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Mistake & Impulse por Leyn

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Notas del capitulo:

Hey there<3.

Esto es un total out of the blue, es decir, pensé en hacer algo y como ese algo no me servía para los otros ffs que tengo (NADA NUNCA ME SIRVE JAJA /c muere/), traigo este pseudo-oneshot de lo buhitos, mi segunda otp favorita de Haikyuu<3.

Como ya me pasó, se supone que sería oneshot, pero tal vez, quizá no termine siéndolo.

 

I.

—No tengo muchas ganas de cargar con un Kotaro desanimado, ¿sabes? —una vez que llegaron a un banquillo inmerso en la aglomeración de árboles del sector, Konoha desprendió a Bokuto de su hombro y le dejó caer en el asiento cuidadosamente, aunque ganas de lanzarlo con brusquedad no le faltaban. No era como si después de una cansadora tarde en el club estuviese muy conforme con la idea de ir trasladando un cuerpo prácticamente inerte—. Lo conoces mejor que yo, ¿podrías encargarte de él por ahora?

Akaashi observó a Bokuto un momento; una de sus cejas se levantó al verle con los ojos cerrados. Era imposible que se hubiera dormido tan rápido, y pensó que probablemente era una simple estrategia para que Konoha cargase con él. Finalmente le devolvió la mirada a Akinori, asintiendo pausadamente.

—Ya está… Si puedes, trata de hacerle entrar en razón, yo ya me aburrí de intentarlo —Konoha hizo una mueca de disgusto y sacó su celular de uno de sus bolsillos—. Aunque procura que este idiota no te haga perder mucho tiempo, ¿bien? Si se rehúsa a cooperar y sigue con esa actitud, simplemente déjalo, en todo caso se le pasará mañana.

Alzando su mano libre como despedida, Konoha fue alejándose entre el sendero de la extensa arboleda, dejando a Keiji con Kotaro solos en la desolada plazuela.

Tras depositar su bolso en una esquina de la banca, Akaashi tomó asiento y contempló a su capitán un par de segundos. Su brazo izquierdo estaba totalmente lastimado. En la práctica, Kotaro se había precipitado demasiado con un salto diagonal en un remate, que al fallarlo, cayó de lleno contra los cestos de los balones. Cerca del codo, su piel había enrojecido bastante, probablemente no tardaría en ponerse morado.

Desde entonces, Bokuto estuvo molesto consigo mismo todo el resto de la práctica, negándose a recibir más pases, diciendo que lo arruinaría. A pesar de que para los demás ya era costumbre verle en ese estado, Akaashi no dejaba de preocuparse un poco.

Buscó en su bolso si tenía algo para curarle y lo único que halló fue un par de vendas. No era mucho, pero pensó que sería mejor proteger los raspones a dejarlos tal como estaban. De modo que, acercándose a su capitán, tomó su brazo y adhirió el vendaje a la zona herida; Akaashi no pudo evitar sentirse algo avergonzado al notar que éste sólo cubría una mínima parte.

Pero entonces su atención fue desviada. No supo si fue por la cercanía que había adoptado o por alguna otra razón, pero el más alto fue apoyando lentamente el rostro en su hombro.

Akaashi podía oír su débil respiración demasiado cerca de su oído.

Se volvió hacia él cuidadosamente y notó el rostro de Bokuto a sólo centímetros del suyo.

Excesivamente cerca.

Akaashi supuso que Bokuto no tardaría en reaccionar, pero este lucía demasiado cómodo en su posición como para hacer algo al respecto. Y los segundos pasaban, y nada sucedía.

—Bokuto-san... —Akaashi levantó un poco su brazo para hacerle entender que ya estaba comenzando a incomodarle la intrusión en su espacio personal de manera tan repentina, pero tal como lo pensaba, Kotaro ni se inmutó.

Tras varios segundos de espera, Keiji incluso intentó moverse para alertarle, pero nada pasaba. Los ojos del más alto continuaban cerrados y su ceño ligeramente fruncido, como si aún siguiese afectado por el incidente de la práctica.

—Por favor… —musitó.

—No he tenido un buen día, Akaashi —respondió éste, entreabriendo los ojos—. ¿Podrías quedarte así un momento?

Akaashi asintió en silencio y terminó por virar la vista.

—Dime algo… ¿Qué-…? —habló Kotaro, inhalando hondo antes de continuar—. ¿Qué tan ridículo me vi en esa caída?

Keiji pareció pensárselo un poco.

—Muy ridículo.

—Hey —se quejó el más alto, frunciendo apenas los labios mientras observaba a Akaashi desde su hombro—. Dime la verdad.

Keiji tuvo que carraspear un poco para disimular cualquier atisbo de querer reír. ¿La verdad?  La verdad no era precisamente “la verdad”, sino decirle lo genial que era a pesar de cualquier error y falla que hubiese cometido. Una mente tan simple como la de su capitán sólo se quedaba con los comentarios positivos y halagos. Pero cuando cruzó la vista con Bokuto, en realidad no parecía como si esperase ese tipo de respuesta.

Y Akaashi no supo qué decir.

—Nah, déjalo, está bien —resopló Kotaro en medio del denso silencio que se había creado, levantándose del banco mientras tomaba su bolso. Le echó un vistazo al ocaso en el cielo entre la espesura de hojas y ramas, volviéndose entonces hacia Akaashi—. ¿Vamos? Se está haciendo un poco tarde.

—…Claro.

Incorporándose, Keiji comenzó a seguir a su capitán por el rocoso camino que se extendía hacia diferentes direcciones del área verde. Desde algún lugar apartado del parque, podía oírse un débil murmullo general de las demás personas que se encontraban más aisladas de su posición. El viento había comenzado a soplar más fuerte, moviendo las hojas del extenso follaje de árboles dócilmente.

—Te acompañaré a casa, ¿bien?

—Gracias —susurró Akaashi sin haberle prestado especial atención, en realidad había estado observando los hematomas en su brazo, que parecían lucir cada vez peor—. Bokuto-san, sobre las heridas, ¿vas a tratarlas, verdad? Creo que tengo algunas botellas de suero en casa para los raspones y…

—No será necesario, estoy bien así —interrumpió el más alto, levantando un poco su brazo para enseñarle a Akaashi el vendaje que éste mismo le puso, el cual rodeaba apenas su brazo—. Acabo de ser atendido por el mejor enfermero, no necesito nada más.

Ah…

Keiji fue frenando sus pasos gradualmente, quedándose algo atrás. Había sido un comentario evidentemente despreocupado por parte de su capitán, pero Akaashi no pudo pasarlo por alto.

Lo intentó, pero no pudo.

Con las mejillas quemándole, retomó el camino para alcanzarle.

Bokuto-san…

—¿Hmm…?

Al no obtener respuesta, Kotaro se detuvo y cuando volteó, Keiji desechó la distancia restante que había entre ambos. Akaashi no había podido evitarlo, sus labios se fueron acercando hacia los ajenos con lentitud, con cuidado, y sus dedos treparon suavemente hacia el brazo herido de Bokuto, acariciándolo, mientras presionaba débilmente su boca en un tímido contacto.

Akaashi sintió cómo su pulso se aceleraba. Sabía que no debía estar haciendo ese tipo de cosas, pero Bokuto había estado tan cerca anteriormente, con esa expresión tan impropia de él en su rostro. No tuvo tiempo para pensarlo y simplemente se dejó llevar por el impulso.

 

Sin embargo, Akaashi sólo pudo mantenerse un par de segundos así, sus manos habían comenzado a temblar. Y cuando fue separándose de la boca de Bokuto, notó su inquisitiva mirada puesta en él.

—¿Qué… fue eso? —le preguntó entonces, en voz baja.

Keiji apretó los labios antes de responder, avergonzado.

—Un beso —murmuró, liberándole el brazo—. Fue sólo un beso.

Las comisuras de Bokuto se abrieron un poco, como si quisiera decir algo, pero ninguna palabra logró salir de su boca. Akaashi le evitó la mirada, porque no podía con ello, con la reacción que Kotaro pudiese tener, con lo que le fuese a decir. Quería irse, realmente quería irse.

Ese silencio incómodo estaba acabando con él.

Y finalmente decidió retomar el camino. Cerrando los ojos con fuerza, pasó rápidamente de Bokuto, dejándole atrás.

—Se sintió bien.

Akaashi se detuvo inconscientemente. Tras él, las pisadas de Kotaro fueron acercándose.

—Me gustó.

Keiji apretó el pasador de su bolso con ambas manos. Su voz vibró cerca, muy cerca de sus oídos. Los pasos habían cesado y tras su espalda era sencillo percibir la escasa distancia a la que su capitán se hallaba de él.

—Akaashi.

Con lentitud, Keiji giró apenas su rostro, pero se vio obligado a hacerlo por completo cuando las manos de Bokuto le voltearon desde los costados de sus brazos.

Akaashi casi resbala cuando dio de lleno con esa cercanía tan repentina que se vio forzado a adoptar, y Bokuto se encargó de estabilizarle entre sus brazos, ladeando su rostro sólo un poco. Las cejas de Akaashi se arquearon en medio de la confusión.

Una sonrisa lenta se curvó en los labios de Kotaro.

—¿Podrías hacerlo de nuevo?

Notas finales:

Gracias por leer<3.


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