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Love does not choose.(YoonMin)EDITANDO por Selenebts

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POV Nana:

Sabía lo que sucedería.

Caminé tropezando hasta esa gran puerta azabache, la cual siempre erizaba mi piel por completo.

Fui directo a la boca del lobo. Pero lo merecía, debía pagar por mi estupidez, por creer que me dejarían en paz si solo los separaba, si solo me acostaba con ellos.

No lo quería hacer, nunca quise hacerlo.

Yo los quería, los quiero. Son mis amigos, ellos confiaban en mi y me abuse de ello. Creí que salvando mi pellejo estaría salvandolos a ellos también, pero no fue así.

No tenía retorno. Por mas que corriera, él me encontraría y destrozaría mi alma como hace tres años.

Él me buscaría, inclusive bajo tierra.

Mis piernas temblaban.

Jimin, te juro que lo siento. Perdóname, Yoongi. Aunque no lo entiendan nunca, aunque me odien por el resto de sus vidas yo los seguiré queriendo, los seguiré recordando del modo en que lo hacía antes de irme de aquí.

Mis manos sudaban.

Maldije mil veces luego de hacerles beber ese café. No tuve tiempo de impedir nada.

Luego de eso llegaron aquellos dos aprendices, ellos solo buscan ganar un lugar en el asiento de los famosos, ellos solo quieren dinero y poder.

A ellos no les importa ver sufrir a la gente.

Usan a las personas hasta que se cansan, al igual que su jefe.

Cuando vi a Jimin mi corazón se destrozó, ese hijo de puta se aprovechó de él. Se aprovechó de que me había marchado de la habitación e hizo lo que quiso a su antojo.

Cuando le pedí perdón a Yoongi, yo ya lo había decidido, yo ya tenía en claro que no los hundiría, que no le entregaría las fotos a ese hijo de puta; no lo haría. No arruinaría un amor, el amor que alenté a que surja tiempo atrás.

Era lo único bueno del final de mi historia.

Había amor. Había un lazo que parecía hacerse fuerte. Una lazo duro e irrompible. Algo que yo cree, algo en lo que tuve algo que ver.

Sonreí. Las lagrimas se acumularon en mi.

Los amo. Por su felicidad me echaré al piso. Por su amor y el mio hacia ustedes dejaré que me mastiquen y me escupan una vez más.

Solo una vez. Luego ya no volverá a pasar. Me encargaré de ello, me encargaré de desaparecer y esta vez, será para siempre.

La gran puerta crujió.

-Por fin llegaste, él te estaba esperando-.

Asco.

Asentí levemente y di pequeños pasos al interior de la gran oficina.

Odiaba el olor de este lugar. Tabaco. Alcohol. Malos recuerdos.

La gran silla tras el escritorio se giró.

Una sonrisa apareció en su rostro.

Quería vomitar.

-Vete-. Movió su cabeza hacia la puerta.

No hablaba conmigo, pero aún así él mantenía sus sucios ojos sobre mi.

-¿Yo?-. Preguntó a mi lado aquel aprendiz.

-Si, tú-. Exclamó su voz rasposa y profunda.

Escuché pasos torpes y un portazo.

Ese último sonido era el que me alertaba de que ésto recién comenzaba.

La silla crujió y él se levantó. Podía percibir cada paso de su parte en mi dirección.

Mi cuerpo se sentía mareado. Vomitaría.

Llegó hasta estar frente a mi. Pude ver sus relucientes zapatos color negro pisando fuertemente el suelo.

-¿Tienes las fotos?-.

Asco. No respondí. Apreté mis manos.

-Levanta la cabeza, deja de mirar mis putos pies, ¡Te estoy hablando!-. Gritó y me estremecí.

Sujetó mi rostro y me obligó a mirarlo.

-Las fotos...-. Habló molesto, sabía que era impaciente, pero ya nada me importaba.

Tenía miedo. Pero sabía que nadie me salvaría.

-No las tengo...-. Mi voz era apenas audible.

-¿QUE?!-. Gritó y apreté mis párpados.-Repitelo-.Exigió estrujando mi cuello.

-N..n.no... las tengo, se las di ...a ellos...-. Apenas podía articular alguna palabra.

Dolía. Pero lo merecía, ¿verdad?.

Había hecho mal. Había actuado mal y éste era mi castigo.

Sentí mi cabeza palpitar, mi estomago revolverse y todos mis músculos entumecidos.

Estaba en el suelo.

Mi cuero cabelludo dolía y en ese momento pude entender que él estaba frente a mi jalando de mis cabellos para que volviera a levantarme. No podía, mis piernas fallaban.

Mi mejilla comenzó a picar.

Otra vez.

Bruscamente mi rostro se giró hacia un costado.

Y otra vez.

Lo aguantaré.

Lo he hecho antes. Puedo hacerlo ahora.

Una más.

Tiró de mi y sentí frío.

Tantee con mis manos. Era el escritorio.

Mi rostro estaba siendo aplastado sobre madera fría.

Apenas abrí mis ojos.

-Me las vas a pagar putita...-.

Escuché el sonido de la hebilla del cinturón. Volví a cerrar mis ojos.

Deseaba morirme en ese momento. Deseaba que me matara, que acabara conmigo. Nadie detendría ésto, nadie vendría a salvarme.

Separó mis piernas. Tiró mi cabello.

El dolor físico no es nada comparado con el dolor del alma.

Y mi alma estaba destruida, incompleta, hace mucho tiempo.

Las lagrimas se escurrían por mis ojos. No quería llorar frente a él, pero no podía evitarlo, ellas solo escapaban de mi.

Apreté mis párpados lo mas que pude, para luego solo dejarme hacer.

No había forma en la que escapara y ya no valía la pena poner resistencia.

Hizo lo que quiso con mi cuerpo.

No importaba, yo no estaba ahí. Mi mente estaba en otro lado.

Esta sería la última vez.

Luego de esto ya no habría mas Nana.

Ya no dañaría a nadie, ni haría sufrir a nadie.

No sabía exactamente cuanto tiempo había pasado pero estaba aún sobre esa fría madera.

Volví a escuchar el sonido metálico de la hebilla y supe que había terminado.

-Vete...ve y haz lo posible por conseguir evidencia de esos dos jodidos hijos de puta, sino tus putos vídeos saldrán a la luz y nunca en tu puta vida serás modelo-.

Videos que tu hiciste. Todo lo que hiciste fue dañarme, desde el primer momento.

Lentamente comencé a mover mi cuerpo.

Dolía todo dolía. Observé mis muslos. Un hijo rojo bajaba lentamente desde allí.

No lo observé. No iba a hacerlo, no quería que lo último que mis ojos vieran fuera la cara de ese infeliz.

-Ponte algo en el rostro, no quiero que los empleados digan que trato mal a mis aprendices-.

Me giré luego de acomodar mis prendas. Mis manos temblaban. No me permitiría llorar frente a él, pero las lagrimas eran rebeldes.

Caminé hacia la salida cubriendo mi rostro. Coloqué una gorra en mi cabeza y un cubre bocas.

Salí de aquel lugar y comencé a caminar por los pasillos.

No volveré, no lo haré.

Ya no más.

-¿Señorita Nana?,¿se encuentra bien?-. Levanté mi vista. Era la señora que limpiaba.

Tu no puedes ayudarme, tampoco puedo hundirte. No lo haré.

Asentí con mi cabeza y ella sonrió.

Llegué a la salida y respire todo el aire fresco que pude.

Mi piel ardía.

Tomé las llaves del automóvil entre mis manos y caminé rumbo a el.

+++

Abrí el grifo de la ducha y solo dejé que el agua lavara mi cuerpo. Estaba tibia, quería quitar las manos de ese hombre de mi cuerpo, pero no había manera, lo sentía recorriéndome por todas partes, como un maldito gusano que no te puedes quitar, un asqueroso y gran gusano.

Caí al suelo y rodee mis piernas con mis brazos.

Miraba la nada misma. Mi piel estaba morada. Mi cuerpo estaba deshecho.

Jimin por favor. Espero no hayas sentido esto. No se lo deseo a nadie. Por favor perdóname si no he llegado a impedirlo.

Las lágrimas caían, se lavaban con la lluvia de la regadera y se perdían en el drenaje.

Mi cabeza dolía. Una punzada en mi intimidad me hizo retorcer.

¿Aún había sangre allí?.

+++

Estaba tumbada en la cama, mi cabello estaba mojado y mi débil cuerpo envuelto en una bata de baño.

Un sonido hizo que abriera mis ojos repentinamente.

Temblé.

¿Quién llamaba a la puerta?

Volví a cerrar mis ojos. Necesitaba paz. Necesitaba descansar. No quería mas dolor.

Era insistente. No dejaba de tocar.

Removí mi cuerpo y dejé que mis pies pisaran el frío suelo.

Coloqué mis pies dentro de las pantuflas y los arrastré hacia la entrada.

Me elevé en puntillas y observé a través del pequeño visor.

-¿Jim....Jimin?-. Tartamudee y torpemente tomé las llaves entre mis manos.

Quería pedirle perdón. Arrodillarme si fuera necesario. Era mi oportunidad.

Sin pensar siquiera en nada di dos vueltas a la llave y giré el pica porte.

Estaba con un abrigo color negro cubriendo su cuerpo y traía un cubre bocas.

Sus ojos se abrieron de par en par al verme.

Y ahí lo recordé.

Mis golpes.

Los había olvidado por completo.

-Nana!-. Exclamó y levantó una de sus manos en mi dirección.

Me alejé.

-No debería haber abierto...-.Susurré tomando nuevamente el pica porte entre mis manos.

Quise cerrar la puerta pero él la empujó y se adentró.

-¿Por qué...-. Hizo una pausa, sus ojos se veían desorbitados y sorprendidos.-¿Quien...?-. Su voz se desvanecía.

-Es mejor que no estés aquí...Yoongi-.

-Él no lo sabe-. Me interrumpió.

¿No lo sabe?.

-No me iré-. Caminó en mi dirección y volví a retroceder.

Cerró la puerta tras de él.

-No me iré hasta que me digas que es lo que está pasando, por qué tu rostro...-.

Miraba mis marcas.

Desvié la mirada.

No quiero meterte en mas problemas. No puedo ni debo meterte en más problemas.

Notas finales:

AKSDMNIOWND D:

No se ustedes, pero yo les dije que me daba penita Nana, es amor y odio lo que siento por ella :''v

Gracias por leer :)

No se que sucede con mi extremada inspiración D:

Saludosssss *3*

^^Selene


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