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Ocaso del Caballero de la Noche por JessJe

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Notas del capitulo:

Darkseid toma posesión de La Atalaya, y mientras empieza a concretar sus planes, un nuevo y desconocido aliado aparece entre las sombras.

En Velax, los linternas seguían limpiando el asteroide de las fuerzas de Apokalips. Kilowg, sin embargo, se sentía preocupado. Jade se acercó a él, -¿Qué te sucede?

El enorme linterna la volvió a ver, -¿No te parece que todo esto ha sido extraño?

-¿Lo dices por lo fácil que fue recuperar el asteroide, o porque no sentiste la huella de poder en John?, le pregunta la mujer.

-También te diste cuenta, ¿eh?

Jade asintió –Es difícil no darse cuenta. La huella en John siempre ha sido más fuerte que la de Hal y la mía, aunque solo lo vi por unos minutos, no la encontré.

-Yo estuve más tiempo con él, y nada. Tal vez… no sé, como su anillo estaba descargado.

-Eso no es posible, Kilowog. Algo raro está pasando… lo puedo sentir en el aire…

 

 

Hal se recostó sobre la cama y suspiró. El día había sido pesado y necesitaba cerrar los ojos y descansar. Pero sintió la necesidad de verlo. Estiró su mano y tomó la fotografía que tenía sobre su cómoda. Acaricio con sus dedos el rostro de Barry, inmortal, en esa imagen, la última que se habían tomado juntos. Él había sido el motivo de integrarse en la Liga. Era irónico, en vida nunca cumplió su deseo, tuvo que morir para desistir, debía hacerlo, le había prometido proteger a Wally, un muchachito en ese entonces cuando tomó el manto de Flash. Pero cada día se le hacía más difícil seguir. Wally ya era un adulto, y con el regreso de John, aunque fuese por una misión, tal vez, sería la oportunidad perfecta para retirarse si Stewart se decidía quedar.

Sus pensamientos iban y venían, hasta que escuchó la alerta de Shayera en el altavoz, “Atención, la seguridad de la Atalaya ha sido comprometida, repito, la seguridad de la Atalaya ha sido comprometida. Protocolo de seguridad A1305. Los miembros de la Liga disponibles, sigan protocolo de emergencia.”

No espero, inmediatamente activó su anillo y se puso su traje. Dejó la fotografía sobre la cómoda y salió de la habitación a toda velocidad.

 

 

Diana estaba en la enfermería con el Dr Hamilton. Esperaba encontrarse con Bruce ahí, cuando la alarma se activó. Casi por reflejo, tomó el mango de su espada y frunció el ceño.

Hamilton de inmediato se sobresaltó. -¿Qué sucede? ¿Wonder Woman?

-Hamilton, que nadie salga de aquí, cerraré las compuestas. Solo se podrá abrir por dentro. No abran las compuertas por ningún motivo, hasta que un miembro de la Liga se lo pida, ¿quedó claro?

El anciano asintió y Diana voló hacia el pasillo. En el teclado de acceso puso su clave, y un escáner tomó la imagen de su pupila. Inmediatamente las compuertas se cerraron, quedando Hamilton, su personal y Jason aislados de todo.

La amazona voló a toda velocidad. El protocolo A1305 confirmaba que Control había sido tomado, así que el primer paso era replegarse en otro sitio. Antes de llegar, vio a Hal.

–Wonder Woman, ¿sabes qué pasó?

-Eso nos lo dirá Hawk Girl, ella activó la alarma.

 

 

 

Flash ignoró la alerta. Poco le importaba las intenciones de Darkseid, destruir a los humanos no le interesaba. En ese momento, su deseo estaba enfocado en el pelinegro, que seguía inconsciente. Lo llevó a una bodega y lo recostó en el suelo. Se quitó su máscara y se inclinó a su lado. Cuanto había deseado tenerlo, sentir su piel y hacerlo suyo. Le quitó su antifaz y acarició su rostro. Besó sus labios, apenas rosándolos, luego siguió su rastro de lascivia por su piel hasta llegar a su oreja, mientras sus manos acariciaban sus piernas. Conforme iba sus labios bajaban a su cuello, su mano tomaba sin ningún tipo de remordimiento su entrepierna. Dick empezó a gemir, semi inconsciente. Su cuerpo empezaba a reaccionar mecánicamente ante el trato que recibía. Los dedos del pelirrojo pellizcaban sus pezones, haciendo que instintivamente Dick intentara retirarlos. Pero Flash seguía  en su afán de jugar con ellos. Ya desesperado, empezó a quitarle el traje, dejando su torso al descubierto. Sus labios aprisionaron su pezón, haciendo que la espalda del más joven se arqueara y un suspiró saliera de su boca. En medio de su mente perdida, Dick empezó a sentir  esas sensaciones tan intensas, procuraba reaccionar, tenía que. Sentía placer, pero también miedo. Poco a poco fue volviendo a la realidad. Ya no sentía placer, aunque su cuerpo reaccionaba a todo lo que le hacía Flash, sintió dolor, vergüenza e ira, sobre todo eso, una rabia incontrolable. Lanzó una patada, impactando el estómago de Flash, que con dificultad intentó respirar. El pelirrojo lo volvió a ver y sonrió –Volveremos a pasar por esto, niño bonito.

Dick no esperó a que hablara más, le dio un sonoro golpe en la cara, y luego golpeó su cabeza contra el piso, dejándolo inconsciente. Después lo miró fijamente por unos segundos. Se alejó de él, y se arregló la ropa. No lloró, su rostro inexpresivo guardaba para sí un inmenso dolor.

 

 

Superman comenzó a reaccionar. Su pecho le ardía. Volvió a verse, tenía una fuerte quemadura en su pecho. Solo dos cosas podían hacerle ese tipo de daño, la kriptonita y la magia. Se sentía débil. No entendía que había pasado, hasta que vio a su enemigo acercarse a él. El gigante sonrió al ver el estado en que se encontraba. –Ese es tu estado natural, kriptoniano, en el suelo, a mis pies.

Su visión estaba borrosa, y el dolor era insoportable, pero luchaba por no verse débil ante Darkseid. –Pobre Superman, eres tan ingenuo. Realmente, ¿pensaste que entrarían a mis dominios, atacarían una de mis fortalezas y sacarían a uno de mis esclavos, si yo no lo hubiese permitido? Sabía que caerías tarde o temprano, pero no pensé que tú mismo, en tu arrogancia, te pondrías la soga en tu cuello.

-No entiendo… ¿qué les hiciste?... Ellos… Wally y John… jamás te hubieran seguido.

El monstruo endurece su rostro, -En eso tienes razón, ellos jamás los traicionó.

John Stewart se acerca. Superman sufre un shock al ver a John arrancar parte de su propia piel. En vez de tejidos y venas rojas, por dentro era amarillo, su sangre era oscura, casi negra.

-Es… un parademonio –exclama Superman aturdido.

-Internamente lo es, pero con el rostro, los recuerdos y las emociones del verdadero Linterna Verde.

-¿Cómo… es posible?

 

 

Utilizando los tubos de ventilación, Dinah, Shayera y Cyborg llegan a la zona de desperdicios de la Atalaya.

-Uff, qué asco –se dejó decir él tapándose la nariz.

Shayera llegó hasta un panel, puso un código de seguridad y pasó su iris para que el sistema la reconociera. La pared frente a ella se abrió y los tres entraron. Era un pequeño salón, con computadoras, una mesa en el centro y una puerta que llevaba a una enfermería. Dinah observó el lugar extrañada. –No conocía la existencia de este lugar.

-No es la primera vez que hemos sido atacados –le responde la mujer mientras activa el sistema. –Fue idea de Batman, en caso de una emergencia como esta.

Cyborg dejó caer el cuerpo del thaganariano en el suelo. Éste empezó a reaccionar, al ver donde estaba, sintió terror.

-Shayera, nos puedes explicar que está sucediendo, ¿qué quisiste decir con que no es Alcor?

La mujer halcón fue hacia el thanagariano  mutilado y lo levantó por el cuello. –Diles quien eres, maldito enfermo –le ordenó sin soltar su agarre.

-Oh, Shayera, nuevamente le das la espalda a los tuyos por estos miserables humanos.

La mujer lo lanza contra la pared. -¡Habla!

Él se limpió la sangre de su frente. –Mi nombre… es Ducarl… soldado el gran ejército de Thanagar, también… científico…

-Un mercader de la muerte más bien –le responde Shayera, que apretaba con fuerza su mazo.

-Bien, bien… también podría ser llamado así…

-Es suficiente –interrumpe Dinah. –Quiero respuestas, si tú no eres Alcor, ¿dónde está él?

-En el mismo lugar que sus amigos Flash y Linterna Verde, nunca los volverán a ver.

Shayera se lanzó sobre él y lo estrelló contra la puerta. -¡Maldito infeliz! ¡¿Dónde están?! Si les hiciste daño…

-¿Qué vas a hacer, Shayera? No puedes hacerme más daño ya… ¡me mutilaste!

-¡Tu experimentaste con humanos!

-¿Cuándo? –pregunta Cyborg confundido.

-Shayera, por favor, ¿de dónde conoces a este sujeto, y cuando experimentó con seres humanos?

La mujer halcón soltó a Ducarl y este cayó pesadamente en el piso. –Fue… durante la invasión thaganariana. Al ser capturada, descubrí la verdad. Vi su laboratorio, experimentaba con ADN humano. Empezó a hacer clones, y cuando los productos no eran los deseados, los destruía. Durante la última batalla, fui directamente al laboratorio y destruí todo su trabajo.

-Sí… pero no sin antes despedazar mi espalda y arrancarme mis alas. Por ti… maldita traidora… soy un mutilado. Por eso, cuando nuestro pueblo perdió la guerra contra los gordanianos, busqué a Alcor. La única forma de recuperar lo que tú me habías quitado, era por él, pero se negó a ayudarme. En ese momento, fuerzas de Darkseid atacaron su laboratorio y nos llevaron. Alcor se negó a ayudarlo, en cambio yo, con mi conocimiento sobre clonación y el equipo de Alcor, le ofrecí mi ayuda para destruir a los humanos… y a ti, perra traidora.

 

 

Mientras tanto, en la Sala de Control, Darkseid seguía contándole a Superman sus planes.

-Después de mi último fracaso en tu planeta, encontré el camino gracias a un viejo enemigo vuestro. Modificó el ADN de mis parademonios y los unió con el de los miembros principales de la Liga, a excepción del Marciano, que no pudo duplicar ni modificar.

-Por eso lo dejaron inconsciente… para que no hablara.

-Así es. Fue un trabajo arduo, al final, solo faltaba el tuyo. Mi gente supo donde tenían muestras tuyas y fueron robadas.

-El asalto a Laboratorios Star.

-Así es, por desgracia, Linterna Verde, Flash y el Marciano destruyeron tu clon, pero sin saberlo, me dieron la oportunidad de introducir a mis clones a la Atalaya.

-Entonces… permitiste que los sacáramos de Velax a propósito.

-Por supuesto, Superman, y cayeron miserablemente en mi trampa.

-¿Dónde… están, los verdaderos Flash y Linterna?

-Realmente eres muy tonto, estás pensando en ellos y no en lo que le espera a tu planeta. Cuando esto termine, no solo dominaré la Tierra, su mundo verá a la Liga de la Justicia ayudándome a hacerlo. Antes que los humanos se den cuenta, destruiré los héroes que quedan aún y haré a este planeta a mi imagen, y tú, Superman, vivirás para verlo. Solo cuando logre mi objetivo, cuando te haya acabado con tus deseos de vivir, entonces, seré indulgente, y te permitiré morir.

Un nuevo portal se abre. De ahí, salen los clones de Batman, Wonder Woman y Shayera. Los tres se acercan a Superman y Darkseid se inclinan ante el gigante.

-Estamos a sus órdenes, amo –dicen al unísono.

 

 

 

Hamilton iba hacia una de las salas, cuando la placa de metal que cubría la entrada a los ventiladores cayó al suelo. El científico se quedó inmóvil, pero suspiró con alivio al ver a Robin saltando al suelo.

-Dr. Hamilton, ¿qué ha sucedido?

-No estoy seguro, pero parece que hubo un ataque. Wonder Woman nos dejó aquí encerrados.

-¿Ha sabido algo de Batman y Nightwing?

-No he visto a Nightwing hace horas, pero se dónde está Batman.

 

 

Dinah, Cyborg y Shayera vuelven a ver la puerta que es abierta, y suspiran de alivio al ver a Jordan y Diana entrar. La amazona ve a “Alcor” en el suelo y vuelve a ver a su compañera. -¿Qué ha sucedido? ¿Por qué Alcor está herido?

-No es Alcor, Diana. Fuimos engañados.

-Un momento –interrumpe Hal-, Flash y Linterna aseguraron…

-Ellos no son Wally y John –le aclara Dinah, con frustración –los dos hombres que trajeron a la Atalaya son clones creados por este ser llamado Ducarl, y suponemos que hay clones de todos los fundadores que estaban en la Liga durante la invasión thaganariana.

-Si ellos son clones, Wally y John…

-Están en Apokalips, Hal. Si aún siguen vivos. –le responde Shayera.

 

-¿Cuándo iremos a la Tierra, amo? –le pregunta el clon Shayera ansiosa.

-Primero, acabaremos con los miembros de la Liga que quedan aquí.

-No sería más fácil… no sé, destruir la Atalaya con ellos adentro, -le pregunta el clon Wonder Woman.

-Una buena opción, aunque no la mejor estrategia –interrumpe el falso Batman.

Darkseid vuelve a ver molesto al murciélago. A diferencia de los otros clones a su servicio, este nunca había demostrado una actitud reverente hacia él. Sin embargo, este no se inmutó, más bien siguió hablando.

-El amo Darkseid tiene suficiente material genético para clonar a Superman nuevamente –dice mientras vuelve a ver a Clark en el suelo. –Lo único que necesitamos es recuperar a Ducarl –razonó Batman.

Darkseid sonrió –Debo admitir que la idea no es mala. Ustedes tres –ordena a Wonder Woman, Shayera y Stewart –Busquen a Ducarl. Si hayan a sus contrapartes, destrúyanlos.

Los tres le hacen una reverencia y salen de la Sala. –Y tú, Batman… tu actitud arrogante y soberbia me disgusta, pero debo aceptar, que tienes buenas ideas. Solo por eso sigues vivo.

El murciélago se inclina ante él, -Me he entonces que disculpar con usted, amo Darkseid. Mis intenciones a veces son solapadas por las detestables emociones que este ADN humano conlleva. Pero estoy a sus órdenes, amo, como siempre.

El oscuro sonríe, -Bien, aceptaré tu explicación, ya que has sido el más útil de todos.

-Y si me permite, amo Darkseid. Vi de cerca el trabajo de Ducarl, podría, si su merced lo acepta, ir adelantando el trabajo.

Darkseid asiente. Batman toma un estuche y se inclina al cuerpo de Superman, que había sido testigo de toda la interacción de ellos. Del estuche, el falso murciélago saca un bisturí, cuyo filo empezó a brillar en un tono verde intenso. Superman empezó a sentirse más débil cuando Batman acercó el bisturí a su cuerpo. Arrancó parte del uniforme, y cerca de la quemadura en el pecho de Superman, cortó parte de su piel. El hombre de acero gimió al sentir su piel siendo mutilada. El murciélago tomo la porción de piel y la puso en un frasco.

-Listo… gracias, por tu cooperación –le responde mientras pasa su mano sobre el pecho de Superman, cerca de la herida recién infringida.

Clark recupera el aliento, -Tú… no eres él… quisieras ser como él, pero no podrías llegarle a sus talones.

Batman arruga su frente y se acerca a él. -¿Quién eres tú en su vida?

Superman no entiende la pregunta, y se mantiene callado.

-Es extraño… tengo recuerdos con todos los miembros de la Liga, pero los que son en torno a ti, son difusos… y conllevan emociones extrañas. Aún ahora, siento raro tocarte…

Mientras habla, sigue tocando su cuerpo. –Algo me atrae a tí… no lo entiendo.

-¿Terminaste? –pregunta Darkseid a unos metros de ellos.

Batman se pone de pie y camina hacia su amo. –Listo, señor, tengo su tejido. Si su merced lo permite, ¿puedo volver a Apokalips e iniciar el proceso de clonación?

El gigante se acerca a él. Lo miró directamente. Algo en la actitud del clon le enfurecía, tal vez que, a diferencia de los otros, tomaba decisiones propias. Quizás, tenía que ver haber sido el primero en ser creado.

-Hazlo, esclavo.

El Batman falso se despide y abre un nuevo portal, para regresar al mundo de Darkseid.

 

Hamilton y Robin entraron a una habitación. Los cuerpos de J’onn y Batman estaban conectados a varios monitores.

-Su pulso es tan débil, que apenas si lo sienten los monitores –explica Hamilton –están en estado de coma inducido.

Robin se acercó al cuerpo de su mentor. -¿No tiene idea de cómo sucedió?

-No, hemos hecho toda clase de exámenes, pero no hay nada en su organismo que justifique su estado.

Robin se acerca a Batman, y nota algo extraño en la piel de su cuello, apenas expuesto por el traje. Con cuidado hace a un lado la tela y observa un diminuto objeto en su piel.

-Doctor, ¿me podría prestar una pinza?

El anciano revisa las gavetas y saca unas pequeñas pinzas que le entrega al momento. Robin acerca la pinza y toca el objeto, que tira una descarga, haciendo que el muchacho retire su mano.

-¿Qué fue eso? –pregunta el científico.

Robin revisa su cinturón y saca un pequeño spray. Con cuidado esparza un poco sobre el objeto y espera que se endurezca. Luego, lo retira con las pinzas y lo pone sobre un platillo para muestras.

Los dos esperan unos segundos, hasta que el monitor de Batman empieza a cambiar.

-Su pulso y respiración… es increíble.

Robin se acerca a J’onn y comienza a revisarlo. –Dr. Hamilton, me ayuda a levantarlo.

El médico sostiene el cuerpo del marciano, mientras el más chico y revisa. Un artefacto igual estaba en el cuello, atrás. Así que Robin sigue el mismo procedimiento y retira el aparato. Casi de inmediato, los signos vitales de J’onn empiezan a cambiar.

Robin se acerca una mesa y con cuidado retira los restos de la espuma del aparato. –Parece que suelta pequeñas descargas eléctricas, posiblemente al cerebelo, para controlar los impulsos neuronales –explica el muchacho que revisa el aparato en un microscopio.

-Es increíble… ¿cómo sabes todo eso, si eres un niño?

Robin sonríe, -Bueno, ser el compañero de Batman exige más que saltar techos.

-Eso es muy cierto –dice Batman, quien con dificultad se va enderezando.

El joven se acerca a su mentor. Sentía deseos de abrazarlo pero mantuvo una actitud fuerte frente a Hamilton.

-Bien hecho –le dice Batman al poner su mano en su hombro. -¿Qué ha pasado?

-La Atalaya fue tomada, estamos aislados.

 

 

Mientras tanto, en Apokalips, el clon de Batman entró al palacio. Pero no fue al laboratorio, sino que bajó a la mazmorra. Caminó entre varios pasillos oscuros, hasta que llegó a un sitio muy bien resguardado. Ordenó a los guardas que lo dejaran entrar.  Había varias celdas, pero su interés era la del fondo. Ahí, estaba John y Wally. El moreno con golpes en su rostro, y un corte en su brazo, mal vendado. Wally, estaba inconsciente. Su cabeza estaba recostada sobre la pierna de John, su cuerpo temblaba, su pierna tenía una enorme herida desde el tobillo hasta la rodilla, con sudor en su frente, síntomas de una posible infección. John volvió a ver al clon, -¿Qué demonios quiere tu amo ahora?

El clon no dice nada, solo los observa en silencio. -¡Maldita copia, qué quieres de nosotros! ¿Vienes a terminar el trabajo que inicio el thaganariano?

Dos parademonios se acercaron por detrás al clon de Batman, dijeron algo extraño, en su idioma. Batman sacó del cinturón un arma y les disparó un rayo, destruyéndolos en el acto. Guardó la muestra de piel de Superman en el cinturón, y abrió la reja. Sin decir nada, abrió las cadenas que aprisionaban a John y Wally. Levantó al pelirrojo y lo puso sobre su espalda. John no entendía que pasaba, pero luego entro en cuenta. -¿Bruce? ¿Eres tú?

-Tienen que salir de aquí, ahora –respondió sin más.

Notas finales:

Quiero agradecerles a todos sus comentarios. Esta historia ha llegado a más de 3000 visitas, y eso me complace mucho. Me encanta que den su punto de vista, sus comentarios o críticas, todas serán bienvenidas.

Una pequeña aclaración: Kilowog y Jade son linternas verdes. Kilowog es alienígena, quizás, el linterna no humano más conocido tanto por los comics como las series de televisión y peliculas animadas, y Jade era la hija del pimer Linterna Verde humano, Alan Scott, y fue linterna verde por un breve tiempo, la única humana que ha portado un anillo de poder.


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