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Ocaso del Caballero de la Noche por JessJe

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Notas del capitulo:

Recordando el día que recibió la noticia de su enfermedad, Bruce intenta redefinir su relación con Clark.

Al llegar a la mansión, Bruce se encerró en su estudio. Buscó en su escritorio la documentación que Dan le había dejado un día antes. Empezó a leer con cuidado el listado de todos sus bienes e inmuebles. Pero su vista se empezó a nublar y lo dejó a un lado. “Esto será más difícil de lo que pensé. No podré adelantar trabajo así”. Dejó lo que hacía y sacó de su maletín varias botellas con medicamentos. Debía tomar tres pares a esa hora, para el dolor de cabeza, las náuseas y el otro par, no recordaba para que funcionaban. Después de 3 meses, ya no lo importaba, simplemente seguía la rutina sin falta. Aún no tenía idea cómo había podido seguir ese tipo de vida sin que nadie se diera cuenta. Los primeros síntomas fueron leves al principio, pero se presentaron en el peor momento.

Tres meses antes – San Diego, California

-Encontré una, decía Batman por el intercomunicador mientras veía la bomba frente a él. Un grupo de rebeldes, dirigidos por Manta Negra, habían colocado varias bombas en la costa de San Diego. Una vieja leyenda del pueblo atlante hablaba de una Nueva Atlantis que se formaría de los escombros de la superficie y estaban seguros que San Diego era la indicada. Dos de las bombas habían estallado ya, así que Superman, y Green Latern estaban en las acciones de rescate, mientras  Aquaman y John Jonz hacían frente a Manta en las profundidades, y Batman, Green Arrow y Flash buscaban los demás artefactos.

-Encontré una… encontré otra… tengo tres bombas localizadas, decía Flash mientras corría de un lugar a otro.

-¿Cuánto tiempo tenemos, Flash?, pregunta Superman al otro lado de la ciudad.

-Emmm… hay un intervalo de 30 segundos entre una y otra, la más próxima estallará en minuto y medio.

-Dame las ubicaciones Flash, le indica Superman mientras levanta una pared para que las personas puedan salir.

-Uoyyyy…. tengo otra, dice Arrow, quedan 25 segundos, ¿qué hago, chicos?

-Voy, dice Flash que corre hasta Oliver, toma la bomba y se aleja varios kilómetros a mar abierto, regresa y se da el estallido. –Uffff…., suspira mientras toma aire. –Eso estuvo cerca.

-Flash, bombas, rápido, le indica Arrow. –Ok, no corro, vuelo, dice y desaparece. En ese momento una nueva bomba estalla a unos cuantos kilómetros, justo en la dirección donde estaba Batman.

-Batman, ¿me copias?... Batman, insiste Arrow sin éxito. Nuevamente Ollie ve a Flash pasar por su lado hacia el mar y segundos después regresar. Llega hasta Oliver y se recuesta sobre una pared. –Esa sí estuvo cerca.

-Batman… ¡Batman!, insiste Oliver.

-¿Qué sucede?

-Estalló otra bomba en el área de Batman y no responde.

-Yo iré…

-¡No!, tu sigue sacando las bombas, eres nuestro mejor jugador en ese momento, yo lo buscaré.

El rubio arrancó su motocicleta y fue rumbo al sur. Esa zona había sido la primera en evacuar. La bomba tuvo un radio de daño de 500 metros. Los destrozos eran incontables. Arrow seguía tratando de comunicarse con el murciélago sin éxito, mientras sus compañeros seguían en sus respectivas misiones.

-Vamos, Murciélago, contesta… Batman, ¿me copias?, no había éxito. “Demonios”, -Atalaya, soy Arrow, cambio.

-Dime Olli.

-Cariño, triangula la posición de Batman.

Dinah inmediatamente actuó, en cuestión de segundos lo encontró. –Lo tengo Oliver, está a 300 metros al norte de tu posición.

-Gracias, querida, eres la mejor.

-¿Les aviso a los demás?

-No, déjalos, ellos están lo suyo.

Arrow siguió hasta el sitio indicado, el ayuntamiento, que curiosamente no estaba en el radio de la bomba. Entró al edificio vacío, deseando encontrar una señal del murciélago. -¡Batman!

No había señales de su amigo, y empezaba a preocuparse. “Demonios, ¿dónde estás Bruce?”, se decía mientras corría hacia el segundo piso. Finalmente vio una luz roja que salía del borde de una puerta. Abrió con cuidado.

-¡No te muevas un centímetro!, escuchó la voz de Batman. Oliver apenas pudo asomarse a la puerta. Varios sensores de movimiento estaban ubicados alrededor, en el centro, estaba Batman, frente a un artefacto diferente a los otros.

-Batman, ¿estás bien? ¿Y tú comunicador?

-Los sensores lo inutilizaron. Las otras bombas son distractores Oliver, infórmales a los otros, deben sacar a todas las personas que puedan de la ciudad.

-Bruce, Flash o Superman podrían…

-Es una bomba de hidrógeno, demasiado pesada para que Flash la lleve en los hombros, y con armadura de kriptonita. Si Superman se acerca, será su fin.

-Llamaré a Hal…

-No hay tiempo, faltan menos de 3 minutos, evacua a las personas, ¡ahora!

-¿Y tú? ¡Batman, sal de ahí!

-No me iré si existe la posibilidad que pueda desactivarla, decía mientras seguía su trabajo. Podría haberlo hecho más rápido, pero hace días tenía un dolor de cabeza que no se le quitaba con nada, además que empezaba a ver doble. Sin embargo, prefería callar, no quería alarma a nadie por esa tontería, según él.

-Sal del edificio, Oliver, y llama a los otros.

. –Chicos, aquí Wally… ufff, lo logramos, todas las bombas fueron eliminadas, San Diego está fuera de peligro.

Oliver se alejó unos cuantos metros de la puerta y se comunicó. –Atención, chicos, evacuen la ciudad por completo, repito, evacúen. Batman está desactivando una bomba de hidrógeno, si estalla, será el fin de San Diego.

-Dame la ubicación, iré de inmediato.

-No Clark, tiene kriptonita, y Batman dice que no podría cargarla Flash, saquen a la gente, quedan 2 minutos. ¡Rápido!

Flash empezó a moverse, buscando alguna persona. –Dinah, dame la ubicación de Batman, pide Superman.

-Clark, Oliver dijo…

-¡Ambos morirán si no saco esa bomba de ahí! ¡Dame la ubicación!

-Superman, reacciona, la kriptonia te mataría y ni siquiera llegarías a la bomba, debemos seguir las indicaciones de Batman y Oliver, le indica Hal.

El hombre de acero vuelve su vista a las personas que estaban a su alrededor, y con gran dolor va hacia ellos.

-*-

-Vete Arrow, le ordena Batman.

-No pienso dejarte, de todas formas, moriré igual.

-¿Deseas dejar sola a Dinah?

-¿Y tú a tus hijos? Así es nuestro trabajo Bruce, tu no me dejarías, así que no lo haré yo.

Batman suspiró y siguió. Faltaban menos de un minuto ya. Quitó la última placa y encontró los cables que conectaban el indicador de tiempo con el activador. Cinco cables de diferentes colores, debía cortar 3 de ellos. Si se equivocaba, terminaba todo. “Rojo, azul, negro, amarillo, verde”, ese era el orden. Cortó el azul, espero un segundo, luego el amarillo. Nada había pasado. Quedaba todo entre el rojo, el negro y el verde. Bruce sintió gotas de sudor cayendo por su frente. La vista se le distorsionó nuevamente, se frotó los ojos y volvió a ver la pantalla, 25 segundos. “Rojo, negro o verde”, se decía mientras que señalaba cada cable con su tijera, finalmente, decidió y cortó.

-*-

En la Atalaya, Dinah estaba aterrada. No dejaba de ver la imagen satelital de San Diego, y esperaba alguna noticia de Oliver. –Dinah, ¿me copias?

-¡Ollie!

-Oye, amor, ponte algo lindo, nos tomaremos el día, iremos a almorzar a fuera. Tal vez podríamos ver una película, ahora que recuerdo, nunca te he invitado al cine.

Dinah se limpió una lágrima y sonrió, -Eso es porque tu idea de una cita es patear traseros criminales en Central City.

-Ah, y no olvides las peleas callejeras en Goldstone, le dice con una sonrisa mientras ve a Batman acercarse a él. –Te amo, preciosa.

-Lo sé, te espero aquí.

Batman lo observó levantando una ceja. -Un día, Bruce Wayne, me vas a producir un infarto.

-Casi  volamos en mil pedazos, ¿y te preocupas por un problema cardiaco? Por otro lado, ¿usas el comunicador de la Liga para coquetear con tu mujer?

-Oye, hay que mantener el fuego encendido. Te aseguro que pasaré una noche más ardiente que tú, amigo.

Ambos salen del edificio y esperan que los técnicos se encarguen del artefacto. El comunicador de Oliver se activa, -Aquí Arrow.

-¿Cómo está Batman?, le pregunta Superman.

-Descuida, Big Boy, tu marido está en perfectas condiciones, le responde con una media sonrisa, mientras Batman le da un golpe en el hombro.

-Muy gracioso, Green Arrow. Dile que llegando a la Atalaya quiero hablar seriamente con él.

-Como digas jefe, cambio y fuera… Adivina, Murciélago: no seré el único que tendrá una cita ardiente hoy.

-Queen, cierra la boca.

-*-

Arrow estaba recostado en la pared del ascensor, completamente fastidiado. Después del incidente en San Diego, lo menos que esperaba era estar entre esos dos.

-¡Fue completamente imprudente lo que hiciste, Batman! Pero como siempre, tomas decisiones, sin comunicarte con los demás, Green Lantern pudo ir y sacar la bomba con su anillo.

-Te repito que no había tiempo para eso, mi comunicador estaba dañado y tenía que actuar.

-Pudiste decirle a Oliver que pidiera ayuda…

-¡Dos minutos, Kent, dos minutos!

El ascensor se abrió y Arrow pasó frente a ellos, pero sintió que el brazo de Batman lo jalaba hacia ellos, para su frustración. –Arrow, dile a este estúpido que no tenía más opción.

-Bueno… ammm… Clark es cierto…

-¡Tú no te metas, Queen!

Oliver alzó los ojos. –Oigan, parecen un viejo matrimonio, chicos, ya cálmense.

Antes que alguno le respondiera, Olli vio hacia el frente, y sonrió, -Uoyyyy….

Los dos alfas volvieron a ver. Dinah estaba ahí, con un vestido rojo, al cuerpo y corto, zapatos negros de tacón, bellamente maquillada y con el pelo recogido. Ella camino hacia Oliver, que tenía una sonrisa de par en par. Clark y Bruce se quedaron en completo silencio. Ella levantó su muñeca y le enseñó el reloj. –Mira la hora, Queen. Tenemos reservación en media hora. Y apenas nos dará tiempo para ir a la tanda de 4, así que deja de ser el consejero matrimonial de estos dos, y vámonos.

Oliver se rio. La tomó de la cintura y la acercó por completo a su cuerpo. -¿Realmente crees que saldremos de  casa después de verte así, cariño?

Dinah sonrió, pasó su mano por el cuello de su marido y activo su comunicador.

-Atalaya, envíanos a casa de inmediato.

Acercó sus labios a los suyos, y lo besó mientras se desvanecían.

Superman y Batman sonrieron con la escena y se volvieron a ver. Bruce se aclaró la garganta, mientras Clark bajó la mirada. –Bien, debo ir a Metrópolis…

-Y yo a Gótica, tengo que ir a la oficina.

Ambos no sabían que más decir, así que dieron media vuelta y se fueron cada uno por su lado.

-*-

Horas después del “intercambio de opinión” con Superman, Bruce Wayne llegó a su oficina en Gótica. Saludo a sus asistentes y se reunió con la junta. Durante 4 horas escuchó la misma perorata de siempre. Finalmente, terminó con una hermosa sonrisa, haciéndose pasar por un simplón ricachón que no entendía una palabra y dejaba todo en manos de Lucius, con quien se había reunido un día antes, indicándole lo que deseaba que hiciera. Éste, como siempre, siguió las indicaciones de Wayne sin pedir una sola explicación, confiando completamente en su criterio. Salió de la reunión, cansado tanto física como mentalmente,  el dolor de cabeza no menguaba, sin importar cuanta pastilla tomara. Iba hacia su oficina, cuando uno de los directivos le presentó un nuevo proyecto mientras iba por el pasillo. Quiso excusarse, pero el hombre insistía en ser recibido. Al mismo tiempo, el ruido de quienes estaban saliendo de la reunión lo sofocaba. El dolor aumentaba y su visión se volvía a distorsionar. Empezó a sudar y sentía que le faltaba el aire.

-Señor Wayne, ¿se siente bien?, le pregunta el hombre extrañado, pero Bruce no pudo entender lo que decía, hasta que todo se puso negro.

Cuando abrió los ojos, estaba recostado en el sofá de  su oficina. Escuchó la voz de Lucius, que hablaba por teléfono. Se enderezó, pero se sintió mareado y decidió no levantarse. Cuando Fox terminó de hablar, lo volvió a ver y fue hacia él. -¿Cómo se siente, Sr. Wayne?

-Creo… que mejor, le responde.

-Llamé al 911, en cualquier momento vienen los paramédicos.

-No, no es necesario, responde y trata de ponerse de pie. –Me siento perfectamente, yo…

Pierde el equilibrio y Fox lo sostiene antes de caer al piso. –Sr. Wayne, es obvio que usted necesita descansar.

-Llama a Alfred, para que me lleve a la mansión.

-Ya lo hice, pero usted, no se mueve de aquí, ¿entendido? No a menos que firme mi cheque de este mes.

-Ja, como digas Lucius.

-*-

Al llegar a la mansión, Alfred lo ayudó a entra a su habitación. Casi no había hablado en el camino. Los paramédicos dijeron que tenía muy baja la presión, pero él se negó a ir al hospital. Se recostó e inmediatamente se durmió, sin quitarse si quiera los zapatos. Alfred se los quitó y aflojó su corbata. Puso la colcha sobre él y salió apagando la luz, no sin antes llevarse los dos celulares y los comunicadores. Cerró la puerta y se comunicó con el único de la Liga que le había dado su número de teléfono.

-Kent.

-Sr. Kent, soy Alfred. Me atrevo a llamarlo para solicitarle que por las próximas 24 horas no soliciten el apoyo de Batman.

-¿Sucedió algo con él?

-El amo Bruce se desmayó en la oficina. Los médicos dijeron que tenía baja la presión. Entiendo que tuvo una emergencia en San Diego desde primeras horas de la mañana, había patrullado la noche anterior y luego trabajó toda la tarde en Industrias Wayne.

-Supongo que es agotamiento.

-Es lo mismo que pienso, señor.

-Descuida Alfred, me comunicaré con el resto. Cuídalo.

-Así lo haré, señor.

-*-

Temprano en la mañana, las cortinas de su habitación se abrieron. Bruce abrió los ojos y se sorprendió al ver a Leslie frente a él. –Quiero que me des una buena explicación, Bruce Wayne. Te desmayas, ¿y no me avisas?, le pregunta indignada.

-Mmmm… hola Leslie.

-¿Cómo te sientes?, le pregunta mientras saca el medidor de presión de su maletín.

-Como un roble…

-Ajá, bien, veamos cómo estás realmente.

Después de revisarlo se sentó junto a él preocupada. -¿Y bien?

-Bueno, tu presión sigue muy baja Bruce. Quiero hacerte otros exámenes, para saber exactamente qué está pasando contigo, porque  estoy segura que no es simplemente agotamiento.

-Bien, pasaré mañana…

-Oh no, Bruce, no has entendido bien, así que te aclaro, te ducharás, te vestirás e irás conmigo al laboratorio. Lo siento, ni Bruce Wayne ni Batman trabajarán por las próximas 24 horas.

Discutir con Leslie era una pérdida de tiempo. Leslie aprovechó e hizo todo tipo de exámenes, incluyendo un TAC. Aún Bruce no le había contado de los dolores de cabeza, ni los problemas de visión, esperando que todo fuera causado por stress. Ya eran las 2 de la tarde, cuando Leslie entró al consultorio con los resultados. Su rostro jovial y alegre, estaba serio y triste.

La mujer no habló por unos segundos. Se frotó los ojos y lo volvió a ver. Sacó del sobre que llevaba unas placas. –Bruce, aunque no me lo has dicho, imagino que has estado sufriendo dolores de cabeza fuertes, ¿estoy en lo cierto?

Bruce se quedó en silencio y vio las placas en sus manos. -¿Encontraste algo malo, no Leslie?

-*-

Bruce dejó el consultorio de Leslie y empezó a manejar. Le prometió que hablaría con Alfred inmediatamente, pero ahora necesitaba un tiempo a solas. Manejó por un par de horas hasta llegar a su destino. No tenía idea de porqué había decidió ir precisamente ahí, pero tenía que verlo, sentir cerca a ese tonto boy scout. Aunque no lo soportaba, no podía dejar de pensar en él. Llegó a Metrópolis y mientras conducía al Daily Planet, lo llamó, pero tenía el celular apagado. Justo unas cuantas cuadras antes, vio movimiento. La policía estaba acordonando el lugar y las personas se alejaban del lugar, sin embargo, él hizo lo contrario. A lo lejos, vio a Superman luchando con Solomon Groundy. El hombre muerto le dio un puñetazo, lanzándole contra un edificio. Cerca de ahí, había una persona, los escombros iban a caer sobre ella, pero Superman pensó rápidamente la tomó entre sus brazos y la llevó a la zona acordonada, a unos cuantos metros de donde estaba Bruce. Dejó a la mujer en el suelo suavemente, a quien Bruce ya había reconocido. Lois no soltó su cuello, -Emmm… gracias, Superman.

“Suéltalo, no lo toques”, pensé Bruce. Superman le sonrió, -Ten más cuidado, Lois, se alejó y volvió a su pelea. “¿Le sonrió, porqué le sonrió?”. No espero a ver el resultado de la lucha. Dio media vuelta y se fue.

Esa noche, Clark estaba en su apartamento, hablando por teléfono con Lois, quien no dejaba de contar su nueva experiencia cercana a la muerte y como el hombre de acero la había salvado. Escuchó la puerta, así que se despidió y fue a abrir. -¿Bruce?

-Hola, amigo, le contestó el millonario con una torpe sonrisa en su rostro. Entró balanceándose y se sentó en su sofá. –Bruce, ¿estás ebrio?

-Sí, ¡hasta el culo de borracho!, se dejó decir con una gran sonrisa. En vez de causarle gracia, le molestó. –Alfred me dijo ayer que te habías desmayado y estabas enfermo, ¿y tú vienes a Metrópolis y te emborrachas?

-¿Qué? ¿Acaso no tengo derecho? Soy Bruce Wayne, soberano idiota, puedo tomarme los tragos que quiera, le dice mientras que va a la cocina.

-¿Dónde vas Bruce? ¡Bruce!

Abre el congelador, y arruga la cara. -¿Jugo de naranja y leche? ¡El hombre de acero tiene jugo de naranja y leche en el congelador, y ni siquiera una cerveza! Realmente, eres un niño grande, Kent.

Clark lo tomó del brazo y lo llevó a la sala. –Quédate aquí, me vestiré en dos segundos y te llevaré a la mansión.

En cuestión de un minuto se puso la capa y volvió con Bruce, pero ya no estaba en la sala. Lo buscó y se asustó cuando lo vio de pie en el borde de la ventana. -¡Bruce, pero que demonios!

Sin decir más, saltó al vacío. Clark no lo pensó, voló y lo alcanzó. Fue a la azotea de su edificio y lo soltó con dureza. -¡Qué demonios pasa contigo, Bruce! ¿Estás loco?

-Jajajaja… ¿qué pasa? Acaso tú no eres Superman, el Hombre de Acero.

-¿Crees que es gracioso? ¿Arriesgar tu vida así?

-¡Acaso Lois no lo hace todo el tiempo porque TÚ estás ahí!, le reclama.

-¡Pero qué dices, porque hablas de Lois ahora!

Suspira. Bruce se sentía derrotado y triste, -Realmente, eres un bobo Clark Kent.

Buscó donde sentarse y se dejó caer. Su mirada reflejaba un gran dolor, que el hombre de acero no podía descifrar. Sintió una gran tristeza al verlo así, -Oye, ¿te sucedió algo, tienes algún problema?, le dice ya con un tono más suave.

-No Clark… yo, solo quise tomar un par de tragos, es todo, le responde.

No sabía si creerle, pero sabía que igual, no iba a contarle. –Ven, te llevaré a Gótica.

Fin del Flashback

No hace mucho Bruce pensaba que podría hacer frente a cualquier cosa, solo con su fuerza de voluntad y preparación, ahora, tenía ante sí una realidad que lo desquebrajaba. No temía tanto por sí mismo, como por los muchachos. Dick no podía con toda la responsabilidad de ser Batman si él faltaba, era injusto pedirle algo así, aunque lo había entrenado para eso, Tim era aún muy joven, sin mencionar que le preocupaba lo mucho que le estaba afectando toda la situación de Batman, “tal vez me equivoqué al darle el manto de Robin tan pronto, él no es como Dick y Jason, y no debí pretender exigirle que lo fuera”, y claro está, el regreso de Jason y su estado médico era, en ese momento, su mayor preocupación. Luego, estaba Clark.

Ese sujeto molesto, ridículamente inocente, le había robado el corazón hacía mucho tiempo. Se había rehusado a dar rienda suelta a esos sentimientos años antes, por las mismas razones que había renegado de sus otras relaciones, con un plus adicional: sabía muy a su pesar, que si podría llegar a enamorarse de él, y ese era un lujo que Batman no podía darse. El día que supo del tumor, estuvo a segundos de dejarse llevar por sus emociones. Ya sobrio, se arrepintió de haberlo intentado, y se prometió a sí mismo no hacerlo más. Entonces, ¿por qué al final cedió a sus sentimientos? ¿Por qué le contó del tumor, y luego, se dejó llevar por el deseo?

“Qué cansado me siento”, se dijo. Fue a su habitación y se encerró en su habitación y se recostó. Mentalmente, se sentía exhausto, físicamente igual. Las últimas 48 horas habían sido un vaivén de emociones, y ahora, trataba de reacomodar sus ideas, y sobre todo sus sentimientos descontrolados. No había pasado mucho tiempo, cuando sintió que lo observaban. Abrió los ojos y vio una sombra en la ventana. Se enderezo y lo vio. Clark entró y se sentó en la cama junto a él.

–No lo hagas, Clark.

-¿Qué cosa?, le pregunta intrigado.

-No te obsesiones conmigo. Yo… no puedo verte más que como un colega. Lo que pasó ayer fue… sexo, solo eso. Me serviste para desahogar mis deseos, así de simple.

Clark lo miró fijamente sin decir nada. -…Vete de una vez, Kent, necesito descansar.

Trato de acostarse pero él tomó su brazo. –Kent te dije que…

Clark lo tomó con fuerza y lo besó con pasión. Bruce trató de separarse, pero Superman lo tenía acorralado y no lo dejaba ir. Uno de sus brazos rodeaba su cuerpo, mientras el otro aprisionaba su cuello, hasta que sintió como Bruce respondió a sus besos. Su aliento a menta lo emborrachó de deseo. Clark bajó su brazo y se afianzó en su cintura, mientras el ojiazul lo abrazaba por igual. Finalmente, Bruce tuvo fuerzas para separar sus labios de los suyos, -Basta, Clark, por favor, le susurró.

-Si crees que me puedes seguir engañando con la actitud fría y déspota que finges conmigo, estás equivocado, Bruce Wayne. Ni ahora ni nunca. Pase lo que pase, no te dejaré ir.

Sus labios estaban a unos cuantos centímetros. Lo miraba fijamente, hasta que ya no pudo más. Odiaba sentirse tan vulnerable entre sus brazos, pero no lo podía evitar. Bajó la mirada, y sintió sus lágrimas caer. Ambos se quedaron en silencio un par de minutos, hasta que Bruce se limpió el rostro.

–Bien, pero si piensas que seré un amor contigo frente a los demás, no estás ni tibio.

Clark sonrió y lo abrazó, -No esperaría menos.


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