Capítulo 8.
Debido al tiempo que habían perdido por culpa de Katsuya y su tonta idea de esconderse en su casa, no fue posible terminar con el ensayo de todo el episodio. Por un lado, el rubio se sentía aliviado por no tener que estar tan cerca del actor Seto Kaiba. Por el otro, al igual que el señor Pegasus, estaba bastante avergonzado. El director, a regañadientes, anunció que terminarían con el ensayo al día siguiente en la mañana y que darían inicio a la grabación ese mismo día en la tarde.
Los actores empezaron a salir del estudio poco a poco, algunos se detenían antes a ver a Katsuya e intentaban subirle el ánimo diciendo cosas como que el director “sólo estaba de mal humor”. Le parecía impresionante que no estuvieran molestos con él, eso era seguro. Pero también se sentía afortunado por contar con compañeros de trabajo tan amables. No iba a poder perdonarse fácilmente el haber sido tan egoísta después de eso.
—Katsuya —Anzu se acercó a su amigo y suspiró—, tenemos que hablar.
—Lo sé —se rascó la nuca—. Espérame con Hiroto, ¿de acuerdo? No tardaré mucho.
—Está bien.
La castaña salió del estudio, regresándole su espacio a Katsuya, quien avanzó hacia los baños y se lavó la cara. Notó lo decepcionado que estaba en la expresión que sólo pudo ver gracias a su reflejo.
—No puedo creerlo, Katsuya —frunció el ceño, comenzando a regañarse—. ¡Eres un idiota! ¿En qué rayos estabas pensando al decirle que te ponías nervioso al pensar en el beso entre Kazuo y Ren sólo porque ambos son hombres? —Se revolvió el cabello con algo de desesperación—. ¿Y ahora qué? Tal vez piense que eres homofóbico o algo así, tal vez piense mal de ti. ¿Qué vas a hacer? —Se quedó en silencio, como si la persona en el espejo realmente pudiera darle una respuesta.
—¿Estoy interrumpiendo?
Al escuchar la voz de Seto en el interior de los baños, Katsuya volteó de manera tan rápida y descuidada que casi se cayó.
—¡S-S-Seto! ¿Cuánto tiempo llevas ahí?
—No mucho —respondió con calma, avanzando hacia él—. Pero tal vez más del que te gustaría.
Se sonrojó. Eso quería decir que era probable que el castaño hubiera escuchado una parte importante del regaño que se había dado. ¿Por cuántas vergüenzas tenía que pasar ante él?
—Debes pensar que soy un tonto —quiso restarle incomodidad a ese momento, incluso intentó reír un poco.
—Para nada —aseguró el más alto antes de sonreírle—. Y descuida, tampoco creo que seas homofóbico.
—Ah… Eso… Tú… —Buscaba qué palabras decir—. No deberías hacerme mucho caso. A veces suelto tonterías al hablar conmigo.
—Qué curioso. Yo pensé que te tranquilizaría saber que no pienso mal de ti.
—Pues… Sí, tienes razón —su corazón de pronto se encontró invadido por una calidez muy agradable.
¿Por qué ese chico podía hacerlo perder el control de una manera tan sencilla?
Seto volteó a ver a Katsuya un par de veces mientras se lavaba las manos, quería saber la verdad. ¿Por qué su compañero de trabajo se ponía nervioso al pensar en la escena del beso? No podía comprenderlo. Si no era porque ambos eran hombres, entonces…
—¿Me dejarás saberla? —Preguntó.
—¿Eh?
—La verdadera razón por la que te pones nervioso —explicó—. Quisiera saberla.
—Es que… —Se mordió el labio inferior—. No puedo decírtelo, es muy vergonozoso para mí. Lo siento.
—Ya veo —hizo una breve pausa—. En ese caso, lo descubriré por mi cuenta tarde o temprano. No puedes escapar todos los días. En algún momento tendremos que grabar esa escena.
Para el más bajo no dejaba de ser increíble que Seto estuviera tan tranquilo. A pesar de haber dicho que nunca antes había besado a un hombre, eso no parecía importarle.
—Qué fácil es para ti. Tú no estás nervioso —susurró.
—Pues no. Como ya había dicho, sólo me pregunto si será extraño.
—Qué envidia. Me gustaría poder estar tan relajado como tú.
—Tengo que hacer un buen trabajo —comenzó a caminar hacia la puerta—. Tú también —dijo antes de salir.
Katsuya se quedó pensando en esas palabras un momento. Seto en verdad era todo un profesional. Debía hacer lo mismo que él, concentrarse, ver las cosas como el actor que era. Seto iba a besarlo antes de que terminara esa semana… No podía hacer nada para evitarlo…
“Olvídate de que es tu primer beso, tienes que hacer un buen trabajo”, pensó antes de finalmente salir del estudio y subir a la camioneta donde Anzu y Hiroto lo estaban esperando.
—Sí que te tomaste tu tiempo.
—Perdón, Anzu.
—¿Puedo saber qué estabas haciendo esta mañana? Hiroto sólo me dijo que te estabas escondiendo.
—¿Puedes regañarme después? —Preguntó seriamente.
—¡Katsuya! —Se quejó la chica de ojos azules.
—No sé si esto sirva, pero… No volveré a hacer algo como lo que hice hoy. Lo prometo —se acomodó mejor en el asiento—. A partir de ahora, me concentraré más y haré un buen trabajo.
Al día siguiente, Seto llegó temprano al estudio. ¡Pero no estaba solo! Su hermano Mokuba iba con él. El pequeño pelinegro se veía bastante emocionado por tener la oportunidad de ver al actor Katsuya Jounouchi y hablar con él frente a frente.
—Muchas gracias por traerme, Seto.
—Gracias a ti por acompañarme —le revolvió el cabello con cariño—. Podemos ir a cenar cuando termine con el trabajo de hoy.
—¡Claro!
El estudio no tardó mucho en llenarse con los demás actores, mismos que se detuvieron a mirar a Mokuba con ternura y a hacerle un par de preguntas a Seto… Como si el menor de los hermanos Kaiba no fuera capaz de contestar por su cuenta.
Los ojos del pelinegro brillaron cuando vio a Katsuya entrar por la puerta principal. Sin decir nada, se levantó de donde estaba y se acercó al rubio, corriendo tan rápido como pudo.
Continuará.