POV Suga:
Me habían "regañado" por lo del nuevo, ese tal Dae Woong. No se por qué me echaron a mi la culpa de que se cambiara de empresa, yo no tenía nada que ver, a mi poco me importaba lo que decidiera hacer ese mocoso.
Hablando de mocoso, estaría necesitando de su dulce tacto en estos momentos.
Jiminnie, ¿donde estás?.
Salí del ascensor y me encaminé hacia el comedor en donde había dejado al chiquillo con su almuerzo.
Divisé su cabellera, era imposible no distinguirlo.
Espera!, ¿Con quien estaba platicando?, no podía ver claramente pero sabía que había alguien mas allí.
Cuando me acerqué pude ver de quien se trataba.
-¿N..a..na?-. Mi voz salió extraña hasta para mi.
Jimin se dio la vuelta. Su rostro tenía una sonrisa pegada. Era ella. Lo sabía, estaba seguro que aquella vez también era ella.
-Yoongi-ah!~-.
Se levantó y caminó hasta mi petrificado cuerpo. Me rodeo con sus brazos. No podía corresponderle, quería hacerlo, pero permanecí estático. Un conjunto de emociones me envolvieron. Yo debería odiarla por no explicarme nada, por marcharse así como así, pero también estaba esa Nana de hace tres años que era mi amiga, mi compañera de tragos, de charlas interminables, la chica que me ayudaba con mi música, que era sumamente importante para mi.
-Era ella-. Susurró Jimin con una gran sonrisa.
Se separó lentamente de mi cuerpo. Se veía distinta. Incluso su aura. Ella no era mas una niña, ahora parecía una mujer, su cuerpo, su vestimenta, su manera de moverse, de caminar, todo había cambiado.
-¿Por qué te quedas así?-. Preguntó y volví en mi.
Sacudí mi cabeza y clavé mi vista en sus ojos.
-Realmente eres tu...-Hice de mis pensamientos palabras.
-Lo soy-. Volvió a sonreír.-¿No me dirás que me extrañaste?, yo realmente lo hice-.
Tomé sus muñecas y la aparté de mi cuerpo.
Su piel era suave. No la recordaba de este modo. Su perfume seguía siendo el mismo, era dulce.
-Yo debería odiarte...-.Murmuré y luego de soltar sus muñecas me encaminé a la silla al lado de Jimin y me senté.
Crucé mis piernas junto con mis brazos. La miré fijamente e hice una seña con mi cabeza hacia la silla frente a nosotros.
-Apoya tu trasero ahí, tienes que darnos algunas explicaciones-. Solté seco.
Jimin puso una de sus manos en mi muslo, por debajo de la mesa, y apretó suavemente.
Ahora me iba a escuchar.
Ella sonrió y se encaminó rumbo a la silla.
Quería golpearla. ¿Por qué había hecho eso en aquel entonces?.
-Estoy lista para el interrogatorio-.Soltó con autosuficiencia y luego de cruzarse de piernas y brazos al igual que yo, volvió a curvar sus labios.
-¿Donde estuviste?-. Comencé atacándola.
-En EEUU, comencé con mi carrera de modelo allí, fue difícil pero conseguí ganar mi propio dinero-. Sonaba convincente, no había ningún gesto en su rostro que me advirtiera de algún tipo de mentira.
Posé una de mis manos en mi mentón y con uno de mis dedos comencé a dar pequeños golpesitos.
-Hagamos como que te creo, entonces... ¿Por qué te fuiste?-. Esta era la pregunta que quería hacerle.
-Porque...-. Sus ojos huyeron cobardes de mi mirada, ese era el punto. Ahí estaba la mentira. Cualquier cosa que soltara sería algo inventado.-Yo quería ser modelo...tu lo sabías...yo aquí en Corea no tenía esperanza-. Su voz era firme.
Pero estaba seguro que había algo más.
La situación era tensa, el ambiente se había vuelto pesado.
-Hyung!, deja el interrogatorio!, tenemos que celebrar que ella está devuelta!-. Jimin me quitó de mi transe y meditación.
-Está bien!, Seguiré haciendo como que te creo!-. Respondí y me giré para observar a Jimin.
-¿Vamos?, nosotros tenemos un asunto pendiente-. Solté y pude notar la vergüenza atravesar su rostro.
Tu jugaste sucio primero Park Jimin, ahora jódete.
-¿Y yo?-. Ella interrumpió mis pensamientos y me giré a observarla.
-Si no tienes nada que hacer, podemos cenar juntos, los chicos no están en el departamento, todos fueron donde sus familias, solo estamos Jimin y yo-. Propuse y tanto ella como Jimin tenían una sonrisa de oreja a oreja.
Parecía haberles gustado el plan. Quizás con unas copas de más, podía sacarle a la fuerza la verdadera razón por la cual ella se había marchado.
POV Jimin:
Estaba feliz, la idea de Hyung era lo que yo esperaba. Quería pasar mas tiempo con ella, realmente hasta que la volví a ver no había notado lo mucho que me hacía falta su presencia. Necesitaba hablar con alguien de mi relación con Hyung, con alguien con quien ambos tuviéramos confianza, ella era ideal para eso.
Luego de cruzar algunas palabras mas, para el plan de lo que haríamos en la noche, nos marchamos con Hyung hacia un supermercado para poder comprar algunas cosas.
-Hyung... ¿que sentiste al volver a verla?-. Pregunté mordiendo mi labio inferior.
…l miraba la carretera.
-No lo sé...es extraño, ella no es la misma que cuando se marchó...además no le creo ni un poco su historia-. …l tenía las mismas dudas que yo.
Humedeció sus labios.
No hagas eso Yoongi!, no aquí en medio de la carretera!.
¿Por qué me distraigo tan fácil del tema de conversación?.
Sacudí mi cabeza.
-¿Incluso estás pensando en follar cuando estamos hablando de un tema serio?-. Preguntó y me tensé.
¿Desde cuando leía mis pensamientos?, tragué saliva.
-Leo tus pensamientos desde que eres tan putamente predecible Jimin-. Contestó y volví a estremecerme.
-¿Como haces?-. Pregunté.
-No lo sé-. Sonrió.-Pero quizás sea porque yo también vengo pensando en como metertela-.
Era tan sucio cuando se lo proponía.
Me encantaba.
-Luego el pervertido soy yo-. Contesté y lamí mi labio inferior. -Aparca el coche-. Ordené.
…l no lo dudó y nos metió rápidamente en el estacionamiento del supermercado. Estaba oscuro y no parecía haber nadie. Nuestros vidrios eran polarizados, iba a estar bien. Un rapidito no le hacía mal a nadie.
Quitamos nuestros cinturones. …l movió su asiento hacia atrás.
Rápidamente me subí a horcajadas sobre él.
-Me calientas tan rápido-. Susurré cerca de sus labios.
Llevó sus manos a mis caderas y comenzó a moverme sobre él. Lo ayudé y el vaivén se hizo cada vez mas rápido. Estaba muy excitado.
Su respiración era pesada. Mis manos estaban en su rostro. Nos mirábamos fijamente, no nos besábamos, ambos respirábamos con los labios apenas separados. Nuestras frentes estaban pegadas.
-¿Te gusta sentirme..?-. Gemí.
-Me encanta...déjame meterla Jiminnie-. Susurró jadeando.
Oh si!, Min Yoongi, tu siempre con las palabras justas para hacerme enloquecer.
Me moví hacia el asiento de acompañante en el que antes me encontraba con anterioridad y quité rápidamente mis pantalones junto con mi ropa interior. Hyung metió dos dedos a su boca, mientras me devoraba con la mirada. Era tan sexy.
Se cernió sobre mi.
-Jiminnie...-. Susurró cerca de mis labios.
Apreté mis párpados al sentir sus húmedos dedos en mi entrada.
¿Hace cuanto tiempo no era yo el de abajo?.
Entró y solté el aire que contenía. Lo extrañaba.
-Mírame-. Gruñó sobre mi.
Abrí mis ojos. …l tenía un pequeño rubor en sus pómulos. Llevé una de mis manos a su mejilla y delinee su mandíbula con mis dedos.
¿Realmente nos habíamos convertido en esto?¿Realmente esto estaba sucediendo?. No podía parar de pensar en que era lo mejor que me había pasado.
Pasé mi dedo índice por sus labios.
Eres mio. Tu boca es mía. Tu mirada es mía, incluso las gotas de sudor que hacen acto de presencia en tu frente son mías.
Luego de unos movimientos en mi interior, quitó sus dedos y posicionó su miembro en mi entrada.
Exquisito. Su tacto era mi perdición.
Atrapó mis labios. Suave, dulce, lento.
Su cuerpo y el mio iban uniéndose de a poco. Dolía, pero era él y no me importaba que doliera, sabía que luego de unos segundos el dolor sería placer.
Entró completamente en mi y dejé escapar un suspiro.
Nos separamos y nos observamos fijamente.
Quería decirle cuanto lo amaba.
No podía aguantarlo.
Siempre tenía el impulso y la necesidad de decirle cuanto lo quería, cuanto amaba estar a su lado, sentir su respiración cerca de la mía, tomarnos de las manos. Todo momento con él era amor, para mi.
-Yoongi..-. Susurré, entró en mi y volvió a salir. Un gemido se me escapó. En el acto sexual siempre lo llamaba por su nombre, me gustaba que fuera así.-Te amo...-. Lo solté y lo miré fijamente, esperando algún tipo de respuesta.
Sonrió. Fue apenas una mueca, pero lo noté.
Se acercó a mi rostro y unió nuestros labios. Esa era su respuesta y aunque no fueran palabras, yo estaba complacido por ese simple acto.
Esa muestra de afecto, solo eso me bastaba para entender su corazón y sentir su calidez.
Entró y salió de mi interior cuantas veces quiso. Pero no fue brusco. Había deseo, pero no era solo deseo sexual, había amor. Había lentitud y sensualidad en los movimientos. Había sentimientos.
Acaricié su espalda cubierta por prendas, a mi antojo.
Apreté de manera fuerte sus ropas al rozar ese punto de placer. Estaba llegando.
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