Namjoon, había pactado una cita conmigo y la desconocida en un hotel. Fuimos juntos, él habló con Jimin, cuando los chicos llegaron con comida a la empresa, pero no tenía la menor idea que era lo que habían dialogado, seguramente, Jimin, le pediría algo a cambio, como hice yo para guardarle el secreto, pero: ¿qué habrá sido?
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Miré en un movimiento guiado por mi nerviosismo el reloj, eran cerca de las 23:00 pm, moría de la intriga por saber quien era aquella mujer, ¿será la misma que observé la noche anterior sin ropa?, ¿Jimin, habrá pedido lo mismo?...., me golpee levemente mi sien con la mano, manteniendo mis ojos cerrados, quería sacar a ese mocoso de mi cabeza de una vez por todas.
—Ya está en la habitación —habló la persona que estaba a mi lado y me sacó de todo estúpido tipo de pensamiento que hubiera estado teniendo, mis nervios aumentaron en cuanto procese lo que me había dicho.
—¿Es seguro que no va a salir a decir nada?, sabes que sería un problema para el grupo y la empresa; y sabes más que nadie que detesto con todo mi ser los problemas que generan dolor de cabeza —hablé seriamente.
—No será un problema, este tipo de chicas no son un problema siendo nosotros —contestó.
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—Como tú digas —solté sin ánimo, me moría por preguntarle que le había pedido Jimin, pero sonaría muy extraño así que me limité a solo no hacerlo.
El ascensor en el que íbamos se detuvo al igual que mi respiración, sí, debía admitir que hasta mis manos comenzaron a sudar de los nervios que sentía, había pasado mucho tiempo desde la última vez que había tocado o siquiera mirado a una mujer con la que tuviera algún tipo de intención sexual, no es que no tuviera necesidades, solo que prefería enfocarme en lo que consideraba importante: mi trabajo.
—Hasta aquí te acompaño—dijo un, Namjoon, con una cara totalmente pervertida —.Espero que lo disfrutes —soltó y noté como mi cara estaba ardiendo, . Quería matarlo por sus estúpidos comentarios, pero no había tiempo para ello, incliné mi cabeza con mi común rostro de indiferencia despidiéndome de él y me encaminé hasta el cuarto donde me encontraría con la que para mi era una enigmática mujer.
Levanté mi vista hacia el número color plateado en la puerta, 246, estaba seguro que ese era el número que me había dicho Namjoon, dudé apenas unos segundos y deposité el dorso de mi mano dando pequeños golpes.
Escuché a alguien del otro lado de la puerta y esperé a que la persona del otro lado girara el cerrojo y luego el picaporte para así poder separar la distancia y barrera que marcaba aquella puerta de madera entre nosotros.
Lentamente dejó a la vista todo su ser; debía admitir que esa mujer era hermosa, su piel era sumamente pálida, incluso podría decir que más pálida que la mía, su cabello era color castaño, lo llevaba suelto y llegaba hasta su cintura, tenía algunas ondas en él y era completamente brilloso, su cuerpo era delgado; pero no tanto como para hacer desaparecer sus curvas, las cuales me era difícil no dejar de observar, tenía un cuerpo sumamente excitante para cualquier hombre, incluso para alguien tan indiferente a la vida como lo era yo. No tenía dudas en que, Namjoon, sabía elegir mujeres.
—Pasa —dijo con una dulce y a la vez débil voz, ya estaba logrando que me sintiera atraído a ella.
Comencé a caminar al interior de aquella habitación y ella cerro la puerta detrás de mí. El lugar era amplio y sumamente lujoso, , ~Claro, como tú ~ dijo mi subconsciente, el cual callé de inmediato.
Me di la vuelta y ahí estaba ella, con apenas un pequeño vestido de seda, era hermosa, ni siquiera traía ropa interior o al menos en la parte de arriba, ya que aquel pequeño y suelto vestido de tirantes bailaba en su cuerpo con su caminar, como si su piel por debajo de aquella tela estuviera completamente desnuda.
Yo traía puesta mi tan común chaqueta de cuero negra, una simple camiseta y unos pantalones rasgados. Rápidamente me quité la campera y las zapatillas que traía puestas, quería hacerla mía, quería tocarla, quería besarla; sus labios eran finos y delicados, pero en su pequeño rostro se veían gruesos; sus ojos eran de un color café profundo, amaba el color que tenían, ella era hermosa en su totalidad, mi cuerpo se sentía por completo atraído a ella.
…sta comenzó a caminar hacia mí, ambos nos mirábamos mutuamente, ella me estaba volviendo loco, estaba volviendo loco a mi cuerpo; levantó su mano y me empujó hasta que caí sentado en la cama con mi mirada perdida en su rostro mientras ella se hincaba sobre mí, la cercanía de nuestros cuerpos me estremecía pero no me hacía sentir tan nerviosos como con Jimin. , me dije a mí mismo e hice a un lado esa comparación absurda.
Ella, tomó mi rostro con ambas manos y se acercó lentamente a mis labios, cuando apenas los rozó pude notar con mi sutil olfato un perfume que reconocía, estaba seguro de haber sentido ese aroma antes; pero había algo que me impedía saber de dónde provenía mi recuerdo de tan embriagadora fragancia.
Alejé nuevamente esa extraña sensación y la besé; sabía delicioso, sabía a algo que ya había probado antes, pero estaba seguro con mi vida que jamás había estado ni a dos metros de esta mujer, volví a alejar esas extrañas sensaciones y proseguí besándola, era evidente que me seguían gustando las mujeres, mi cuerpo estaba totalmente de acuerdo, nuestro roce me estaba excitando por completo.
No aguanté más y la tomé por las caderas volteándola en la cama para poder tenerla a mi disposición, eso me generaba un placer y un poder que nadie podría comprender jamas, el sentir que tienes a alguien de este modo, suplicando que lo toques solo con la mirada era lo mas excitante para mí, el pensar que tengo el control en este tipo de situaciones me hacía experimentar magníficas sensaciones.
Ella mordía su labio inferior, no sabía exactamente porque ella me generaba esa extraña sensación familiar; pero lo que más importaba era que la sensación que me daba no era mala, todo lo contrario, me llevaba a querer hacerla mía con más ansias.
Me quité rápidamente la camiseta, quería hacer esto cuanto antes, ya no aguantaba más, sentía que dolía en mi masculinidad, de tanto tiempo que me estaba demorando en besarla y acariciarla.
Quité, con su ayuda, el suave vestido que la cubría y como pensaba ella ya no llevaba su ropa interior, había estado esperando por mí; seguro ,Namjoon, le había dicho algo así como que era un holgazán y no me gustaría demorarme mucho tiempo en quitar la ropa, etc, .
Ella llevó sus manos al botón de mi pantalón y en un ligero pero efectivo movimiento lo quitó de mi cuerpo dejando a la vista solo mis bóxer color negro, ella sonrió vaya a saber porqué y volvió a acostarse ya que con mis besos la fui reposando nuevamente sobre la cama.
Acaricié todos los rincones de su cálido y suave cuerpo, era hermosa y no me cansaría de decirlo, su piel era sutil, lisa y perfecta, pero lo que la hacía completamente hermosa era el aroma que llevaba consigo, lo tenía por toda su longitud y no me cansaba de inhalar tan bello perfume. Besaba con deseo su cuerpo mientras ella acariciaba mi espalda.
Ella mordió levemente el lóbulo de mi oreja y no me contuve más, en un rápido movimiento me separé de ella, quité lo que me quedaba de ropa interior y tomé un condón que guardaba en mi pantalón, me lo coloqué y volví hacia ella.
Sus apenas abiertos labios color carmesí y sus ojos suplicantes me rogaban que la hiciera mía y eso haría, introduje mi masculinidad en su interior y gemí en respuesta al igual que ella. Mi cuerpo extrañaba esta sensación, el como sentir que algo rodea aquella parte que me hace hombre, la fricción de nuestros cuerpos, lo húmedo y cálido que se sentía, todo ello lo extrañaba.
No me moví los primeros segundos, ya que quería primero sentir en todo mi esplendor la sensación que la unión de nuestros cuerpos me propiciaba, luego volví mi mirada hacía su pequeño rostro, apoyé ambos codos a su lado y ella instintivamente enredó sus piernas en mi cintura dando un mejor ángulo, uno que se me hacía mucho mas placentero.
Comencé a moverme, primero lentamente, amaba la sensación que el salir y entrar en ella me generaba, luego comencé a hacerlo más rápido, mi cuerpo me lo pedía, su rostro me lo pedía, sus ojos color café, que llevaban un libidinoso brillo que se dejaba ver apenas por la tenue luz de la habitación, me lo pedían.
Gemidos y jadeos además del constante choque de cuerpos se abrían paso haciendo eco en toda la habitación, lo estaba disfrutando y ella también, no se hacía evidente el hecho de que hacía años había tenido mi último encuentro con una mujer, claro, todo antes de debutar con BTS.
Ella me empujó levemente y entendí que era lo que quería, dejándola llevar a cabo aquello que me había pedido solo con la comunicación de nuestros cuerpos.
Sinceramente, esta mujer había logrado con su dulce y adictivo aroma enloquecerme al punto de querer hacerle millones de cosas.
Empezó a moverse encima de mi cuerpo, estaba a horcajadas sobre mí, sus movimientos eran perfectos; ella sabía como debía moverse con seguridad, ella tenía experiencia en éstas cosas, ni siquiera sabía su edad, pero estaba seguro de que una colegiala no era.
Sentí un pequeño ruido a un lado de la habitación y me sobresalté apenas, ¿qué había sido eso?, ella no le tomó importancia, seguía con las manos en mi abdomen entrando y saliendo de mí, mientras inclinaba apenas hacía atrás su cabeza y gemidos constantes salían de sus labios.
Mis manos estaban en su cintura, ella comenzó a moverse más rápido haciéndome olvidar por completo de aquel ruido, dirigí mi atención a ella y la tomé fuertemente de la cintura para hacer aún mas rápidos y certeros sus movimientos, ya estaba llegando cuando ella soltó algo que me dejó completamente confundido.
—Sal —dijo y no entendí a qué se refería, hasta que volví a notar ruidos hacia un costado de la habitación, me voltee a ver mientras ella seguía moviéndose encima de mi cuerpo.
Mis ojos no podían creer lo que estaba viendo, quedé inmovilizado, petrificado, mi cuerpo estaba totalmente estático.
Agitado por la acción que estaba llevando acabo apenas pude pronunciar la pregunta que quería hacerle a esa persona que se encontraba viendo toda esta situación.
—¿Q...qu...qué se supone que haces aquí? —cuestioné entre jadeos, mi respiración era irregular, estaba llegando.
Aquel al que le hablé sonrió ladinamente, mientras tocaba su cuerpo desnudo, una imagen que jamás pensé que vería, él estaba viendo como follaba con una mujer mientras se tocaba a sí mismo, estaba loco, moralmente lo estaba odiando, lo quería matar; pero no podía mentir, estaba completamente excitado ante esa escena.
¿Por qué me excitaba el ver como el asqueroso de Jimin, se tocaba mientras veía como tenía sexo con una desconocida?, realmente me estaba volviendo loco.
Jimin, comenzó a acariciarse a una velocidad más acelerada, yo no pude evitar hacer lo mismo con aquella mujer, pero mis ojos no estaban en ella, estaban de lleno en Jimin y en ese preciso momento lo único que pasó por mi mente fue el aroma que me atrajo de esta mujer, ese aroma...¡era de Jimin!, no cabía la menor duda.
Y terminé dentro de ella, Jimin también terminó, solo gemidos inundados de placer sonaron en toda la habitación.
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