Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ocaso del Caballero de la Noche por JessJe

[Reviews - 178]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 27: Una noche acalorada

 

Alfred suspiró al examinar el abdomen de Tim. Tenía un moretón que sobresalía por la palidez de su piel, pero también habían otros golpes viejos, así como una pequeña cicatriz de una puñalada que había recibido en un costado meses antes por uno de los secuaces de Pingüino. Mientras Alfred verificaba, Tim estaba recostado en el sofá. El anciano revisó con cuidado, haciendo que el chico se quejara un poco cuando apretaba un poco su piel, pero al final bajó su camiseta aliviado al comprobar que no había un daño mayor. –Lo bueno es que no hay alguna costilla dañada, ni sentí un órgano perforado. ¿Ha tenido náuseas?

-No. Solo el golpe, que me duele un poco –le responde sentándose.

El anciano sentía dolor por verlo así. De niño, Bruce tuvo tutores, por lo que nunca tuvo relación con otros chicos. Dick era popular entre sus compañeros y amigos, los pocos años que fue a clases. Y Jason… bueno, era Jason. Era normal que tuviese una pelea a la semana por lo menos, pero nunca permitió que otros abusaran de él, a veces, él era el abusivo, lo que lo llevaba a tener encontronazos con Bruce. De todas formas, solo llegó a cursar un año en secundaria, antes que Joker lo asesinara. Pero Tim era diferente. Callado, pausado, no le conocía amigos, a diferencia de sus hermanos. Era esa inteligencia, y sobre todo, ese sentido de responsabilidad que tenía lo que lo alejaba de los muchachos de su edad. Ese pensamiento de no devolverles los golpes por que eran chicos, era muy irónico, ya que olvidaba que él mismo era un muchacho también. Pero el estar tanto tiempo rodeado de adultos, la pérdida de sus padres, así como la tragedia de Jason, había hecho que madurara muy rápido. Sin embargo, había algo que le inquietaba.

-Joven Tim, ¿por qué ocultarnos lo que pasaba?

-Bueno, ya te dije Alfred, con todo lo que ha pasado, esto es en realidad una tontería.

-No, está muy equivocado. Esto es muchas cosas menos una tontería. Ha sido torturado por esos muchachos por semanas, e independientemente de lo que sucede en el entorno de Batman, sus problemas tienen importancia también.

-No, no es así, al menos con esto no… Alfred, soy Robin, el compañero de Batman. He enfrentado a delincuentes, dementes, hasta seres de otro planeta. Lo que sucede en el colegio no es nada comparado con lo que he visto.

-No puedo negar que su vida es por demás peculiar si se compara con la del joven promedio, sin embargo…

En ese momento, el comunicador se activó. Alfred sintió incomodidad, al tener que cortar la conversación. -Disculpe joven Tim… Señor Balack, ¿sucede algo?

Balack/Batman observaba desde una torre en construcción, oculto, movimiento en el puerto de Gótica. Varios hombres bajaban cajas de un contenedor, tenían a los guardas amordazados. Pero era su líder que le llamó la atención, -Localicé a Dos Caras. Están robando un contenedor de Kord Inc. ¿Puedes darme información?

Alfred suspiró, -En un segundo, señor… Joven Tim, tengo que…

-Descuida Alfred, es más iré contigo, ya que no fui a patrullar.

El chico corre a la baticueva, dejando a Alfred preocupado, y pensando en qué hacer para ayudarlo.

 

Diana fue ver a Hal. Este estaba ya consciente. La cámara había sanado sus heridas internas, pero aún estaba débil y golpeado. Al verla entrar, quiso levantarse, pero Diana puso una mano en su hombro y lo hizo recostarse. –No te muevas Hal. Alcor nos dijo que debías estar aún en reposo por unas horas.

-Me siento… mucho mejor –les dice con esfuerzo.

-Aun así, debes obedecer las órdenes –le responde. Hal asiente y ve hacia el techo. -¿Y qué pasó con Clark?

-Está en la mansión Wayne. Bruce está con él.

Linterna los vuelve a ver asustado, -¿Lo dejaron solo con él?

-Fue decisión de Batman. Arrow está con ellos, así que no debes preocuparte.

-¿Qué no debo preocuparme? ¡Diana, Superman enloqueció! ¡Casi nos mata!

-Fue kriptonita roja, Hal. Tenemos a varios miembros de la Liga investigando.

-¿Quiénes?

-J’onn, Canario y Pregunta.

Hal la veo de reojo, -¿Le pidieron a Pregunta que los asistiera?

-Bueno, él fue voluntario, de hecho –le dice con una pequeña sonrisa –Ya estaba en el canal cuando llegaron Canario y J’onn. Desde que vio las imágenes por televisión, concluyó que Superman fue víctima de un complot para dañar su imagen. Así que un poco de su paranoia no irá mal al menos en este caso.

Hal aprieta la sábana que lo cubría, -Imagino que los medios deben estar enloquecidos por lo que pasó.

-Sí, se convirtió en el tema del día, y el senador Wells está exigiendo que Superman responda por lo que hizo.

-Ese maldito, y ¿la Liga ya dio una declaración?

Diana queda en silencio, haciendo que Hal abra los ojos molesto, -¿No hemos dado una respuesta? Diana eso es contraproducente.

-Debíamos esperar a comprobar el estado de Clark, además, no estamos todos aún. Tú estabas inconsciente, Shayera, Wally y yo heridos, Bruce en cama, y Clark estuvo desaparecido prácticamente todo el día.

-Aun así. Hay que dar la cara, en especial, Clark. Debe enfrentar a la prensa… mmmm… -se quejó Hal. Diana le sonrió comprensivamente, -Entendemos, no te preocupes, nos encargaremos de eso a primera hora, después de hablar con Clark. Necesitamos probar que todo fue provocado y descubrir por quién.

-Bien… y dime, ¿cómo detuvieron finalmente a Superman?

Diana se quedó con dudas, pero finalmente le dijo, -Pues, fue Batman

-¿Batman? ¿Acaso Bruce…?

-No, fue Balack. Él se puso el traje de Batman y…

-¡¿Qué él hizo qué?!

 

-Según la declaración en Aduanas, son componentes para la construcción de armamento experimental –le dice Alfred por el comunicador.

-Es extraño, no es el tipo de robo que acostumbra Dent –interrumpe Tim.

Balack se pone de pie, y respira profundo. Estaba algo nervioso. Pero al ver que un criminal golpeaba a uno de los guardas, actúo.

Por medio de las cámaras instaladas a lo largo del puerto, Alfred y Tim no perdieron detalle. Balack lanzó bolas de humo. Dos Caras, sin perder tiempo se sube al camión y se dirige a su secuaz, -¡Arranca, rápido!

 

Uno a uno fueron cayendo al suelo los compiches de Dos Caras.

Cuando el humo se disipó, los tres guardas atados vieron a 6 hombres en el suelo, y Batman en el centro.

-¡Batman! ¡Dos Caras se escapa! –le dice Tim desde el comunicador.

-Estoy en eso –le responde al lanzar la garra y volar de un edificio a otro. El camión iba ya a varias cuadras de distancia del lugar donde era la lucha, lo que hizo que Dent respirara tranquilo. –Bien, ahora vamos a…

Un golpe en la parte superior del camión los asustó. Dent y el otro sujeto sacaron sus armas, pero la mano de Batman quebró la ventana del conductor, lo tomó del cuello y lo empezó a sacar. Dent tomó el volante con una mano, mientras intentaba dispararle, pero Balack se hizo a un lado, hasta que dejó medio cuerpo del conductor afuera, lo golpeó y luego lo lanzó a la calle.

-Ufff… eso debe haber dolido –exclama Tim, pero Alfred se queda en silencio.

Dent frenó, haciendo que Balack volara y cayera en la calle.

-Ahora me encargaré de ti, maldito –decía Dent mientras arrancaba el camión y se lo tiró encima. Balack tuvo tiempo de salir de la vía del camión, mientras este se alejaba. Batman se puso de pie y vio el camión alejarse.

-¡Debe seguirlo, Batman! –le indica Alfred

-Eso no va a hacer problema –le dice mientras saca de su cinturón el localizador. –No escapará.

Algunas personas que caminaban por la calle, vieron como el Murciélago nuevamente se iba del lugar, con ayuda de su garra. Uno que otro fotografió a Batman e inmediatamente twitteo el regreso del Caballero Oscuro a Gótica.

Tim cayó en el sillón, -Vaya, eso fue emocionante. No lo hizo mal para ser la primera vez, ¿no crees? –le pregunta a Alfred, pero este no responde.

-¿Sucede algo?

-No, creo que es mejor que vaya a la cama, joven Tim. Debe descansar.

-Pero Alfred, si Balack necesita…

-Estaré pendiente, no se preocupe joven Tim.

 

Entre tanto, en la camioneta de Flash, Wally y Dick no estaban viendo películas como era su objetivo inicial. Quince minutos del filme, un par de bromas, tres cervezas, algunas caricias solapadas y un par de besos, hicieron que Dick fuera poco a poco cediendo.

-Mmmm… Wally… espera… -gimió Dick, pero Wally lo cayó con sus labios. Ambos estaban recostados en el sofá, con una película que hacía rato no veían. El pelirrojo gruñó al no poder tocarlo como deseaba, así que se retiró el soporte del brazo.

-No hagas eso, tu brazo…

Pero este sonrío al mover el brazo con total tranquilidad, -Ves, está como nuevo, ahora sí, a lo que vinimos.

Se costó a su lado, para no lastimarlo, pero con ansias apretaba su culo, mientras tomaba su rostro y le besaba la oreja. Dick sentía que su miembro iba a explotar en su pantalón, así que fue quitándose la faja desesperadamente. En cierto modo se sentía frustrado por ser tan débil ante las caricias de Wally, pero el pelirrojo sabía cuales botones tocar en la anatomía del menor para volverlo loco. Dick poco a poco se fue soltando más. Sus besos y caricias se hacían cada vez más apasionados, más posesivos que del mismo Wally, que permitió que su pareja tocara cada centímetro de su cuerpo, hasta que sintió sus manos buscando su orificio con ansiedad.

-Dick… mmmm… ¿qué haces amor? –le susurra en el oído.

El pelinegro no le responde. Mete sus manos en el pantalón, y ya sin tela que le obstruya, acerca sus dedos a ese punto tan anhelado por él. Es cuando siente uno de los dedos de su pareja tratando de introducirse que suspira y se separa unos centímetros. Dick, gime de frustración, pero se sorprende al ver el rostro de Wally, normalmente enrojecido en momentos así, ahora pálido. -¿Qué sucede? –le dice suavemente, pero este no responde. Se aleja un poco de él, pero entonces Dick cae en cuenta y se endereza con una leve sonrisa. –No me digas, ¿esperabas que fuera yo el que siempre mordiera la almohada? –le dice en tono de burla.

-Yo… es que nunca he hecho nada así… tú sabes… estar abajo.

-¿Y? Yo tampoco hasta hace dos días.

Se acerca a él, hasta dejar sus labios a unos cuantos centímetros de los suyos, -¿No confías en mí? –le susurra.

Wally sonríe ante el comentario tan tonto, -Con mi vida.

-Probemos, y si no nos gusta… no lo hacemos más, pero realmente desearía… intentarlo.

El pelirrojo lo besa tiernamente, se quita la camiseta, y se acomoda para recostarse en el sofá, mientras Dick le da campo.

-Bien, hazme tuyo, pero se tierno, recuerda que soy una flor delicada.

Dick se ríe ante el comentario –Que idiota eres –responde al acercarse y besarlo. Mientras sus lenguas batallaban entre sí, Dick tomaba sus brazos con fuerza. Su lengua recorrió todo el camino desde su cuello hasta su abdomen, mientras le terminaba de soltar su pantalón. En cuestión de segundos, terminó de desnudarlo y él mismo se quitó lo único que quedaba de su ropa para luego tomar su pene e introducirlo en su boca. Wally suspiraba al sentir como su mejor amigo separaba sus piernas, dejándolo completamente expuesto a sus deseos. Después de varios minutos, Dick dejó su miembro, y siguió dándole placer con su mano, mientras acercaba su lengua atrás. Recordando el indescriptible placer que Wally le había hecho sentir antes, se dedicó por completo a lubricarlo. Wally sentía dolor, pero en vez de sentir molestia, su cuerpo se erizó y temblaba al sentir la lengua intrusa en su cuerpo.

-Dick… ammmm… hazlo. Más… más profundo –gemía, mientras se sostenía del sofá con fuerza. Tenía los ojos cerrados, no deseaba abrirlos, por temor a venirse en ese momento al ver a Dick. Quería disfrutar de todo aquel frenesí, pero con su amado dentro de él.

-Mmmm... Dick, ¡hazlo! ¡Por Dios!

Dick se recostó sobre él, y acercó su miembro en la entrada de Wally, que suspiró cuando lo sintió en su piel. Se introdujo apenas, haciendo que Wally gimiera con fuerza. Levantó su pierna y la recostó sobre el respaldar del sofá, para tener un mejor ángulo, y poco a poco fue introduciéndose más, hasta estar completamente adentro.

-¡Dios, Wally! Duele… está… muy apretado.

Pero este no respondió. Estaba fuera de sí, completamente entregado a lo que estaba sintiendo. Después de un par de minutos, Dick inició el vaivén de su cuerpo contra el del pelirrojo. Los gemidos de Wally parecían más gritos ahogados. El más joven lo tomó de la cintura, y fue aumentando el ritmo, mientras Wally tomaba su propio miembro y se masturbaba con cada golpe que sentía en su cuerpo. Era su esclavo, completamente dispuesto a que Dick hiciera con él lo que deseara. Abrió los ojos, para ver la escena más erótica que había visto: el hombre que amaba, casi sobre él con los ojos cerrados, gimiendo mientras golpeaba con fuerza sus nalgas. Sus labios temblaban y sus manos dejaron su cintura, para posesionarse de sus brazos. Pero Dick paró de repente y fue sacando su miembro, haciendo que Wally gimiera con frustración.

-Dick… sigue, por favor.

Este se enderezó y con cuidado le dio vuelta. Wally simplemente dejó que su pareja tomara toda la iniciativa, como si su cuerpo ya no le perteneciera. Quedó boca abajo y levantó un poco su cuerpo, dejándose expuesto. Dick se acercó a su cuello y empezó a besárselo, mientras volvía a introducirse en Wally. Éste gimió con más fuerza al sentir nuevamente el cuerpo de Dick sobre él.

El penetrante olor a sexo, provocaba que ambos fueran ciegos a lo que pasara alrededor, hasta que llegaron al punto culminante. Cuando Wally entró en sí, estaba recostado de medio de lado, al igual que Dick, que estaba a su espalda, abrazándolo completamente. Su boca estaba cerca de su cuello, y pudo sentir su cálido aliento, mientras suspiraba con placer. Tomó la mano que lo abrazaba por la cintura y la besó tiernamente, -Podríamos… hacerlo… un día tú, un día yo…

-Piensas… que podríamos… aguantar ese ritmo –le dice mientras cierra los ojos y deja salir un ligero bostezo.

-Bien, yo no sé tú… pero estaría dispuesto a un round 2 –le responde pícaro.

Después de unos segundos de no escuchar una respuesta, Wally se voltea -¿Dick?

Sonrió al verlo dormido. Se termina de voltear y queda frente a él. Acaricia su rostro y le besa la frente, -Siempre te duermes en el momento más inoportuno.

Lo abraza y cierra los ojos, para caer también en un dulce y placentero sueño.

 

J’onn, Canario y Pregunta fueron transportados al lugar donde dormía el último. Dormía, pero no había como llamarlo un hogar. Era una vieja bodega a las afueras de Hub City. El sitio tenía una pequeña cocina, una mesa con dos sillas, una cama pequeña en el fondo, al lado de una puerta, que seguro daba al baño. Pero lo que dominaba el lugar, era una enorme pared, con mapas de diferentes ciudades, varios pizarrones, con diferentes hechos escritos, trozos de noticias pegados y varios enlaces entre ellos, así como tres computadores y una vieja radio para escuchar las transmisiones policiales. Pregunta era el rey de la conspiración. En todo lo que observaba, encontraba un complot. El eterno paranoico, guardián de Hub City, era muy subestimado por la mayoría. De hecho, de los fundadores, los únicos que le daban algún tipo de crédito era Batman, con quien había trabajado en más de una ocasión y el mismo J’onn, que conocía sus intenciones, aunque aún tenía reservas en cuanto a sus extrañas ideas. Fue una lucha sin cuartel para que fuera incluido en la Liga, hasta que Batman imperó sobre la opinión de los demás. Finalmente, ¿quién era capaz de negarle algo al Hombre Murciélago?

 

Canario observó el lugar, y le causo algo de gracia que viviera en forma tan simple, sin embargo, debía tener recursos, ya que tenía varias antenas afuera, -Lindo sitio –le responde con sarcasmo.

-Gracias, supongo que está bien para mí. No necesito mucho en todo caso.

El hombre sin rostro puso en su escritorio los restos del vaso que había sido roto por Superman, y sacó un viejo lector de kriptonita que hacia algunos años le había cedido Batman para una investigación.

J’onn se acercó a él, llevando una silla de su sencillo comedor y se sentó a su lado. –Reconozco que has hecho una buena labor buscando pruebas que liberen de culpa a Superman, pero en la Atalaya tenemos equipo de alta tecnología…

-Es cierto, pero aquí tenemos lo que se necesita, además, ese lugar no me gusta.

Canario lo vuelve a ver extrañada, -¿La Atalaya?

-Aunque este en el espacio, ya ha sido objeto de ataques y hackeos. No confío en sus equipos. Los míos son algo rústicos, pero están completamente fuera del foco de las grandes empresas conspiradoras. Y este asunto es mucho más grande de lo que ustedes suponen. Es mejor tener protegida la información que tenemos hasta ahora. Además, La Atalaya es… muy brillante para mi gusto.

-¿Brillante?

-Espera Canario… Pregunta, ¿qué quieres decir con que es mucho más grande?

-Es simple, J’onn Jonzz. El proceso para sintetizar la kriptonita roja primero y luego convertirla en granos de polvo solubles en agua es arduo y por demás caro. No cualquiera haría un trabajo como ese, además que muy pocos tienen acceso al equipo para realizarlo.

-Entonces la lista de sospechosos presume ser corta.

-De hecho así es –en ese momento, en su viejo monitor aparecen los rostros de 8 personas. –Conozco a esos dos, Eliah Kord y Steven Richmond. Tienen contratos militares con el gobierno.

-Y  Kord Inc. fue víctima de un robo esta noche en Gótica. El doble de Batman está en eso.

J’onn y Canario se vuelven a ver extrañados. -¿El doble? No sé qué quieres decir con…

-Conozco a Bruce Wayne hace años, Canario Negro. Sé que el hombre que se presentó con el traje de Batman esta mañana no era él. Sin embargo, dadas las circunstancias, supongo que tiene el visto bueno de Wayne, sino, no andaría patrullando tranquilamente.

J’onn observó a los 8 y le llamó el tercero, -Deberías eliminar a Lex Luthor de esa lista. Es obvio que él no es. Desapareció con Darkseid hace años.

-Sí, pero el gobernante de Apokolips regresó, ¿no es así? Si él pudo, ¿por qué Luthor no?

Los dos se quedaron en silencio ante la simple y real lógica de Pregunta, que había quitado la ventana y seguía tecleando. Apareció la fotografía de la mujer que le había entregado el vaso con agua a Superman.

-Ahora, los productores dicen que no sabían quién era esa chica, pero uno asumió que el otro la había contratado. Después de la escena con Superman, ella desapareció. Hay que encontrarla.

-Bien, a menos que tengas un programa de búsqueda de rostros en tu vieja computadora, creo que lo mejor es que vaya a la Atalaya y la ubique.

-Ve Canario, yo me quedo con Pregunta.

La mujer tomó la fotografía de la chica y pidió ser transportada de inmediato. Luego que se desvaneció, Pregunta se puso de pie, y con chinches puso la bolsa hermética con los fragmentos de vaso en la pizarra, así como una copia de la fotografía de la mujer.

-¿Así que eres de la vieja escuela? –le pregunta J’onn al observarlo.

-La tecnología ayuda, pero en ocasiones el viejo método es el más apropiado –le responde. Se queda pensativo algunos segundos, luego vuelve al computador.

J’onn lo observa en silencio, algo impresionado, -¿Ocupas ayuda?

Pregunta lo vuelve a ver y luego deja que la impresora funcione. –Imprimí la lista de las últimas conversaciones que llegaron al canal dos horas antes de la presentación de Superman. Es necesario saber quiénes tuvieron contacto con el canal y ver si hay algún nexo con la lista de 8. ¿Me ayuda?

 

J’onn asiente, pero con una ligera frustración, “Supongo que será una larga noche”. Pasaron varios minutos. J’onn seguía su búsqueda, “a la antigua”, pero algo en el sombrío hombre le llamaba la atención. Emociones extrañas fluían de él. Fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua. Cuando caminó nuevamente hacia su silla, le llamó la atención dos fotografías que Pregunta tenía en su cómoda. Se acercó y las vio. En una de ellas, estaba una niña en una silla de ruedas, no podía tener más de 15 años. Sonreía, con una gran inocencia. En la otra, un rostro conocido. Una mujer, acompañada con un hombre de pelo rubio cenizo. Era Lois Lane, pero mucho más joven.

-¿Qué estás haciendo?

Pregunta estaba detrás. Aunque era imposible ver su expresión, su voz estaba llena de enojo, y J’onn puso sentir la ira en él. -¿Quién es la niña? ¿Es tu hija?

El Hombre sin Rostro toma ambas fotografías y las guarda en su gaveta. –Vete.

-Estamos investigando…

-No necesito que uno de ustedes averigüe sobre mi vida. Largo, yo seguiré solo. Si sé de algo, les avisaré.

J’onn asintió, y pidió ser transportado. Luego volvió a ver a Pregunta, -Lamento la molestia.

Cuando este se desvaneció, Pregunta cayó sobre la cama. Se quitó la máscara, dejando a la luz sus ojos verdes, su expresión triste y su cabello rubio cenizo. Abrió la cómoda y sacó la fotografía de la niña. La miró por algunos segundos con profunda tristeza, y luego sacó la otra, la imagen de Lois Lane y él. Finalmente, las dejó en su sitio y fue a su escritorio, a seguir con su trabajo.

 

 

Balack/Batman se acercó a una vieja bodega a las afueras de Gótica. La señal venía de ahí. Pero sintió un movimiento y observó alrededor. Miró hacia un punto, oculto por las sombras y frunció el ceño. –Sé que estás ahí, sal.

Batgirl salió de su escondite. Se puso frente a él, con un rostro frío. –Así que eres el clon.

Balack no le contestó. Se volteó y siguió observando el lugar con sus binoculares, para planear el asalto.

-Alfred me pidió que te acompañara. No podrás hacerlo solo.

Éste no le respondió. Sacó su gancho y lo activó.

-Necesitas mi ayuda, aunque tengas algunos recuerdos del verdadero Batman, no conoces a Dos Caras.

-No he dicho que no puedes venir –le responde con una sonrisa y se va. La pelirroja suspira y lo sigue, “Batman no sonríe”.

Llegaron al techo. Desde un ventanal, observaron el camión y dos guardas cuidando. Balack abrió con cuidado y entró junto a Batgirl. Sacó de su cinturón un micrófono de alta potencia y lo activó. Luego siguieron por las vigas del techo hasta llegar a una oficina. Balack puso otro micrófono y llamó a Batgirl para esconderse, al escuchar que Doble Cara entraba a la bodega. El murciélago se puso un auricular y le ofreció el otro a la pelirroja, quien lo puso en su oreja.

Dos hombres acompañaban a Doble Cara. Dent tomó asiento en el escritorio, y los otros en las demás sillas. –Nuestro comprador está satisfecho. Vendrá por los componentes mañana a las 11 de la noche –le dice uno de sus asistentes.

Dent sonrió, -Excelente, ya quiero deshacerme de estas cosas de una vez por todas. Batman no parará hasta encontrarnos.

-Jefe, ¿para qué son esos componentes?

-Aprenderás Grub, que no es sano hacer tantas preguntas. No debemos preocuparnos por eso, lo importante es cuidar de ellos y estar pendientes que el Murciélago no arruine la venta. Lo que haga el comprador con ellos es su problema.

Balack le hace una seña a Batgirl, y silenciosamente salen de la bodega. Vuelven al techo donde se había encontrado la primera vez, él tranquilo, pero ella molesta. -¿Por qué nos fuimos? Era el momento de detener a Dent.

-¿Y perder al comprador? Ese hombre es tan culpable como Doble Cara. Si esperamos hasta mañana, sabremos quién es y podremos capturarlo. Lo mantendré monitoreado. Al menos, ya sabemos cuándo será la venta, solo falta saber en dónde.

La mujer se queda pensativa, -Supongo que tienes razón.

El murciélago vio que el sol empezaba a salir, -Creo que es hora de regresar. ¿Te veré mañana?

La mujer sonríe, -No lo dudes ni por un instante.

Balack sonríe y se va. Bárbara lo observa alejarse y luego activa su comunicador, -¿Y qué opinas Alfred?

El anciano sonrió, -Estuvo bien, para ser la primera vez. Aun así, mantenga un ojo sobre él, señorita Bárbara.

-Pensé que confiabas en él.

-Confío, sin embargo, a pesar de sus buenas intenciones, no es el amo Bruce, y no deseo que su legado quede opacada por un acto inapropiado del joven Balack.

-Descuida, dudo mucho que eso llegue a pasar. ¿Cómo sigue Bruce?

-Mmm… iré a primera hora, para comprobar su estado.

-Nos vemos entonces Alfred. Me avisas si algo sucede, no importa la hora. Yo… iré a descansar un poco.

Al llegar al segundo piso, Alfred vio a Oliver dormido, sentado incómodamente en una silla, frente a la puerta de Bruce. Fue en silencio y abrió la puerta. Al acercarse a la cama, vio, en medio de la cortina que cubría la cama, la mitad del cuerpo desnudo del amo Bruce, mientras abrazaba a Clark. Ambos estaban profundos. Alfred observó una paz que hacía tiempo no veía en el rostro de su protegido. El anciano sintió un poco de vergüenza al verlos en ese estado, y decidió salir sin hacer ruido. Al cerrar la puerta, Oliver se movió un poco, pero siguió durmiendo. “Que bien que cuida usted, señor Quinn”, pensó mientras movía la cabeza en muestra de desaprobación. Luego fue a la habitación de Tim. El chico estaba dormido, echo una bola con sus cobijas y abrazando con fuerza su almohada. Sintió pesar al ver su rostro golpeado, y decidió que debía hacer algo al respecto. A primera hora hablaría con Bruce. Bostezó, así que salió de la habitación y fue a la cocina, a esperar a Balack.

 

Por fin amaneció. El primero en abrir los ojos, fue Wally, al escuchar el sonido de su comunicador. Dejó a Dick, que seguía dormido y puso el artefacto en su oreja, -¿Ya amaneció?

-Me temo que sí Flash –le responde Diana con una sonrisa. –Sé que ayer fue un día pesado, pero es necesario que nos reúnamos. Está sucediendo algo sumamente grave y es necesario que  los fundadores lo tratemos de inmediato.

-Mmm… ok. Estaré ahí en media hora.

El pelirrojo se frota los ojos frustrados. Se sentía exhausto, pero no podía faltar, no después de lo sucedido horas antes. Otro sonido se escuchó en la camioneta, pero no era el comunicador. Fue y tomó su celular, y suspiró al ver quien era. Se quitó el comunicador e inmediatamente contestó, -Es muy temprano, ¿no te parece?

-Lo lamento Wally. Pero esto no puede esperar. Algo pasó y necesito hablar contigo ya.

-Tendría que ser más tarde, Linda. Ahora tengo una reunión de trabajo importante. ¿No puedes decirme de una vez?

-Lo siento, tiene que ser frente a frente. Wally… por favor, saca unos minutos de tu “ajetreada agenda” y búscame. Estaré en la oficina hasta las cuatro.

-Como digas, nos vemos.

 

 

Después de hablar con Diana, Oliver se puso de pie . Le dolía el cuello, y con justa razón. Se había quedado dormido en la silla, frente a la puerta de la habitación de Bruce. Miró su reloj y gruñó al ver la hora. Ya había amanecido y se sentía frustrado. Fue hacia la puerta, y acercó su oreja. Al no escuchar ruido, tocó. No hubo ruido. Volvió a tocar, ahora mucho más fuerte.

Clark se despertó al escuchar la puerta, -¡Un momento!

Pasó su mano por el cabello y volvió su vista a Bruce, que empezaba a despertarse. -¿Qué sucede?

-No sé, iré a ver.

Clark se puso el pantalón, cuando escuchó nuevamente el toque en la puerta.

-¡Voy! –dice ya frustrado.

Al abrir, se sorprendió con la presencia del arquero en la puerta, -¿Quinn? ¿Qué haces aquí?

-Sirviéndoles de chaperón, que más –le responde al entrar.

Clark pone una mano en su pecho molesto, -No puedes entrar así.

-Traquilo Big Boy, no hay nada ahí que no haya visto antes –le dice con un poco de sarcasmo y va hacia la cama.

Clark se queda unos segundos pensativo, luego cierra con fuerza y va hacia Oliver molesto. -¿Qué quieres decir con eso?

El rubio sonríe y ve a Bruce, que estaba cubierto con su sábana, pero dejando su torso al descubierto. -¿Qué estás haciendo en mi habitación Quinn?

-Quise comprobar que estaban vivos.

-Pues ya lo hiciste, ahora vete –le responde Bruce molesto.

-¡Oye! ¡No tienes derecho a echarme de esa forma! Les cuides las espaldas para que tuvieran su noche acurrucaditos.

-¿Qué quieres decir? –le pregunta Clark sin entender.

-Pues que esperabas, ¿dejar a los muchachos y Alfred aquí para escucharlos en medio de su lujuria? Tuve que sacarlos a comer pizza, y luego Alfred me pidió que estuviera al tanto de ustedes. Por cierto Clark, ayer provocaste todo un escándalo.

El Hombre de Acero suspira, -Lo sé, y tendré que enfrentar a los medios.

-Bien, pero ahora debes irte conmigo a la Atalaya. Wonder Woman se comunicó, algo está pasando y deben solucionarlo ahora.

-Bien, llama a Alfred, necesito su ayuda para prepararme –le dice Bruce mientras trata de enderezarse.

Los dos hombres lo vuelven a ver, y es Clark quien toma la palabra. –Bruce, creo que no deberías ir…

-Tonterías, sigo siendo uno de los fundadores, debo ir, más si esto de atañe a ti.

-Eso a Alfred no le va a gustar.

-Eso me tiene sin cuidado Quinn. Llámalo.

El rubio asiente y los deja solos. –Bruce, creo que deberías estar en reposo como indicó Alcor, es perjudicial una recaída en tu estado.

-Nada de lo que me digas me hará cambiar de parecer.

 

John bajó de la nave, pero le extrañó varias cosas: primero, el hangar estaba repleto de técnicos, lo cual no era común a esa hora. Por otra parte, todos se veían nerviosos. Y además, ninguno de sus amigos llegó a recibirlo. Fue hacia el comedor, pero se impactó al ver a Shayera en el pasillo, no por su presencia, sino por su estado. John se acercó y observó su ala y su brazo en un soporte, su rostro golpeado horriblemente, y algunos cortes en su piel. Quiso tocarla, pero se detuvo, casi conmocionado de verla así.

-Shayera, pero… ¿qué demonios te pasó?

-Hola John, ¿cómo estuvo tu viaje? –le dice tratando de desviar el tema.

-Genial… contéstame, ¿quién te hizo esto?

-Es que… John debes tomarlo con calma.

Linterna no comprendía porque se veía nerviosa. Verla golpeada, y tartamudeando, lo empezó a asustar. Conforme Shayera le iba contando, el miedo de John se fue convirtiendo en ira.

 

Entre tanto, Superman fue transportado junto con Batman directamente a la sala de reunión, ya los esperaba J’onn y Diana.

Clark se acercó tímidamente a ellos, -Yo… lamento…

-Descuida Clark, sabemos que no fue tu culpa –le interrumpe Diana.

-Estoy de acuerdo con ella, ahora debemos esperar a que…

En ese momento, Flash entra a toda velocidad a la sala. Se quedó boquiabierto al ver a Batman en una silla de ruedas, pero aún más a Superman. El pelirrojo lo mira con algo de miedo, lo cual no pasa desapercibido a Clark.

-Es un gusto verte, flash. –le dice Batman.

El pelirrojo lo vuelve a ver y le sonríe, mientras le da la mano. –Igual, Murciélago.

-Ya solo falta Hal y Shayera.

-Hal no podrá venir, sigue aún… afectado. –le dice Diana guardando un poco de pena hacia Superman, quien baja la mirada.

-Shayera ya viene, acompañada por John Stewart.

-¿El regresó de dejar el clon con los Guardianes? –pregunta Wally con interés.

-Así es, hace unos minutos.

 

Ambos entran. Clark se queda sin aliento al ver el estado de su compañera. Su rostro morado, un soporte que protegía su ala y su brazo, pero sobre todo, esa mirada vacía. Pero más se impactó cuando John se abalanzó sobre él con furia. -¿¡Qué demonios hiciste?! –le reclama mientras lo toma del traje. Sin embargo, Clark no reacciona.

Diana y J’onn va hacia ellos y separan a John de Superman.

-Escucha John, fue la kriptonita –le intenta explicar Diana, pero este no hace caso.

-¡No me importa que haya sido! ¡Mira el estado en que se encuentra Shayera! ¡A Hal casi lo mata! ¡Por poco asesina a todos, ¿y quieres que me calme?!

-¡Ya basta Stewart! –grita Batman haciendo que todos vuelvan a ver. –Ningún reclamo hará que el tiempo retroceda. Ahora, hay que tomar decisiones y aceptar las consecuencias. Pero lo que sucedió con Superman fue un ataque directo hacia él, y por tanto hacia la Liga misma. Debe ser atendido de inmediato.

Los demás se quedan en silencio. Flash, Wonder Woman, J’onn y Superman toman asiento. Batman acerca su silla a la mesa, pero Shayera se queda inmóvil, de pie.

-Shayera, John, tomen asiento –les indica Diana.

-Olvídenlo, yo estoy fuera de este club hace años. Lo dejé muy claro cuando les ayude con el tema de Alcor.

-Stewart –le habla Batman, más suavemente. –Te necesitamos ahora.

-Ja, ¿para desempatar Bruce?

-Para tomar la mejor decisión. El asunto es muy delicado, John, y nos compete a todos, por favor –le insiste Diana esta vez. John vuelve a ver a Shayera, -Me quedo si ella decide hacerlo, sino me voy con ella.

La mujer observa a cada uno, pero sus ojos se quedan con Superman, que la observan en silencio. –Yo me quedo.

La mujer se sienta, y a su lado, también lo hace John. –Que quede claro, estaré aquí mientras Hal esté fuera. Después me iré.

 

Mientras el grupo de siete empezaba esa reunión decisiva para el futuro de la Liga, en la Tierra, grupos en contra del Hombre de Acero rodeaba el Salón de la Justicia, mientras el Senado empezaba a prepararse para la presentación del Senador Wells. En la Atalaya, también habían opiniones encontradas, sobre lo sucedido el día anterior, y más al saber que Superman estaba presente, con los fundadores.  A varios kilómetros de Metrópolis, Alfred por fin, descansaba, después de más de 24 horas tortuosas. La vida empezaría a cambiar, tanto para la Liga, como para el Batclan.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).