Capítulo 4.
Durante el ensayo, Katsuya mostró una habilidad increíble para adaptarse al guión a pesar de ser la primera vez que intentaba actuar una trama como la que se presentaba en el mismo. Cuando le preguntaron cómo lo hacía, él respondió que sólo se dejaba llevar, aunque la verdad era que ni siquiera él mismo sabía bien qué estaba haciendo. Para cuando llegó el día de la grabación, ya parecía tener más confianza y sus diálogos incluso salían de una manera más natural. Atem estaba feliz de ver a sus personajes cobrando vida poco a poco, mientras que el director aseguraba que la serie tendría mucha popularidad.
Una semana era el tiempo aproximado que los actores necesitaban para terminar un episodio completo. Un mes pasó rápidamente y los primeros cuatro episodios de la serie quedaron listos para su edición. En ese tiempo, Katsuya había logrado fortalecer su relación con los demás actores de la serie, exceptuando a Seto Kaiba y a Vivian Wong. No le interesaba mucho llevarse de lo mejor con la actriz de ojos color marrón, pero sí le frustraba un tanto sentir que no podía acercarse ni siquiera un poco al actor de ojos azules. Su mente incluso lo hizo pensar que tal vez el castaño tenía algo en su contra, pero todos le habían dicho que no, que simplemente Seto Kaiba era un hombre así de frío, muy diferente a como se había llegado a mostrar en algunas películas o incluso en la misma serie.
Cierto día, lo llamaron para pedirle que fuera al estudio y recogiera el guión del quinto capítulo. Cada vez sentía más cariño por “Tus poemas” y era un alivio que, después de haber terminado con la obra de teatro, ya podía prestarle más atención a su nuevo trabajo.
Después de recoger el guión, decidió ir inmediatamente a la sala de lectura. Era probable que los demás actores ya estuvieran ahí. Al pensar en eso, apresuró el paso y terminó chocando contra otra persona cuando dio vuelta en una esquina. El impacto causó que las hojas que sostenía la otra persona se cayeran hasta el suelo. Cuando Katsuya vio contra quién había chocado, los colores se le subieron al rostro y no supo qué hacer. Frente a él estaba nadie más y nadie menos que Seto Kaiba.
—Perdón, yo… —Al tampoco tener idea de qué decir, sólo se agachó rápidamente y empezó a recoger las hojas que pertenecían a Seto—. Fue un accidente. Iba con mucha prisa.
—Descuida —dijo el castaño, agachándose para ayudar también a recoger el guión.
—Debí tener más cuidado, en verdad lo siento.
—No pasa nada —intentó transmitirle algo de tranquilidad.
Al trabajar en equipo, no tardaron la gran cosa en terminar de recoger las hojas. En menos de tres minutos, el chico de ojos azules ya tenía su guión completo y en orden en las manos otra vez.
—Perdón —repitió Katsuya, sintiéndose como un tonto.
—Deja de preocuparte, ya todo está bien —aseguró el más alto, dejando que pasara un silencio que poco a poco se iba haciendo incómodo. Al ver que su compañero de trabajo era incapaz de seguir así, decidió volver a hablar—. Katsuya, sólo por curiosidad…
—¿S-sí?
—¿Cuántos años tienes?
—Dieciséis.
—Ah, igual que yo —comentó con una leve sonrisa, misma que pareció transportar al rubio a un mundo diferente en donde todo era maravilloso y perfecto—. Bueno, me tengo que ir ya.
—Claro, yo también… ¡Espera! ¡No! ¡No es verdad! —Reaccionó—. Yo no me voy, tengo que quedarme aquí… Quiero decir, no exactamente aquí, sino que tengo que ir a la sala de lectura y leer el guión para el próximo capítulo… Espera, ¿eso no se escuchó demasiado obvio? Ir a la sala de lectura y leer —rió un poco, con nerviosismo—. ¿Para qué otra cosa iría a la sala de lectura? El nombre lo dice todo… —Se rascó la nunca—. Eh… Yo… —Suspiró, temía estar quedando como un idiota delante del castaño—. ¿Dijiste que te tienes que ir? ¿No vas a ir a leer el guión con los demás?
—Es porque no puedo quedarme en esta ocasión, estudiaré el guión en casa. El director ya lo sabe —explicó, reprimiendo una risa suave que intentó escapar al ver cómo se comportaba el contrario—. Tengo que ir por mi hermano.
—Oh, ¡tienes un hermano! No lo sabía —parecía estar un poco menos nervioso—. ¿Es menor que tú?
—Sí, se llama Mokuba.
—¿A él también le gusta actuar? —No podía evitar sentir curiosidad.
—No, él realmente no está interesado en este mundo… —Hizo una breve pausa—. Aunque ha tenido diálogos cortos y apariciones pequeñas en unas cuantas películas.
—Qué interesante. Sería genial que lo trajeras al estudio alguna vez.
—Lo pensaré —prometió.
—Genial… Entonces… —Sus dedos comenzaron a aplastar su propio guión con un poco más de la fuerza necesaria, claramente los nervios estaban regresando a él—. ¿Nos vemos después?
—Sí, nos vemos.
—Está bien… Adiós.
—Hasta luego —y sin agregar nada más, salió del estudio.
Lentamente una sonrisa se dibujó en los labios del actor con ojos color miel. Aquella conversación había sido la más larga que había tenido con Seto hasta el momento, al menos fuera del programa y fuera de los personajes a los que debían interpretar delante de las cámaras.
Seguro de que no podría sacar aquello de su mente por lo que restaba del día, fue a la sala de lectura para practicar el guión con los demás actores. Todo parecía ir genial, el episodio avanzaba con buen ritmo y los personajes evolucionaban un poco, para bien o para mal, se enfretaban a un nuevo reto y… terminaba con un giro inesperado.
—¿Qué? —Susurró Katsuya, sin poder creer lo que estaba leyendo al final del guión. Su mirada pasó repetidas veces por encima de aquellas últimas líneas, preguntándose si su cerebro le jugaba o no una broma. El resto de los actores pronto se mostraron sorprendidos y algunos empezaron a reír para después comentar qué opinarían los expectadores respecto a esa escena. ¡Kazuo besaba a Ren!
Continuará.