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Caballero de Luz por Rx-

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CAPÍTULO 2

 

BaekHyun casi se hubiese reído de la cara pálida del muchacho alto, de no ser porque le preocupaba más que volviese a tener otro ataque de vómito, y la situación ya era bastante asquerosa como estaba.

 

—¿Me vas a explicar de qué putas va todo este circo BaekHyun?—Inquirió SeHun, acercándose lentamente y sin apartar su dura mirada del desconocido— ¿Quién es este?

 

 BaekHyun se giró en su dirección, el buen humor volvió a él.—¡SeHunnie, él puede usar La Fuerza!

 

—¡Espera un segundo! ¿Qué mierda es La Fuerza y por qué jodidos estás tan seguro de que yo puedo usarla?—Se interpuso el chico alto, levantando sus manos frente a él en un ademán defensivo que no le gustó nada a BaekHyun.

 

Él no iba a hacerle daño, y la duda lo ofendía. ¡Maldición, le había salvado la vida después de todo! Dio un paso más cerca del chico, tragó en grueso al percatarse por fin de lo ridículamente alto que era, pero sin dejarse amedrentar, cruzó los brazos y elevó la barbilla.

 

—Ya te dije, te vi hacerlo, hiciste fuego de la nada—replicó sonando un poco impaciente—. Pero sobre lo que es, hum…, no puedo explicarlo ahora, no al menos aquí. Tendrás que ir con nosotros.

 

SeHun bufó, se metió las manos en los bolsillos de la chaqueta blanca y lo miró reprobatoriamente.

 

—Sí te equivocas SuHo va a arrancarte la cabeza, y esta vez ni JongDae ni Minseok podrán impedirlo, lo sabes ¿cierto?

 

Él asintió.

 

 —No puedo dejarlo solo, mucho menos cuando vi como había una horda de Sombras queriendo devorarlo. Si no lo llevamos a la Guarida tarde o temprano lo encontraran, SeHun…, además, yo como que…, hum, he estado soñando con él.

 

Por un momento todos guardaron silencio. El chico alto abrió los ojos como platos y lo señaló.

 

—¡Tú eres la luz amarilla! ¡También yo soñé contigo!

 

BaekHyun no puedo dejar de emocionarse como un niño con esas palabras. Sí aquel chico también soñaba con él entonces esto era más raro de lo que había pensado en un inicio, no obstante no le importaba. Era la primera vez en toda su vida que podía compartir con alguien una cosa tan íntima.

 

—Creo te refieres más bien a esto—dijo levantando el lightsaber que todavía colgaba de su muñeca. Era un arma vieja, tanto que tenía pequeñas huellas del paso del tiempo en forma de rasguños, pero BaekHyun estaba más unido a su lightsaber que SeHun y Kai, los otros dos Caballeros de Luz, a sus propios lightsabers, simple y sencillamente por ser una reliquia de familia que pasó de generación en generación. El chico lo miró con una especie de miedo reverencial pero asintió de todos modos.

 

—Dios, y yo creyendo que tú eras el tipo más raro que había conocido, a lo mejor y acabas de conocer a tu par.

 

—¡Oh, cállate SeHun! Ni siquiera fuiste de ayuda hoy, bien pudimos haber muerto, a propósito ¿por qué tardaste tanto?—Quiso saber.

 

SeHun se encogió de hombros.—Estaba en el Club cuando KyungSoo me llamó, arruinaste mi noche, BaekHyun.

 

—Seguro que irse a buscar putas de todas razas habidas y por haber debería ser considerado deporte, solo así te habría arruinado la noche. Probablemente, sí hubiese Sombras hembras no lo pensarías antes de follar con ellas.

 

BaekHyun no disimuló el desdén en su voz. Le jodía bastante que uno de sus mejores amigos fuese un promiscuo de mierda, aprovechándose de su cara y su físico a ton y son. SeHun le restó importancia con un ademán de la mano y se dio la vuelta para encaminarse a su moto.

 

—Mira quién habla. ¿Entonces qué, van a venir mariquitas?

 

BaekHyun casi le lanza el lightsaber a la cabeza.—¡Mariquita será tu abuela, puto cabrón!—le gritó con todas sus fuerzas y un gato maulló a lo lejos. Su amigo se ajustó el casco y arrancó la moto dejándolos solos.

 

BaekHyun vio las luces traseras de la moto alejándose y suspiró. Sabía que su amigo tenía razón, sí él se equivocaba al llevar al chico a su Guarida, el castigo sería épico. El silencio volvió a envolverlos con suave lentitud, hasta que él se giró para mirar al chico alto, era realmente apuesto y no se veía como si fuese una mala persona.

 

—¿Cuál es tu nombre?—Quiso saber BaekHyun, finalmente.

 

—Park ChanYeol—respondió el chico, se cruzó de brazos y lo miró con cara de pocos amigos. BaekHyun sabía que se había pensado un buen rato sí responderle o no y la simple desconfianza fue suficiente para ponerlo de un jodido mal humor.

 

—De acuerdo, yo soy Byun BaekHyun—murmuró, tomando una fuerte inspiración y así no permitirse el darle un puñetazo al necio chico—ChanYeol, ¿sabes que no puedo dejarte ir, así por las buenas, cierto? Incluso si no hay más Sombras esta noche, ellos te perseguirán de ahora en adelante como putos perros. A donde sea que vayas, ellos van a seguirte, e intentar matarte.

 

Se mordió discretamente la cara interna de la mejilla. Estaba omitiendo deliberadamente decirle que podía llevarlo con él, aún sin su permiso, no obstante, se sentía conectado de alguna manera con ChanYeol, muy extrañamente por cierto, y no deseaba hacer algo que posiblemente jodería todo más tarde.

 

Esperó con la escasa paciencia de la que gozaba, taconeando en el asfalto rápidamente, mientras observaba con detenimiento la expresión confusa de ChanYeol.

 

—¿Qué pasará con mis padres y mi hermana? ¿Ellos también serán…, perseguidos?—Preguntó, pasándose una mano por el cabello de castaño tan oscuro que parecía negro.

 

BaekHyun sintió todas sus defensas cayendo en el momento en que vislumbró, en esos grandes ojos que el chico poseía, la angustia y el dolor de dejar a su familia detrás. El recuerdo de su propia familia llegó a su cabeza, sí é hubiese podido hacer algo por salvarlos, seguro como el infierno no lo abría pensado una segunda vez, sin embargo las cosas no eran tan parecidas entre él y ChanYeol, aún así suspiro y se acercó un paso al muchacho alto.

 

—No me gusta ser yo quien diga estas cosas, pero…—desvió la mirada y se mordió el labio, no quería ver sus ojos cuando le dijera todo aquello— Muy probablemente ellos ni siquiera son tu familia de verdad, lo que quiero decir…

 

—¡¿Qué no son mi familia de verdad?! ¡¿Cómo maldita sea puedes decir eso?! ¡Ni siquiera los conoces, no sabes de lo que hablas!—Exclamó ChanYeol ofuscado como un bulldog.

 

BaekHyun hizo una mueca y se estrujó las manos.

 

—¡Oye, calma! No fue eso lo que quise decir—alegó con los ojos puestos en los del otro chico para darle fuerza a sus palabras.—Nadie que use La Fuerza puede ser humano Park ChanYeol, y te aseguro que las Sombras no iban detrás de ellos, ¡diablos! ¿Tan difícil es de entender?—Soltó impaciente.

 

ChanYeol gimió, se talló la cara pero al menos parecía estar pensando seriamente en lo que BaekHyun quería decirle. No le complacía ver al tipo tan agotado, era como si de pronto le hubiesen robado las energías, sus ojos viajaban de BaekHyun al cielo y luego a la carretera desierta, bailaban sin rumbo, desesperados por respuestas que todavía no podía alcanzar.

 

—Ellos van a estar bien, te lo prometo, yo mismo me encargaré de cuidar de ellos—dijo para intentar convencerlo, aún si no estaba completamente seguro de que le permitiesen cumplir con eso.

 

Lo miró con intensidad, ChanYeol le devolvió la mirada con fuego en sus ojos, y finalmente, después de lo que le pareció un tiempo muy largo, asintió.

 

—Debes hacerlo, y prometerme que me dirás de que va toda esta puta mierda, no me iré contigo si no lo haces.

 

BaekHyun sonrió, y afirmó con ganas, antes de correr hacia su moto y hacerle señas con la mano para que lo siguiera.

 

—Lo haré Park ChanYeol, yo cuidaré de ti ahora.

 

*~*

 

ChanYeol no encontraba demasiado consuelo en las promesas de BaekHyun, pero tampoco tenía muchas malditas opciones para escoger, y sí era verdad que esas jodidas mierdas siniestras podían volver por él, no deseaba arriesgarse precisamente a morir en sus manos gélidas. Rogó en su cabeza por hacer lo correcto y que no terminara en un basurero, algo peor que muerto, por la mañana.

 

Tomó un respiro y se montó en la parte de atrás de la moto de BaekHyun. Se sujetó con timidez y suavidad de la cintura del pequeño chico, no temía romperlo sí utilizaba mucha fuerza en su agarre, BaekHyun le había demostrado en su pasado viaje que podía soportarlo, pero esta vez todo se sentía diferente, la incertidumbre le comía el cerebro y casi creía que podían perseguirlos en cualquier momento.

 

Cuando lo rodeó por completo, BaekHyun lo miró por encima de su hombro, su rostro se encendió por la cercanía de esa bonita mirada encima de él pese a lo jodida de la situación, y trató, fracasando estrepitosamente, de devolverle la sonrisa que el otro chico le regaló.

 

—SuHo descubrirá quien eres, Chanyeol, y porqué puedes usar La Fuerza.

 

Estaba a punto de preguntar quién era SuHo, cuando la moto rugió entre sus piernas y se lanzó la noche como un cazador, una vez más. El frío de la madrugada les golpeaba sin piedad. ChanYeol comenzó a apretar el agarre alrededor de BaekHyn, pero no se atrevía a soltarlo aunque estuviese haciéndole daño, a decir verdad no lo había escuchado quejarse.

 

 Los escasos sonidos de una noche muerta les susurraban seductoras.  ChanYeol dedujo que habían entrado en la zona industrial por la cantidad desmedida de fábricas a su paso. BaekHyun los condujo a una sección de locales abandonados, con grafittis en las cortinas de metal y autos viejos que parecían, no habían sido lavados en toda su vida útil. El pequeño chico bajó la velocidad, conduciéndolos a la parte más alejada, había un complejo de bloques con puertas y escaleras por doquier, a simple vista no tenía nada fuera de lo común, pero mientras más se acercaban, ChanYeol pudo darse cuenta del cambio de ambiente, era como pasar por debajo de una cascada de agua helada con la respiración contenida, la sensación al instante siguiente era fresca y liberadora, sin poderlo evitar inhaló profundamente y soltó el aire con un jadeo poco digno. Delante de él BaekHyun se rió como un niño y lo miró por encima de su hombro.

 

—Te sientes mucho mejor, ¿cierto?

 

ChanYeol no le respondió, sus manos apretaron la cintura del pequeño chico más fuerte a modo de castigo, y apreció el quejido que logró sacarle. Escuchó como lo llamaba idiota en voz bastante audible, pero decidió pasarlo por alto, después de todo, BaekHyun tenía esa puta cosa para desgarrar Sombras en su poder, y él no estaba particularmente atraído en arriesgar más su vida por aquella noche.

 

Cuando estaban a pocos metros del conjunto de bloques que era ese extraño edificio, una de las maltratadas cortinas subió lentamente pero sin ese chirrido monstruoso que hacía el metal oxidado con el sobreesfuerzo, BaekHyun se dirigió directamente hacia ahí, adentrándose en una especie de garaje muy iluminado, incluso había pequeñas señales en neón con frases que ChanYeol no estaba interesado en conocer.

 

—¡Llegamos!—Gritó BaekHyun alegremente, si ChanYeol no lo hubiese visto enterrar el puto sable en los cuerpos de esas Sombras, seguro como el infierno que hubiese pensado que el chico había salido a una excursión escolar bastante emocionante, lucía ridículamente radiante.

 

ChanYeol lo soltó con manos torpes y temblorosas, bajando de la moto con la gracia de un pato, la incertidumbre lo invadió nuevamente con la fuerza de diez bolas de demolición. Los eventos de la madrugada regresaron a su cabeza y le sacaron la garganta, mentiría para sí mismo si dijera que no tenía miedo. BaekHyun bien podía matarlo con un movimiento de su sable contra su cuello, y aunque lo había protegido antes, no podía asegurar que lo siguiese haciendo en el futuro.

 

BaekHyun se ajustó la correa de su sable en la muñeca y desmontó con mucha más elegancia que él, una de sus piernas estirándose cuan larga era de una forma casi sensual, el contraste de actitudes confundió a ChanYeol, quien había encontrado ese simple gesto bastante atractivo de no ser porque estaba a punto de orinarse de los nervios.

 

—Tienes cara de que vas a ser comido—dijo BaekHyun sonriéndole, sus pequeños ojos convirtiéndose en rendijas traviesas—. Prometí que cuidaría de ti y eso haré. Los chicos son buenos, lo juro, jamás le harían daño a ningún ser vivo inocente, y yo tampoco lo haría, no está dentro de nuestra naturaleza hacer eso.

 

ChanYeol proceso sus palabras.

 

—Entonces, ¿tú no eres…, humano?—Su voz rompiéndose en un graznido al final.

 

BaekHyun volvió a sonreír, negó condescendiente y le tomó el brazo antes de guiarlo hacia una puerta de metal que él había ignorado por completo hasta ese momento.

 

—No, pero probablemente tú tampoco lo seas, aún no lo sabemos.

 

ChanYeol se sorprendió por un segundo de lo simpáticas y despreocupadas que sonaban sus palabras. BaekHyun se parecía más a un niño pequeño que a un asesino de hijos de puta monstruosos, y algo en él se removió, una sensación cálida que le producía querer protegerlo, envolverlo en sus brazos o colocarlo detrás de su espalda. La confusión lo hizo estremecerse, sacudió la cabeza, no pensaba cuando sujetó la misma delgada muñeca que lo tomaba. Ambos se miraron a los ojos, ChanYeol se soltó gentilmente, sin embargo con esa misma gentileza tomó la muñeca de BaekHyun, como si fuese él quien iba a guiarlo.

 

No sabía que había detrás de esa puerta, de solo pensar en los posibles peligros sentía náuseas nuevamente.

 

Todavía intercambiaban miradas, cuando la puerta de metal se desplazó hacía un lado con un sonido de succión. ChanYeol apenas alcanzó a vislumbras una cabeza castaña y revuelta, antes de que BaekHyun fuera apresado en un abrazo de oso por el desconocido.

 

—¡Jodido Señor, jamás en tu puta vida vuelvas a ir solo contra un montón de Sombras Byun BaekHyun! No tienes una maldita idea de lo asustado que estaba cuando SeHun llegó sin ti—Soltó el chico castaño a bocajarro al mismo tiempo que aflojaba su agarre sobre BaekHyun y le escaneaba todo el cuerpo, desde los cabellos de rojo brillante hasta la punta de sus dedos finos.

 

A ChanYeol no le gustó. Su estómago se apretó y sintió un sabor amargo en el paladar, apretó la mano que momentos antes había estado alrededor de la muñeca de BaekHyun y pensó seriamente en estrellarla justo en la cara de aquel imbécil.

 

—Estoy bien JongDae, pude yo solo contra todos ellos, y no tengo ni un rasguño—se jactó BaekHyun sonriendo como solo él podía.

 

ChanYeol frunció el ceño, odiando que alguien, además de él, viese esa sonrisa, sobre todo porque era bonita y luminosa y le había hecho sentir mejor cuando estuvo a punto de morir.

 

—Ya lo veo, SeHun dijo que la libraron por muy poco, y que…—el castaño giró la cabeza en dirección a ChanYeol—tendríamos una visita—sus ojos no eras juzgadores, más bien curiosos y traviesos, muy parecidos a los de BaekHyun en su brillo y color. Tenía unos pómulos altos y unos labios delgados que se curveaban hacia arriba en las comisuras.

 

ChanYeol se puso tensó cuando el castaño dejó libre a BaekHyun para acercarse un paso hacia él y mirarlo más de cerca.

 

—No soy un puto bicho de aparador, ¿sabes?—gruñó cruzándose de brazos y cuadrando los hombro, elevándose en toda su altura, se sentía vulnerable pero por ninguna maldita cosa estaba dispuesto a demostrarlo.

 

BaekHyun se acercó velozmente hacia él, le puso una mano en uno de sus brazos a modo conciliador y lo miró con sus ojos de cachorro.

 

—JongDae, él es Park ChanYeol; Park ChanYeol, este es Kim JongDae, y es completamente inofensivo, te lo aseguro—dijo.

 

JongDae lo miró con mala cara y se cruzó de brazos también.

 

—¿Inofensivo yo? Podría romperle el cuello a este grandote sin sudar ni una gota—presumió, arqueando la ceja y sonriendo de lado como el gato que se ha comido al ratón.

 

ChanYeol sintió un estremecimiento de alarma en su columna vertebral y casi estaba seguro que uno de sus párpados tembló levemente. No ponía en duda que aquel cabrón pudiera hacerlo si quisiera, y realmente no tenía ni pizca de ganas de probar su suerte.

 

—Pero no lo harás, ChanYeol vino conmigo porque necesita protección, no para que acabaras con el trabajo sucio de las putas Sombras—repeló BaekHyun colándose entre ellos, con los brazos en jarras y gesto de enfado.

 

 El castaño torció la boca, ChanYeol podría jurar que comerse un alacrán vivo lo haría igual de feliz que tenerlo ahí. No lo culpaba, él se sentía de una forma un tanto similar.

 

—Solo porque lo pides tú BaekHyun, además, SuHo y KyungSoo están bastante interesados en el chico y dudo que puedan hacer algo con él si se los entrego en mal estado.

 

ChanYeol perdió el aliento cuando BaekHyun comenzó a emanar un brillo blanco por cada centímetro de su piel, parecía no controlarlo, titilaba violento y finísimos rayos se proyectaban en el aire. Era una visión impresionante, no podía verle el rostro, pero el solo hecho de ser partícipe de un espectáculo como aquel ya le hacía suponer que lucía hermoso.

 

—¡Jódete Chen! No vas a ponerle un puto dedo encima, ni tú ni nadie, no voy a permitírselos.

 

El castaño tenía un gesto de confusión y alarma, pero no se veía ni la mitad de asombrado de lo que ChanYeol estaba. BaekHyun parecía como si fuese a explotar en cualquier momento.

 

—¡Baek, cálmate ahora! Era una broma, si te hace sentir mejor no me acercaré a tu gigante mascota a menos de un metro de distancia, ¿de acuerdo?—alegó el muchacho cambiando su tono de voz a uno completamente comprensivo y amistoso.

 

—¿Lo prometes?—Preguntó BaekHyun, su brillo blanco desvaneciéndose poco a poco. Su voz suave y melodiosa estaba teñida de preocupación, preocupación por él, por ChanYeol. Darse cuenta de ello le gustó más de lo que podría admitirse a sí mismo.

 

El castaño suspiró y asintió.—Claro que sí, ¿Cuándo he roto una de mis promesas?—BaekHyun asintió y su brillo desapareció por completo—Ahora vamos, que los están esperando.

 

BaekHyun siguió al castaño a través de la puerta, ChanYeol por su parte se rezagó un poco, sabiendo que al cruzar ya no podría regresar a su vida de antes. Adiós universidad, adiós amigos y familia… Sus piernas se sintieron como plomo, apretó los puños, ambos chicos habían desaparecido ya, dejándolo solo con su incertidumbre.

 

—¿ChanYeol?—Susurró BaekHyun, apareciendo nuevamente en el umbral de la puerta.

 

ChanYeol lo observó, ahí tan pequeño, con su cabello rojo y sus ojos de cachorro, de no ir detrás de él jamás sabría porque había soñado con él, en realidad jamás lo volvería a ver de nuevo, ni obtendría las respuestas que estaba anhelando tan desesperadamente. BaekHyun caminó, pequeños pasos hacia él, sus labios se curvearon en algo así como una sonrisa triste, y él se odio en el instante en que la vio, ambos sabían que estaba dudando en seguirlo o no.

 

—Dame un segundo, quieres—pidió en un susurro, tuvo que inclinar la cabeza para poder mirarlo a la cara.

 

BaekHyun parpadeó, abrió la boca pero la cerró casi en seguida, guardándose las palabras para sí mismo. ChanYeol se lo agradeció internamente, no quería sentirse más presionado al escuchar que ya no habría forma de escapar de ahí. BaekHyun se quedó ahí, balanceándose sobre sus talones, esperando por él sin decir algo, y aguantándose seguramente la impaciencia que sentía.

 

Minutos más tarde, cuando ChanYeol había lanzado un último pensamiento hacia su vida anterior, musito en voz baja, que podían continuar.

 

—Estarás bien—aseguró BaekHyun levantando los ojos hacia él—, nadie que use La Fuerza debe ser lastimado.

 

Sin saber que responder, ChanYeol solo asintió.

 

Cruzaron la puerta de metal y ésta se cerró por completo detrás de ellos. Estaban en un pasillo estrecho con paredes de color blanco, JongDae, el amigo de BaekHyun, esperaba por ellos con la espalda contra la pared de enfrente y los brazos cruzados. No dijo ni una palabra respecto a su tardanza, pero ChanYeol no pasó por alto la fugaz mirada que le envió.

 

Caminaron por el pasillo y subieron unas escaleras que daban, sorpresivamente al exterior, había más cortinas de metal decoradas con grafittis. Dieron la vuelta en un recodo y subieron otro trecho de escaleras. El castaño se detuvo frente a una cortina de metal como todas las demás. Una luz verde salió desde algún punto en el techo y escaneó primero a JongDae, después a BaekHyun y finalmente a ChanYeol.

 

La cortina de metal se elevó con la rapidez de un latigazo, revelando una puerta de cristal con un panel electrónico a modo de cerradura. JongDae colocó su mano encima y tecleó con la otra una clave en un teclado minúsculo que apenas se veía. ChanYeol pensó que había entrado en la dimensión desconocida.

 

 La puerta se abrió finalmente y BaekHyun se giró hacía él.

 

—Bienvenido a nuestra Guarida, ChanYeol.

 

 


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