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HOLA, GINECÓLOGO por weasdairs

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Me despierto abrazado a Kris, envuelto en unas sábanas moradas. Sus fuertes brazos me tienen sujeto pero cuando me muevo se retiran con facilidad. Me giro y me encuentro con sus ojos de frente. Su sonrisa aparece deslumbrante como un rayo de sol y me otorga una felicidad incomparable nada más empezar el día. Miro el despertador de su mesilla: son más de las doce del medio día de un viernes, así que supongo que Kris se ha pedido el día libre, cosa que por el contrario yo no he hecho así que esta tarde tendré que ir al bar. No es un trabajo que me guste demasiado, nunca pensé que acabaría en un pub nocturno pero no me puedo permitir rechazarlo. Dejo a Kris durmiendo en la cama y me voy a hacer cosas, me pongo un chándal viejo y salgo de casa hacia el supermercado más cercano. Compro un poco de todo y me vuelvo para casa en el momento en el que empieza a caer una lluvia ligera.
A las seis de la tarde salgo por la puerta de casa de nuevo, dejando a Kris con un buen cabreo por no quedarme con él y me voy directo al trabajo. Cuando llego me pongo detrás de la barra y empiezo a preparara las cosas para tenerlas listas en el momento de abrir y no tener que ir a buscar las botellas al almacén. A las nueve mi jefe abre las puertas y los pocos minutos el local está a rebosar, la gente no hace más que pedir bebida y mi compañero Luhan y yo no damos a basto. Las botellas vacías van acumulándose en el cubo de la basura, la gente está cada vez mas ebria y la caja cada vez más llena y apenas hace una hora que hemos abierto. Estoy concentrado cuando oigo una voz que me resulta familiar pidiendo un gin-tonic así que me doy la vuelta y me encuentro con su cara.
- ¿Sehun?
-Dios mío Tao, no esperaba encontrarte trabajando aquí.
-Lo mismo podría decir yo de verte aquí.
Sehun y yo nunca habíamos acabado de superar lo que paso entre nosotros. Había conocido a Sehun durante mis primeros años en el instituto, al principio empezamos siendo mejores amigos pero a la larga empezamos a intimar más, lo que parecía el tonteo de dos adolescente se convirtió en algo más y una tarde acabe en casa de Sehun desnudo en la cama mientras él me rompía el culo sin piedad. Y entonces sin más desapareció. Un día al llegar a clase la tutora nos informó que se había mudado y no volví a saber de él. Y ahora estaba aquí, en el bar en el que yo trabajaba y pidiéndome una copa.
-¿Un gintonic?- consigo salir de mis recuerdos y articular la pregunta sin que se me enrede la lengua.
-Por favor.
Me pongo a prepararlo y tiro varios hielos por el suelo. Tengo que relajarme. Le doy su copa y estoy a punto de retirarme a atender a otro cliente cuando me llama.
-Podríamos tomar algo luego. ¿A qué hora sales de aquí?
-Mi turno acaba a las 6 de la mañana, pero podemos vernos el domingo.
Su cara se ilumina y me sonríe mostrándome su perfecta dentadura. Veo como escribe algo en un papel y me lo acerca.
-Ahí tienes mi número, llámame y hablamos.
Paso el resto de mi jornada pendiente de él, de dónde se sienta, qué hace y con quien se junta. Pide un par de copas más pero no consigo atenderlo pues Luhan se me adelanta y coquetea con él sin cortarse. Luhan siempre consigue salir del bar con algún número de teléfono nuevo, y la verdad es que tampoco es extraño que esto sea así, pues además de que tiene un cuerpo increíble sabe resaltarlo y sacarle partido con su ropa.
Pasan las horas y veo que Sehun se dirige había la salida y cuando está a punto de salir gira la cabeza, me busca entre la gente y se despide moviendo la mano.
Llega la hora de salir y el sol está empezando a salir. Cojo el autobús que me lleva de vuelta a casa y entro en el ascensor agotado. Cuando abro la puerta me encuentro a Kris preparando el desayuno.
-¿Quieres desayunar? - me pregunta con una voz de lo más dulce.
-Solo un café Kris, con poca leche.
Me trae una taza y la deja sobre la mesa mientras me dejo caer en el sofá agotado pensando en mi reencuentro con Sehun. Saco la servilleta que he llevado guardada en el bolsillo desde que me la dio y meto el número en mi agenda dispuesto a llamarle en cuanto tenga un rato libre y me quedo dormido pensando en eso...
Me levanto a la hora de comer y un exquisito plato de macarrones con queso me espera en la mesa, humeante y perfecto, invitándome a devorarlo. Después de comer Kris, se despide de mí y se va a la clínica pues tiene varias citas concertadas para esta tarde. Voy a estar toda la tarde solo así que en cuanto cierra la puerta me lanzo al teléfono y marco el número de Sehun, y espero a que comunique.
-¿Tao?
-Hola Sehun.


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