Capítulo 23.
Katsuya continuó con su plan de ignorar a Seto Kaiba fuera del estudio de grabación, aunque empezaba a reconocer cierta molestia en su interior por hacerlo y hasta ganas de que el castaño buscara terminar de una vez por todas con ese tratamiento silencioso. A pesar de cómo era con el otro actor, el rubio seguía en contacto con otros artistas con los cuales había desarrollado una amistad al pasar el tiempo, tales como Mai Kujaku y Ryou Bakura; con ellos siempre se enviaba mensajes por lo menos tres veces al día. También hablaba con Ryuji Otogi de vez en cuando e incluso intercambiaba una o dos palabras con la vanidosa Vivian Wong.
Los días pasaban en un parpadeo, la popularidad de la serie iba en aumento, los actores que antes no eran tan reconocidos ganaban nuevos admiradores con cada episodio, la producción de la segunda temporada avanzaba a muy buen paso… Todo parecía perfecto.
—Todos, por favor acérquense y presten atención —habló el director de repente, interrumpiendo el breve descanso que había otorgado—. Les tengo una noticia maravillosa.
Los actores dejaron lo que estaban haciendo de inmediato y se acercaron, acomodándose de manera en la cual fueron formando un medio círculo alrededor del director para escucharlo.
—¿Qué podrá ser? —Se preguntó Mai, volteando a ver a sus compañeros de equipo mientras se acercaban, pero pronto notó que todos estaban tan confundidos como ella.
—Como ya se habrán enterado por la televisión y la publicidad en internet, en dos semanas habrá un evento muy importante en el centro de convenciones más grande de nuestra ciudad y… Aquí viene la noticia… ¡Tendrán un encuentro con sus admiradores ahí! —Exclamó el director alegremente—. Será divertido. Responderán preguntas, darán autógrafos y se tomarán fotografías con ellos.
—¿Tendremos un panel? —Cuestionó Vivian, emocionada con la idea. Una sonrisa se extendió por sus labios mientras miraba al director con ojos brillantes, esperando saber más.
—¡Así es!
Mai no pudo evitar poner los ojos en blanco y bufar. Ya había estado en un panel antes y sólo sabía una cosa: los admiradores podían llegar a hacer preguntas demasiado extrañas o personales. Tenía sus propias experiencias en las que había terminado sintiéndose muy incómoda.
—¿Qué sucede, Mai? —La expresión facial de la mujer rubia no había pasado desapercibida por Katsuya, quien ahora deseaba saber si todo estaba bien.
—Nada, es sólo que ya me imagino cómo será este evento —contestó en voz baja, dejando salir un suspiro.
—¿Qué quieres decir?
—¿Cómo explicarlo? —Cruzó sus brazos—. Sólo digamos que… hay algunos admiradores que no son para nada discretos.
—Ah, ya. Creo que sé a dónde vas con eso…
Habrían podido seguir con su conversación, pero tuvieron que esperar porque el director aún estaba dando algunas indicaciones, así que sólo guardaron silencio y escucharon hasta el final.
Esa misma noche, Katsuya y Mai hablaron durante un largo rato a través de mensajes de texto, intercambiando opiniones y algunas bromas. Se llevaban bastante bien y Katsuya no podía negar que estaba agradecido por contar con aquella chica en su vida.
Claro que le tenía mucha confianza a Anzu, pues ella era su mejor amiga y la persona que lo comprendía mejor que cualquiera, pero también le daba gusto poder abrirse con otras personas además de la castaña de mirada azulina.
Tras unas buenas horas pensándolo, a Katsuya no le parecía una mala idea el evento de convivencia con los admiradores, incluso si tomaba en cuenta lo que había hablado con Mai. Nunca antes había tenido la oportunidad de participar en un panel junto a otros actores, aunque sí había vivido la experiencia de estar en una firma de autógrafos y saludar a algunos seguidores, así que a pesar de todo había cierta emoción en él. Lo único que deseaba era que la suerte no lo forzara a tener que sentarse a un lado de Seto Kaiba en el evento.
A tan sólo un par de días antes del gran día en el centro de convenciones, el director insistió a todos para grabar aunque fuera una pequeña parte del capítulo más reciente que había sido escrito para la serie. Ese día, Seto llevó a Mokuba al estudio de grabación.
El pelinegro buscó a Katsuya con la mirada y corrió hacia él cuando lo vio, ignorando por completo que su hermano mayor y el comediante rubio ya no hablaban para nada a menos que sus personajes tuvieran que convivir en frente de las cámaras.
—¡Katsuya! ¡Hola! —Saludó bastante emocionado.
—Hola —le sonrió al menor.
Mokuba era tan diferente a su hermano… en todo. No había manera alguna en la cual Katsuya pudiera darle el mismo trato que al actor castaño.
—¡Hace mucho que no te veía!
—Lo sé, lo sé —rió un poco—. ¿Cómo has estado?
—Muy bien, pero ya quiero que empiecen las vacaciones —comentó—. Me gustaría salir a algún lugar agradable con mi hermano.
—Me imagino que él no descansa muy seguido.
—No, no lo hace —suspiró Mokuba, encogiéndose de hombros—. ¡Pero confío en que esta vez sí podrá hacerlo!
—Esperemos que sí.
Seto veía desde lejos cómo su hermano menor conversaba de lo más alegre con Katsuya. No parecía molestarle, pero tampoco se acercó a ellos, ni siquiera hizo el intento por meterse a la conversación o algo por el estilo. El rubio, sin saber del todo por qué, empezó a sentir cierto dolor en su pecho al notar aquello.
No podía ser. ¿Por qué le importaba tanto? Se suponía que él estaba en proceso de superar por completo a Seto, se suponía que ya no iba a ser afectado por nada de lo que éste hiciera o dejara de hacer, se suponía que estaba bien sin pensar en él o sin verlo fuera del estudio de grabación… Se suponía…
Después de la grabación, ambos tuvieron un encuentro en la pequeña, pero cómoda área de descanso. No fue planeado, simplemente sucedió… Katsuya tenía la garganta seca, fue por una botella de agua y se encontró a Seto ahí. Pensó en salir silenciosamente y buscar agua en otro lugar, pero para ese entonces ya era tarde, pues Seto ya se había volteado y lo había visto.
—Yo… Yo… ¡Ya me iba!
—Si vienes por agua, simplemente tómala —suspiró el más alto, señalando hacia la mesa donde había varias botellas cerradas—. No puede ser que prefieras quedarte con sed con tal de no verme. Tu odio en serio es impresionante, Jounouchi.
Katsuya infló las mejillas y desvió la mirada. En ese tiempo no había hecho más que evitar a Seto y quedar como un tonto, como un niño pequeño que no termina su berrinche… Comenzaba a cansarse. En el fondo, el rubio sabía que a pesar de que su cuerpo se había alejado, su corazón no lo había hecho… No, ni un centímetro.
—No es que te odie o algo así —se atrevió a decir—. Creo… que te debo una disculpa —hizo una breve pausa—. La última vez que hablamos tal vez pareció que sí te odio —reconoció con cierta vergüenza.
—¿Sabes, Katsuya?
—¿Qué?
—Ya te lo había dicho antes, pero en verdad esperaba poder descansar después de esta serie —confesó una vez más con total tranquilidad—. No puedo decir que estoy triste o molesto por el hecho de que ahora tengamos que grabar una segunda temporada, pero tampoco estoy muy feliz que digamos.
—No entiendo… Si quieres descansar, ¿no deberías simplemente hacerlo?
—No es tan fácil como piensas —se acercó a agarrar una botella de agua al ver que el más bajo no lo hacía, luego se la pasó como si no hubiera ningún problema entre ellos y, sorprendentemente, las manos temblorosas de Katsuya la aceptaron—. Pero en verdad desearía que lo fuera… Quiero descansar de la actuación. Quiero dejar de actuar y ser el verdadero yo, estaría bien si pudiera hacerlo sólo una vez.
—Kaiba…
Continuará.