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Soap Dispenser por CHANSOONOTAS

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Kyungsoo apretó los puños ante la inminente presión del ritmo cayendo del cielo y explotando de los parlantes contra la gente: el público del campo se apretujaba y retorcía constantemente, levantando las manos, agitando los brazos, emitiendo un grito gutural tal que el joven terminaba frotándose las manos y torciendo los dedos, pasando estos entre sí a cada segundo, casi aliviado, desde su lugar allí en lo alto de las gradas, confinado en un pequeño banquito y a salvo de las fauces de la multitud, que alentaba por el comienzo del combate.

El beat era pesado, y era de una canción bastante conocida, sólo que Kyungsoo no lograba recordarla en absoluto, al menos no con los nervios del momento: no sabía qué hacía ahí, no sabía cómo rayos habían logrado contactarlo y arrastrarlo hasta el patio y la cancha del colegio, no sabía cómo Luhan y Sehun podían ser tan salvajes respecto al hip hop y jamás los había conocido en esa faceta, gritando y moviendo sus brazos al compás del beat, pidiendo por sangre y blasfemias como lobos hambrientos mientras una voz en off anunciaba a los próximos participantes.

Con las luces enfocando directamente al escenario, Kyungsoo enderezó la espalda y dirigió nuevamente la vista hacia este, atento, desesperado y con las gotas gordas y frías de sudor bajando por sus sienes. Seguramente ya le tocaba subir esta vez.

Una mano pálida y suave encerró sus cinco dedos derechos sobre su hombro; dando un respingo, espió por el rabillo para ver a Junmyun sonriéndole con ternura entre las sombras, tranquilizándolo, trayendo paz a su pecho, o al menos el grado de paz que uno puede tener ante la agitación y el peso de los graves, graves que le golpeaban con emoción y como arietes, reajustando la respiración y moviendo la caja torácica, haciendo palpitar la frente, secando los labios...

…sí, poco a poco podía empezar a entender las ‘maravillas’ de las batallas uno a uno del hip hop. Poco a poco podía entender cómo y por qué su participante favorito se sacudía y saltaba de tal manera al pisar un escenario con una base segura y directa de atrás, acompañado por cientas de miles de manos alentándole en el aire.

Junmyun ensanchó su sonrisa al percibir la emoción del pequeño, terminó mostrando los dientes mientras Luhan aullaba nuevamente, avisando al resto que alguien había subido hasta el centro del escenario.

Kyungsoo buscó pararse, Junmyun sonrió mientras lo sentaba de vuelta y le frotaba la espalda.

Las luces titilaron con violencia mientras dos figuras altas y esbeltas cruzaban el piso negro con telones oscuros y parlantes: el de la izquierda se acomodó el audífono que recién se había puesto; el de la derecha, más tranquilo, descansaba el peso del cuerpo en una sola pierna, brazo estirado hacia arriba a modo de saludo mientras las estrofas salían improvisadas. Rayos, sonrió Kyungsoo, estirando el cuello para ver mejor, para centrarse en la voz, en las sílabas, en la pronunciación y el reacomodamiento de las palabras para que cuadrasen con el ritmo. Son buenos, pensó, son muy buenos. 

Las luces acudieron al muchacho de la derecha, cabellos rubios, decolorados lo suficiente como para dejar ver algún que otro mechón castaño claro, el pelo cuidadosamente atado en una cola de caballo corta y con algún que otro fleco desprolijo reacomodado bajo hebillas a un costado de la cara, sobre la oreja perforada con colgantes y aros conectados entre sí por figura o diseño.

Wu Yifan tenía presencia, y a medida que su boca se movía con tranquilidad y sus piernas se desplazaban hasta el frente, agachándose para sonreír a la gente, Kyungsoo podía sentir los gritos de las estudiantes femeninas erizarle los cabellos: después de todo, Yifan venía de intercambio y podía erizarle los pelos hasta a un sauce llorón con su semblante fruncido y sus movimientos de cejas sutiles, por no hablar de la boca pequeña y la poca expresividad que el joven portaba.
Yifan era el típico chico cool que parecía estar pensando todo el día, midiendo todos y cada uno de sus movimientos y palabras, pero soltándolas después con un flujo y una relajación...innatos, más que masculinos, perfectos.

Es perfecto, sonrió Kyungsoo, moviendo el pie al ritmo del flow del muchacho que, se sabía (al menos), amaba el rap y pensaba vivir de él, participando siempre, todos los años, en el festival escolar donde lo dejasen vomitar sus ideas con un micrófono, caminando tranquilo de un lado al otro, robándose el show, quedando impreso a fuego en la retina de la gente.

…Y aún así, Wu Yifan, para Kyungsoo, tenía un rival. Tenía alguien que podía llegar a ser más perfecto que él.

Sólo hacía falta que empezara su parte y que le diesen las luces.

Junmyun le apretó la mano una última vez antes de dejarlo ir, sabiendo que pronto la figura de la izquierda entraría en escena, pues ya se había sacudido los rizos castaños con tintes cobrizos en el fondo, moviendo las piernas a modo de calentamiento, esperando pacientemente a que el puente diese paso al estribillo.

Y así sucedió.

Y Kyungsoo sintió que sus piernas lo impulsaban de un salto al cielo y al campo, parándose mientras la voz grave y elástica de Park Chanyeol brotaba de los parlantes y sacudía aún más al público, porque el chico era reconocido por su necesidad de hacer rap, porque él había estado presente desde el primer festival y porque él era de Corea y ‘estaba en su casa’.


-¡La batalla estuvo genial!—Luhan se desgarraba la garganta al hablar, saltando en su lugar y girando y tensando sus dedos, sus brazos y su cuerpo en una necesidad de hacer fuerza y quemar la adrenalina—¡Yo no sabía que harían un cypher, no sabía que pelearían uno a uno entre ellos, fue la mejor manera de darle un cierre, las colaboraciones de los demás, los bailes y los temas no fueron nada en comparación a ellos, estuvo fantástico!

-Eso es porque tú no aceptas otra cosa que no sea hip hop—sonrió Sehun, caminando con los otros dos morochos a su lado y tranquilo, dejando que la noche siguiera y que la luna subiese aún más en el cielo: estaba agotado, la semana de exámenes los había matado a todos e incluso ese descanso en forma de festival les estaba cansando y dando sueño—. Aunque debo decir que no me esperaba que Yifan se parase en el mismo campo con Chanyeol…es decir, no son enemigos, pero nunca los he visto juntos.

-¡Tenían que hacerlo—respondió Luhan, eufórico y tres pasos más adelante, caminando en reversa para poder mirar a sus amigos: seguía encorvando los dedos, palmas arriba—, seguro las chicas se lo estuvieron pidiendo durante un mes o juntaron firmas, no puede haber otra explicación, pero fue fantástico!

-Estuvo bueno, sí—Junmyun miraba el cielo para poder buscar, disimuladamente, entre la gente que reía, saltaba y se movía: la multitud se dispersaba del campo y las gradas para comprar algo para comer, aún faltaba mucho para el verdadero cierre del festival, puesto que sólo habían transcurrido del programa dos secciones, las de la apertura con la banda escolar y la de los raperos masculinos.

Kyungsoo alzó una ceja, contento, y codeó a su amigo, que se sonrojó al instante, dándole a Luhan la oportunidad perfecta.

-Estás buscando a Yixing, ¿Verdad?

-¿Q…qué? ¡No!—tartamudeó el otro—, en absoluto, no, no, nada de eso.

En respuesta, Luhan y Sehun se pegaron a sus costados, lado a lado de Junmyun y apartando a Kyungsoo.

-Me parece que lo vi en los baños, cambiándose para la sección de baile—sonrió Sehun, malévola y burlonamente.

—Deberíamos ir a saludar a Jongin, ¿No?—alentó Luhan, tironeando y empujando—Él hace grupo con Yixing porque tú tienes esa lesión, Sehun, ¿No es cierto? Deberíamos ir a mantenerlo al tanto de tu rehabilitación y desearle suerte con su nuevo compañero—ahí, Junmyun enrojeció—¿Qué dices, Myun? Debemos ser corteses, ¿Deberíamos hacerlo?

-Por favor, por favor, no, ¡No me he arreglado, sigo con la ropa de hoy a la tarde!—suplicó el otro, su flequillo recto despeinándose ante el agitar de su cuerpo, presa del bochorno.

-¡Ahí está!—bramó Sehun, señalando a un dúo de ropa blanca y celestina brillantes—¡Jongin, Jonginnie!
Desapareciendo el trío detrás del tránsito y el entrecruzar de las personas, Do Kyungsoo se encontró abandonado y solo pero contento: había estudiado para los exámenes de la semana y sabía que le había ido bien, había rechazado sutilmente la oferta de participar en el festival y había ganado tiempo para estudiar y descansar además de prepararse, llevando su pulcro corte castaño y brilloso algo despeinado y mojado por la ducha y la agitación, respirando hondo por el calor y sintiendo la libertad de sus brazos, ajenos a mangas largas y puños de uniformes mientras las mangas cortas grisáceas se balanceaban suavemente por el viento, su pecho encontrando un descanso en la brisa y dejando salir todo el aire mientras recordaba la última presentación de rap masculina, sus pies casi flotando por sobre los pastos mientras caminaba hasta los baños, pensó en aquella grave voz, grave y sigilosa y escurridiza como pocas a pesar de su peso.

Es muy bueno¸ se repitió, asintiendo despacio y entrando al colegio, llegado al final del pasillo. Es mejor que Yifan y es perfecto.

Alcanzando la zona de los espejos y lavamanos, presionó el recipiente del jabón y rió ante el extraño ruido emitido: frotando el líquido rosado en sus palmas y entre sus dedos, giró el grifo.

Pero no hubo resultado.

Se había enjabonado ambas manos, hasta debajo de las uñas de cada uno de sus dedos.

-Ah, rayos—soltó, mordiéndose el labio: la perilla del agua fría se le escapaba juguetonamente de las yemas y se bañaba de burbujas. Cinco intentos fallidos con resbaladizos resultados le hizo reír aún más fuerte.

Al menos hasta que unos dedos enguantados en mitones de cuero aparecieron en su campo de visión, acompañados de un:

-¿Te ayudo?

Kyungsoo palideció, sólo segundos antes de lo que fue la mayor erupción de vergüenza y sonrojo que había atacado hasta entonces su cuerpo.

-Creo que eres el único que se divierte y sonríe cuando le pasan estas cosas—canturreó Chanyeol mientras encerraba la manija entre sus largos y delgados dedos, apresando el grifo sin escapatoria alguna y girando unos treinta grados, logrando que el agua saliese al instante—, ya, ¿Te traigo papel del cubículo? El dispenser de pañuelos no tiene más.

Hablaba. Reía.

Park Chanyeol le estaba hablando y sonriendo mientras Kyungsoo no podía sentir sus pies ni sabía dóne estaba la tierra, dónde estaba el cielo y dónde estaba él mismo: simplemente titubeó. Titubeó fuerte. Titubeó por lo que él y Chanyeol consideraron demasiado tiempo.

Pero el alto rió de todos modos.

-¡Vamos! ¿Tan mal me quedan los rizos—bromeó, estirando sus mechones (originalmente) lacios—¿O es la ropa demasiado colorida? Le dije a mi hermana que no le metiera tantas lentejuelas—la remera sin mangas de color ciruela brillaba con el reacomodar de la tela cargada de brillos, y los huecos de los brazos eran tan amplios que Kyungsoo tragó saliva dura y seca mientras se daba el gustito de mirar para encontrar algunos indicios de abdominales o algún pectoral fuerte, pero Park lo cazó a mitad de camino e inclinó la cabeza, ceja arqueada en una mueca…sugerente—Eh, ¿Qué tanto miras?

Y carcajeando, se tomó del estómago al ver a Kyungsoo ovillado en sí mismo, volviéndose aun más pequeño.

-¡L…lo siento, lo siento mucho, yo no…!

-No pasa nada, sé que la ropa es estrafalaria—Chanyeol cerró los ojos, sonriente: fingir que no había atrapado a Kyungsoo le jugaría, después, a favor—¿Te traigo papel? Te quedará un pegote en los dedos si no te secas.

Desapareciendo por quince segundos al entrar y salir del cubículo con pedazos de rollo de papel, Kyungsoo se entregó a la deriva de la locura: Park hablaba, lo sabía, pero no sabía que hablaba con cualquiera, y mucho menos que hablaba tanto.

-Ven, te seco—le propuso el otro, y antes de que Kyungsoo pudiese responder, Chanyeol ya se hallaba frotando sus dedos y secándole hasta la muñeca, pasando los dedos con míseras y casi patéticos pedazos de papel que se desgranaban bajo sus yemas, dejando que la piel entrase en contacto directamente.

Y Kyungsoo podía jurar que sólo Chanyeol era capaz de incomodar a alguien con las manos, simplemente secando las de alguien más con papel. Aunque ‘incomodar’ no era la palabra adecuada…simplemente, en ese momento, no era la correcta.

Chanyeol frotó su pulgar derecho sobre la palma de Kyungsoo, apretando despacio, como queriendo también darle un masaje.

-¿Te gustó la presentación? Estoy ansioso por verte cantar cerca del cierre.

-¿Eh, qué, qué?—Kyungsoo posó los ojos en las manos interactuando, él mismo luchando por no trabarle los dedos dentro su palma queriendo apreciar el contacto y la cercanía para siempre. No podía ser que le gustase alguien de esa manera, no era posible.

-Cantas, ¿Verdad?—preguntó Chanyeol, pasando su palma por los dorsos de Kyungsoo, y dejando que el pulgar siguiese dibujando círculos por allí, sólo por diversión—, te he escuchado antes, eres increíble. Este año lo serás también, puedo garan…

-No cantaré este año—le interrumpió Kyungsoo, rojo como tomate mientras Park detenía sus mimos y le agarraba de las muñecas, mirándolo con sorpresa…antes de sonreír pícaramente— Ne…necesitaba estudiar, los exámenes…

-Sí, son difíciles, una mierda, lo sé, sí—se apresuró el otro, mirándole a los ojos, casi devorándoselo con felicidad, preso de la diversión que se iba apoderando de su voz, dando a entender su cometido—. Pero si no participas…significa que no tienes nada que hacer aquí.

-Exacto.

-Que ya te puedes ir.

-Así es.

-Que viniste sólo para ver.

-Sí.

-¿Estabas por irte ahora?—murmuró, acercándose, repentinamente dejando que su voz se volviese pesada, lo más hipnótizantemente posible, al tiempo que caminaba hacia adelante, empujando y forzando a Kyungsoo a retroceder hasta la más próxima pared—¿Viniste sólo para verme?

Kyungsoo abrió la boca para contestar pero se le endureció la lengua: con una súbita carcajada y el alejamiento de Chanyeol, entendió que todo había sido una broma y aquello le había sentado como un asqueroso balde de agua helada cayendo sobre él, única y directamente sobre él.

-Es una broma. Pero realmente es una pena que no cantes—Chanyeol juntó los grumitos de papel y los abolló en conjunto, tirándolos al cesto con una sugestiva pose de básquet—, sinceramente adoro tu voz.

-¿…Ah, sí?—Kyungsoo recapacitaba y consideraba las posibilidades: Park sólo era amistoso y charlaba con todo el mundo, y como nadie había entrado hasta entonces al baño (y como Yifan no aparecía), probablemente Park se sintiese sólo y estuviese entreteniéndose con él.

Aquello le apestó y comenzó a sentirse pesado.

Sólo entonces, Chanyeol se acercó de nuevo y le tomó del mentón.

-Eh—un nuevo disparo, directo. El bajito sintió que le flaqueaban las piernas mientras miraba para arriba, tan para arriba—¿Estás bien? Te veo deprimido.

Buscando la mano de Chanyeol, Kyungsoo buscó bajarla sutilmente. Pero la resistencia del alto lo hacía más débil, menos fuerte.

-N…no entiendo por qué me agarras así. No te con…

-Sí nos conocemos—le interrumpió—, cursamos química y física juntos. Tú te sientas en la esquina izquierda al fondo del salón y siempre pasas adelante en las horas de música. Tienes una voz muy bonita y practicas los lunes de nueve a diez en el auditorio porque las salas de lectura y estudio siempre están llenas…pasa que simplemente no me ves, porque yo, a diferencia de ti, no me animo a hacerme ver…prefiero esconderme.

-¿…Qué?

Park bajó la cabeza y la inclinó lo suficientemente rápido como para que el choque viniese acompañado de una pequeño succión, el labio inferior de Kyungsoo despidiéndose del beso después con un sonido pulposo y extraño, delicioso y capaz de hacerle sentir calor en lugares extraños.

Y eso que había sido un solo beso. Un torpe, repentino, y precioso beso.

-No sé si es la ropa—empezó Park, juntando las frentes como pudo, ignorando las diferencias de altura—, no sé si es la emoción de haberme bajado recién del escenario o si simplemente estoy más confiado de lo habitual…pero siempre te veo en las gradas cuando me presento, y sólo gritas y saltas cuando es mi turno.

Kyungsoo entreabrió los labios, dejando salir un patético gimoteo de vergüenza, bochorno, ganas de desaparecer de la faz de la Tierra y perderse en algún cráter de la Luna o Plutón mezclado con una cucharadita de desesperación abrasiva y ganitas de tomarle la mano a Park y llevárselo a la estratósfera con él en forma de pizcas, esparcidas a modo de lluvia.

-Así que…no sé…me gustas, veo que quizás…tal vez te gusto o te caigo bien, pero…no lo sé—encogiéndose de hombros, se mordió el labio y Kyungsoo suspiró por un beso nuevo, por la belleza de poder sentir se labio hundiéndose de nuevo entre la delgada y fina boca de Park Chanyeol, despidiéndose con un vergonzoso ‘pop’, casi como un chasquido—¿Puedo invitarte a salir, salir ahora?

Kyungsoo asintió como loco, moviendo la cabeza de Chanyeol también mientras éste terminaba a duras penas sus frases.

-Después de todo…dijiste que no participas, que no tienes que hacer nada ahora y que…tal vez… ¿Sólo viniste para verme? 

El bajito asintió de nuevo, eufórico, emocionado.

Y Park Chanyeol sonrió con tanta sinceridad y dulzura que Kyungsoo ignoró el desesperante hecho de que el agua del grifo seguía corriendo, que la manija seguía patéticamente enjabonada y que el dispenser de jabón líquido se había trabado y seguía echando jabón, pesadamente y de a poco.


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