Era una mañana tranquila en la editorial Marukawa, bueno no tanto, pasaba por ahí un enojado y brillante vendedor que tenía ganas de golpear a su pareja, y esta vez tenía un buen motivo.
En fecha de entrega y, como siempre, una horda de zombies inundaba el lugar, y el ambiente pesado no ayudaba a mejorar su humor.
Para el jefe de equipo de ventas, mejor conocido como el oso gruñón de Marukawa, se le estaban dificultando las cosas. Un nuevo manga de una autora desconocida no estaba llegando y eso significaba problemas, aún para él.
Tal vez y debería de matar a Kirishima por dejar un trabajo como ese para el final sabiendo que ese tipo de autores son los más problemáticos.
Ahora debía lidiar con Isaka por si el manga no llegaba tendría que cancelar las promociones para la próxima semana y remplazar la publicación por otra, cosa que bajaría la demanda del manga.
Sin contar que Hiyori le había pedido que vaya a la casa de los castaños después del trabajo cuando lo único que quería era ir a su casa a dormir.
Definitivamente ese no era su día.
Como estaba tan cansado y con una aura negra ni siquiera se dignó a levantar su mirada para saber a donde iba, después de todo ¿Quien sería tan idiota como para atreverse a acercarse? Seguro nadie.
O eso pensaba.
Muy cerca de ahí iba corriendo un joven aspirante a editor de manga con una buena torre de cajas de chocolate encima, ya que su amiga Aikawa le había dado el trabajo de llevar esos regalos a Usami-sensei por su nuevo libro.
Si no fuera por el manga shonen, y porque lo rechazaron de las otras editoriales, renunciaría.
Bueno, ambos iban tan concentrados que no vieron que se iban a chocar.
Cuando sucedió lo inevitable. Los dos se levantaron con ganas de gritar mil insultos, pero al verse se detuvieron.
Misaki conocía por boca de todos comentarios de como era el carácter del oso gruñón y ya temía por su vida.
Por otra parte Yokosawa había oído los rumores del castaño ojiverde, verdaderamente odiaba esas facciones, aunque lo más resultante era que supuestamente era el interes romántico del mangaka más vendido en la categoria shonen, Ijuin-sensei, además de ser la pareja del mejor escritor de quizás todo Japón, Usami Akihiko.
Aún recuerda como se enteró.
Flash Back.
Era una noche en la que se quedó hasta muy tarde, realmente el trabajo era muy cansador, pero por demás satisfactorio al saber que la editorial era la que más vendía desde que llegó. Como estaba tan cansado compró un café en la máquina expendedora y se apoyo en un muro al borde del pasillo que daba a la salida del edificio y, sin querer escuchó a alguien.
-... Si así es Asahina, ese es el resumen de la última novela BL de Usami Akihiko.
-Ryuichiro-sama, le recuerdo que la identidad de Akikawa Yayoi es un misterio hasta hoy y así debe permanecer.
-Mooo, Asahina, no te parece interesante que esta novela este basada en la vida real. Imagina, el famoso Ijuin-sensei enamorado de un muchachito común que lo admira al extremo y además con esos grandes ojos verdes es capaz de sacarlo de sus depresiones, ahora trabaja en la editorial, que además es la pareja de Akihiko-tentei.
-Isaka-san deje de entrometerse en la vida de sus empleados.
-Asahina, eres un aburrido, mejor vamos a nuestro departamento-dijo abrazandolo.
-No aprendió que si me provoca su cuerpo sufrirá las consecuencias.
-Nunca.
Y de ahí en más lo que pasó después, Takafumi sólo desea olvidarlo.
Fin de Flash Back.
A si claro, el presente, Misaki inmediatamente se puso a pedir perdón avergonzado.
-Lo siento, lo siento ¡En verdad lo siento!
-...-Yokosawa no dijo nada, se limitó a recoger sus cosas con un aura más que morada y que espantaba a todo el que pasaba.
-Déjeme ayudarlo, por favor.
El peliazul oscuro lo dejó hacer, la forma infantil de hablar del castaño lo confundió, además lo vio mientras que recogía las cosas con bastante orden y con expresión nerviosa, parecía un cachorro con la cola entre sus piernas.
-Eres nuevo ¿Verdad?
-Si, algo así, trabaje un tiempo media jornada, pero ahora estoy aprendiendo a editar manga, soy Takahashi Misaki- dijo con una reverencia.
-Yokosawa Takafumi-hablo con demasiado seriedad.
-En verdad lo siento, ya está todo, disculpe las molestias.
-Debes tener más cuidado-sorpresivamente no tenía ganas de gritar hasta quedar afónico, es más el joven parecía bastante inocente, como si se tratará aún de un niño-¿Que llevas en tantas cajas?
-Son chocolates, ¿quiere una? A Usa... Usami-sensei no le gustan las cosas dulces.
-Pues... Supongo que no estaría mal-Porque si, a Yokosawa le gusta el chocolate(1).
-Por favor, se lo agradeceré, son muchas y ya deseo irme, en verdad odio el fin de ciclo, incluso oí que una mangaka nueva se atraso, incluso Shizuku Ishi-san esa trabajando tiempo extra, espero que no se demore, Kirishima-san esta muy estresado-dijo con auténtica preocupación, Yokosawa estaba empezando a preguntarse como alguien podía ser tan transparente.
Inesperadamente Isaka, junto a su leal secretario, pasaba tranquilo, fresco como lechuga y como que muy feliz, uno diría que demasiado.
-Chibi-tan, Yokosawa, ¿no les parece un día encantador?
Claro, era obvio que no veía a los muertos vivientes que se arrastraban a su alrededor.
-Como sea, olvida la reunión Yokosawa, lograron la publicación y la imprenta ya está trabajando, están muy satisfechos, el nuevo manga, junto a las publicaciones de zafiro se ven muy bien.
-Ryuichiro-sama no olvide lo que acordaron con los otros departamentos.
-¡Claro! Como ya está todo listo, además habrá aquí una entrevista a la sensei nueva todos pueden irse más temprano.
Al oír eso mágicamente la editorial quedó en una soledad abrumadora.
-Mucho gusto en conocerlo Yokosawa-san, quizá otro día podamos conversar más.
Oshiete oshiete sono shikumi wo, boku no naka ni dare ka iru no~ (2)
-Lo siento es mi teléfono-contestó así el castaño-Usagi-san, no, Ijuin-sensei ni siquiera vino, bien iré enseguida-un rubor cubre su rostro-¡Deja de decir cosas pervertidas!-le cuelga-Lo siento debo irme.
Así fue que Misaki se alejó corriendo. Yokosawa estaba impresionado, el menor no le temía, incluso pudo mantener una conversación estable, aún siendo breve, con el.
Se dirigía rumbo a su hogar, cuando recordó que Hiyori lo esperaba.
Con bastante calma fue a la casa de los castaños, como tenía una llave no dudo en usarla, encontró las luces apagadas y ...
-¡Sorpresa!-gritaron padre e hija con un pastel en la mesa y una modesta decoración.
-¿Que... Pero... por qué?
-Hiyo tuvo la idea.
-Si oni-chan, es que estoy creciendo, y pues necesito que alguien cuide a papá. Entonces me puse a pensar¿Quien es la persona ideal para cuidarlo? Claro ¡Oni-chan!.
-Por eso es una fiesta de compromiso.
-¡¿DE COMPROMISO?!
-Si, te comprometes a cuidarme.
-Por favor oni-chan, acepta, ¿siiiiii?.
-... Bien.
-Ahora, pónganse juntos-dijo señalando la mesa y poniéndolos juntos-Kirishima-otosan ¿Prometes hacer caso a oni-chan y dejarte cuidar?
-Acepto-dijo riendo.
-Oni-chan ¿Prometes cuidar a mi papá, y evitar que se le pase algo?
-A...acepto-dijo sonrojado.
-Entonces ahora les digo que su destino está unido por siempre.
Sin duda los Kirishima eran iguales, al menos eso pensó el peliazul.
-Oni-chan eso lo que traes¿Es chocolate?
-¡Oh! Lo había olvidado con todo este ajetreo.
-Eso me recuerda que esto se me ocurrió al recordar cuando hicimos pasteles de chocolate.
-Si Takafumi tiene las mejores ideas, en especial cuando se trata de chocolate-dijo feliz Zen.
Tal vez y, la próxima ocasión, deje atrás al chocolate, aunque, pensándolo bien, mirando a la feliz familia que lo había atrapado, mejor y lo comía más a menudo.