Era siempre la misma habitación de hotel la única testigo del pecado que se cometía allí.
Jeonghan acomodaba sus cabellos antes de salir hacia el lugar de encuentro, él era atractivo y lo sabía, al igual que su perfecto novio Jisoo, un joven amable y sumamente cariñoso, a la vez que tímido, el cual por desgracia se encontraba visitando a su madre en Estados Unidos. El peli-plata trataba fuertemente de reprimir el sentimiento de culpa que crecía una vez más en su pecho pensado que no era su culpa, sino de su cuerpo, ya que él amabaa Joshua pero no podía evitar que sus piernas temblaran cada vez que veía a su amigo Mingyu con toda su imponente altura, su piel morena, la voz grave y esos condenadamente atractivos colmillos que resaltaban cada vez que sonreía. Definitivamente no podía ser su culpa.
- Llegas tarde – Le escucho recriminar apenas cerró la puerta.
- Lo lamento, pero sabes que lo bueno se hace desear – Le respondió a la vez que movía coquetamente sus caderas y se aproximaba hacia él.
Las manos de Mingyu no tardaron en apoderarse de la pequeña cintura de su hyung, al tiempo que comenzaban a besarse con lujuria. La temperatura de la habitación subia rápidamente en cuanto sus lenguas se enrollaban mientras sentían los labios y dientes ajenos, la necesidad nublaba sus mentes y sus manos recorrían el cuerpo del otro con desesperación. No había lugar para roces delicados o románticos en ese cuarto.
El mayor le quito la camisa con rapidez, paseando sus largos y finos dedos por el pecho y los abdominales del otro, para luego llevar su mano hacia el bulto que comenzaba a formarse en los pantalones del contrario, disfrutando al acariciar el largo eje y el grave gemido que dejo escapar el moreno, viendo como la mirada de este se oscurecía.
- Me parece que alguien esta muy emocionado hoy – Dijo con una sonrisa burlona.
- Mira quien habla hyung – Replico al tiempo que tomaba rápidamente el control de la situación. El menor habría estado encantado de pedirle al rubio que se pusiera de rodillas u se la chupara, pero decidió que dejaría eso para otro día. En ese momento solo quería hacer que el contrario sintiera tanto placer que olvidara hasta su propio nombre.
A Jeonghan le encantaba dejarse hacer por su dongsaeng, sentir como este lo despojaba de su ropa, empujándolo suavemente hacia la cama, para luego cubrir todo su cuerpo de besos húmedos. Comenzaba por su cuello, tomando sus cabellos para tirar su cabeza hacia atrás y tener mejor acceso. El peli largo no podía evitar gemir al sentir como mordía sutilmente su piel y tiraba de sus pezones, Mingyu se sentía afortunado al ser de las pocas personas que sabían acerca del piercing que llevaba en uno de ellos, ya que le encantaba como se sentía el metal frio contra su lengua caliente. Siguio bajando y descaradamente dejo un chupón debajo del ombligo, ya sabiendo lo sensible que era ese lugar.
El mayor no pudo evitar gritar cuando sintió la lengua del moreno en su miembro lamiendo como si de un dulce se tratara, burlándose de él.
- Por favor… - Rogaba tirando con sus manos de las sabanas
- ¿Qué quieres que haga hyung? -
Mingyu comenzó a repartir a repartir besos por todo el miembro ajeno, lamiendo la hendidura con la punta de su lengua, mientras le acariciaba los testículos, y disfrutando de escuchar como el otro jadeaba.
- Ya s-sabes lo que quiero – Suplicaba Jeonghan con un ligero temblor en la voz.
- No lo hare hasta que me lo pidas – Respondió con una sonrisa que rozaba lo sádico.
- ¡Solo déjame follarte de la boca de una vez maldición! – El peli-plata se encontraba casi rogando.
Min entonces tomo toda su polla en su boca, succionando y lamiendo, tomando un ritmo que sabía volvería loco al mayor. Este nunca lo admitiría en voz alta, pero le encantaba la visión del menor entre sus piernas, los cabellos él acariciando suavemente sus muslos.
El moreno se alejó unos segundos para recoger el lubricante, y luego de poner una generosa cantidad en sus dedos volvió a su tarea anterior.
- ¡Ahh! ¡Mingyu! ¡Si! – Jeonghan arqueaba su espalda y no tenía ningún reparo en gritar lo mucho que disfrutaba de las succiones, cada vez más violentas, al tiempo que los condenadamente largos dedos del moreno abusaban de su entrada.
En cuanto Mingyu sintió que Jeong estaba por llegar al orgasmo se alejó y escucho con satisfacción como el otro se quejaba. Beso sus labios mientras lo agarraba con firmeza sus muslos, aprovechando la elasticidad del otro para abrir y doblar sus piernas mientras alineaba su miembro en la entrada del contrario. Suavemente se introdujo y disfruto de escuchar el quejido ahogado que dejo escapar el muchacho que se encontraba debajo de él.
Comenzó embistiendo con suavidad, pero no tardo en aumentar la velocidad, tomándolo por las caderas y tornándose casi salvaje, haciendo que el mayor se convirtiera en un lio de gemidos desesperados mientras arañaba su espalda. Mingyu comenzó a acariciar el miembro de Jeonhan, llevándolo hasta la cima rápidamente, derramando su esencia sobre su estómago y haciendo que sus paredes estrechen obscenamente. El menor no tardó mucho en seguirlo, acabando dentro de él, dándole un suave beso en los labios y cayendo sobre su pecho luego.
Se mantuvieron en la misma posición hasta que lograron calmar sus respiraciones para que luego el mayor lo tomara por los hombros y se lo quitara de encima, haciendo rodar por la cama. No tardo en dirigirse hacia el baño pero antes de atravesar la puerta le dirigio una ultima mirada a su dongsaeng, y por la mirada anhelante que este tenia el mayo no pudo evitar preguntarse si Mingyu era plenamente conciente que lo que ellos tenían era solo sexo, simplemente eran un par de amantes, razón por la cual no se quedaba a dormir con el en la habitación.
Mientras se duchaba, Jeonghan no pudo evitar pensar en lo diferente que era la experiencia sexual con Jisoo. El americano se comportaba como un verdadero sumiso en la cama, con sus brillantes ojos llenándose de lagrimas y luciendo como un dulce gatito desesperado, dejando que el mayor tome el todo el control, dejando que este hiciera con su cuerpo lo que quisiera. Puede que el peli largo tuviera una apariencia femenina, pero definitivamente tenia un alma masculina en su interior, razón por la cual disfrutaba de romper la rutina y comportándose como toda una puta sumisa con el moreno. Mientras que Joshua era todo besos, caricias y palabras de amor cuando este dejaba embestir, Mingyu era rudeza y pasión al tomar con firmeza a Jeong.
El mayor no era estúpido, sabia que si alguien se enteraba de su sucio secreto perdería mas de lo que estaba dispuesto a aceptar, pensaba mientras sentía su estómago revolverse. Podía imaginarse la mirada dolida de Jisoo, los reproches de Seungcheol por herir a su amigo y la decepción de sus padres. Ya bastante les había costado aceptar que su único hijo era gay como para colmo saber que era un maldito infiel.
En cuanto salió del baño observo a Mingyu dormir en la cama, y pensó que haría Wonwoo si supiera que su adorado novio se acortaba con el ‘Ángel’ del grupo, otro pinchazo de culpa atravesó su pecho mientras pensaba que definitivamente no merecía ese nombre, pero descarto esos pensamientos con rapidez y se dispuso a vestirse en el mayor silencio posible.
Le dedico al menor una última mirada, disfrutando de la visión de su fuerte espalda y sus largas piernas, antes de cubrir su desnudez con la sabana. Jeonghan camino hacia la puerta y la cerro suavemente sin mirar atrás. Quizá, si se hubiera quedado más tiempo, había visto como el menor suspiraba con dolor al despertarse con la sensación de no poder saber en qué momento sus sentimientos por su hyung se habían vuelto tan difusos, con la duda de que quizá la razón por la cual seguía saliendo con Wonwoo no era más que costumbre y el hecho de que lo apreciaba demasiado como para lastimarlo.
Jeonghan, mientras tanto, hablaba por teléfono con su novio, diciéndole lo mucho que lo amaba y extrañaba, riendo suavemente de las anécdotas vividas por Joshua en Estados Unidos.
Sería solo esa habitación de hotel la única testigo del pecado que allí se había cometido.