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The Book
-Por aquí niños- les grito la maestra a sus alumnos que se dispersaron por todo la sala del museo haciendo un gran alboroto- ¡Silencio y síganme!- los niños de inmediato obedecieron pues sabían que su maestra podía ser una bruja si se le molestaba
La maestra los guio hasta una sala, donde al parecer habían muchas leyendas, los niños emocionados empezaron a explorar la sala
-Vengan aquí- los niños corrieron hacia su maestra- Este libro es la joya de la sala- los ojos de los niños miraban con curiosidad el hermoso libro dorado, que brillaba como si fuera de oro- Se llama el libro de la vida
-¿Por qué se llama así?- pregunto una niña que quería tocarlo
-Ver no tocar- la maestra impido la acción- Cuenta la leyenda que este libro fue escrito por la Vida
-¿La Vida?- pregunto un niño sin entender muy bien a lo que su maestra se refería
-La Vida es una hermosa mujer de cabellos blancos y ojos azules- les mostro el hermoso mural que estaba detrás del libro, los niños miraron con atención el mural encontrando a la mujer de cabellos blancos
-¡Es preciosa!- exclamaron todos encantados por la angelical visión de la Vida
-¿Quién es esa?- otra niña señalo a una mujer de cabellos negros y ojos de color purpura
-Esa es la muerte- todos hicieron una exclamación de sorpresa
-Pero es preciosa- exclamo un niño que no podía creer que esa bella pelinegra fuera la tan temida Muerte
- Presten atención- todos miraron a la maestra- La Vida y la Muerte son muy buenas amigas, aunque actúen como si fueran enemigas- La maestra abrió el libro dorado lleno de dibujos coloridos, los niños rieron encantados- Sin embargo esta historia no trata de la Vida y la Muerte, esta historia trata sobre tres niños
-¿Tres niños?- preguntaron, la maestra asintió
-Tres niños como ustedes… Todo comenzó hace mucho tiempo…
***
La Vida y la Muerte disfrutaban de vagar por el mundo humano, siempre había cosas interesantes que ver, además de que era la excusa perfecta para estar juntas
-Mi amor no vayas tan rápido- Aun así a la Vida no le simpatizaba del todo la Muerte puesto que esta le había hecho demasiadas maldades, aunque la amaba aun no le perdonaba tantas cosas que le había hecho
-Primera no me digas “Mi amor” y en segunda apúrate, sabes que en cuanto amanezca tu tendrás que regresar al inframundo y yo al paraíso- La muerte resoplo molesta, La vida era simplemente una aguafiestas
-Claro como tu estas en el paraíso no puedes entender mis ganas de permanecer aquí y disfrutarlo lo más posible- La muerte era alguien realmente irritante- No durarías ni un segundo en el inframundo
-Como digas- La vida se distrajo mirando los bellos paisajes que habían en aquel remoto pueblito
-¿Por qué no puedo regresar contigo al paraíso?- La vida fulmino con la mirada a la muerte- Corazón…- trato de suavizar esa mirada
-Porque será… ¡Ya recuerdo!- chasqueo los dedos- Sera porque me engañaste con un demonio…
-¡Tú me engañaste con un ángel!- La vida arqueo una ceja- Está bien admito que yo te engañe primero pero un engaño es un engaño corazón- La vida ignoro las últimas palabras de la muerte- Oye cielo ¿Y si hacemos una apuesta?
-Aún recuerdo la última apuesta que hicimos- La vida estaba realmente molesta, la última vez que hicieron una apuesta ambas terminaron en el limbo, si bien disfrutaron de su estadía en ese lugar, aun recordaba como La muerte había hecho trampa para ganarle
-¿No lo disfrutaste?- La muerte miro de manera seductora a La vida, que estaba más que dispuesta a irse del lugar- ¡Espera cielo! ¡Esta vez será diferente!
-¿Y qué quieres apostar?- Pregunto recelosa La vida
-Si yo gano me iré a vivir al paraíso y tú al inframundo…
-¿Cómo si fuera aceptar tal apuesta?- La vida sabía lo tramposa que La muerte podía ser
-Apostaremos sobre algo ridículo- La muerte trono los dedos y ambas aparecieron en un callejón donde tres niños jugaban- La típica historia de amor
-¿Amor?- La vida miro con ternura a los niños, uno era de estatura pequeña, de ojos azules y cabellos del mismo tono, su mirada era dulce y tierna, otro era de cabello negro y ojos color carmesí y al parecer el mayor era de cabello también negro y ojos dorados
-Sebastián Michaelis y Claude Faustus están enamorados de Ciel Phantomhive- La muerte señalo a los niños- ¿No crees que será interesante?
-Lo haría si no fueras tú la persona con la que voy a apostar- La vida dio media vuelta, no caería en las trampas de la Muerte
-No te he contado la mejor parte, La familia Phantomhive es la más poderosa en este lugar, sus enemigos son la familia Michaelis y la familia Faustus- Eso capto su atención- ¿No quieres saber cómo terminara esto?
La vida miro a los niños…
-Si yo gano tu nunca vas a volver a poner un pie en el mundo humano- La muerte abrió los ojos sorprendida, ella tenía las de perder en esa apuesta
-¡Acepto cielo mío!- estiro su mano, La vida no dudo en tomarla, la apuesta estaba hecha- Ahora veremos a quien apoyaremos- ambas se transformaron, La vida se transformó en una encantadora anciana ciega pidiendo limosna y la Muerte se trasformó en una mujer rica y avariciosa, desde la sombras siguieron espiando a los niños esperando el momento perfecto para acercarse
-¡Yo te salvare Ciel!- grito el niño pelinegro de ojos carmesí que peleaba con una espada de juguete con otro niño pelinegro de ojos dorados- Derrotare al demonio de Claude y podemos irnos de este lugar- el pequeño niño de ojos azules rio por esto
-¡Yo salvare a Ciel!- empujo al niño de ojos carmesí- Espérame que en un instante derrotare al idiota de Sebastián
-¿A quién llamas idiota? Idiota- le grito golpeándolo con su espada
-¡Ciel es mío!- grito Claude
-¡No mío!- grito Sebastián, fueron regresados a la realidad por un golpe en la cabeza que Ciel les dio
-¡Yo no soy de nadie idiotas!- les dio un rodillazo cosa que provoco que los niños soltaran sus espadas y se tiraran al suelo por el dolor que sentían
La vida y la muerte rieron por esto, sin duda el pequeño de mirada angelical tenía carácter
-¡Eso duele Ciel!- grito Sebastián sobándose su rodilla
-Eres tan lindo- exclamo Claude mirando con ojos enamorados al pequeño
-¡Sebastián!- se escuchó a lo lejos, el pequeño pelinegro de ojos carmesí se levantó del suelo
-Me tengo que ir…- exclamo tristemente
-Perfecto así podre quedarme con Ciel…- dijo Claude ilusionado
-¡Claude!- y ese grito borro todas las ilusiones del pequeño Claude
-Vayan idiotas mañana los espero en este lugar- los dos niños sonrieron por las palabras de Ciel, ambos besaron una mejilla de Ciel que se sonrojo- ¡No me besen!- se limpió con las mangas de su traje, Sebastián y Claude rieron y se echaron a correr cada uno por caminos diferentes
En el camino Sebastián se topó con una anciana que tropezó y cayó al parecer era ciega
-¿Se encuentra bien?- le ayudo a ponerse de pie, la anciana sonrió por la ayuda
-Si gracias pequeño- torpemente la anciana le acaricio los cabellos a Sebastián- Tu alma es noble puedo sentirlo- Sebastián miro extrañado a la anciana- Como recompensa por haberme ayudado yo te daré el regalo de la vida- de sus viejas ropas saco un pequeño collar dorado que coloco en el cuello de Sebastián- Mientras tengas esto siempre podrás verme y hablarme y yo con gusto te ayudare pequeño- y mientas que Sebastián estaba entretenido viendo el collar la anciana desapareció
-¿A dónde…?- busco a la anciana quería agradecerle el regalo
-¡Sebastián!- una hermosa mujer pelinegra de ojos negros apareció- ¡Vamos a casa que ya es muy tarde!- y el pequeño Sebastián fue arrastrado hasta su hogar…
Claude se topó con una bella dama que buscaba algo en el suelo pero al parecer no encontraba, decidió pasarse de largo pero un objeto brillante le llamo su atención, de inmediato lo tomo
-¡Hey niño eso es mío!- grito la dama indignada
-Yo me lo encontré así que es mío- Claude no le iba a dar tan precioso objeto, un collar que tenía un gran zafiro, un regalo perfecto para Ciel
-Pero sí que tienes carácter- la dama sonrió de manera arrogante- ¿Qué tal un intercambio?- Claude miro interesado a la dama
-¿Intercambio?- pregunto con curiosidad
-El collar por esto- de sus finas ropas saco una medalla, llena de piedras preciosas- Mientras tengas esto la Muerte estará de tu lado, quien quiera dañarte morirá…- el niño soltó el collar y tomo aquella medalla, al alzar la mirada se dio cuenta que la dama ya no estaba- Y algo más- escucho a lo lejos- mientras tengas eso me veras en sueños, puedes preguntarme lo que desees pequeño…- busco pero no hayo a la dama
-¿Dónde…?- sintió como jalaban su oreja- ¡Mama!- grito adolorido
-¡Te he dicho un millón de veces que no salgas de noche!- y así lo jalo hasta llegar a su hogar…
La vida y la muerte se miraron complacidas
-Cielo mío… ¡Que el juego comience!