Capítulo 6.
Katsuya pasó casi toda la noche despierto, practicando sus diálogos. Estaba demasiado nervioso como para dormir. Todas las escenas del guión que tenía entre sus manos eran definitivas, ya no pensaban hacer más cambios. No tardaban más de una semana para grabar un capítulo completo; eso quería decir que, inevitablemente, Seto Kaiba iba a besarlo en algún punto dentro de los próximos siete días. Su rostro se ponía rojo con sólo pensar en eso.
A la mañana siguiente, las cosas en el estudio se presentaron como un día de ensayo común. O al menos así fue hasta que Vivian Wong llegó. Ella era la única persona que parecía en verdad indignada por aquella escena final. Había reclamado un montón de veces ante el director, incluso ante Atem, pero ninguno cedió.
—¡No tiene sentido! —Se quejó una vez más delante de todos los actores, dejando caer su guión sobre la mesa más grande de la sala de lectura—. Kazuo está enamorado de Natsumi, ¿por qué besaría a Ren?
—Yo… tampoco estoy seguro —Katsuya intentó tranquilizarla—. Se supone que es cómico. Ren aconseja a Kazuo y él recupera su ánimo, después la emoción le gana y… sólo pasa. ¡P-pero después del beso sale corriendo a buscar a Natsumi! Su amor por ella no ha cambiado —suspiró—. Así que… yo no creo que haya más escenas así entre Kazuo y Ren.
—Creo que no entiendes. El problema aquí, novato, es que no debería haber ni una sola escena así entre ellos —soltó Vivian.
—Vivian, relájate. Y no le digas “novato” —la regañó suavemente otra de las actrices presentes: Mai Kujaku, una linda mujer de veinticuatro años de edad, con cabello rubio y largo, y con ojos color violeta, quien tenía el papel de la hermana mayor de Ren en la serie—. Katsuya se ha esforzado mucho desde que audicionó y creo que ha hecho un trabajo fantástico.
—Se lo agradezco mucho, señorita Kujaku —respondió un avergonzado rubio.
—No es necesario que seas tan formal conmigo —le sonrió—. Puedes llamarme por mi nombre.
—Muchas gracias… Mai.
Vivian bufó y salió de la sala de lectura. Ya le empezaba a quedar claro que, sin importar qué tanto detestara la idea de que Seto Kaiba besara a otro hombre, las cosas no iban a cambiar.
El actor castaño no tardó mucho en llegar al estudio y unirse a los demás en el ensayo. Los nervios de Katsuya crecían a medida que la lectura del guión se acercaba a la última parte, y por supuesto, la presencia de Seto no ayudaba en nada.
—“Está bien. Entonces, nos vemos después”.
—¡Oye, tonto! ¡Ese diálogo es mío! —Exclamó Vivian con fastidio.
—¿Eh? ¿Qué?
—Te saltaste tu diálogo —señaló Mai de una manera mucho más amable—. La parte que acabas de leer es de Vivian.
—Ah, es cierto… —El color rojo comenzaba a notarse en las mejillas del joven comediante—. Lo siento mucho. Me confundí.
—Ya podrías empezar a concentrarte —dijo la jovencita de ojos color marrón.
—Y tú ya podrías empezar a dejar en paz a los demás —se escuchó la voz seria de Seto—, lo que le sucedió a Katsuya fue un simple error que le puede suceder a cualquier otra persona.
Todos se sorprendieron al escuchar a Seto defender al otro actor de esa manera, en verdad era poco común que se comportara así. Vivian frunció el ceño, pensando en responder algo, pero Katsuya se adelantó.
—N-no, está bien… Lo que dice Vivian es verdad —suspiró—. Estaba distraído, lo siento. Debería concentrarme más.
—Aun así… —Ahora habló Mai—. Hay maneras para decir las cosas —volteó a ver a Vivian—. No sé si tienes algo en contra de Katsuya o no, pero lo único que has hecho es creerte más que él. Eso no está bien, Vivian. Katsuya también es un actor, también tiene experiencia delante de las cámaras. No lo trates mal sólo porque está intentando algo nuevo.
—Gracias… —Susurró el rubio, quien después alzó la vista hacia Seto—. También a ti. Me esforzaré más.
Después de la lectura del guión entre todos, Katsuya salió rápidamente de la sala sin decir nada y fue a lavarse el rostro. Seto no había reaccionado de ninguna manera al leer la escena del beso, mientras que él se había puesto a temblar. Si eso había sido únicamente la lectura, no quería siquiera imaginar cómo iban a ser el ensayo con las manos vacías y la grabación.
Recogió su mochila y empezó a avanzar hacia la salida, pero la voz de Seto Kaiba lo detuvo.
—¡Katsuya! ¡Espera! —Se acercó a él tan rápido como pudo y colocó una mano encima de su hombro.
Y el mundo pareció congelarse durante unos instantes. La mano de Seto estaba haciendo contacto directo con su cuerpo otra vez, como cuando habían estrechado sus manos al presentarse.
—¿S-sí?
—Te vas temprano hoy.
—Ah… Sí. Vendré hasta mañana para ensayar sin el guión.
—Oye… —Apartó su mano y se puso firme.
—¿Qué pasa?
—Estás haciendo un buen trabajo. No dejes que Vivian te siga mirando como lo hace —dijo con simpleza.
—Yo… —Desvió la mirada, pues hablar con Seto era algo que no dejaba de ponerlo nervioso. Era distinto a cuando Ren hablaba con Kazuo, incluso se podría decir que era lo contrario—. Gracias por lo de hace rato.
—No fue nada. Sólo recuerda lo que te acabo de decir.
—Lo haré —se animó a dedicarle una leve sonrisa—. Nos vemos.
—Adiós.
Katsuya salió del estudio y su sonrisa se extendió un poco más; de un momento a otro era como si no importara nada de lo ocurrido con Vivian. Se sentía feliz. Llevó una mano a su pecho, a la altura de su corazón, dándose cuenta de que el mismo estaba latiendo más rápido de lo normal.
Esa misma noche, Seto llegó a su casa justo a tiempo para la hora de cenar y conversó con su hermano. Le gustaba mucho su trabajo, pero también había veces en las que sentía que necesitaba más tiempo para poder pasarlo con su único pariente. No obstante, Mokuba era comprensivo y rara vez le hacía algún reclamo al mayor. Después de todo, no era como si nunca pudieran verse o salir a divertirse.
—¿Cómo estuvo tu día? —Le preguntó a su hermano, apartando un poco su largo cabello negro antes de empezar a comer.
—Fue… interesante —no sabía cómo explicarlo de otra manera—. Mis compañeros de trabajo tienen una especie de “chispa” que hace que los ensayos sean agradables.
—¿Ah, sí? —Su mirada azul grisácea se dirigió hacia el rostro pensativo del más alto.
—Sí… ¿Te gustaría acompañarme al estudio algún día? Así podrías verlo con tus propios ojos —sugirió.
—¿Lo dices en serio? —Preguntó emocionado—. ¡Eso sería genial, me encantaría!
—Qué curioso —el castaño lo miró fijamente—. Ya te había invitado antes, cuando trabajaba en otras series, y no te emocionabas así —comentó, mostrando algo de curiosidad.
—Es diferente. En esta serie estás trabajando con Katsuya Jounouchi. Lo sé gracias al anuncio con los nombres de todos los que pasaron las audiciones.
—¿Conoces a Katsuya Jounouchi? —Ahora el mayor estaba confundido.
—¡Por supuesto! —Sus ojos parecieron ganar cierto brillo al momento de responder—. Es realmente divertido, ¡podría verlo actuar un millón de veces y no me cansaría de reír! Y tú nunca me contaste que estabas trabajando con él —cruzó los brazos.
—Oye, tú nunca me preguntaste —soltó una leve risa, en realidad no tenía ninguna excusa—. No sé, ni siquiera sabía que te gustaba ese actor. Tampoco se puede decir que hablamos mucho acerca de mi trabajo —comentó.
—Sí, tienes razón —se rascó la nuca—. Bueno, sea como sea… Si voy contigo al estudio, ¡tengo que pedirle un autógrafo a Katsuya Jounouchi!
—Si me lo hubieras dicho antes, yo ya se lo habría pedido por ti.
—Oh, no. No iba a esperar hasta que tuvieras algo de tiempo libre para pedirte algo así. Además… Es más emocionante cuando uno mismo está cerca del actor al que admira, ¿no crees?
—Bueno, eso es cierto —hizo una breve pausa—. Entonces, está decidido. Me acompañarás al estudio la próxima vez que tengas la oportunidad.
—¡Fantástico!
Continuará.