Kris y yo pasamos el resto del día fuera de casa haciendo cosas. Nos hemos vestido y hemos salido hacia mi antiguo piso a recoger algunas de mis cosas, para tener algo de ropa, al menos hasta que organicemos el traslado. Después de eso se ha empeñado en que fuéramos a ver a sus padres y luego a los míos. La verdad es que no esperaba que se lo tomaran tan bien. Al fin y al cabo solo nos conocíamos desde hacía seis meses. Sin embargo mis padres se alegraron de que por fin hubiera conseguido encontrar la felicidad.
Cuando terminamos la ronda de visitas familiares me mete en su coche y me lleva al centro comercial. Empiezo a creer que está intentando agotarme físicamente porque hace que me pruebe todas las prendas que le gustan para mí y me lleva de una tienda a otra. Había anochecido hacia ya por lo menos 3 horas cuando me lleva de vuelta a casa. Me había llevado a cenar a un restaurante y nada de lo que hice pudo evitar que se gastara una autentica fortuna en la cena. Tengo los pies molidos y solo me apetece meterme en la cama abrazado a él. Sin embargo sus planes son otros y me temo que en el fondo, yo también deseo que hagamos algo.
Estoy sentado en el sofá mientras veo como va de un lado para otro de la casa mientras va sacando cosas de la nevera y de los armarios. De repente sube al piso superior y no vuelve a bajar. Le llamo un par de veces y como no me responde decido subir a ver qué es lo que está tramando. No puedo evitar sorprenderme cuando llego a la habitación. Esta iluminada tenuemente con velas y el equipo de música que hay sobre la cómoda negra esta encendido y una suave melodía que no conozco inunda completamente la habitación.
La puerta del baño esta entreabierta y puedo ver que también allí hay más velas. Abro la puerta y me encuentro a Kris metido en la bañera, llena de espuma, con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Me quito la ropa y me meto con él en la bañera. No nos movemos, simplemente acomodo mi cara en su pecho y empiezo a disfrutar de las caricias que me está dando por toda la espalda. Me empieza a morder la oreja y va bajando por mi cuello, dándome pequeños besos que hacen que se me erice el vello de todo mi cuerpo. Mientras, su mano ha pasado de mi espalda a mi polla y empieza a masturbarme muy despacio, sube y baja su mano al mismo tiempo que va acariciando la punta de mi pene con su dedo pulgar y los escalofríos recorren mi espalda. Cuando se da cuenta empieza a hacerlo más deprisa al mismo tiempo que con la otra mano empieza a explorar mi apretada entrada. Estoy tan sumido en el placer que no puedo casi ni moverme, pero consigo encontrar su miembro y lo agarro con fuerza. Aprovecho que le ha pillado por sorpresa para levantarme y salir de la bañera completamente mojado, y empiezo a dirigirme a la cama, donde me tumbo mientras las sábanas empiezan a pegarse a mi cuerpo. Veo como sale del baño y puedo notar en sus ojos una mirada traviesa que me demuestra que le ha gustado mi pequeño atrevimiento de dejarle plantado. Cuando llega a mi me da la vuelta y pone mis piernas en sus hombros y empieza a meter un dedo en mi. En un par de minutos ya son dos. Y luego tres. Arqueo la espalda para que pueda entrar más dentro y no puedo reprimir los gemidos que se escapan de mi boca a la vez que grito con desesperación su nombre. Estoy a punto de acabar e intento decírselo dándole unas pequeñas patadas en los hombros. Se ha dado cuenta así que se coloca en mi entrada y empieza a empujar muy despacio, haciendo que sienta como cada centímetro de su largo miembro entra en mi cuerpo. Da un último pequeño empujón y consigue meter su trozo de carne por completo. Su cuerpo roza con mis caderas y entonces empieza a dar pequeñas embestidas muy suaves, pero la delicadeza le dura más bien poco y pierde por completo el control, aumentando la velocidad y haciendo que nuestros cuerpos suenen al chocarnos. No consigo controlarme y me corro a la vez que grito varias veces su nombre, contraigo todos mis músculos y apretó su miembro durante mi orgasmo y es ahí cuando noto como se corre dentro de mí y cae agotado. Su semen empieza a escurrirse entre mis piernas y me tumbo a su lado en la cama. Es extraño pero después de todo lo que hemos cenado tengo un hambre mortal, así que me levanto y voy hacia la cocina. Cojo su móvil de la mesa y miro la hora: 1:30. Hace ya dos horas que llegamos a casa y parece que han sido 10 minutos. Abro la nevera, saco algunas cosas y me pongo manos a la obra.