-¿Cómo llegué aquí? Ah! ¿Qué voy a hacer?- Caminaba y caminaba por el bosque en cual se había internado hace ya un par horas y no podía encontrar la salida, de pronto diviso una alta torre rodeada de verdes y frondosos árboles, dudoso entró, pero al pasar por la ancha y gruesa puerta ésta se cerró tras él y no le permitió salir, asustado subió la escalera y en lo más alto del lugar encontró una gran habitación, completamente blanca y luminosa, se recostó en la amplia cama y sintió un bello sonido desde la ventana, giro suavemente su cabeza, era un pequeño viuvá, el ave parecía hablarle y a los pocos minutos se durmió exhausto con el cantar melifluo del pajarillo como nana.
-Baekhyun pequeño, ¿Cuándo despertaras?, por favor ya abre los ojos- Rogaba por volver a escuchar a su hermoso y pequeño hermano –yo sé que fue mi culpa lo siento, lo siento tanto, cómo se supone que regrese a casa sin ti…deberías despertar ya, no puedes seguir así- <<Iban de regreso a casa con las compras que debían realizar cada semana- Chanyeol! Chanyeol! Quiero un helado!- Baekhyun chillaba con su voz aguda, el chico miró hacia el lugar que llamaba la atención de su hermanito y sonrió- está bien, quédate aquí un momento, no me tardo –el pequeño asintió alegre y el mayor de los dos fue hacia el carrito donde vendían helados, pidió fresa, el sabor favorito de Baek, pagó y cuando se giró para volver con él vio como el pequeño cruzaba la calle corriendo, tratando de alejar a un perro para que no lo atropellaran, el helado cayó al piso mientras Chanyeol corría desesperado tras su hermano, fue demasiado tarde, cuando llego junto a él ya estaba cubierto de sangre y con los ojos entrecerrados- lo siento Yeol…, solo quería ayudar al perrito- sonrió y cerró sus decaídos ojos>>
-Necesitamos su autorización para una cirugía de emergencia- el doctor hablo y él solo pudo asentir y firmar los papeles, vio a través del cristal una vez más a su delgado y pálido hermanito, observo detenidamente como lo ingresaban a pabellón y una vez se cerraron las puertas se dejó caer a piso, abrazando sus rodillas, mientras gruesas y tristes lagrimas caían por su mejilla. – no quiero no quiero estar solo de nuevo mamá papá todos a mi alrededor mueren que pasa es mi culpa debí haber muerto yo maldito accidente Baekhyun no morirá no puede dejarme solo ya lo estuve mucho tiempo lo descuide yo no estaba bien qué podía hacer entiendo que se lo llevaran lejos de mí yo también era solo un niño no podía cuidar de ambos lo regresaron sí me esforcé para conseguir aquello y ahora nadie me lo quitara de nuevo nadie ni siquiera la muerte- se levantó un poco desorientado, aun no terminaba la cirugía, fue hasta el baño y se mojó la cara.
Al despertar se frotó los ojos con sus delicadas manos y miro a su alrededor, aún estaba claro, se asomó por la ventana y vio un hermoso paisaje, podía apreciar todo el colorido bosque desde allí, pero lo que más le gusto fue ver nuevamente al lindo pajarito volando hacia él, extendió sus manos y el ave se posó en ellas, dejando caer de su pico una diminuta y bella flor, Baekhyun lo acaricio y lo dejó sobre la cama, el viuvá daba saltitos mientras el niño dejaba la flor sobre un mueble adjunto a la ventana. Cada noche se dormía gracias a cantar de su nuevo amigo y cada día despertaba por un pequeño cosquilleo en su mejilla, era el pájaro acariciándolo con otra blanca florecilla.
Al terminar la tercera semana ya tenía un pequeño ramo de flores, las había amarrado con una fina cinta azul que había encontrado en un cajón del mueble, cuando el viuvá regreso esa noche para cantar su nana y hacerlo dormir le dijo -cuando mi hermano Yeol venga aquí le daré estas bonitas flores, ¿no te molesta verdad?- Le pregunto sonriendo el niño, el ave solo brinco un poco en su mano como respuesta para luego comenzar su lenta balada, el pequeño se durmió una vez más en aquel desconocido pero perfecto lugar.
Cuando Baekhyun salió de la cirugía hace ya casi un mes los doctores le dijeron que no podían asegurar nada, el pequeño estaba en estado de coma y solo quedaba esperar y tener fe, eso fue exactamente lo que hizo Chanyeol, cada mañana iba al hospital a ver a su pequeño y junto a él llevaba un naciente tulipán blanco, se acercaba al menor siempre con una sonrisa en su cara, a veces llena de alegría y esperanza, otras veces una temblorosa y declinada, pero incesantemente trataba de mostrarse bien y feliz delante del niño, porque sí, él estaba seguro de que lo escuchaba, besa suavemente su frente, casi con miedo de poder romperlo, le pide que despierte,- ya Baekki no seas flojo y abre los ojos-luego le enseñaba la flor y la ponía en un ya saturado florero. A pesar de estar cansado y triste siempre acompañaba al chico el mayor tiempo que le fuera posible, a veces solo podía estar con él un par de horas, pero nunca le fallaba en las noches, cuando le cantaba la misma canción que su madre les dedicaba a ambos antes de dormirse.
Estaba sentado con los ojos cerrados en un borde de la cama del niño, acariciando con delicadeza la agotada mano <<Tú no puedes dejarme Yeol>> Abrió los ojos rápidamente, creyendo que su hermano había despertado, pero no, solo estaba recordando las veces que le había prometido al menor nunca dejarlo <<Tú no puedes dejarme, cuando crezcas no tienes permitido alejarte de mí>> sonrió al terminar de repetir la misma frase con la que le respondía siempre al pequeño, desde ese momento lo miro con más detenimiento y no podía creer que estuvieran en un hospital, ellos debería estar en casa, viendo una película o estudiando, ya había pasado un largo tiempo y no habían avances- Cuando despiertes te daré el helado de fresa que querías, también comprare un perrito para que podamos jugar y salir con él al parque, solo no te quedes así mucho tiempo más, te extraño.
Esa mañana despertó y se sintió muy extrañado, su amigo no había ido a despertarlo, no tenía una flor ese día, solo lo había acompañado la noche anterior, pero mientras cantaba para él había bajado su azulina cabeza y eso lo había dejado durmiendo con una sensación de intranquilidad. Se asomó por la ventana y todo seguía igual de brillante pero sin la hermosa ave que tanto amaba, se quedó mirando hacia afuera un largo tiempo, pero cuando sintió una familiar voz tararear una más que conocida melodía se giró bruscamente hacia la puerta de la habitación que lo había cobijado por tantos días, allí se encontró de frente con su madre quien le sonreía con los brazos abiertos, no lo dudo y se abalanzó sobre ella, la había extrañado tanto, la delgada y alta mujer beso su mejilla, luego sintió unos brazos un poco más fuertes uniéndose al acogedor abrazo, era su padre.
…
Había fallecido, cuando llego esa mañana y cruzo la puerta de la habitación casi corriendo y con flor en mano se encontró una cama vacía y una habitación limpia.
El ultimo tulipán blanco que entrego a su pequeño, fue el que besó y dejo con delicadeza sobre la tierra, lloró, lloró y esta vez no se contuvo- yo no te deje Baekhyun, tú me abandonaste.- Se levantó herido, destrozado, pero aún le quedaba una sonrisa dentro de su alma, y esa no desaparecería jamás, porque era la que tendría en su rostro el día que se encontrara con su familia en esa alta y hermosa torre escondida en el bosque, porque sí, aunque él no lo supiera Baekhyun lo estaba esperando, quería sus flores matutinas, quería su nana por las noches, quería de vuelta y esperaría con paciencia a su hermano, su amigo, a su amado viuvá.