'En la tierra de Dioses y Mounstruos,
Yo era un Ángel...
Viviendo en el jardín del mal.'
Sonríe a la cámara, flash, más flash's.
-Kise-kun sonríe.
Se sentía derrotado, vencido.
Esa vida no era para él, se decía siempre, no se sentía a gusto, no era que se sintiera incomodo por las cámaras, de hecho le gustaba estar frente a personas y que estas le mirarán, se sentía cómodo y a gusto.
Lo que le incomodaba era que le dijeran qué hacer y cómo posar.
Llegar a su casa era un infierno, a diferencia de lo que muchos pensaban, no era feliz.
No, ni remotamente feliz.
Era un fiel seguidor de: 'a mal tiempo, buena cara', y por ello siempre sonreía.
Sus padres una riña tras otra, un golpe tras otro.
El basquet era algo que le transmitía felicidad, o algo parecido.
Oponentes que no podía derrotar, como un niño peliazul y de tez morena que conoció a sus diez, había pasado tanto de aquel día.
Llego a casa y pasó de los problemas de sus padres y fue a su habitación encerrándose en la ducha con su teléfono celular.
-¿pidio camatrcchi?
'Sí, ¿Ki-chan?'
-sí, con él... ¿como estas?
'Enterrado en la miseria, ósea cómo siempre... ¿y tú?'
-en mi infierno personal... ¿deberiamos intentar—?
'¡ni en sueños, Ki-chan!, podría ser mucho peor—'
-¿y si no lo es?
'Ki-chan... Esperemos una semana más, esperemos a tu cumpleaños... Si sigues pensando lo mismo... Lo haremos juntos, ¿bien?'
-solo una semana, solo si para esa semana recuerdan mi cumpleaños...
'Cuidate, hablamos luego, viene un cliente.'
-Takaocchi... Cuidate mucho... Bye.
'Bye.'
'Jodido, asustado, haciendo todo lo que necesitaba,
Brillando como un faro que arde.'
Siguiendo el consejo de Takaocchi, volvió a la rutina, sonriendo como siempre sin sentirlo, riendo y posando.
Pero con la inquietud.
'¿Takaocchi estará bien?'
***** ***** *****
'Tú tienes la medicina que necesito,
Fama, licor, amor, dámelos lentamente,
Pon tus manos en mi cintura, hazlo suavemente,
Dios y yo nos llevamos bien, así que ahora canto.'
Era de noche, y yo tenía que trabajar, mi familia (madre y padre) me habian llevado a ese lugar a mis cortos diez años.
Desde que estaban tapados rb deudas me había comenzado a prostituir para mantener a la familia, ser de piel nívea, cabello negro y ojos azul-platino era codiciado, pero no suficiente, por ello la seducción a través del baile me ayudó.
Ahora era uno de los que más éxito tenia en aquel lugar.
Pero todo cambio cuando uno de ellos me pidió cantar, ahí descubrí una nueva arma, después de ello supe que podía salir de allí, tenía esperanzas, sabia que cantaba mejor que muchos cantantes... Solo faltaba una oportunidad, para demostrar que lo hacia mejor que nadie.
Pero al momento de contárselo a mis padres, ellos me dieron la paliza de mi vida.
Y me vi frustrado, dolido... Y me sentí peor que mi primera vez robada.
Fui a una cancha de basquet, y le conocí.
El rubio de las revistas lloraba.
Y yo no podía evitar sentirme destrozado al verle así, me le acerqué y comenzamos a conversar, su vida no me sonaba peor que la mía, y definitivamente no era grave su problema... Pero tal vez si le era doloroso sentirlo. Así fue que entablamos amistad a los dieciséis años.
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