos semanas y conformarme solo con verte?

— Se ve que Taemin no te lo dejó nada fácil. — El mayor sujeto con más fuerza sus brazos al cuello del moreno.

— Mmh no, para nada, cada vez se me empieza a notar más que no quiero nada con él.

— Lo sé, no es nada fácil y te entiendo, te entiendo más que nadie. – Kibum se inclinó a su altura para besarlo por fin después de esas semanas interminables en las que solo se robaban pequeños piquitos.

— Te necesitaba y te necesito tanto Kibum. — Confesó Minho agitado apretando el trasero tan perfecto y tan bien trabajado del rubio haciéndolo gemir despacio.

— ¿Y qué esperas? Aquí me tienes a mí, a este motel, a esta cama maravillosa donde supongo que me vas a hacer tuyo.

— Siempre, te haría mío todos los días, todas las veces que quisiera.

— Entonces hazlo, no pensemos en nada más, solo somos tu y yo esta noche, disfrutemos. – El rubio se inclinó otra vez pero esta vez al cuello del moreno chupándolo, en ocasiones succionando fuerte para después tirarlo a la cama quedando sobre él, haciendo que Minho posara sus manos en el trasero de éste apretándolo, masajeándolo.

 

Iban muy rápido, pero no les importaba, era la costumbre.

 

Minho se apresuró a quitarle el sweater blanco que llevaba pensando que habría alguna remera por debajo pero no había nada.

 

 

— ¿No te vienes con nada abajo?

— No, me vine bien preparado, así es más fácil de sacar la ropa, además ¿Para qué iba a querer remera?

 

 

Minho sonrió atrevidamente y se encargó de chupar el cuello del rubio primero lento, despacio hasta que después fue intensificando el ritmo bajando hasta sus pezones rosados por los que tanto se volvía loco, volteó torpe a Kibum dejándolo debajo de él, el mismo estaba agarrando con insistencia sus hebras marrones mientras él se encargaba de seguir chupando esos deliciosos pezones, mordiéndolos, saboreandolos, disfrutándolos… y también sintiendo aquellos tirones de pelo que venían de parte de Kibum.

Minho ya no podía más, dos semanas sin tener a Kibum era demasiado, no quería esperar más entonces se separó de aquellos pezones con la mirada atenta de su rubio tan perfecto al cual amaba para dirigirse a sacar sus bucaneras encontrándose con la sorpresa de que el mayor tenía puestas medias de rejillas blancas que le llegaban hasta la rodilla, le quedaban de la puta madre, muy sexys complementadas con su lechosa piel.

 

— ¿Te gustan? Las compré hoy.

— Me encantan, de verdad que me encantan, nunca esperé toparme con algo así, te quedan tan sexys, me vuelves loco Kibum, loco. – El rubio sonrió complacido y correspondió aquel beso fugaz que le estaba dando su amante.

Minho acariciaba como loco las piernas del otro, desquiciado enfermo por aquella obsesión que tenía por Kibum, el mismo quería sacarse las medias para tener aún más contacto pero Minho al darse cuenta de sus intenciones no lo dejó.

 

— No te las quites, te dije que me encantan. – Kibum le besó de nuevo enredando una sola pierna a su cintura rozando sus miembros que estaban aún sufriendo una gran erección por debajo de la tela.

— Amhhh Ki… kibum.

— ¿Te gusta?

— Mm sí, tanto que no aguanto esta tortura. – Lo besó esta vez él mordiendo fuerte inconscientemente el labio inferior de Kibum haciéndolo gemir dentro de su boca.

Minho bajó aún más tocando a su antojo, acariciando por completo el abdomen plano del rubio hasta llegar a sus shorts negros tan bien ajustados, los bajó junto con el bóxer haciéndolo reír.

 

— ¿Impaciente?

— Contigo siempre. – Terminó de retirar las prendas para después tirarlas en algún lado de la habitación.

— Ven, déjame quitarte algo, aún estás muy vestido. – Terminó de decir el rubio para hacer bajar a su amante del cuello de la camisa hasta su altura besándolo para desabotonar torpe su camisa, acariciando su cálida espalda, Minho por su parte se sacó los zapatos con sus propios pies haciendo lo mismo con sus medias sin dejar de querer besar al rubio.

El menor se paró de la cama encontrándose con una hermosa vista, Kibum sonrojado, desnudo con las medias que tanto le habían encantado puestas, sin más se desabrochó el cinto tirándolo por cualquier parte, bajando rápido su pantalón impaciente junto a su bóxer tirándolo también para subirse encima de Kibum y perder la paciencia completamente al sentir sus dos erecciones rozarse piel con piel.

Kibum lo abrazó por el cuello besándolo profundo pero también con paciencia recorriendo despacio su espalda morena y fuerte, acariciándola.

 

No hacían falta palabras, ambos sabían lo que querían, lo que venía después de esos besos tan apasionados y caricias interminables.

 

Minho se separó de los labios del chico que tan loco lo volvía y bajó aún más hasta la entrada de Kibum subiendo sus piernas a una altura más alta que sus hombros chupando la delicada entrada rosa derramándola de saliva maldiciéndose por dentro por haberse olvidado el lubricante, con el lubricante hubiera sido más rápido aún.

 

Empezaron a escucharse por toda aquella habitación los gemidos de Kibum y por dios, cuanto les gustaban a Minho, lo excitaban a más no poder.

 

— Minho, ya basta, no puedo más ammmhh…

 

El menor le hizo caso y bajó sus piernas abriéndolas preparado para entrar al lugar que tanto lo hacía disfrutar del placer.
Se acomodó mejor entre las piernas del rubio agarrando su miembro y posicionándolo en su entrada recién a medias lubricar y sin más entró haciendo sorprender a Kibum el cual se aferró rápido a la fuerte espalda rasguñándola con fuerza.

 

— Amghhh Min… minho ahhh…

 

Las embestidas empezaron, los dos estaban vueltos locos, envueltos por la lujuria inmensa que los invadía, fueras de sí.

 

Minho se aferraba con más fuerza a las caderas de Kibum siguiendo el ritmo lento hasta que Kibum se acostumbrara pero se estaba haciendo eterno.

 

 

— Minho más fuerte mmhh.

— Era lo que quería escuchar ohhh…

 

Minho sacó su pene de repente haciendo que Kibum lo mirara confundido volteándolo poniéndolo en cuatro volviendo a entrar para esta vez no parar. Dio una estocada fuerte entrando profundo y siguiendo con los vaivenes a ese ritmo.

 

— MMmh sí sí así minho no pares dios amhh…

— Por dios me vuelves lo… loco ki, Kibum mmm ohh.

 

Minho cada vez iba más rápido, incontrolable, tampoco iba a tener tanta paciencia con Kibum en esa pose dejando expuesto todo su formado trasero a la vista y más sin haberlo hecho suyo en dos semanas, era un castigo.

Kibum fue perdiendo fuerzas en los brazos por eso solo dejó apoyado sus codos sobre el acolchado gimiendo continuamente.

El menor sabía más que nadie que el orgasmo estaba viniendo pero no, no quería que llegara tan pronto por eso sacó de nuevo su pene haciendo gruñir a Kibum.

 

— Si serás… hijo de puta.

— Shh, la boquita mi amor. – Lo besó haciendo reír en el beso a su amante sentándose ahora él sobre la cama con Kibum arriba de frente auto penetrándose.

 

— Haber hermoso, quiero ver como saltas. — Le pegó una nalgada incitándolo a seguir.

— Mmh ¡Minho! – Gimió y sin más se sentó sobre aquel miembro grande y con las venas tan malditamente marcadas sujetándose de los hombros fuertes que poseía el moreno mientras que el otro lo sujetaba de las caderas.

 

— Mm por dios, esto es muy excitante minho mmh…

— Viste, sabía que te gustaría esta po… posición. – Ninguno de los dos podía hablar bien, eran un desastre.

— Y no te equivocaste. – Siguió saltando Kibum sobre el miembro de Minho hasta que el ritmo se fue haciendo incontrolable, estaban pegajosos pero no importaba, el sudor caía y caía perdiéndose en ambas pieles. Se besaban gimiendo en la boca del otro, como desquiciados dejándose los labios más rojos de lo normal, con pequeñas cortaduras.

Minho al notar debilidad en Kibum, se aferró con más fuerza a sus caderas ayudandolo a saltar más fuerte, rápido y certero.

 

— Mmmh sí ahí ahh ahh.

— Sí lo sé ammhh ohh me estas apretando ohh si por fin.

— Lo encontraste mhhh.

 

Minho siguió más rápido sabiendo que había encontrado el punto justo y dulce que los hacía delirar.

 

— Ohh ahí más fuerte más duro ahhh ahhh.

— No puedo más me voy a…

— Sí amor córrete conmigo ahora amhhh.

 

El rubio escondió su rostro en el hombro del pelinegro respirando agitadamente mordiéndolo de paso cerrando sus ojos fuerte sabiendo lo que se venía.

 

— Mmh un poco más Bummie mmm.

 

Las estocadas eran erráticas hasta que por fin sintieron el placer en el que tanto amaban envolverse, Kibum se vino entre los vientres de ambos mientras Minho dentro de él amando la forma en que Kibum lo besaba para después pararse con su semen escurriendo sobre sus piernas.

 

—  Por dios eso fue…

— Maravilloso. – Completó Kibum volviéndose a tirar sobre él despacio abrazándolo y besándolo, un beso romántico transmitiéndose todo aquello que sentían.

 

Desarmaron la cama tapándose por fin para descansar después de un tan placentero sexo, Kibum se volvió a levantar unos minutitos después para sacarse las medias.

 

— ¿Por qué te las sacas? Te veías muy sexy. – Minho hizo un inesperado puchero.

— Ya molestaban. – Rió Kibum acostándose a su lado nuevamente enroscando una pierna a la de Minho abrazándose más a él besando su cuello.

— ¿Me estas provocando?

— ¿De qué manera? ¿Así? – Lo miró pícaramente el rubio para después morder la clavícula del moreno.

— Kibum… no me hago responsable de mis actos.

— No lo hagas, esta noche soy todo tuyo, puedes hacerme lo que quieras, todas las veces que quieras.

— Después no quiero arrepentimientos.

— ¿Quién dijo que me arrepentiría? Hasta estando una semana en silla de ruedas no me arrepentiría. – Minho no se aguantó más y al escuchar lo último se abalanzó sobre su amante besándolo con pasión, aprovechado el resto de la noche que les quedaba para volver a su cruel vida real, disfrutando cada pequeño momento, fundiéndose y convirtiéndose en uno solo, amándose por más que les costara, ¿Por qué no se enamoraron antes? Aunque bueno, no era el momento para ponerse a pensar en los problemas… de eso se ocuparían más adelante, cuando los sentimientos puedan más que nada y se vean envueltos en una pasión incontrolable, de esas que no tienen ni obstáculos... ni fin. 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado esta idea que me surgió de la nada y no olviden comentarme opinando si quieren que escriba un fic de esta temática.

 

No olviden que en unos día se viene actualización de "Arruiname" chau mis amores ♥


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