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Ocaso del Caballero de la Noche por JessJe

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Capítulo 29: Recuento de los Daños – II Parte

 

 Alrededor de 50 personas estaban reunidas alrededor de la plataforma, esperando. Entre tanto, Bruce se transportó al Salón de la Justicia. Deseaba estar con Clark en esos momentos, pero podía ser de más ayuda en otro sitio. Hamilton lo esperaba en su laboratorio. Al entrar, el mayor se sorprendió al verlo más desmejorado de lo que recordaba. Se veía exhausto, pálido, pero sobre todo, su semblante era distinto, más emocional, no rígido y áspero como le era costumbre.

 

-Batman, me alegra ver que está bien, cuando Superman lo secuestró, temí por su seguridad.

 

El Hombre Murciélago no escondió su molestia por su comentario, -Él no me secuestró Hamilton, me fui con él por mi propia voluntad. Estoy aquí porque es necesaria su ayuda y la de su equipo.

 

El anciano frunció el ceño, -No me extraña, últimamente hemos sido muy solicitados por la Liga de la Justicia.

 

-¿Y eso le es molesto?

 

Hamilton suspiró, -Entienda, Batman, prácticamente hemos sido secuestrados aquí. Mi gente no ha tenido un solo día libre desde el ataque al laboratorio. Y de eso ya han pasado 6 días.

 

Batman bajó su enojo, -Tiene razón. Y le aseguro que agradecemos lo que han hecho, en especial, yo, por todo sus esfuerzos por salvar la vida de Jason y atendiendo mi problema médico…

 

-¿Qué problema médico? –se escucha una voz femenina.

 

Lois y Jimmy estaban detrás de ellos. El pelirrojo levantó su cámara, al tener frente a él la primicia: Batman herido, pero la mujer baja suavemente su cámara y se acerca a Batman, quién se queda sorprendido al verla, -¿Batman? ¿Estás enfermo?

 

 

 

Superman, voló suavemente hacia la plataforma, acompañado por Wonder Woman y J’onn. En la enfermería, quedaban dos del personal médico, así como Canario Negro y Arrow, que estaba sentado en una camilla, después de haber sido atendido.

 

-¿QUÉ SUCEDE? –pregunta en voz alta Oliver.

 

La rubia toma con cariño su mano, para calmarlo, luego, ve la imagen en pantalla, que era compartida en toda la base espacial, así como en el Salón de la Justicia. Hal Jordan estaba ansioso por escuchar las palabras de Superman, deseando estar ahí para acompañarlo también.

 

-No se ve bien –dice Zatanna, que estaba junto a John, cerca de la puerta, y alejado del resto del personal. John no respondió, simplemente observaba al Hombre de Acero, que se acercó al micrófono con un aire de culpa que proyectaba completamente. Flash estaba en la sala de Control junto a Cyborg y Tornado Rojo. El pelirrojo sentía una gran opresión en el pecho, era injusto que su amigo tuviese que pasar por todo esto.

 

Superman respiró profundo antes de hablar. Echó un vistazo en aquellos que lo rodeaban. Había ansiedad en algunos, miedo en otros, pero también molestia. El ambiente era intenso, pero al mismo tiempo, el silencio abrumador.

 

-Los he reunido hoy por lo que sucedió en Metrópolis hace 24 horas. Existen muchas dudas, y hay un gran temor en la mayoría de ustedes por mis acciones, y sinceramente, no los culpo, porque… yo también siento miedo.

 

Clark tragó seco y bajó la mirada un poco, pero entonces recordó las palabras de Bruce, “Eres Superman, maldita sea. Si quieres que el resto crea en ti, no puedes perder tu propia confianza…  Ahora quiero que vayas y enfrentes a la Liga, pero no como culpable, tampoco como víctima, sino por quien eres, como Superman”.

 

Recordarlo le dio fortaleza. Levantó la mirada y siguió, -La Liga de la Justicia está investigando. Sabemos que fui expuesto a la kriptonita roja. Ese material provoca cambios en mi forma de pensar y actuar. Perdí el control, dañé a personas muy cercanas a mí y causé terror a todos. Lo único que puedo hacer es… pedir perdón.

 

Algunos presentes se volvían a ver, otros bajaban la mirada. –Les pido perdón a todos los que se sintieron traicionados por mi comportamiento, a quienes atemoricé y sobre todo, a los amigos a quienes dañé. Enfrentaré las consecuencias de estos actos ante la sociedad, pero también, puedo asegurarles, que la Liga investigará hasta dar con la o las personas que provocaron todo esto. La Liga de la Justicia no lo conforma un solo hombre, ni siquiera el grupo de 7 que ha sido llamado desde hace mucho los fundadores. La Liga de la Justicia son todos ustedes, y no va desquebrajarse por las acciones de un solo miembro, porque el objetivo de todos nosotros va más allá de razones egoístas. Buscamos el bien común para toda la humanidad. Les pido que sigan manteniendo el estandarte de justicia, como lo han hecho todo este tiempo. Gracias.

 

Superman dio un paso hacia atrás sin dejar de mirar a los oyentes. Dio la vuelta ligeramente, pero paró cuando escuchó a una persona aplaudir. Volvió a ver, era uno de los técnicos de la zona de ingeniería que aplaudía con una pequeña sonrisa. Poco a poco, se fue reuniendo al aplauso el resto del personal, incluyendo los héroes.

 

Clark volvió su vista más allá, donde John Stewart y Zatanna estaban. John no aplaudía, pero asentía tranquilo. El hombre de acero sonrió levemente y fue hacia Diana y J’onn.

 

Alejada de todo el bullicio, en la puerta, Cazadora sonreía, “Buen trabajo, Superman”. Finalmente da media vuelta y se va.

 

La amazona palmó el hombro de Superman orgullosa de su amigo, -Lo hiciste bien, Clark.

 

-Gracias… ahora debo ir a la Tierra.

 

-Pero no irás solo –le dice J’onn. –Iremos contigo.

 

 

 

Lois se acercó a Batman y Hamilton, pero no le quitaba la vista al Murciélago. –Dr. Hamilton, Jimmy, ¿nos podrían dar unos minutos a solas? –les dice sin expresión.

 

Los dos asienten y salen del lugar. Lois toma una silla y se sienta frente a él. –Bruce, ¿qué te sucedió? Es decir, vi los videos, ayer estabas… bien. Acaso… no, Superman no pudo…

 

-No es… él no me hizo nada –le responde molesto. –Esto no tiene que ver con él.

 

-Entonces… tu colapso de hace unos días, y lo que acabas de decirle a Hamilton… estas enfermo. –le dice con angustia.

 

Batman aleja su silla y la ve con expresión fría, -Estoy bien.

 

–Si no quieres darme detalles, está bien. Pero no finjas conmigo Bruce Wayne, te conozco hace años, y esa actitud de “Soy un malparido, témenme” sirve solo contra los criminales, a mí no me puedes intimidar. Algo te pasó, estás delgado, desmejorado y en una silla de ruedas.

 

-¿Y qué harás, Lois? ¿Lo publicarás y terminarás de destruir a la Liga?

 

La mujer se molesta y lo señala con dureza, -¡Escúchame bien, maldito idiota! Creo que te he demostrado ser de confianza al guardar tu más importante secreto por años. Nunca le dije a nadie sobre tu identidad, ni siquiera a mis compañeros más allegados. Yo, Lois Lane, ganadora del Pulitzer, la que no descansa hasta encontrar la noticia por más profunda que esté, no le dije al mundo que el casanova multimillonario Bruce Wayne brinca por los techos de Gótica vistiendo de murciélago por las noches, así que baja el tono y… Dios, confía en mí.

 

Bruce sintió que no podía más con el peso que llevaba. Era demasiado. Clark, Tim, Jason, el tumor… fue entonces que se dejó romper por completo. Se quitó la máscara y mantuvo su cabeza gacha. La mujer lo ve, sin creer que ese hombre frente a ella era el mismo Bruce Wayne que conoció años antes. Aquella imponente presencia que siempre había proyectado, fuese el del excéntrico y seguro millonario o del frío justiciero enmascarado, no existía en ese momento. Tomó con delicadeza la mano que estaba inmóvil en la pierna en su pierna y acarició su palma con sus dedos. Era un hombre completamente roto, con sus ojos cansados, su piel fría y la expresión triste.  –Bruce… dime –le ruega.

 

 

 

Tim apagó la televisión, molesto. Dick se puso de pie y fue hacia la ventana, tratando de asimilar lo que habían escuchado.

 

El más joven gruñó, –Esto es injusto. Después de todo lo que Superman ha hecho, ¿hacerle esto? –decía, sin dejar de abrazar sus piernas, que tenía pegadas a su cuerpo.

 

-Tal vez sea lo mejor –se dejó decir Dick sin voltearlo a ver.

 

Tim se puso de pie sin entender, -Dick, Superman no tuvo la culpa de lo que pasó, no es justo que lo traten de esa forma.

 

-Tú lo sabes, yo también, pero ellos no, y ¿si vuelve a suceder? ¿Si esta vez Balack no puede hacerlo entrar en razón?

 

El chico gruñó y se acercó a su hermano, -Eso no importa. Debemos apoyar a Superman. Si no lo hacemos nosotros, que lo conocemos y con quien hemos trabajado, ¿qué podemos esperar de las personas ajenas a él?

 

Dick no respondió. Salió de la sala y fue al estudio, cerrando la puerta detrás de él. No entendía cómo Tim no podía analizar la situación fríamente. “Los que lo conocen y han trabajado con él”, precisamente era lo que le preocupaba. Clark Kent era muy cercano de Wally y Bruce, y un inestable Superman le preocupaba, sin importar la razón de su colapso.

 

 

 

Lois no lo interrumpió, hasta que finalmente, Bruce terminó de contarle los detalles. Se abrió por completo, le habló desde su primer desvanecimiento en el edificio Wayne, hasta la aparición de Jason y la posibilidad de que Alcor hiciese algo por su tumor. Lo único que no le mencionó, por obvias razones, fue su relación con Superman, bien o mal, ellos habían estado muy cerca por años, y aun la reportera no conocía la identidad del Hombre de Acero, o al menos, eso aparentaba. Con la hábil reportera nunca se sabía. A pesar de su profesionalismo y su pasión por el periodismo, era capaz de guardar para ella los más oscuros secretos. Era sin duda, una persona digna de confiar.

 

Y por alguna razón, se sentía libre con ella. No sabía si era por su personalidad directa, por la lealtad que le había demostrado en tanto tiempo sin pedir nada a cambio o simplemente porque se sentía cansado de fingir. El hecho es que solo con Alfred, Clark y Oliver había sido tan abierto, hasta ese momento. Ella se veía afectada por las noticias, sin embargo, le sonrió. Esa reacción fue extraña, no se la esperaba.

 

-Bueno, mira el lado positivo Bruce: está el tal Alcor, con él tienes esperanza de sanar, tu hijo Jason está por recuperarse y tienes a alguien de tu entera confianza asumiendo la capa de Batman y protegiendo Gótica mientras te recuperas. A pesar de lo duro que es todo, no estás solo, y eso para un sujeto tan huraño como tú, que siempre se resistió a establecer relaciones cercanas con otras personas, es de admirar.

 

Bruce sonrió. Ella tenía razón, y le hizo sentirse un poco tranquilo, sin embargo, aún sentía angustia por Clark. Lois cruzó sus piernas y lo miró fijamente, -¿No hay algo más que quieras decirme?

 

La miró desconcertado, pero se puso la máscara y bufó, -Nada en particular. ¿Qué haces aquí? ¿Qué tienes que hablar con Hamilton?

 

-Bueno, pensaba pedirle información, pero ya que tengo al Caballero de la Noche aquí, supongo que puedo aprovechar e ir directamente a la fuente. Lo que pasó con Superman ayer… fue kriptonita roja, ¿cierto?

 

Batman asintió, lo que hizo que la mujer brincara levemente en su asiento, -¡Lo sabía! Fue el vaso de agua, ¿no? ¿Fue así como se intoxicó?

 

Él sonrió al ver lo perspicaz que era su amiga, -Así es. En este momento se está investigando quién fue el artífice de ese ataque.

 

-¿Y dónde está Superman? Desde ayer, nadie lo ha visto.

 

Batman se sintió incómodo por un instante, -En este momento está en la Atalaya explicándole al resto de la Liga lo sucedido.

 

Lois se puso de pie y caminó unos cuantos pasos, luego volteó y sonrió, -Supongo que hará lo mismo en cualquier momento con el resto de la población.

 

-Así es, ¿qué piensas?

 

Lois sacó de su bolso su celular y marcó, -Hola Perry, soy Lois… sí… fui dada de alta… ¿qué? Ok, bien, firme para salir, lo sé… escucha, no exageres, no es la primera vez que me fracturo un brazo… bien, bien… sí, no me lo fracturé, me lo fracturaron, lo sé, pero… ¡Dios! Perry, déjame hablar… escucha, necesito que prepares todo… sí, Jimmy está conmigo, tengo una primicia, solo dame una hora…

 

Batman observaba atento sin entender lo que pasaba por la mente de la reportera, que con una sonrisa en el rostro ideaba la manera de cómo ayudar a Superman.

 

 

 

Pasaron varios minutos hasta que Clark pudo salir del salón. Varios miembros de la Liga se acercaron y le dieron su apoyo incondicional. Aun había algunos que prefirieron mantenerse alejados del kriptoniano, pero para todos, estaba clara la situación, y apoyarían a la Liga completamente. De todos ellos, lo más entrañable para Superman fue recibir el abrazo de su prima.

 

-Lamento no haber estado aquí para ayudarte Clark.

 

-Descuida. Al contrario, estoy feliz de que no estuvieses, no sé cómo me hubiese sentido ahora de haberte lastimado a ti también.

 

-Sí… lo bueno es que TU Batman llegó y salvó el día –le dice con una sonrisa pícara.

 

Clark se enrojece ante el comentario con doble sentido de su prima. Kara, al ver que nadie los escuchaba, le susurró, –Por cierto, tú… bueno, ya sabes… ¿sigues igual? Es decir, aun… ¿te interesa? –le pregunta con curiosidad.

 

En ese momento, él no supo que responderle. Le tomó de sorpresa saber que Oliver y Dinah sabían de su relación, al igual que Tim, aunque aún no entendía cómo lo había intuido. Ahora, no estaba seguro si decirle a Kara que Bruce y él estaban juntos.

 

-Sí, creo que sí.

 

La rubia lo miró compasiva, -Mira, dale tiempo. Poco a poco irás olvidando ese sentimiento no correspondido.

 

 “Superman, te necesitan en la sala de reunión” –se escucha Tornado Rojo por el altavoz.

 

-Bien, te dejo entonces. Iré a Metrópolis. Con todo lo que ha pasado, espero que los delincuentes estén inactivos por ahora al menos, pero no hay que confiarse. Suerte Clark.

 

-Cuídate, Kara… y gracias.

 

 

 

Oliver se sentía frustrado, cansado y con un fuerte dolor de oídos. Escuchaba un horrible zumbido que no lo dejaba en paz. Dinah terminó de hablar con el médico y se acercó a Oliver.

 

-Vamos a casa –le dice tomándolo de la mano.

 

Él se pone de pie, pero se queda inmóvil, evitando caminar. –Vamos Ollie, tienes que ir a descansar.

 

El rubio no tenía idea de lo que había dicho, pero vio en su semblante algo que no le gustó se acercó a ella, tomó su rostro con dulzura y la beso. –Oye, no es necesario que me contestes, porque igual no te voy a escuchar. Lo que pasó no es tu culpa, bien.

 

Dinah lo abrazó en respuesta. Finalmente, ambos salieron de la enfermería.

 

Después de ver a su prima irse, Clark hace lo mismo. Conforme iba caminando, algunos se acercaban a él y lo confortaban. Era extraño sentir el apoyo de todos, después de haber visto su temor hacía apenas una hora.

 

Se encontró frente a frente con Arrow y Canario. –Hola chicos –les saludo tímidamente. Pero no pasó desapercibido los protectores que el arquero llevaba en los oídos. -¿Qué te pasó Quinn?

 

-¡EHHHH!

 

-¡NO TE ESFUERCES, OLLIE! –le dice en voz alta la rubia y luego vuelve a ver a Clark. –Hubo un incidente y… bueno, mi grito sónico impactó directamente en su oído. Tiene ruptura de tímpano.

 

-Oh vaya, ¡LO SIENTO ARROW!

 

Esta vez el rubio pudo entender lo que dijo, -¡NO ES NADA EN REALIDAD! ¡OYE BIG BOY, ESTARÉ UNOS DÍAS FUERA DEL CAMPO, PERO PRONTO ESTARÉ COMO NUEVO PARA PATEAR EL CULO DE QUIEN HIZO ESTO, VIEJO!

 

Clark asiente y luego se aproxima a Dinah -¿Por qué grita cuando habla? Nosotros no estamos mal del oído.

 

Ella sonríe, -Dice el médico que es un reflejo normal al no poder escucharse así mismo. Me quedaré hoy con Oliver y mañana me vuelvo a integrar. Mucha suerte Clark.

 

-Gracias, cuídalo bien.

 

Finalmente, ambos se alejan. Clark sintió pena por la condición médica de su amigo, pero luego sonrió cuando Oliver bajó la mano que tenía en la cintura de Canario y la posó delicadamente en su trasero. La rubia la subió nuevamente y le dijo con voz mandona -¡CONTRÓLATE UN POCO, GREEN ARROW… ESPERA A LLEGAR A LA CASA!  -El rubio hace un puchero y sigue caminando con ella sin chistar.

 

Finalmente, Superman sigue su camino. Al entrar a la sala, abrió los ojos con sorpresa, al ver una cámara frente a la mesa redonda, y con ella, Jimmy haciendo algunas conexiones con ayuda de Cyborg. Al verlo, el pelirrojo fue hacia él y le tendió la mano, -Es bueno verte Superman.

 

Clark se quedó inmóvil por unos segundos y luego respondió el saludo. –Hola, Jimmy. ¿Qué haces aquí?

 

-Yo los traje –se escucha la voz de Batman atrás. A su lado, estaba Lois. Clark sintió tristeza al verla golpeada, con ese yeso en su brazo. Ella se acercó a él, y al percatarse que no dejaba de mirarle el brazo, levantó su mano buena y chasqueó los dedos frente a su rostro, haciendo que él la volviera a ver a la cara.

 

-No debería perdonarte –le dice con molestia. –Después de tantos años, ¿cómo se te ocurre dar una primera entrevista a otro medio? Es decir… prácticamente he sido tu relacionista pública casi 20 años y de buenas a primeras te vas con la competencia. Realmente, eres un ingrato Superman –le dice con voz mandona.

 

Clark no sabe que decirle. Ella sonríe y toma su mano con cariño, -Descuida, se ve peor de lo que en realidad es. Ahora, estoy aquí para que puedas dar tu versión al resto de las personas tranquilo, dentro de tu zona de confort y apadrinada por Batman, que muy gentilmente nos trajo a Jimmy y a mí.

 

Superman volvió a ver a Bruce, que con una ligera sonrisa le hizo una seña de aceptación. Clark suspiró, -Gracias Lois.

 

 

 

Una alarma se escuchó en el Salón de la Justicia. Shayera, que ayudaba a Hal a ponerse de pie, salieron de la habitación, encontrándose con Balack, -¿Qué sucede?

 

-Nos rodean –le dice el joven. –Tienen la Atalaya sitiada.

 

-¿Qué demonios pasa? ¿Quién nos rodea? –pregunta Hal sin entender.

 

-Tú quédate aquí, iré a ver –le ordena Shayera. La ruda mujer se acerca a un ventanal, donde aprecia camionetas y busetas. Miembros del ejército nacional salen de los vehículos y rodean el edificio. Con ellos, una limosina se estaciona. El senador Wells sale y se reúne con un general, que comanda la situación. Cuando todos están en su sitio, toma el altavoz. En los alrededores, varios curiosos se acercaban, así como dos grupos que llevaban ahí toda la noche. Unos, apoyando a la Liga y a Superman, otro, por el contrario, exigiendo que se entregara.

 

Hal y Balack finalmente alcanzan a Shayera, que estaba molesta con lo que veía. -¿Qué sucede?

 

-Aun no lo sé.

 

“Atención, Liga de la Justicia. El presidente de los Estados Unidos ha ordenado que el hombre conocido por Superman sea entregado a la brevedad al Ejército Nacional. De no salir, tenemos la autorización de ingresar por la fuerza al recinto. Tienen 15 minutos.”

 

 

 

En el Daily Planet, Perry no dejaba de discutir con sus técnicos, hasta que finalmente tenían señal. -¡Preparen todo! Quiero que transmitan de inmediato. ¿Ya llamaron a CNN?

 

-¡Sí señor! ¡Confirmaron el enlace! –le responde uno de sus subordinados.

 

-¡Bien, muevan el trasero! ¡Ya casi estamos al aire!

 

Uno de sus colaboradores va hacia él conmocionado con una laptop en la mano, -Señor White, el Ejército Nacional tienen sitiado el Salón de la Justicia. Exigen la entrega de Superman.

 

El anciano ve la imagen en la laptop y gruñe, -Eso dejará de ser noticia en cuestión de un minuto… ¡¿Ya estamos listos?! –grita nuevamente.

 

-Sí señor, estaremos al aire en cuestión de unos segundos.

 

 

 

-¿Preparado? –le pregunta Lois. Ambos estaban sentados, uno frente al otro. Clark levantó la mirada, -Antes, Lois, perdóname por…

 

-No Superman, por favor. Con la cantidad de ocasiones que has salvado mi vida, esto es apenas risible. Ahora, quiero que te concentres, respires y te calmes. Todo saldrá bien –le responde con una voz suave y serena.

 

-Estamos listos –les interrumpe Jimmy. –Estaremos al aire en 5, 4, 3, 2, 1…

 

 

 

Tim pasaba los canales con desgano, pero se detuvo al ver uno de los canales anunciaba una cadena televisiva. Pasó el canal, y lo mismo sucedía en otro. En ese momento, el logo del Daily Planet apareció en pantalla, e inmediatamente después, Lois Lane, junto a Superman, en un salón que reconocía perfectamente.

 

-¡Dick! ¡Rápido, ven a la sala! –gritó y subió el volumen.

 

-¿Qué pasa? –le pregunta al llegar a la sala.

 

-¡Mira! Superman está con Lois Lane en la Atalaya.

 

 

 

J’onn, Diana y Wally entraron a la sala en silencio y se acercaron a Batman, que esperaba con ansias el inicio de la entrevista detrás de Jimmy, que manejaba la cámara.  En varios canales, la señal compartida con el Daily Planet era vista por todos, incluyendo al general Powel y el senador Wells.

 

-Muy buenos días. Soy Lois Lane del Daily Planet. Hace 25 horas hubo una situación alarmante en Metrópolis. Superman, el Hombre de Acero, protector de Metrópolis, que en innumerables ocasiones ha sido nuestro faro de esperanza, tuvo un momento atroz. Y todos fuimos testigos de eso. Hoy, está conmigo, pues su deseo es dar una explicación. Gracias por darnos esta oportunidad, Superman.

 

Clark intentaba calmarse, pero al tener a Lois frente a él en su estado, en una transmisión en vivo, y ante toda la situación vivida, le hacía difícil lograrlo. Quiso hablar, pero no se atrevió.

 

Ella suspiró y posó la mano en su pierna, -Puedes hacerlo, Superman. La gente desea escuchar tu versión.

 

Él la miró, y finalmente, empezó.

 

 

 

-Está nervioso –menciona Dick al ver la imagen. –Nunca pensé ver a Superman así.

 

A varios kilómetros de ahí, Bárbara, aun con su ropa de dormir veía con atención la escena, -Bárbara, ¿quieres desayunar? Hice sandwiches –le dice su padre desde la cocina.

 

-Claro papá, gracias.

 

El mayor va a la sala y deja un plato con sándwiches y dos café en la mesa. Se sienta a su lado y le da un beso en la mejilla. -¿No vas a la universidad hoy?

 

-No tengo clases –le dice sin perder detalle.

 

James saca uno de los sándwiches y come, junto a un sorbo de café. -¿Y tú no vas hoy a la jefatura?

 

-Sí, pero pensaba tomarme unas horas, la anoche fue movida y quiero ver en qué termina todo para Superman. Además quise pasar tiempo de calidad con mi niña.

 

Bárbara sonríe, -Hace mucho deje de ser una niña –le dice mientras toma su café.

 

-Oh, Barb, el día que me hagas abuelo, entenderás lo que quiero decir.

 

La joven le sonríe y vuelve su vista al televisor.

 

 

 

Después de presentar una entrevista pregrabada con Hamilton explicando que era la kriptonita roja, la imagen regresa a Lois. Aunque no estaba acostumbraba a estar delante de una cámara, ella se veía serena y con mucho aplomo. Intentaba que, más que una entrevista, fuera una conversación entre dos amigos, buscando que Superman se sintiera cómodo.

 

-¿Hay algo que pueda contrarrestar la kriptonita roja?

 

-No en el momento, aunque los efectos son temporales. Pero cómo todos pudieron ver, pueden llegar a ser muy difíciles de predecir.

 

-Cuando estabas en ese estado, ¿qué pasaba por tu mente? O, ¿qué sentías?

 

Clark hizo una pequeña pausa, tratando de recordar, -Sentí… una mezcla de ira incontrolable, y al mismo tiempo, terror, y una desesperación por que me lo arrebataran… -Antes de continuar, hizo una pausa.

 

-¿Te arrebataran algo o alguien?

 

En ese momento, giró su vista levemente hacia Batman. Luego volvió a ver a Lois y suspiró, -Nada en particular. Fue… una reacción que no pude controlar.

 

 

 

-Qué extraño –se deja decir Dick. –Él estaba desesperado porque pensaba que le iban arrebatar, ¿qué cosa?

 

Tim lo vuelve a ver. Abre los ojos, interpretando lo que Superman había querido decir. Luego, disimuladamente vuelve a la pantalla- -Ni idea.

 

Dick se queda pensativo, -Lo primero que hizo cuando regresó a la Tierra fue buscar a Bruce… Acaso, ¿era a él a quien quería proteger? ¿Era Bruce a quien no quería que le arrebataran?

 

Tim suspira, -No sé Dick. No puedo saber lo que había en la cabeza de Superman en ese momento. Recuerda que estaba fuera de control.

 

-Sí… pero, ¿por qué Bruce? Además, ¿por qué pasar juntos toda la noche, en su habitación?

 

-Hablaron.

 

-¿Hablaron?

 

-Sí… conversaron, ¡qué sé yo! Son amigos. –dice finalmente. –Has pasado la noche con Wally, ¿no? ¿Qué hacen ustedes en ese tiempo?

 

Dick tosió incómodo y quitó la vista, -Pues… vemos películas. Aunque no me imagino a Bruce y Clark viendo una cinta.

 

-Yo no le veo nada de raro –finalmente le responde Tim, y sigue viendo la entrevista. Entre tanto, Bárbara terminaba de hablar por teléfono. Finalmente corta, y vuelve a sentarse con su padre.

 

-¿Vas a salir?

 

La joven suspira y toma otro sándwich. –Sí, Coleen llamó, quiere que la acompañe a clase de yoga –le responde en medio de un bostezo.

 

-¿Estás cansada? Si acabas de levantarte, ¿no dormiste bien?

 

Bárbara se incomoda, pero piensa rápido en una respuesta, -Llegue tarde de la biblioteca. Supongo que la noche no me rindió.

 

 

 

Lois, que había leído su notebook una información enviada por Jimmy, vuelve a ver a Superman. –Me acaban de informar que el presidente ordenó tu entrega inmediata al Ejército Nacional. En este momento están esperando a las afueras del Salón de la Justicia. ¿Qué piensas hacer?

 

Superman cambio su postura. Serenamente, respondió, -Aceptaré las consecuencias de mis acciones. Cuando termine aquí, iré de inmediato y responderé.

 

-¿A pesar de que fuiste víctima de un ataque?

 

Se quedó pensativo y luego miró a Batman, quien asintió. –Alguien me dijo que debía enfrentar esto, no como culpable, ni como víctima, sino como quien era, Superman. Lois, por mucho tiempo he luchado por lo correcto, porque creo en ello y en nuestro Sistema de Justicia. Si ahora incumplo con aquello que he defendido tanto tiempo, traicionaré mi lucha, mi… sacrificio, y aquellos valores en los que creo. Responderé tal y como se me exija, confiando que la investigación arrojará el nombre de la mente maestra detrás de todo esto. Confío en las leyes, pero sobre todo, confío en las personas.

 

Lois sonrió finalmente, -Te agradezco estos minutos Superman.

 

-Una cosa más –le interrumpe. –Lois, a ti, a mis compañeros y amigos y al resto de los ciudadanos de Metrópolis, les pido perdón por lo ocurrido.

 

-Hablaré por mí, Superman. Todo está olvidado.

 

En ese momento, la transmisión se cortó, dejando a propios y extraños ansiosos por lo que iba a suceder.

 

-No podemos perder tiempo General –le increpa Wells. –El ejército debe entrar a la fuerza al Salón de la Justicia.

 

El militar se rascó su calva, -Pero senador, dijo que se entregaría sin problema.

 

-¿Y usted cree en esa cosa?

 

 

 

Luego que Jimmy guardó el equipo, Lois se dirigió a Superman. -No pienses que irás solo. Iré contigo.

 

-No es necesario...

 

-Oh sí –le interrumpe Flash. –No te dejaremos solo con esto.

 

Los otros tres apoyan lo dicho por el velocista.

 

-Control, transportarnos a Wonder Woman, Flash, Superman, Lois Lane, Jimmy Olsen, Batman y a mí al Salón de la Justicia.

 

 

 

Los militares esperan algún movimiento, mientras que Wells insiste al general que inicien la ocupación.

 

-Entienda senador, no provocaré una situación que ponga en peligro la vida de mis hombres innecesariamente. Superman ya dijo que se entregaría.

 

-Sí, pero las órdenes del presidente fueron…

 

-Estoy seguro que al señor presidente no le importará darle unos minutos.

 

Uno de sus subordinados se acerca con un teléfono satelital en la mano, -General, es una llamada del presidente…

 

 

 

Al aparecer en el Salón de la Justicia, se encuentran con Shayera, Balack y Hal. A ella ya le habían retirado el soporte, aunque aún estaba muy golpeada, Hal estaba algo pálido y caminaba con dificultad, pero eso no lo detuvo. Fue hacia Superman, que bajó la mirada al verlo. Sin dejarlo hablar, Hal lo abrazó. El Hombre de Acero no supo cómo reaccionar. El castaño se aparta y le sonríe, -Vaya que distes lata ayer campeón. Me dejaste sin aire con esa tacleada.

 

-Hal, yo…

 

-Bueno, al menos tendré vacaciones, me iré a descansar unos días a Coast City, así que tendré el comunicador apagado, ¿bien? –le dice tranquilamente al resto de sus compañeros.

 

Shayera se acerca a los dos. –Sé que Hal intenta minimizar lo que pasó, pero tienes claro que fue lo que hiciste fue grave.

 

-¡Shayera! –interrumpe Flash, pero Batman lo agarra de la mano, para que guarde silencio.

 

-No voy a negar que todo esto me provocó enojo, decepción, pero sobre todo, mucha tristeza.

 

-Lo lamento Shayera.

 

-Sí, sí. Llevas horas disculpándote con todos, conmigo eso no funciona Superman. Tendrás que ganar méritos si deseas que lo deje pasar.

 

Todos se vuelven a ver extrañados. -¿Qué quieres decir? Haré lo que tú me pidas.

 

-Bien. Tienes que prometerme que, cuando todo esto termine y quedes libre, me darás la revancha.

 

Clark hace un gesto de sorpresa, -¿Cómo?

 

-¡Oyeª Mi carácter fue moldeado en el arte de la batalla, me tomaste fuera de base, pero la próxima vez, no se te hará tan fácil lanzarme por los aires.

 

Superman le sonríe, -Es un trato.

 

Luego, se acerca a Balack, que estaba apartado del resto. Jimmy se quedó mirando absorto al clon, vestido con el traje de Batman, y al que estaba en la silla, -¿Hay dos Batman?

 

Lois le da un pellizco,  -Shhh… te explico después –le susurra.

 

-Gracias por lo que hiciste ayer –le dice Superman, mientras le ofrece la mano.

 

Balack le responde. –Gracias a ti por reaccionar a tiempo.

 

-Bien –dice Superman al volver al resto. –Llegó la hora.

 

Superman va hacia la puerta, seguido por todos, a excepción de Jimmy y los encapuchados. –Balack –le dice Bruce – Ve con ellos. La presencia de Batman es importante para la imagen de Superman.

 

-Pero… ¿estás seguro?

 

-La gente debe tener claro que la Liga no está fragmentada. Además, estuviste ayer también, te arriesgaste al enfrentar a Superman. Tu lugar es con ellos. Ve.

 

El clon asiente y se coloca al lado de Diana, que le sonríe. –Creo que con todo esto, ya formas parte de la Liga, Balack.

 

Él sonríe simplemente. Lois se aproxima a Clark y toma su mano. -¿Listo?

 

-Ahora sí.

 

 

 

El bullicio alrededor del Salón de la Justicia desaparece al salir los 7, junto a la reportera, que iba tomada de la mano con el Hombre de Acero. Los militares bajaron sus armas al escuchar la orden del general Powel, que se acercó a ellos. Clark soltó la mano de Lois y fue hacia el militar tranquilamente. El anciano respiró con tranquilidad, -Bueno, te agradezco por hacer las cosas más fáciles para todos, Superman.

 

Uno de los soldados trajo un aparato similar a unas esposas, pero más gruesas, pero el general lo vuelve a ver molesto. –¿Crees que eso haría alguna diferencia? ¡Ve atrás!

 

El nervioso muchacho cumple su orden. –El presidente me habló hace un par de minutos. Desea que se presente en la Casa Blanca, antes de ir con nosotros. Irá, eso sí, bajo nuestra custodia.

 

-Como usted diga general.

 

Superman sigue tranquilamente al anciano hasta un camión blindado. Entra y toma asiento. Ve a lo lejos a sus compañeros y amigos, hasta que finalmente, se cierra la puerta.

 

Cuando finalmente Clark se pierde de su vista, Bruce deja caer su rostro, completamente desecho. Da la vuelta en su silla, pero se detiene al encontrarse a Jason frente a él. Estaba vestido aun con ropa de hospital, pero se veía diferente, más fuerte y sano.

 

Bruce se puso serio y fue hacia él. -¿Qué haces fuera de tu habitación, Jason? No puedes andar por los pasillos, ve, obedece.

 

Pero éste no reacciona, observa con atención a Bruce sin decir alguna cosa.

 

-¿Jason? Te estoy hablando…

 

-¿Por qué sigues aun en esa silla de ruedas? ¿Por qué otro hombre está con el traje de Batman? Y tu rostro… ¿qué te sucede? Te ves mal.

 

El encapuchado le habla secamente, -No me pasa absolutamente nada, ve con Hamilton… ahora.

 

Jason arruga la frente, -¡Ni creas que me vas a mandar como si fuera un crío! ¡¿Qué diablos te sucede?!

 

-No me pasa nada, Jason –le responde con voz severa, pero el chico no se inmuta.

 

-Que haya estado encerrado tanto tiempo, no significa que no me dé cuenta de lo que sucede a mi alrededor. He escuchado a los enfermeros, sé que estuviste aquí, bajo los cuidados de Alcor. ¿Qué te pasa viejo? Merezco saberlo. ¿Alguien te hirió? O, ¿estás enfermo?

 

 

 

 

 

-Bueno, creo que eso ha sido todo. –dice Bárbara al apagar la televisión.

 

-Espero sinceramente que pueda salir bien de todo esto. –le responde James mientras toma el plato y las tazas, y las lleva a la cocina. –Creo que han convertido todo esto en un circo, en especial ese tal Wells.

 

-Es un político, papá, ¿qué esperabas? –le responde en forma sarcástica su hija.

 

En ese momento, llaman a la puerta. –Debe ser Coleen. Yo voy papá.

 

Al abrir la puerta, Bárbara se queda congelada.

 

-¿Qué… qué haces aquí?

 

En ese momento, James deja caer una taza al suelo al escuchar dos detonaciones. Su corazón se paraliza por unos breves segundos, y luego corre, llamando con desesperación a su hija, sin imaginarse la bizarra situación que tendría que enfrentar.

 

 

 

 


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