Capítulo 16.
—¡¿Eh?! ¡¿Seto Kaiba te besó?!
El rubio prácticamente tuvo que lanzarse sobre Anzu y taparle la boca con una mano, a pesar de que era un poco tarde para hacer eso porque la chica ya había soltado aquellas palabras en voz alta, sin mucho pensar. Parecía ser que el actor había olvidado que a veces podía resultar peligroso contarle las cosas a su amiga así como si nada.
—¿No prefieres que te preste un micrófono la próxima vez? —Preguntó con sarcasmo—. Creo que los que viven en la otra calle no te escucharon muy bien.
La castaña simplemente se quitó la mano de su amigo de encima y lo miró con el ceño levemente fruncido. —Ya, lo siento. Es que… Bueno, tú entenderás por qué reaccioné así —intentó defenderse tras lo impactante de la anécdota.
—Sólo imagina cómo reaccioné yo.
—¿Ahora qué? ¿Estás saliendo con él o algo así? —Preguntó, sintiéndose más curiosa de lo que nunca antes se había sentido y mirando a Katsuya atentamente.
—Claro que no —se apresuró en contestar—. Yo… ni siquiera sé por qué me besó. Todo fue muy extraño.
—¿Has intentado hablar con él?
—No… Sería incómodo llamarlo o verme con él y simplemente preguntar qué sucedió en el restaurante —se pasó una mano por el cabello, desordenándolo un poco sin querer.
Anzu se quedó pensando en cómo aconsejar al rubio, pues era obvio que éste se estaba volviendo loco por no saber qué hacer, aunque ella en realidad no creía que la situación fuera mala… Incluso se atrevía a decir que Katsuya estaba exagerando.
—¡Lo tengo! —Exclamó de repente—. ¿Qué tal si tratas de verlo de manera positiva?
—¿Cómo?
—Piensa que eres afortunado porque Seto Kaiba te besó. Conozco a muchas personas que querrían estar en tu lugar —rió un poco, intentando subir el ánimo de su amigo con ese comentario—. Yo sería feliz con tan sólo tener la oportunidad de hablar con él un momento.
—¡No te estás tomando esto en serio, Anzu! —Reclamó.
La castaña dejó salir un suspiro algo pesado y cruzó los brazos por encima de su pecho, preguntándose cuál sería la mejor manera de hacer ver a Katsuya que se estaba empezando a ahogar en un pequeño vaso con agua.
—Lo dije con la intención de que te rieras —explicó—. No creo que debas darle demasiadas vueltas al asunto, ¿sabes? Sólo relájate. Si no fue nada, entonces ríete un poco. Si sí fue algo, ya te pondrás a pensar acerca de lo que sientes por Seto Kaiba y verás qué hacer después.
—¿Y cómo sabré si fue algo o si no fue nada?
—Por algo te pregunté si ya habías intentado hablar con él, tonto. El único que tiene la respuesta es él.
Después de conversar durante un largo rato, ambos decidieron que la mejor opción sería que Katsuya dejara a un lado sus nervios y enfrentara al otro actor para despejar cualquier duda de una vez por todas.
Sin embargo, los días pasaron y el momento nunca llegó.
Cada vez que el rubio hacía un esfuerzo por hablar con Seto, algo salía mal y el pobre terminaba encerrado en su habitación, casi dándose golpes contra la pared debido a lo frustrado que se sentía. ¡Y ni siquiera tenía que tratar de hablar acerca de lo sucedido en el restaurante para terminar así! No podía decirle nada, ¡absolutamente nada! No era capaz de saludarlo o dar inicio a una conversación casual.
Qué ridículo… Le había pedido que lo dejara seguir sus pasos y acercarse a él, pero ahora se encontraban mucho más alejados que antes.
Lo peor del caso estaba en que el actor de ojos azules tampoco le dirigía la palabra. No le había dicho nada desde el día en el cual habían comido juntos, desde esa tarde en la cual le había robado su primer beso así como si no fuera la gran cosa… Todo se había desencadenado por mencionar que se había unido al club de admiradores en línea.
Katsuya no se podía sacar lo ocurrido de la cabeza, mas no volvió a saber nada de Seto Kaiba hasta que se estrenó la primera temporada de la serie escrita por Atem. No tenía muchas ganas de verse a sí mismo en esa serie de televisión, simplemente no estaba del mejor de los humores; pero Anzu se las había arreglado para convencerlo al final y por ese motivo estaban juntos en la sala de la casa de la castaña, ambos atentos a la pantalla y con un tazón lleno de palomitas de maíz con mantequilla entre ellos.
—Más vale que no te quedes dormido —advirtió Anzu, notando que el chico claramente preferiría estar haciendo otra cosa en esos momentos.
—No lo haré.
El chico suspiró y se acomodó mejor en el largo sofá de aquella sala. A los pocos segundos, su teléfono celular vibró y anunció la entrada de un nuevo mensaje de texto, pero Katsuya no movió ni un solo dedo.
—¿No vas a revisar tu teléfono? —Preguntó su amiga—. Podría ser algo importante.
—Tal vez, tal vez no —fue la simple respuesta de Katsuya.
—¡Tal vez algún amigo o familiar tuyo está viendo la serie justo ahora y te escribió para felicitarte!
—Si es sólo una felicitación, entonces la puedo leer más tarde —le restó importancia.
—Katsuya… —El tono de voz de la castaña indicaba que esa actitud estaba comenzando a agotar su paciencia, cosa que jamás terminaba en algo bueno.
Para evitar una discusión, Katsuya finalmente metió la mano al bolsillo de su pantalón y sacó el aparato para revisar el mensaje nuevo, pensando a la vez algo como "Espero que sí sea importante". Sus ojos se abrieron con gran sorpresa al leer en la pantalla que la persona que lo había enviado era nadie más y nadie menos que Seto Kaiba.
—¡No puede ser! —Exclamó, abriendo el mensaje tan rápido como su dedo se lo permitió, leyendo su contenido.
—¿Qué pasa?
—¡Seto Kaiba me escribió!
—¿Eh? ¿En serio? —Se acercó más a Katsuya—. ¡¿Qué dice?!
Le mostró el teléfono a la chica, dejando así que leyera claramente un: ¿Estás viendo la serie?
—No sé si contestarle… —Suspiró el rubio.
—¡Contéstale! Empieza a hablar con él de nuevo y acércate poco a poco al tema que realmente te interesa —aconsejó.
Katsuya asintió un par de veces y respondió al mensaje. No podía desperdiciar una oportunidad así, después de todo.
Continuará.