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Bittersweet Lemmon por Radhe

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22 – Carrusel – Ikki y Radamanthys – 346 palabras


Aquello era vergonzoso. Más que vergonzoso, humillante. Ikki lo pensaba una y otra vez, mientras de costado en aquella mesa y con los pantalones abajo dejaba que el médico examinara entre sus nalgas. 

Las cosas con Hyoga iban bien, pero el ruso era demasiado entusiasta, le había causado un ligero desgarre que no terminaba de curar y lo había obligado a ir a ese maldito lugar, aguantarse la afrenta y dejarse revisar íntimamente por un extraño. 

–Hay una pequeña fisura, habrá que desinfectarla y coserla para que no se haga crónica. 

Ikki maldijo un par de veces más. ¿Realmente le iban a coser el culo? Nunca iba a dejar a nadie más divertirse con su trasero, se prometió. 

–¿Puedes hacerlo aquí?

Radamanthys se irritó por la familiaridad en su trato. Mitad por maldad, mitad por comodidad propia le dijo:

–Sí, pero no en ésta posición. 

Así pues lo hizo ponerse de pie y luego agacharse de espaldas a él. Ikki estaba delirando debido a la humillación. Radamanthys actuó con frialdad a partir de ese momento, anestesiándolo, limpiando y luego cerrando la herida con un hilo fino. Cuando todo terminó el menor tuvo que estar un buen rato tras la cortina donde debía cambiarse, hasta que pudo apartar el sonrojo de su rostro. 

–Tendrás que tomar éstos antibióticos, lavar con agua y jabón tres veces al día y evitar el sexo anal por lo menos dos meses. 

Aquellas palabras lo obligaron a levantarse.

–¡¿Qué?! ¡¿Cómo te…?!

La furia estalló dentro de Ikki, que tan duro esfuerzo había hecho para controlarla durante toda la consulta. Radamanthys sonrió con malicia.

–¿Vas a decirme que te lastimaste montando un carrusel o algo así? Sigue mis recomendaciones si quieres que la fisura se cure y las próximas veces utiliza un buen lubricante. Cuando salgas la enfermera te dará condones. 

Aquello era inaudito, Ikki le arrebató la prescripción y salió de allí como alma que lleva el diablo. No había pagado la consulta ni la pequeña intervención, pero Radamanthys no lo necesitaba, con haberlo hecho sentir mal se daba por bien pagado.  .   23 – Algoritmo – Saori y Seiya – 226 palabras
Después de lo que Shaka le había hecho ella había comenzado a odiar a los hombres. Jóvenes, viejos, ricos o pobres, nada importaba, los detestaba a todos, mientras lloraba todos los días por sus sueños rotos y su desilusión. 

Seiya era un hombre, apenas, pues tenía casi todo de muchacho. Ella debía odiarlo y sin embargo encontraba su corazón suave cada vez que él se le acercaba. Quizá fuera por su aire aniñado, por sus bromas sencillas llenas de un humor blanco y puro que hacía renacer su optimismo. Quizá por su sonrisa que –a pesar de los dientes un poco chuecos– resultaba hermosa. 

Saori se encontraba cada día llorando menos y suspirando más. Pero dudaba si debía confiar en aquel muchacho, Shaka también había parecido perfecto, había construido todas sus ilusiones sobre él y todas se habían desmoronado con su traición. ¿Qué pasaría si Seiya resultaba ser igual?, era joven, quizá más adelante descubriría que le gustaban los chicos y no las chicas. 

Si le hubiera confiado sus dudas a Seiya éste se habría sentido horrorizado, ¿creer que era gay? Eso era casi un insulto, él era bastante masculino, estaba en una banda de rock, en los equipos de baloncesto y futbol en la escuela y además andaba tras la chica con el pecho más grande de su clase, ¡desde luego que no era gay! .   24 – Solidez – Julián y Kanon – 169 palabras
Su verdadero nombre era Julián, eso todos lo sabían. Que entre su círculo privado insistiera en ser llamado Poseidón era otra muestra más de lo prepotente que podía llegar a ser. Sí, era el heredero de la más grande y sólida compañía naviera del continente, pero para Kanon aquel sobrenombre era una mera exageración. Especialmente considerando que el chico ni siquiera era mayor de edad. 

Seducirlo no había sido demasiado difícil, solamente había requerido de una combinación de halagos y desafíos, con eso el muchacho había caído perdidamente enamorado de él y se había entregado en sus manos. 

Kanon le tenía estima, pero también lo encontraba infantil y pedante, a veces tenía ganas de darle una buena tunda, para que dejara de sentirse tan importante. Sin embargo se controlaba y continuaba su juego, después de todo vivía a costa suya. Eso hacía, engañar a la gente para sobrevivir, llegaría el momento en que pudiera darle una lección al muchacho, pero mientras tanto tomaría de él tanto como fuera posible

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