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Mistake & Impulse por Leyn

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Notas del capitulo:

Hey, hey, hey.

 

Muchas gracias por sus visitas y leídos a este ff. Hitsujichan, Blurella y Ohtulipans, muchas, muchas gracias por sus reviews<3.

Aquí un segundo capítulo de este pseudo-oneshot que nació luego de asesinar soldados franceses en Assassin's Creed Rogue :')

 

I'll take the leap, if I can, es un verso de No Chaser de Palisades. Básicamente retrata el hecho de "tomar la oportunidad sin pensarlo y lanzarse".

 

Sin más preámbulos. . .

II.

—…Bokuto-san, tú lo dijiste, se está haciendo tarde.

 

Cerrando la puerta de su habitación, Akaashi colgó su bolso en un perchero y encendió su equipo musical. Ni siquiera se molestó en prender las luces, en su lugar, encaminó hacia la ventana principal de su habitación, abriéndola y corriendo las cortinas, dejando que en medio de la oscuridad de la noche, el alumbrado eléctrico de la calle iluminase apenas el interior del cuarto.

Observó un momento hacia afuera, las luces encendidas en las demás ventanas, las personas caminando en la acera y los ocasionales paseos en bicicleta en el asfalto. Bokuto seguramente ya había llegado a casa hace un par de minutos.

Alejándose un poco de la ventana, tomó asiento en su escritorio, ubicado a un lado de esta.

El ruido de la fría corriente de aire nocturna se mezclaba con el sonido de los bajos musicales, llenando el ambiente. Akaashi apoyó un codo en la superficie del mueble, dejando caer el rostro en su mano extendida.

Exhaló con pesadez y cerró los ojos. Probablemente había sido la vuelta a casa más incómoda que había tenido. Cuando se despidió, había notado cómo el brazo de Bokuto se había extendido hacia él, pero aún así siguió adelante. Tal vez Bokuto buscaba algún tipo de explicación, pero Akaashi sentía que no podía dársela, porque ni siquiera podía hacerlo consigo mismo.

Parándose del asiento, comenzó a quitarse su camiseta de recambio, pasándosela sobre la cabeza para luego dejarla sobre la cama. Se había duchado después de la práctica de la tarde, pero tomar otro baño no le parecía mala idea. El agua con algo de suerte lograría despejarle.

Pero justo antes de poder acercarse a la puerta para salir de su habitación, esta se abrió de improviso.

—Akaashi, tu madre me dijo que estabas aquí —Bokuto se asomó en el umbral, mirando por la abertura de la puerta. Le costó un poco divisar el interior a causa de la falta de luz, pero cuando vio a Akaashi, sus ojos le observaron de arriba abajo indiscriminadamente durante unos segundos, donde luego cerró la puerta con rapidez.

A Akaashi le tomó un momento reaccionar. Dirigiéndose hacia la puerta, la abrió con lentitud y se encontró con Bokuto apoyado en la pared frente a la habitación.

Kotaro fue alzando la vista y curvó una media sonrisa, algo incómodo.

—Hola.

Akaashi levantó una ceja.

—Bokuto-san, ¿qué…?

—Lo lamento —murmuró su capitán entonces, acariciándose la nuca. Su ceño se arrugó un poco mientras fruncía los labios—. No creí que te estuvieses cambiando.

Keiji le observó en silencio y exhaló el aire retenido. No supo cómo describir el tipo de sensación que tuvo al oírle decir eso, con esa expresión.

—No lo estaba —murmuró—.  Iba a tomar una ducha.

—Ah, bueno… —Bokuto descendió su brazo desde el cuello y escondió ambas manos en los bolsillos delanteros de su pantalón. Iba a decir algo más, pero Akaashi se le adelantó.

—Tus heridas, ¿cambiaste el vendaje?

Bokuto le miró un par de segundos sin saber precisamente a qué se refería, hasta que cayó finalmente en cuenta. En realidad, lo que ocurrió en la práctica y los hematomas ya habían pasado a segundo plano.

—No —le echó un vistazo a su brazo mientras negaba con la cabeza—. Ya te dije que no hacía falta, además mañana no tenemos práctica.

—Bokuto-san… —resopló Akaashi, moviéndose un poco del umbral e indicándole a su capitán que entrase al cuarto—. No porque mañana tengamos libre debas despreocuparte de ese modo.

—Está bien, como digas…

Sin oponerse, Bokuto entró a la habitación y pasó a tomar asiento en la cama de Akaashi mientras este volvía a ponerse su camiseta. Kotaro estiró sus brazos hacia atrás y se recargó en estos, mirando a su alrededor. El cuarto de Akaashi no había variado mucho desde la última vez que había estado allí, hace menos de una semana, donde había tenido tres exámenes seguidos y Akaasi prácticamente lo había arrastrado a estudiar, porque obviamente Bokuto no lo hubiese hecho por su propia cuenta. A pesar de que Keiji es un grado menor que él, Bokuto frecuentemente le ha pedido su ayuda y, de no ser por él, no sacaría calificaciones decentes.

Cuando vio que en el escritorio de Akaashi ya no estaban esas interminables torres de libros, sintió un gratificante alivio al saber que sus días de terror habían acabado y que faltaba mucho para sus siguientes exámenes.

 

En eso, su mirada se posó en Keiji, quien se iba acercando junto a una caja con medicamentos. Bokuto se estremeció al ver una jeringa sobresalir entre los utensilios de curación.

—Oye, Akaashi, no tendrás planeado usar esa cosa, ¿verdad?

Akaashi arqueó una ceja y negó, sentándose con la cajita a un costado de Bokuto, antes de encender la amplia lámpara de noche ubicada en un velador al lado de su cama. Tras retirar el vendaje de su brazo, Akaashi notó cómo su capitán le miraba atentamente.

—¿Tienes miedo, Bokuto-san? —preguntó Akaashi, sin poder evitar reír mientras comenzaba a limpiar la zona herida con una bolita de algodón humedecida en suero.

Bokuto carraspeó y viró la vista.

—Por supuesto que no —Kotaro sintió cómo la temperatura comenzaba a elevarse en su rostro, y agradeció mentalmente que la habitación estuviese iluminada de una manera tenue, porque de ese modo era probable que Akaashi no lo notara.

—¿No? —preguntó Akaashi, quedándose un momento en silencio antes de volver a hablar—… ¿Entonces por qué estás rojo?

Adiós agradecimientos.

—No lo estoy, es tu imaginación —le reprochó Bokuto, girando el rostro para evitar así que Akaashi le siguiese mirando. El sonido de la música se encargó de encubrir el evidente nerviosismo que hubo en su voz.

—Comprendo —murmuró Akaashi, terminando por vendarle el brazo en donde estaba lastimado—. Ya está.

Bokuto se volvió a verle. No había sido tan fatal como pensó que sería.

Seguramente creía que quedaría con el brazo amputado.

—Vaya, gracias —Bokuto sonrió ampliamente mientras contemplaba la manera en que había cubierto su antebrazo a la perfección, con un evidente deje de admiración. Una vez que Keiji se incorporó de la cama, continuó—. Akaashi, eres genial.

—…No fue nada.

—Quiero decir, siempre has sido genial —prosiguió Bokuto, acariciando el vendaje para sentir la suave textura de la tela—, pero pienso que… realmente fue muy adorable de tu parte hacer esto.

Akaashi, que estaba devolviendo la caja al estante de donde la había sacado, se detuvo por un momento.

—Es normal.

—¿Eh?

—Es normal que haga esto —acercándose, Akaashi volvió a tomar asiento junto a él en el colchón y resopló con lentitud, observando por la ventana el exterior sin real interés—. Eres la estrella y un equipo no sería lo mismo si su estrella está lastimada.

Bokuto se quedó inusualmente en silencio durante varios segundos y Akaashi se giró para mirarle.

Se estremeció un poco cuando sus ojos se cruzaron con los de su capitán.

—¿Así que sólo lo haces por eso?

Akaashi parpadeó, algo avergonzado. Tuvo deseos de romper ese incómodo contacto visual, pero pensó que si lo hacía, sería como delatar lo nervioso que estaba comenzando a sentirse.

—Bokuto-san, ¿dónde quieres llegar con esto?

—¿Qué significó ese beso?

Para entonces, Akaashi  no pudo evitar entreabrir sus labios por la impresión.

Bokuto había sido demasiado directo.

—No me malinterpretes, sólo quise hacerlo y… —Keiji cerró los ojos y exhaló sonoramente. Podía percibir su pulso acelerarse—. Pensé que tus labios podían ser muy suaves, pensé que luego no tendría que estar aquí, tratando de explicar cómo me siento. No eres tú cuando estás deprimido, ¿sabes? Estabas demasiado cerca… simplemente lo hice.

Kotaro entrecerró los ojos, divagando un poco en lo que le decía hasta que le surgió otra duda.

—Entonces, ¿por qué te negaste a besarme de nuevo?

—¿Te estás burlando de mí, Bokuto-san? —Akaashi se frotó los ojos con ambas manos—. ¿Por qué me haces este tipo de preguntas? Por supuesto que estaba muy avergonzado y…

Bokuto le retiró los brazos desde su rostro, tomándolos desde la muñeca, y para Akaashi le fue imposible terminar de hablar cuando los labios de su capitán capturaron los suyos, demandándole el aliento. Akaashi ahogó las palabras en su boca y en la calidez de sus labios. No pudo evitar aferrar sus dedos a la camiseta de Bokuto cuando sintió una de las manos de este subir hacia su nuca, atrayéndole aún más.

—Tú eres el único que se burla de mí, Akaashi —susurró Bokuto frente a sus labios, con el pecho subiendo y bajando entre silenciosos jadeos—. No puedes besarme, y luego… negarte de ese modo.

Notas finales:

and.. well.

 

¿Debiese continuar o es un bonito término?

 

Gracias por leer<3.


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