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Hay un decir por CHANSOONOTAS

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Notas del fanfic:

¡Hola! Hasta último momento no sabía si subir o no este fanfic, ya que probable y muy seguramente no sea de las mejores escritoras de este evento, pero quise hacer mi pequeño aporte y aquí esta.

 

Quiero decirle gracias a las chicas del grupo de Whatsapp, que son increíbles y decidieron una noche, después de charlas bastante raras (xd), hacer el evento donde todas han aportado con lo suyo. También a Isa que fue mi beta y soportó mis largos audios y mi cerebro indeciso.

 

Y aquí termine, ¡Ojalá les guste!

Notas del capitulo:

"Hay un decir de los corazones de las personas; si estas físicamente distante de alguien, al parecer, tu corazón se distancia también" - Chanyeol.

La primera vez que Kyungsoo llegó tarde a casa, lo recibieron las notas dudosas de una guitarra, papeles tirados por el suelo y su marido con la frente arrugada delante de un nuevo papel con lápiz en mano tachando y escribiendo nuevas palabras. No notó su llegada hasta que él estuvo a su lado y apoyó su cabeza en el brazo del más alto, quien poco a poco comenzó a relajar cada musculo que tenía tensionado. Y alejando su vista de los papeles, la enfocó en su marido, para luego saludarlo con un cálido beso. 

- ¿Un día difícil? - Le preguntó mientras lo rodeaba con sus brazos y lo atraía hacía él. Kyungsoo respiró el perfume de su marido, y dio un "sí" apenas audible. Hacía tres meses que Kyungsoo había abierto su restaurante luego de duros meses de trabajo los cuales se hacían menos pesados gracias a Chanyeol. 

- ¿Cenaste? 

- No tuve tiempo, el restaurante estaba lleno y...

- Voy a prepararte la cena.

- ¿Tú? - Pregunto Kyungsoo en tono divertido. 

- Yo. Aprendí del mejor chef así que seguro podré hacer algo delicioso.

Kyungsoo miró a Chanyeol caminar hacia la cocina, tomando un montón de ingredientes que nada tenían que ver entre sí, sus manos torpes tirando más de un utensilio, no pudo hacer más que reír. 

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Los sábados era su día favorito, cuando Kyungsoo tenía que crear el nuevo menú para su restaurante y la cocina se llenaba de risas y olores. Algunos golpes juguetones de parte del más bajo cuando su marido se burlaba de él por no lograr llegar a la estantería más alta y tenía que pedirle ayuda, burlas de su parte cuando Chanyeol en un intento torpe de ayudarlo quemaba más de una cosa y Kyungsoo tenía que echarlo de allí. Después, cuando todos los platos estaban prontos, ambos se sentaban en la mesa hambrientos a probar la comida decidiendo y dando opiniones sobre cual era el elegido. A pesar de que su marido no era un gran cocinero, el chef siempre tomaba en cuenta sus elecciones que jamás fallaban, pero jamás se lo diría.

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La segunda vez que Kyungsoo llegó tarde a casa, su marido se había quedado dormido en el sofa, demasiado pequeño para él. 

- Chanyeol -le susurro al oído para despertarlo- Chanyeolie - le dijo mientras movia un poco su brazo. El mayor abrió lentamente los ojos tratando de enfocar su vista en quien lo despertaba. 

- ¿Qué hora es? - preguntó con su voz adormilada.

- La una de la mañana - fue lo único que logro decir Kyungsoo antes de que su marido lo tomara de la cintura para colocarlo encima de él, comenzando a besarlo.

- Creí que estarías cansado para esto - dijo con una sonrisa divertida cuando se separaron tan solo un poco. 

- Jamás para ti - contesto Chanyeol mientras le quitaba la camisa. Aquella noche ninguno de los dos durmió.

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Los meses pasaron y las llegadas tarde de Kyungsoo se hacían continúas. El restaurante crecía y con el las responsabilidades. Las horas que pasaban con Chanyeol eran cada día menos, en casa a penas se veían ya que Kyungsoo llegaba cuando el mayor ya estaba durmiendo y por las mañanas sólo se veían para desayunar donde intercambiaban dos o tres palabras, un te amo y un beso de despedída. Algunos días Chanyeol iba al restaurante y mientras Kyungsoo preparaba un plato especial para él, el compositor le tocaba la nueva canción que había creado. A Kyungsoo le gustaba observar la forma en que tocaba la guitarra, como aquellas torpes manos tocaban suavemente el instrumento como una caricia. Le gustaba escucharlo cantar con su voz grave y ronca, canciones que él sabía y Chanyeol se lo había hecho saber más de una vez, hablaban sobre él.

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La cama que ambos compartían se había hecho más grande y más fría para Chanyeol quien extrañaba el calor del cuerpo ajeno. Extrañaba quedarse despierto hasta tarde por la noche hablando con Kyungsoo sobre como había sido su día, acariciarle el pelo cuando ambos estaban sumidos en sus propios pensamientos o tararearle una canción cuando su marido comenzaba a dormirse, distraerlo con caricias por su cuerpo cuando sabía que había sido un día difícil y que aquello diera paso al juego y aquel juego diera paso a sus cuerpos llenos de urgencias por perderse en el otro. Kyungsoo cada día llegaba a su casa más tarde, el trabajo se había vuelto su hogar, Chanyeol y su matrimonio comenzaban a ocupar un segundo lugar en su vida.

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- Cierra los ojos - le susurró Chanyeol al oído a Kyungsoo, el menor así lo hizo - Ahora ábrelos. Cuando Kyungsoo abrió los ojos no vio nada diferente, hasta que miro hacía arriba y vio sobre su cabeza y la de Chanyeol un muerdago.

- Según la tradición deberías darme un beso - dijo Chanyeol quien a pesar de sonar lleno de confianza, su corazón latía erráticamente en su pecho, sus manos sudaban y no dejaba de morderse el labio. Kyungsoo pensó que aquello era demasiado tonto, aún así no podía controlar el temblor que había recorrido su cuerpo al escuchar las palabras del más alto.

- Ya, Chanyeol - dijo golpeando al más alto, aún así parandose de puntas de pie, le dio al mayor le beso que reclamaba. Suave y lento, así fue su primer beso.

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Cuando Kyungsoo y Chanyeol discutían, quien primero bajaba la guardia era Chanyeol. Quien con un suspiro de cansancio, caminaba hacía el menor y lo abrazaba tan fuerte como podía para evitar que el otro luchará contra él y cuando sentía que ambos se había calmado, cuando sentía que ambos corazones iban al mismo compás, dejaba un beso en la frente del más bajo, cálido y suave. Y todo volvía a estar bien.

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- Solo quisiera que llegaras más temprano. Ni siquiera te veo durante el día, y por la noche... te extraño, Kyungsoo.

- Lo sé, de verdad que lo sé. Yo también te extraño pero el restaurante esta creciendo y eso hace que cada día tenga más trabajo, pero, - le dijo mientras se acercaba a él y tomaba su rostro con ambas manos obligandolo a que lo mirara - piensa que con el dinero que estoy ganando podrías abrir tu propio estudio, ese que tanto quieres y...

- Te quiero a ti  - respondió Chanyeol, apartandose del agarre de su marido -. Quiero estar contigo, pasar más tiempo juntos pero cuando voy al restaurante estás demasiado ocupado y cuando llegas a casa, estás demasiado cansado para hablar. Y de verdad que no sé que hacer.

- Lo siento. 

- Lo sé, pero, tus disculpas no nos devuelven el tiempo perdido. Ninguno de los dos dijo nada más, no hubieron besos y ni abrazos reconciliadores aquella noche, solo silencio y lagrimas que comenzaban a caer de ambos rostros.

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Al año de ponerse de novios y a pedido de Kyungsoo, Chanyeol le enseño a tocar el piano. Sus manos sobre las del menor, cubriendolas por completo, llenándolas de calor y guiandolas hacía las teclas que debía presionar. 

- Te amo - dijo Kyungsoo cuando Chanyeol en una de sus tantas clases Chanyeol le enseño a tocar. Tal vez la canción o tal vez el confort que sintió al estar allí con él fue lo que hizo que lo dijera, no se arrepentía, jamás podría haberlo hecho aún así se sentía nervioso, pues era la primera vez que lo decía. No así Chanyeol en quien comenzaba a aparecer una sonrisa, el solía decirlo todo el tiempo, sin presionar a Kyungsoo para que lo dijera, aún así él podía ver como la mirada de su novio perdía brillo cada vez que el no respondía.

- Yo también te amo - respondió Chanyeol. 

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El tiempo pasaba y las peleas eran más continúas, el dolor y la desesperación por ver como sus mundos se caían a pedazos y ellos eran incapaz de volver a juntarlos y hacerlo funcionar los llenaba de impotencia. Noches de lagrimas silenciosas y palabras de amor que pedían ser dichas, pero que eran calladas por la razón. Maldita razón. Aquel matrimonio se volvía cada día como un titanic a punto de golpearse contra el iceberg y ellos lo sabían, eran dos espectadores que miraban y esperaban la colisión pero que nada hacían para evitarlo. 

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Cuando aquella tarde llegó a su casa y lo primero que vio fueron dos maletas, las de Chanyeol, supo que se hundían. No hablaron, no lo necesitaban. Caminaron a su encuentro y se besaron, en el preciso instante en que sus labios hicieron contacto, supieron que todo había acabado. Fueron hasta su habitación tropezando por el camino, chocando con las paredes deteniendose en una y otra para quitarse sus ropas. La camisa de Kyungsoo quedó al comienzo del pasillo, la de Chanyeol dos baldosas después, sus pantalones quedaron diez baldosas más allá entre besos y gemidos arrancados por sus labios desesperados y sus lenguas que recorrían el cuello y mandíbula de uno y el otro, se mordieron sus labios, se tocaron cada rincón de sus cuerpos deseando más. 

Su habitación olía a aquella extraña mezcla de perfumes de ambos.

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- Ven - Le dijo Kyungsoo a su marido mientras lo veía luchar con el nudo de su corbata - Agáchate - le pidió.

- ¿Nervioso? - Le pregunto Chanyeol mientras veía como las manos de Kyungsoo temblaban un poco mientras intentaba hacer el nudo de la corbata. Era el día de la inauguración de su restaurante, el primero que abría.

- ¿Y si no funciona? ¿Y si no les gusta lo que cocino? Pusimos todos nuestros ahorros ahí, Chanyeol. Tengo miedo - Dijo con un suspiro y se alejo un poco de su marido para ver como había quedado la corbata - Listo.  

Chanyeol rápidamente y sin dejar que se aleje de él, lo abrazó por detrás, rodeando con sus brazos su pequeña cintura y apoyando su mentón en la cabeza del menor. 

Pudo sentir como el cuerpo de Kyungsoo se relajaba ante su tacto. 

- Hey, todo irá bien, te lo prometo. 

- No lo sabes.

- Sé que eres un increíble cocinero, Kyungsoo. Y sé cuanto esfuerzo pusiste en este proyecto y soy feliz por haber puesto todos nuestros ahorros en ese pequeño restaurante, porque ambos sabemos cuanto lo deseabas. Y también sé que si no va bien podrás intentarlo más adelante, pero mientras yo voy a estar aquí para ti.

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Cuando se separaron en busca de aire, sus miradas se encontraron. Kyungsoo miró aquellos ojos negros que solían tener un brillo especial cuando lo miraban a él y solo a él pero ya nada quedaba, solo una mirada vacía y cansada. Cortó el contacto pues sus ojos comenzaban nuevamente a llenarse de lagrimas. Fue cuando sintió como Chanyeol comenzaba un recorrido con su boca desde su cuello hasta el elástico de su boxer que no pudo hacer más que cerrar sus ojos y gemir, pero cuando sus ojos se cerraron un par de lagrimas cayeron sin poder evitarlo. Chanyeol volvió sobre sus pasos e hizo nuevamente aquel recorrido, esta vez iniciando por el mentón del más bajo, allí donde las lagrimas se habían depositado y las lamió; eran saladas como el agua de mar. 

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La primera vez que hicieron el amor, eran jóvenes y torpes, poco sabían de sus cuerpos. Sus manos recorrían todo lo que podían, maravilladas y extasiadas ante los descubrimientos que hacían. Nuevos lugares que los hacían vibrar, nuevos lugares en sus cuerpos que ni ellos mismos conocían que los hacía llegar a lo más alto. 

Volvían a conocerse.

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Bajo lento, suave, deteniendose en aquellas partes que sabía que eran la perdición del más bajo. Se conocían, demasiado bien, podrían vendarle los ojos a ambos que aún así no importaría. Cuando Kyungsoo no pudo aguantar, tomó de sus cabellos a Chanyeol y lo acercó a su boca, no fue un beso lleno de amor como tiempo atrás lo hubiera sido, este era un beso cargado de melancolía, dolor y deseo. 

Los centímetros que los separaba de su cama se cerraron y ambos cayeron en ella chocando sus erecciones, gimiendo ante el anhelado contacto, deseando profundizarlo. No paso mucho tiempo antes de que Chanyeol le quitara sus boxers a Kyungsoo rozando su piel con una lentitud calculada. Cuando los bajó definitivamente comenzó un camino de besos a lo largo de los muslos de Kyungsoo, el menor tomaba con sus manos las sabanas, mordía sus labios cuando elmayor estaba cerca de su miembro y suspiraba cuando este se alejaba para emprender nuevamente el camino a la tortura. Chanyeol continúo así hasta que su propia urgencia se lo permitió, entonces inició las caricias en el miembro del más bajo. A Kyungsoo lo tomó por sorpresa y no pudo hacer más que dejar ir aquel gemido que estaba conteniendo, se dejo llevar por las caricias de Chanyeol que subían y bajaban el ritmo, disfrutó de cada una de las sensaciones y entonces cuando no pudo más, cuando quiso ser uno con su marido por última vez, le pidió que lo hiciera. 

Lo quería sentir dentro de él por última vez. 

Chanyeol no se hizo rogar, se colocó entre sus piernas y sin siquiera mirarlo, lo penetró. 

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A Chanyeol le gustaba quedarse hasta tarde uniendo los lunares de Kyungsoo con la yema de sus dedos, recorría la suave piel de su espalda uniendo aquellos pequeños puntos que estaban por aquí y por allá. 

Kyungsoo solo suspiraba ante el tacto. 

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Se quedaron quietos, tratando de regular sus respiraciones y en el momento en que ambos estuvieron preparados Chanyeol dio comienzo a las enbestidas. Disfrutaron del contacto de sus cuerpos, de cada imagen que se daban el uno al otro, de cada gemido o suspiro que emitían. Intentaban guardar cada sensación que los inavadiera aquella noche. 

El ritmo de las embestidas fue cada vez más intenso y con cada movimiento más cerca estaban ambos de llegar al orgasmo, pero Kyungsoo no quería que aquello sucediera, deseaba que durara un poco más, que Chanyeol por aquella noche no se fuera.    Pero le fue imposible contenerse.   

El placer y la tristeza se mezclaron en su pecho, las lágrimas caen una tras otra y un gemido escapa de su boca. El orgasmo los invade a ambos y el vacío les llena el pecho. No dijeron palabra alguna por lo que parecieron horas, solo se quedaron así sin saber que hacer o decir indecisos ante cada paso que darían. 

El más bajo sintió como el frío volvía a su cuerpo, Chanyeol había sido el primero en separarse y salir de la habitación en busca de su ropa. Se la colocó sin dirigirle una mirada a su marido, quien no había hecho más que cubrirse con las sabanas en busca del calor que había perdido, no se atrevía a mirarlo porque sabía que si lo hacía no sería capaz de irse. Cuando se termino de vestir camino hasta su lado de la cama, Kyungsoo miraba cada paso que daba, expectante a una palabra de su parte, algo que le diera la esperanza de que quizás no todo estaba perdido.   

Pero aquello no sucedió.   

Chanyeol dejo su anillo de casado en su mesita de noche, su mano se sentía extraña sin el. Entonces se acerco a la cama, a Kyungsoo, sabiendo que aquello era estúpido de su parte y que solo lastimaría aún más no solo a su marido también a él y le dio un beso en la frente, de aquellos que solían calmarlo. El más bajo disfrutó del tacto de los labios de Chanyeol, el último que tendría y lo vio partir.

El compositor tomó su guitarra, maletas, y con el sonido de la puerta cerrándose dio por terminado su matrimonio. 


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